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HACIA UNA JORNADA NACIONAL DE LUCHA POPULAR

Panamá, Año VII, No. 192

4 al 23 de agosto de 2008

 

Mientras la economía panameña crece a un ritmo sorprendente (11% en el 2007), engordando con ello el bolsillo del empresariado y de los grandes burócratas administradores del Estado, el salario de los trabajadores y asalariados ha perdido un 20% de su capacidad adquisitiva. En otras palabras, las políticas de privatizaciones (electricidad, telefonía, puertos, etc.), congelamiento de salarios, apertura de mercados, reducción de la inversión social en salud, educación y otros sectores, aplicadas por este y anteriores gobiernos, han hecho más ricos a los que ya lo eran y más pobres al 88% de la población. No es casual que aproximadamente el 50% de la fuerza laboral esté “ocupada” en trabajos informales, por lo que carecen de la más mínima protección social y esperanza de alcanzar la jubilación.

Este cuadro dantesco se ve agravado por el colapso de los sistemas de salud, educación y transporte público, lo que desmejora aún más, si cabe, las ya insufribles condiciones de vida de los panameños, lo que ocurre en razón de los brutales recortes en la inversión social, en momentos en que el gobierno dispone de excedentes en sus ingresos nunca antes vistos. No conforme con ello, se disponen a profundizar la privatización del sistema de salud (los fondos de la CSS ya han sido privatizados), iniciar la privatización del sistema educativo y entregar a dos transnacionales, en asocio con el capital nacional y altos burócratas del gobierno, el sistema de transporte público, lo que traerá como consecuencia un aumento considerable en el pasaje, tal como ocurrió con la privatización de la telefonía y la electricidad.

Concientes de que el pueblo ni está ni estará cruzado de brazos ante tan bárbaros ataques contra sus condiciones de vida, y que se avecinan grandes luchas sociales de resistencia popular, el gobierno avanza en sus planes de construcción de un Estado policíaco capaz de mantener y seguir imponiendo nuevas políticas antipopulares y someter a sangre y fuego los intentos de resistencia del pueblo frente a tales políticas. Ese es el verdadero objetivo del paquete de medidas mal llamadas de “seguridad ciudadana”. Y todo ello se realiza con la complicidad y apoyo del conjunto de la partidocracia neoliberal, y prueba de ello es que ningún candidato ha planteado solución programática alguna para el conjunto de problemas que aquejan al pueblo panameño, ni ha manifestado su oposición, más allá de hipócritas gestos sin valor alguno, a los planes de “seguridad ciudadana” que impulsa el gobierno del PRD.

ULIP: una experiencia de unidad en democracia y de respeto a la autonomía de los movimientos sociales

Un reguero de luchas ha recorrido y recorre toda la geografía nacional. Tranques de calles, paros, manifestaciones, cabildos abiertos, etc., son las formas que adquieren las luchas populares por el agua, la electricidad, los caminos de penetración, la carencia de tierras donde construir una humilde choza, la intoxicación por la fibra de vidrio y el deterioro de la infraestructura escolar, las agresiones ecológicas y étnicas, etc. Son luchas, en su mayoría,espontáneas y dispersas, y por ello mismo fácilmente reprimidas por el gobierno, vía antimotines, o simplemente ignoradas por la autoridad correspondiente. Pero esas luchas no serán detenidas por tales métodos, ni por las “dádivas” gubernamentales que no son otra cosa que caramelos incapaces de siquiera paliar el hambre.

De ahí que sea una necesidad urgente la unificación, coordinación y planificación de las luchas. Para ello se requiere de una organización ampliamente democrática, capaz por ello mismo de posibilitar la incorporación de todas aquéllas organizaciones dispuestas a luchar por sus derechos, manteniendo, eso sí, la más absoluta independencia política y organizativa del conjunto de la partidocracia neoliberal. En ese terreno, el más estricto respeto a la autonomía de cada organización y el debate democrático, sin hegemonísmo alguno, debe ser el norte que permita la construcción de un movimiento sociopolítico capaz de detener y hacer retroceder al gobierno y gobiernos futuros en sus planes antipopulares, así como construir, cara al mañana, las propuestas alternativas que vayan prefigurando una sociedad efectivamente gobernada por y para las mayorías.

En ese sentido, la Unidad de Lucha Integral del Pueblo (ULIP) emerge como una instancia que empieza a prefigurarse como capaz de hacer avanzar a los movimientos sociales por el camino de la unidad, utilizando para ello la más amplia democracia internay el respeto estricto a la autonomía de los mismos.

Hay que preparar una Jornada Nacional de Lucha Popular

Apoyándonos en las reivindicaciones señaladas por ULIP como las más sentidas por mayoritarios sectores populares y ciudadanos, luego de un amplio debate democrático, y que por ello mismo se han convertido en verdaderos ejes movilizadores unitarios del conjunto del pueblo, debemos empezar a preparar de inmediato una Jornada Nacional de Lucha Popular que impulse las siguientes demandas:

  1. Por un aumento general de salarios y jubilaciones del 20%, incluyendo su incremento anual de acuerdo al índice de inflación, el pago de las partidas del décimo tercer mes adeudadas a los funcionario del Estado y el congelamiento de los precios de la canasta básica de alimentos.
  2. Contra la privatización de la educación, el sistema de salud y el de transporte público. Para ello exigimos estabilidad para el cuerpo docente y de salud, y un financiamiento público suficiente y adecuado para ambos sectores, así como la despolitización de los mismos; una reforma integral de la educación y un sistema universal de salud a cargo del Estado. Demandamos, además, un sistema de transporte colectivo público, rápido, seguro y no contaminante.
  3. Por las más amplias libertades ciudadanas y el rechazo al paquete de medidas represivas denominadas de “seguridad ciudadana”. ¡Digamos No al Estado policíaco!

Tal como puso en evidencia la exitosa movilización del pasado 14 de agosto, estas reivindicaciones, impulsadas mediante una Jornada de Lucha Popular,elevarían aún más el nivel de conciencia y organización de los movimientos sociales, lo que se hace necesario para la preparación de las siguientes acciones que, consensuadas democráticamente en ULIP, realizará próxima­mente el movimiento popular y ciudadano.

En dicha Jornada cada sector expresará su protesta en función de su particular situación y fuerza, ya sea mediante un paro de 24 horas, o mediante un paro parcial, o tal vez piqueteos al mediodía, o la realización de mítines fuera de los puestos de trabajo, o incluso distribución de volantes. Se trataría, así, de una movilización nacional que nos permitiría ir articulando acciones de mayor envergadura y avanzar en el camino de la unidad.

Lo anterior no significa que reivindicaciones tales como las referidas al agua, las hidroeléctricas y la minería, las de las comunidades autóctonas, la de las mujeres o las ecologistas, sean marginales y olvidadas. Ahora se trata de unificar y centralizar las luchas, impulsando aquéllas que nos afectan a todos de manera directa y sobre las que existe un mayor y más generalizado nivel de conciencia, aprovechando, eso sí, la Jornada de Lucha para explicar aquéllas que hoy no juegan un papel motivador central.

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