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SE PROFUNDIZA LA HUELGA MÉDICA

Panamá, Año VI, No. 164

2 al 8 de diciembre de 2007

El gobierno ha optado por recorrer el peor de los caminos. Sus bravuconadas y vociferantes amenazas no han amedrentado a los gremios médicos. La contratación de diez clínicas privadas, para “satisfacer la atención a los pacientes”, ha resultado un rotundo fracaso, caracterizado por una desorganización administrativa asombrosa y la incapacidad de dichas clínicas para atender un número de pacientes para las que no estaban preparadas. Resultado: una creciente irritación de los pacientes con el gobierno y las autoridades de salud, a las que percibe cada día más como incapaces de manejar adecuadamente la crisis. Y es que con dichas contrataciones le han ofrecido a los galenos la posibilidad de llevar piquetes de huelguistas a los barrios donde operan dichas clínicas, con lo que la población asegurada y no asegurada empieza a conocer las verdaderas razones de la huelga.

Por otra parte, las medidas represivas, tales como los descuentos salariales y las amenazas de destitución de directores médicos, han tenido un efecto contrario al buscado por el gobierno: la huelga se ha profundizado, y ahora los médicos del oncológico, del hospital del niño y los anestesiólogos, muestran de manera concreta su solidaridad militante con el movimiento huelguístico. Inclusive los especialistas han trasladado la huelga, de manera intermitente, a sus consultorios privados. En cuanto a los directores médicos amenazados, los mismos han encontrado, como nunca antes, un respaldo sin fisuras entre sus colegas.

Diversos colegios médicos han hecho oír también su voz de protesta en los medios de comunicación y han puesto el dedo sobre llaga: no se trata de una lucha por un “mero” aumento salarial, por otra parte merecido, sino que se trata de impedir los planes gubernamentales de privatizar la salud, puestos al descubierto por la divulgación del anteproyecto de ley que crea un Sistema Unificado de Salud de corte neoliberal. Entiéndase bien. Los médicos no están en contra del Sistema Unificado de Salud. Se oponen a la orientación privatizadora que pretende imponerle el gobierno, y a que la Caja de Seguro Social asuma los costos que corresponden, por mandato constitucional, al gobierno central.

Levantando la bandera de lucha contra la privatización, los gremios médicos están logrando que la feroz campaña publicitaria del gobierno por desprestigiarlos se vuelva poco a poco en su contra. Y es que en la misma medida que la población adquiere conciencia de las nefastas consecuencias que tendría la privatización de la salud, en esa misma medida la huelga médica gana partidarios y simpatizantes. No se trata únicamente de una lucha corporativa por un salario justo, se trata además de una lucha identificada con el interés general de la sociedad por una salud pública de calidad, universal e igual para todos. He ahí la fortaleza de la huelga médica.

Consciente de que el tiempo corre en su contra, el gobierno ensaya todo tipo de tretas para derrotar a efectos prácticos la huelga. Intenta por todos los medios que la Comenenal acepte la figura de una “mediación”, para así proceder de la misma forma tramposa que utilizaron en la discusión sobre la reforma de la ley de la CSS. No hay nada que “mediar”. ¿No sabe acaso el gobierno a qué aspiran los gremios médicos? Entonces, ¿para qué la figura del mediador? ¡Para comerte mejor! No es otro el objetivo gubernamental.

También pretenden que los médicos abandonen el democrático método deconsultar con sus asambleas de bases, y que vayan a la negociación “con plenos poderes”…para así torcerte el brazo mejor. Los dirigentes de la Comenenal no deben caer en ninguna de las trampas planteadas por el gobierno. La negociación debe llevarse adelante de manera directa, sin mediación de ningún tipo. Y los acuerdos deben ser ratificados por la asamblea de bases, pues en ello radica la fuerza del gremio y de ello está muy consciente el gobierno.

No hay que perder de vista que la negociación salarial no es el obstáculo para solucionar la huelga. El gobierno conoce perfectamente cuál es el porcentaje razonable y justo de aumento que podría ser aceptado por la asamblea de bases de la Comenenal. Y el dinero existe, entre otras razones porque es falso que el aumento quebraría los programas correspondientes de la CSS. Basta con saber que menos de la mitad de los galenos trabaja en la CSS, por lo que la mayor parte del aumento recaería sobre el Presupuesto General del Estado. Por otra parte, el mayor egreso salarial de la CSS podría ser perfectamente compensado si en vez de gastar el gobierno decenas de miles de balboas diarios en propaganda clientelísta y egocéntrica, los ingresara como aporte a la Dirección de Ingresos de la CSS. El problema no es el dinero.

El problema central que afronta el gobierno es su tozudez e intransigencia en la defensa de su Sistema Unificado de Salud de corte privatizador. Y los gremios médicos no pueden dar el brazo a torcer sobre este asunto. Si lo hicieran, el gobierno los expondría a la sociedad como un gremio que, con la excusa de luchar contra la privatización, únicamente buscaba beneficios salariales, sin importarles un bledo con los pacientes. Así, pues, mantengamos el rumbo.

Por el contrario, los gremios médicos tienen que ensayar desde ya métodos de lucha que pasan por convocar a una concentración ciudadana encabeza exclusivamente por ellos. Deben redoblar sus piqueteos frente a las clínicas privadas contratadas sin licitación por el Ministerio de Salud, así comoestablecer mesas barriales de atención primaria. Y todas esas actividades hay que orientarlas a la explicación de las verdaderas razones de fondo de la huelga. Por otra parte, no pueden tardar ni un minuto más en abrirse a la solidaridad militante de otros gremios y agrupaciones cívicas, creando con ellas una coordinadora nacional “por un justo salario y rechazo a la privatización de la salud”. Hay que fortalecer el movimiento y difundir hasta lo imposible las explicaciones necesarias sobre las razones de la huelga. En ello se juegan la victoria o la derrota, por lo que también habría que explicarle al conjunto de la sociedad las consecuencias que tendría la derrota del movimiento.

La Resolución de Gabinete N° 148, del 26 de noviembre de 2007, debe ser denunciada y explicado su significado. En ella el gobierno autoriza la compra sin licitación de medicamentos. ¿Es que han entrado también en huelga los distribuidores de medicinas, o váyase a saber quiénes se aprovechan para hacer un buen negocio? Cada palabra de dicha Resolución constituye un infamante insulto al conjunto de la clase médica. Es el aviso de lo que viene si logran torcerle el brazo a los galenos.

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