ULTIMAS PUBLICACIONES
Home / Editoriales Anteriores / “SUMISOS, GENUFLEXOS Y COBARDES”

“SUMISOS, GENUFLEXOS Y COBARDES”

Panamá, Año VI, No. 157

16 al 22 de septiembre de 2007

Con tales adjetivos calificó Juan Carlos Navarro, alcalde capitalino, la actitud del Ministro de Relaciones Exteriores, Samuel Lewis Navarro, y la del Ministro de Comercio e Industria, Alejandro Ferrer, quienes desde las escalinatas del Palacio Presidencia escucharon, en silencio vergonzoso y la cabeza gacha, la pública regañada imperial del Secretario de Comercio de los Estados Unidos, Carlos Gutiérrez, que luego de entrevistarse con Martín Torrijos declaró que Panamá debía resolver “el problema” que representaba la elección de Pedro Miguel González como Presidente de la Asamblea Nacional de Diputados, pues dicho problema resultaba un obstáculo para la aprobación del TLC.

Si bien los fuertes señalamiento del alcalde capitalino caracterizan certeramente la actitud de tan altos funcionarios del gobierno, y por extensión, suponemos, la de aquél que fue regañado en privado, no deja de sorprender que los mismos provengan de un personaje que se ha distinguido por su incondicional apoyo al TLC y al conjunto de la política gubernamental, que no ha sido otra que la de entregar el país a los voraces intereses de las multinacionales norteamericanas y de obediencia debida a los lineamientos políticos antinacionales procedentes de Washington. Se trata, a no dudarlo, de una declaración oportunista en busca de mayor espacio político a lo interno de su partido.

Las raíces del problema

Aupado por el Presidente de la República, que con ello pretendía garantizarse el férreo control de la bancada del PRD en la Asamblea a través de uno de sus más fieles y leales partidarios, en momentos en que se inicia el proceso electoral interno de dicho partido, Pedro Miguel González (PMG) se dio a la tarea de buscar los votos necesarios para su elección como presidente de ese órgano de gobierno.

¿Y su viejo diferendo con el gobierno norteamericano? De eso no había que preocuparse, pues “ellos” resolverían el problema conversando con sus “amigos”, a quienes explicarían la conveniencia de dicha elección para mantener bajo control a los diputados que son partidarios de Pérez Balladares, facilitando así la designación sin resistencias del candidato oficial de Martín Torrijos y Washington a la Presidencia de la República: Samuel Lewis Navarro, o en su defecto al también pronorteamericano Juan Carlos Navarro.

Confundiendo la amistad con las palmadas recibidas por satisfacer todas las exigencias de Washington, el gobierno solicitó a los norteamericanos tolerancia frente a la elección de Pedro Miguel González. El rechazo de plano de tal solicitud le recordó al gobierno de Torrijos que su “amistad” no es otra que la existente entre dominador y dominado. A partir de ahí, la orden de bajar a PMG se materializó en conversaciones privadas fracasadas, mensajeros muertos en la encomienda, artículos de opinión firmados por significativos miembros del gobierno y presiones de empresarios enviados por el Ejecutivo. ¿Resultados? La promesa verbal de que meditaría sobre ello y que consultaría con su bancada, dada la humillación personal que significaba bajarse luego de obtener los votos, máxime cuando se sentía traicionado por quien acepto sin más la orden procedente de Washington. Se trataba, sin duda, de una situación embarazosa generada por el fracaso de una maniobra del Ejecutivo realizada en su propio interés.

La naturaleza del conflicto

Consultada la bancada del PRD horas antes de la votación, la mayoría de sus miembros reaccionó airada a la solicitud del humillante harakiri, y descubrió que, como resultado de una situación no buscada por ellos, tenían en sus manos la posibilidad de cobrarse todas las humillaciones, desprecios y despojos sufridos por parte del Ejecutivo, y precisamente a pocas semanas de la apertura del proceso electoral interno de su partido. La política de todo para mi y las “sobras” para ustedes, se volvía ahora contra Martín Torrijos. ¿Resultado? Pedro Miguel Gonzáles fue electo unánimemente por la bancada, y con algunos votos adicionales de diputados “opositores”, Presidente de la Asamblea de Diputados.

¿Se trata, como se ha dicho, de una respuesta “institucional” a la inaceptable injerencia de los Estados Unidos en los asuntos internos de Panamá? En absoluto. Se trata de una bofetada histórica al Presidente de la República por parte de su propia bancada parlamentaria. El dominio ejercido sin control por el Ejecutivo y la obediencia “debida” de su fracción parlamentaria, se ha roto, esfumándose el poder absoluto en cuestión de segundos. Muestra de ello fue el desprecio expresado por PMG con su ausencia a la reunión de la bancada convocada al lunes siguiente por el Presidente en el Palacio de las Garzas. Prueba de ello fueron las contundentes declaraciones realizadas por PMG 24 horas antes de la reunión del Directorio Nacional del PRD: “permaneceré en mi cargo de Presidente de la Asamblea hasta el fin de mi mandato.”

Lo que queda claro es que a partir de ahora Martín Torrijos no podrá imponer los nuevos miembros del Comité Ejecutivo Nacional del PRD ni tampoco imponer a su candidato continuista a la Presidencia de la República. El poder absoluto se ha fracturado y ahora tendrá que compartirlo. Dicho de otra forma, a partir de ahora todo deberá ser negociado, e incluso, si aprietan mucho, una posible candidatura de PMG a la Secretaría General del Partido.

Ciertamente, como consecuencia de todo lo anterior se ha generado una situación delicada con Washington, que ha visto desairados sus expresos deseos de bajar a PMG. Ha surgido, al parecer, una contradicción insalvable entre los hasta ahora, y después de ahora, permanentemente acatados deseos de Washington, y los intereses coyunturalmente electorales internos del PRD. Se trata de una fricción secundaria, no está en juego nada importante para la política de dominación de los norteamericanos. ¿Cómo se resolverá el conflicto? “Ellos son blancos y se entienden”, acuña el conocido adagio popular.

Rechazar la injerencia

Sea cual sea la raíz y naturaleza del conflicto, lo que resulta inaceptable es la descarada injerencia del gobierno de los Estados Unidos en los asuntos internos del país, al igual que resulta intolerable la sumisa aceptación de esa injerencia por el gobierno panameño. Si hoy deciden quién puede ser o no ser Presidente de la Asamblea de Diputados, ¿qué les impide que con el mismo descaro decidan mañana quién puede ser o no ser Presidente de la República?

El presidente Martín Torrijos está atrapado en una contradicción que expresa su debilidad a lo interno de su partido y su necesidad de satisfacer sin condiciones las “instrucciones” que recibe desde Washington. Esa es su contradicción y ese su problema, que nada tiene que ver con las realidades y necesidades urgentes del pueblo panameño. Y la única posibilidad de avanzar en la lucha por satisfacer las necesidades de la mayoría social es la de resistir sin desmayo y con firmeza la injerencia intolerable del gobierno norteamericano, o de cualquier gobierno extranjero, en los asuntos internos de nuestro país. No perdamos la brújula, sin por ello conceder el menor crédito a una Asamblea carcomida por la corrupción y la entrega a los intereses extranjeros.

About admin

Enviar una respuesta

Su dirección email no será publicada. Required fields are marked *

*

Scroll To Top