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HAY QUE UNIFICAR LAS PROTESTAS EN EL SECTOR EDUCATIVO

Panamá, Año VII, No. 177

6 al 12 de abril de 2008

El modelo económico neoliberal no perdona, ni a quienes nos gobiernan y lucran desde esa perspectiva. Mientras 189 millones de balboas son despilfarrados en una inútil obra como la cinta costera, más de mil afectados en Bocas del Toro por heces fecales en el agua que toman ilustran las prioridades que se tienen, cada vez más alejadas de las verdaderas necesidades de la población.

Para mayor escarnio, el presidente Martín Torrijos ha vuelto ha hacer mutis ante otra situación insoportable, como es el martirio diario que sufren quienes se ven obligados(as) a levantarse, en el área metropolitana, a horas tan tempranas como las 4:00 de la madrugada para poder tomar un bus que con suerte los llevé a su destino una hora y media después, casi tanto como la duración de un trayecto de la ciudad de Panamá a la provincia de Coclé.

Miente cuando afirma que no tiene recursos para acabar con ese calvario. Opciones como el tren ligero, que permitiría que el trayecto de la 24 de diciembre al centro de la ciudad tuviera una duración de apenas 25 minutos, tenía un costo de 200 millones de balboas, apenas superior al de la cinta costera, obra que ni tiene que ver con el saneamiento de la bahía, ni con la solución del problema vial de la ciudad, sino más bien con la pretensión de servir de escaparate electoral.

Es más, 200 millones de balboas es precisamente la cifra que en subsidios le han dado en los últimos dos años a la rosca de los empresarios del transporte, los mismos que se oponen furibundamente a cualquiera solución que los aleje de las ganancias que tienen a costa del sufrimiento diario de más de seiscientos mil usuarios(as). Con esos mismos 200 millones, o con los dineros del jugoso contrato de la cinta que han tenido a bien otorgarle a Odebrecht, se hubiera ya terminado la construcción del tren ligero, estimada precisamente en dos años, ¡los mismos en que dilapidó el dinero de la ciudadanía en beneficio de la mafia transportista!

Para mentir y comer pescado, hay que tener cuidado, sentenciaban nuestros ancestros. El mismo gobierno que un día anuncia con bombos y platillos la existencia de un superávit de 684 millones en las arcas del Estado, otro día se declara impedido para dar solución por una supuesta falta de fondos. Y no es sólo con el transporte.

El año escolar se ha iniciado evidenciando una máxima neoliberal, la disminución del gasto social. Los mismos fondos que se destinaban para los planteles de secundaria hace años atrás, ahora, sin el incremento que correspondería, son los que se destinan para todos los centros educativos de primaria y secundaria.

Si ello es acompañado del aprovechamiento de los dineros públicos para el negociado y la corrupción, entenderemos lo que ha pasado. No es que no fueran capaces de tener acondicionadas las escuelas y colegios para el inicio del año escolar, ni haber sido eficientes en la eliminación de la fibra de vidrio, es que detrás de todas esas demoras están los negociados e intereses de quienes desde el Estado y la empresa privada todo lo convierten en fuente de negocio de ellos(as) y sus allegados(as), tal y como lo evidenció lo ocurrido con el FECE en San Miguelito, por mencionar el caso más sonado y que haya salido a la luz pública.

Con justa razón, una ola de protestas ha sacudido de un confín a otro del país los centros escolares al inicio del año lectivo. Sus protagonistas son los padres y madres de familia, los docentes y los propios estudiantes. Tiene sólo en su contra, como pasa con las protestas de las comunidades por agua, calles y demás servicios, la dispersión de esas luchas. No debería haber razón para ello, pues existe un movimiento magisterial cuyos gremios mayoritarios pueden, si se lo proponen, unificar todos esos brotes en un solo haz de voluntades, con lo cual estaríamos dando impulso a un movimiento ciudadano de tal magnitud que el gobierno no se atrevería a desatender.

Convocar desde los gremios docentes mayoritarios un movimiento unificador de todas las luchas que hoy se están produciendo en el sector educativo, permitiría también ir divulgando entre sus participantes el ataque letal al derecho a la salud que se está gestando en la comisión correspondiente de la concertación nacional. De lo que se trata es de implementar lo que esos mismos gremios acordaron en el Encuentro por la defensa de la salud pública que convocó la COMENENAL, no en frío, sino desde la unificación de las luchas hoy existentes en un torrente poderoso que permita, para cuando vengan contra el derecho a la salud, la existencia de un movimiento ciudadano en pie de lucha.

Ese es el movimiento que, existiendo a partir del esfuerzo conciente por unificar las peleas que hoy da la gente, podría poner en pie a una mayoría social para exigir y lograr un sistema público de transporte, que bien nos merecemos y para el cual abundan los fondos, más no la voluntad política de la partidocracia neoliberal. La experiencia indica que desaprovechar las circunstancias existentes, es sembrar el camino para nuevas derrotas.

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