ULTIMAS PUBLICACIONES
Home / Editoriales Anteriores / SÍNTOMAS DE UNA PARTIDOCRACIA EN CRISIS

SÍNTOMAS DE UNA PARTIDOCRACIA EN CRISIS

Panamá, Año VIII, No. 209

8 al 14 de febrero de 2009

 

Nos aproximamos a la recta final de un proceso electoral que merece las más serias reflexiones de parte de la ciudadanía, no por la abundancia de inteligencia desplegada y  de soluciones propuestas para los grandes problemas nacionales, sino precisamente por todo lo contrario, salvo alguna honrosa excepción. Quienes conforman cada una de las dos principales nóminas presidenciales, hasta hace poco vivían una confrontación que se esfumo al momento de los pactos de trastienda, revelando una vez más que no eran opciones tan distintas. Lo que separaba a Balbina de Juan Carlos Navarro, así como a Martinelli y Juan Carlos Varela, era fundamentalmente la pugna por el quítate tu pa poneme yo.

Esa es la misma pugna que enfrenta a Juan Carlos Navarro con Martín Torrijos. El alcalde en licencia nunca antes había abierto la boca para oponerse a la estafa del Transmóvil. Detrás de sus denuncias recientes está la pretensión de hacerse con la dirección del PRD pasadas las elecciones, de cara a impedir cualquiera intentona presidencial de reformas constitucionales que le permitan a Martín Torrijos acortar el actual período de diez (10) años de espera, a uno de cinco años, para así poder aspirar a ser candidato nuevamente al solio presidencial en el 2014. Son esas mismas aspiraciones presidenciales de Juan Carlos Navarro hacia el 2014, las que lo llevan a enfrentar al actual presidente del país y secretario general del PRD.

Por su parte, el presidente de la República prodiga apoyos a candidatos a diputados y alcaldías que no dispensa a la candidata presidencial de su partido. Parece existir un frío cálculo de que es mejor que pierda para poder garantizar su continuidad como secretario general y dirección efectiva del PRD, coherente con sus aspiraciones –siempre convenientemente negadas- hacia el 2014. Pierda o gane las elecciones este partido, lo que se vislumbra es una feroz disputa por la dirección de ese aparato electoral, hasta hace poco el más importante instrumento de dominación de la partidocracia neoliberal.

Lo que estamos presenciando no es una disputa ocasional, es la manifestación en el PRD de los efectos del agotamiento de la partidocracia como instrumento estable de dominación. Es la misma razón que ha llevado a la candidatura de Martinelli a presentarse tramposamente como independiente más que como candidato de partidos políticos.

Pero ese agotamiento, en cuanto credibilidad, no significa que las prácticas excluyentes desaparezcan. Ahora con más razón las mantienen, para impedir que voces por fuera de la partidocracia neoliberal puedan tener una incómoda presencia en el terreno electoral. La negativa por parte del Tribunal Electoral  de la candidatura presidencial por libre postulación del Dr. Juan Jované, así como las trabas contra candidaturas independientes, lo comprueban.

La candidatura de Martinelli, de llegar a triunfar el 3 de mayo, conllevara un escenario de rápidos enfrentamientos sociales, en razón de proyectos que profundicen la privatización en curso de las finanzas de la seguridad social, bajo el manto de reformas que supuestamente permitan mayor eficiencia en su gestión. Idénticos argumentos utilizó la administración de Pérez Balladares para privatizar el INTEL y el IRHE, con los nefastos resultados que mensualmente padecemos.

De allí que los recientes reclamos de diversos sectores organizados de esa institución, tengan como principales detractores a algún medio radial que abanica la candidatura de Martinelli. El discurso que en ese medio se levanta, pretende atribuirle a la justa lucha reivindicativa las culpas del desastre de atención que reciben los asegurados. Esa infamia pretende esconder que es desde las alturas del Estado en donde se deciden las restricciones financieras que vive esa institución, en razón del control que los gobiernos ejercen en su junta directiva. Ese discurso en nada se diferencia del de los altos jerarcas del PRD que encabezan hoy la nave gubernamental, demostrando su vocación de ser más de lo mismo.

Es posible que un Martinelli en funciones de gobierno de golpes de efecto para hacer tragar su autoritarismo, como la denuncia y persecución de algún negociado con los fondos del Estado, eso sí, al servicio de encubrir asaltos de verdadera envergadura que hacen parte del proyecto común a toda la partidocracia neoliberal.  De allí que propugne la figura de “Patronatos” como instrumentos de gestión que permitan disfrazar los diversos empeños privatizadores.

Por su parte, el discurso de la candidata del PRD no ofrece ninguna ruptura con el modelo neoliberal de privatizaciones y utilización de fondos del Estado para solventar la crisis social. Valga la ocasión para apuntar su apoyo a la medida gubernamental de colocar en disposición de la banca más de 1,000 millones de balboas, mientras el gobierno que reivindica y del cual ha formado parte, regateaba a los jubilados independientes un mísero aumento de pensiones.

Más que nunca es de primer orden tener una participación en el terreno electoral que denuncie la exclusión propia del sistema político vigente, armazón y garantía del latrocinio que viven día a día las mayorías nacionales. En ese sentido, habría que impulsar un movimiento ciudadano que se postule como dinamizador de las luchas sociales y cívicas, para desde ahí disputarle a la partidocracia neoliberal la dirección política de la nave del Estado, e iniciar así su transformación de raíz, objetivo anhelado en cada expresión de hastío y repudio que se le dispensa a la llamada clase política y a las instituciones desde las cuales se ejerce la dominación en el país.

About admin

Enviar una respuesta

Su dirección email no será publicada. Required fields are marked *

*

Scroll To Top