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LAS CONTRADICCIONES DE LA HUELGA DEL TRANSPORTE

Panamá, Año VII, No. 187

22 al 28 de Junio de 2008

En abierta ruptura con los gamonales mafiosos de la Cámara Nacional de Transporte (Canatra), el Movimiento de Bases Transportistas y Usuarios, integrado por pequeños propietarios de autobuses y conductores, realizó una huelga general que paralizó 9 de las 17 piqueras principales y 40 piqueras internas del área metropolitana. Cerca de 900 autobuses se negaron a prestar el servicio, afectando con ello a unos 800.000 usuarios. No faltaron las amenazas y provocaciones por parte de la policía nacional, si bien las mismas resultaron infructuosas.

Una huelga exitosa

En cierta medida, la huelga debe ser calificada como exitosa. En primer lugar, la mayor parte de los transportistas y conductores acataron el llamado a paro, provocando con ello la bancarrota de la Canatra y dejando al descubierto la irrecuperable pérdida de legitimidad de sus “dirigentes”, que no han sido otra cosa que correas de transmisión de los intereses políticos del PRD y su gobierno. Gracias a ello se han beneficiado, a espaldas de la mayoría de los transportistas, de jugosos nombramientos en distintas instituciones del gobierno (Asamblea, Ministerio de Salud, de Educación, etc.), y recibido prebendas de todo tipo, además de la promesa de ser integrados como sanguijuelas minoritarias en el multimillonario negociado del Transmóvil.

Por otra parte, en medio de la huelga, y al comprobar la fortaleza de la misma, el gobierno se vio obligado a anunciar un aumento del subsidio que otorga al combustible que utiliza dicho sector, intentando con ello dividir al movimiento de transportistas de base, lo que resultó un verdadero fiasco. Finalmente, y para evitar que el movimiento se extendiera al interior del país y al transporte selectivo, el gobierno convocó una reunión de urgencia con más de 50 representantes de los transportistas de base. Con ello quedó en evidencia que el único responsable de la huelga ha sido el propio gobierno, pues la huelga se desencadeno ante los oídos sordos que hicieron las autoridades a los llamamientos de los transportistas para que el gobierno se sentara a dialogar con ellos.

Tomadura de pelo y autoengaño

Tal como denunciara uno de los dirigentes que asistió a la reunión y que se retiro airadamente antes de que terminara, en dicha reunión a los transportistas se les informo de “una sarta de boberías” sobre el ya desprestigiado proyecto engañabobos del Transmóvil. En efecto, no hubo más información que la ya divulgada a cuentagotas por el gobierno. Ni uno sólo de los temas que interesan a los transportistas y a la ciudadanía fueron abordados ni mucho menos dilucidados. ¿Por qué, entonces, suspendieron horas después la huelga?

Hábilmente, el gobierno “les dio garantías” a los pequeños propietarios de autobuses de que podrían participar “en condiciones de igualdad” en las futuras licitaciones previstas para la concesión privatizadora del multimillonario negociado del Transmóvil, siempre y cuando se constituyeran en cooperativa. La aceptación de tales “garantías” significará la muerte económica del sector, puesto que los “ganadores” de tales licitaciones tienen ya nombres y apellidos. Y, por otra parte, una cooperativa de pequeños propietarios no logrará jamás los financiamientos necesarios para poder aspirar a participar “en condiciones de igualdad” en tales licitaciones públicas.

Por otra parte, si bien la huelga se inició teniendo como principal consigna la oposición al proyecto del Transmóvil, ahora ha quedado al descubierto que la intención de los pequeños transportistas era la de incorporarse al proyecto y que no los dejaran por fuera, lo que constituye un objetivo imposible de lograr frente a los poderosos intereses que pretenden engullirse dicho megaproyecto. Con dicha postura, el Movimiento de Bases Transportistas y Usuarios rompe una potencial alianza con los sectores populares y ciudadanos, ya que la misma sólo sería posible en el caso de que se impulsara conjuntamente un proyecto de transporte técnicamente alternativo al de los diablos rojos (tren ligero, monorriel, metro, etc.) y que fuera de naturaleza pública, materializado tal vez mediante una empresa mixta del Estado que los incorporara para prestar el servicio en las rutas alimentadoras.

Lo que se inicio como una huelga exitosa para el Movimiento de Bases, terminó en una tomadura de pelo más de las que habitualmente realiza el gobierno, y en un autoengaño que conducirá a los transportistas a la derrota.

Por una Empresa Metropolitana de Transporte Público

La crisis del transporte colectivo tiene únicamente dos salida. La propuesta del Transmóvil anunciada por el gobierno, que “moderniza” el sistema de autobuses existente, para luego privatizarlo y subir los precios del pasaje, garantizándole así a dos empresas privadas un mega negocio cuya facturación supera en la actualidad los 900 millones de balboas al año, y que por lo demás no resuelve en absoluto los graves problemas de vialidad, contaminación y lentitud en el transporte; o la creación de una Empresa Metropolitana del Transporte que administre, opere y explote, en nombre de la ciudadanía, un sistema técnicamente diferente y superador del existente.

No caben más alternativas, y los pequeños propietarios tienen que decidir entre construir una alianza con los sectores populares y ciudadanos, y derrotar la propuesta del Transmóvil; o embarcarse en la alianza tramposa que les propone el gobierno para llevarlos a una muerte sin lucha. Ellos deciden.

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