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Panamá, Año VIII, No. 216
12 al 81 de abril de 2009
Luego de casi quince días de mantener a la ciudadanía en ascuas respecto al caso de la doble nacionalidad y la pérdida de los derechos ciudadanos de Bosco Ricardo Vallarino, el Tribunal Electoral (TE), en fallo unánime, acaba de “descubrir” que “no tiene competencia para determinar la nacionalidad y los derechos ciudadanos de Bosco Vallarino.” Por su parte, el Fiscal Electoral, quien había solicitado la inhabilitación de dicho candidato, remitió el mismo día y poco antes de la sentencia una solicitud al TE para que desestimaran el caso.
Si el Tribunal Electoral carece de dicha competencia, eso significa que la nacionalidad y derechos ciudadanos de todos panameños están inmersos en un limbo jurídico. También significa que en las próximas elecciones un ciudadano alemán, que ni tan siquiera hable castellano, podría postularse como candidato a la presidencia ya que el TE no tendría competencia para inhabilitarlo por carecer de competencia para ello. Vista dicha sentencia, cabe preguntarse con legitimidad cómo queda el caso de Hayde Milanes de Lay, que fue privada de la nacionalidad por ese mismo tribunal.
No cabe la menor duda de que el TE se ha deshonrado con dicho pronunciamiento, mancillando de forma irreparable su credibilidad institucional. A partir de ahora se inicia la cuenta atrás de la remoción de unos magistrados electorales, y de un fiscal, indignos de tal investidura. Se suma dicha institución a la pérdida irreparable de legitimidad de los tres órganos del Estado y abunda en la profunda crisis en la que está sumido el régimen partidocrático neoliberal de libertades democráticas recortadas a través del cual se nos domina.
Las razones de las torceduras de brazo
No contentos con habernos regalado un inicio de clases catastrófico y tardío que no tiene antecedentes, el ejecutivo, según supuestas filtraciones ampliamente comentadas, se dedico el pasado lunes y martes a presionar a los magistrados, que ya tenía redactada una sentencia desfavorable a Bosco Vallarino, para que encontraran una salida jurídica que sorteara los incuestionables impedimentos y habilitara a dicho candidato. Todos los cálculos electorales en los que supuestamente se basó el poder ejecutivo para forzar la habilitación de Bosco Vallarino daban por resultado una derrota segura de Bobby Velásquez frente a Miguel Antonio Bernal, y eso había que impedirlo a toda costa, aunque fuese pagando el precio del descrédito institucional.
Por otra parte, conocedores de las nuevas y graves acusaciones que señalan a Bobby Velásquez como posible receptor de dineros de David Murcia, y que provienen en esta ocasión de los ex miembros del Servicio de Protección Institucional que dicen ser testigos oculares de las reiteradas visitas, en una de las cuales padre e hijo se retiraron en posesión de un maletín de viaje, tenían que considerar el posible escenario de la inhabilitación de Bobby Velásquez, dejando en el escenario electoral únicamente a Bosco Vallarino y a Miguel Antonio Bernal. También en este caso la victoria de Miguel Antonio Bernal sería absolutamente segura.
De ahí que podamos afirmar que tanto la alianza de “oposición” como el actual ejecutivo estaban grandemente interesados en la sobrevivencia electoral de Bosco Vallarino, a fin de impedir, sea como sea, el triunfo seguro de Miguel Antonio Bernal. A partir de este hecho inobjetable, es lícito preguntarse sobre la existencia de un posible pacto secreto entre Martinelli y Torrijos para impedir la inhabilitación electoral de Bosco Vallarino, a pesar de la opinión contraria de la mayoría del TE. En definitiva, Bosco o Bobby pero bajo ningún concepto Miguel Antonio Bernal.
¿Cuál es el miedo?
Ambos bloques electorales tienen razones más que suficientes para preferir el triunfo del otro antes que el de Miguel Antonio Bernal. Martín, Martinelli, Bosco Vallarino y Velásquez participan de unas mismas políticas de fondo: el neoliberalismo económico y el recorte de las libertades democráticas. Y a partir de allí todo acuerdo y convivencia es posible.
Por el contrario, tienen sumamente claro que Miguel Antonio Bernal es verdaderamente un candidato independiente, desprovisto de compromisos políticos ni de ninguna otra naturaleza con los partidos que lo han postulado. También saben a ciencia cierta de su inquebrantable honradez y futuras acciones transparentes. Conocen de su intransigente defensa de los derechos humanos y ciudadanos, y de su rechazo frontal a toda política que no surja directamente de los representados, es decir, de la base misma de la sociedad. Tampoco tienen dudas sobre su voluntad de transformar la Alcaldía en un instrumento en manos de los ciudadanos, y convertirse el mismo, desde el cargo de Alcalde, en el defensor intransigente de los derechos de los ciudadanos del Distrito frente al abuso y opresión del Estado central. De todo ello se alimenta, en definitiva, el miedo a Miguel Antonio Bernal. Miedo a las libertades democráticas, a la lucha por una vida digna y respetada, a las decisiones que no otorgarán ni respetarán fueros ni privilegios, y miedo a que prime, ante todo, el interés público frente al interés privado.
Redoblar la lucha y el compromiso
Frente a la deshonra del Tribunal Electoral y los acuerdos de recámara entre el continuismo y el tradicionalismo de la partidocracia, los ciudadanos del Distrito capita hemos de redoblar el esfuerzo electoral y el compromiso de impulsar la candidatura de Miguel Antonio Bernal hasta lograr la victoria. Para ello es indispensable la formación de los comités en cada barrio, sector y corregimiento. Como también los de profesionales y trabajadores, y los de clase media asalariada, moradores y vecinos.
Las máscaras han caído y nuestros verdugos nos muestra su verdadero rostro: el de la opresión, el desconocimiento de nuestros derechos a una ciudad saneada, ordenada, con servicios públicos de agua y alumbrado adecuados, de parques y canchas de juego suficientes, y lucha frontal contra la injusticia y la pobreza. Por nuestra juventud y nuestros adultos mayores, y por el futuro y la esperanza, nuestra respuesta a la deshonra de las instituciones y la corrupción de la partidocracia no debe ser otra que la lucha voto a voto por el triunfo electoral de Miguel Antonio Bernal, un alcalde para todos y todas.
