Buscando Camino Buscando Camino
Panamá, Año VI, No. 163
25 de noviembre al 1 de diciembre de 2007
Gracias a la intransigencia gubernamental, la huelga médica avanza hacia su cuarta semana y cada día que pasa se fortalece y amplia. Ahora ya han entrado en la lucha los estudiantes de medicina, lo que avisa de la pronta solidaridad militante de amplios sectores estudiantiles universitarios. De igual forma, algunas organizaciones gremiales de los funcionarios de la Caja de Seguro Social se han sumado a las protestas gremiales de los médicos, y grupos de pacientes empiezan a mostrar su solidaridad, acompañándolos en sus movilizaciones. La razón de tales solidaridades, que irán creciendo con el pasar del tiempo, hay que buscarla en lo que se ha convertido en la consigna central de los galenos: ¡ No a la privatización de la salud ¡ Dicha consigna, que recoge el interés general de la sociedad, ha transformado su lucha en la lucha de todos, máxime cuando han quedado al descubierto las mentiras reiteradas de los voceros oficiales del gobierno que negaban a cal y canto la voluntad de privatizar los servicios de salud.
Efectivamente, al filtrarse el borrador de anteproyecto de Ley que tiene preparado el gobierno para la creación del Sistema Único de Salud, ha quedado patente su intención privatizadora, a tal extremo que los integrantes de la mesa de la “Concertación” han puesto el grito en el cielo al percatarse de que el gobierno ha modificado a sus espaldas los acuerdos alcanzados. Lo mismo ocurre con los llamados “garantes”, quienes ahora se percatan que hicieron, consciente o inconscientemente, de cómplices de la maniobra gubernamental que los nombró con el único propósito de escapar de la crisis del envenenamiento por dietilenglicol. Ambas maniobras, la de los “garantes” y la “concertación”, han quedado heridas de muerte.
En cuanto a la justa reivindicación salarial de los médicos, primeramente el gobierno ofreció un mezquino 7% de aumento, argumentando que no existía ninguna posibilidad financiera de ofrecer más. Posteriormente, elevó su oferta hasta el 12%, argumentando nuevamente que esa era su última oferta.Finalmente, en una reunión casi clandestina, convocada por la Ministra del ramo, se elevó la oferta a un 16%, lo que lógicamente ha sido rechazado por la asamblea de las bases. Más grave que las mentiras e intentos de engaños es el hecho cierto de que el gobierno sabe perfectamente cuál es el porcentaje de aumento que por justicia daría por terminada la huelga. ¿Por qué no lo concede? La respuesta es sencilla: se trata de un vergonzoso intento de chantaje mediante el cual se concedería el aumento si los galenos abandonan su lucha contra la privatización.
Al respecto, lo que la experiencia de la lucha le ha enseñado a los gremios médicos es que se han fortalecido en la misma medida en que sus reivindicaciones expresan el interés general de la sociedad. Y que, por el contrario, si reducen su lucha a un mero aumento salarial, por justo e importante que ello sea, serán aplastados por el gobierno. Por otra parte, los galenos han comprendido perfectamente que la privatización de los servicios médicos sería un ataque brutal contra toda la población, pero también contra el ejercicio digno de su profesión: miles de ellos pasarían a ser trabajadores de la salud explotados al extremo por las instituciones privadas que le venderían al gobierno tales servicios. Ese es el caso del Hospital San Miguel Arcángel, y es el caso de las cinco clínicas privadas que contratará el gobierno para “hacerle frente a la crisis de los servicios médicos”. Dichas clínicas, empresas privadas de salud, le cobrarán al gobierno dichos servicios, contratando para ello, por bajísimos salarios, a personal de salud para brindarlos. Como es lógico, en tal sistema opera la lógica del máximo beneficio, para lo cual se impondrán bajos salarios y servicios deficientes. Y todo ello pagado con el dinero público que nos pertenece a todos.
Las bravuconadas del gobierno, amenazando con la destitución de directores médicos y descuentos salariales, no harán otra cosa, si se materializan, que radicalizar la lucha. Por su parte, las maniobras mafiosas orientadas a enfrentar a otros gremios y sectores con la Comisión Médica Negociadora Nacional (Comenenal) han fracasado. Y la feroz campaña publicitaria desinformadora con la que han pretendido difamar ante la población la lucha gremial de los médicos, empieza a dejar de tener los efectos buscados en la misma medida en que la población hace conciencia del significado concreto de los planes privatizadores del gobierno.
La satisfacción de la justa reivindicación salarial de los médicos y la derrota de los planes privatizadores del gobierno son objetivos inseparables e irrenunciables. Satisfechos los mismos, habrá que prepararse de inmediato para la siguiente batalla: la puesta en pie de un sistema único de salud pública y universal, que cumpla con el mandamiento constitucional que hace recaer en el Estado, y no en los cotizantes de la CSS, la obligación de brindar dichos servicios de manera gratuita y a toda la población. ¿De dónde saldrá el dinero? No cabe la menor duda que de nuestros excedentes canaleros, que debieran de estar al servicio de una salud y educación de calidad y verdaderamente gratuita, y no al servicio de las campañas electoreras y clientelistas como el PRODEC, en la que sólo en el 2008 invertirán más de 100 millones de balboas.
Claro está que para lo anterior necesitaremos deshacernos del régimen político partidocrático neoliberal que nos explota y oprime, construyendo para tal fin un gran movimiento nacional que tenga por objetivo refundar el Estado. Dicho movimiento, integrado por los más diversos movimientos sociales y ciudadanos, deberá poner en pie una Plataforma Democrática capaz de coordinar y expresar los intereses de la mayoría nacional, respetando la autonomía y especificidad de cada uno de sus componentes. La fuerza de ese bloque histórico podrá, sin lugar a dudas, inaugurar los nuevos derroteros que demanda la actual mayoría nacional.
