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DE ENCUESTAS, TRANSMÓVIL E IMPUGNACIÓN

Panamá, Año VIII, No. 210

15 al 21 de febrero de 2009

A menos de tres meses de las elecciones del 3 de mayo, las diversas encuestas de opinión indican que la candidatura de Ricardo Martinelli ha logrado un 50% o más de preferencia en el electorado, mientras que la de Balbina Herrera oscila entre un 28 y 34 %. Estamos hablando, tomando en cuenta la candidatura de Guillermo Endara, de una estimación cercana al 90% de quienes votarían en los próximos comicios.

Tales tendencias indican que se ha conformado una correlación en el electorado muy difícil de remontar -pese a sus más recientes repuntes- para la candidata del partido gobernante, pues aun inclinando el 10% restante a su favor, de ser ciertos los escenarios derivados de las encuestas, su rival le habría sacado una ventaja matemáticamente inalcanzable.

Recientes estudios especializados indican una correlación precisamente entre el estatus de candidata de partido gobernante, los escándalos de la administración gubernamental y sus dificultades electorales. Estudios como el Latinobarómetro revelan que el gobierno de Martín Torrijos apenas logró en el 2008, el 41% de aprobación de su gestión en la población panameña, porcentaje cuyo significado se revela, si observamos que ocupa la posición 14 entre 18 países objeto de ese estudio, por debajo de la media latinoamericana de aceptación de gobiernos.

Solamente el 12% de los encuestados en Panamá considera que se está gobernando a favor del pueblo, por encima de sólo tres países con peor percepción, así como apenas el 25% expresa confianza en el actual gobierno, que sufrió una pérdida de 19 puntos en ese aspecto entre 2006 y 2008, ocupando el poco honroso tercer puesto entre los gobiernos de América Latina que pierden más confianza en los últimos tres años.

La aceptación del propio presidente Torrijos, según los datos de encuestas locales analizadas en estudios especializados, arroja que en promedio, en el año 2008 y enero de 2009, su gestión recibe una calificación polarizada, siendo un 48.3% quienes la califican como positiva frente a un 47.5% que la califica como negativa, lo que conlleva una fuerte limitación para contribuir positivamente en un resultado electoral favorable a la candidata del partido en el gobierno.

Si a eso añadimos el secreto a voces de su hasta ahora escasa contribución con la candidata, el panorama electoral adopta entornos clarificadores. Balbina Herrera está cosechando en contra de sus aspiraciones presidenciales su pertenencia al gobierno actual, orientándose el voto de castigo favorablemente hacia Martinelli.

El Latinobarómetro indica que en el año 2008, en Panamá apenas un 16% de las personas encuestadas confiaban en los partidos políticos, siendo el quinto país en América Latina donde más se desconfía de dichas instancias. De allí la necesidad de la candidatura de Martinelli de presentarse tramposamente como independiente, expresada en el lema de “poner los intereses del país por encima de los intereses de los partidos”, con el cual incluso ha logrado sortear a su favor, como revelan las encuestas, la incorporación de un  panameñismo objeto de ataques por parte de su campaña, aduciendo que para esa incorporación, los de Juan Carlos Varela pusieron precisamente por delante los intereses del país por encima de los del partido.

Otros factores están ayudando al candidato Martinelli, como lo ocurrido con el negociado desde las altas esferas del Estado que se pretende con el Transmóvil. Este consiste en concentrar la privatización del actual servicio en sólo dos compañías, que se harían con el negocio que hoy está en manos de la mafia transportista.

De allí que con dineros del Estado presupuestados ya por el orden de 70 millones de balboas, se les  estén dando a esa mafia prebendas  de 500 balboas mensuales destinadas a cursos de manejo para mantener tranquilos a los inconformes, así como indemnizaciones por Diablos Rojos que quintuplican su valor real. La dimensión del negociado que está en juego aflora si se pone cuidado en los montos ofertados en el acto de licitación de la compra de las primeras 420 unidades nuevas, que oscilaban entre 51 hasta 79 millones de balboas.

 Al reivindicar la candidata del partido gobernante –aunque lo combine con la oferta de un tren ligero- el negociado del Transmóvil en su plan de gobierno, permite así que el descrédito gubernamental le siga afectando. Mientras tanto, Martinelli gana puntos anunciando que lo paralizara, además de avanzar una propuesta de metro con tramos de tren ligero y de monorriel, anunciando en un giro demagógico que tendrá carácter público.

La candidatura independiente a la alcaldía del Dr. Miguel Antonio Bernal ha sido la única  que desde un principio ha planteado la municipalización de cualquiera opción de transporte modernizadora, tal y como se da en las grandes urbes del planeta, para evitar así que los intereses de las empresas hagan inalcanzable, por lo alto de las tarifas, lo que debe ser un servicio público.

Ese carácter auténticamente independiente es lo que explica la maniobra desde las filas del partido liberal, tendiente a socavar la propia candidatura en que ellos cifraban su supervivencia legal. Parece ser mayor el miedo a que surja, al calor de esa participación electoral, un amplio movimiento ciudadano que apueste a dinamizar esas mayorías sociales descreídas de la partidocracia neoliberal. Es la misma lógica con la que negaron la participación del Dr. Juan Jované como candidato por libre postulación.

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