Año VI, No. 150
24 de junio al 7 de julio de 2007.-
Hace pocos días, en un diario de la localidad, un docente de ética del Instituto José Dolores Moscote revelaba que de un total de 382 estudiantes encuestados, a quienes le tocaba impartir clases en 9°, 10° y 11° nivel, 253 habían asistido al colegio sin almorzar, nada más y nada menos que ¡el 66% del total¡
Al ser cuestionada la funcionaria del Ministerio de Educación encargada de tales asuntos, por parte de medios televisivos que se apersonaron a ese plantel y corroboraron con creces lo afirmado por el docente, su respuesta fue muy reveladora. La misma informaba que se destinan 14 millones de balboas para asistencia nutricional en escuelas primarias, y de extenderse ese servicio a las de secundaria, serían necesarios otros 25 millones.
Llama la atención que la cifra calculada para un nivel educativo de matrícula superior sea inferior a la proyección realizada de extenderse tal asistencia a uno de menor cantidad de estudiantes, lo cual puede estar indicando lo escaso de los fondos destinados en la actualidad para tal menester. No deja de ser angustiante y escandaloso el que sumas como las gastadas en la publicidad gubernamental favorable al Si en el pasado referéndum sobre la ampliación del canal, junto a las que se dilapidan en aportes a los partidos políticos, sean muy superiores a las requeridas para extender un programa de asistencia nutricional a los colegios secundarios, ¡cosas veredes del neoliberalismo y la partidocracia que exaltan la eficiencia de los criterios mercantiles de la empresa privada hecha gobierno!.
Uno tras otro, cual castillo de naipes, van cayendo los informes oficiosos del país enrumbado hacia el primer mundo, el de las promesas electorales que hizo gala en su campaña el actual mandatario. Esas son las hijas e hijos de las familias del Panamá real, el excluido del espectacular crecimiento del 9% en lo que va del año, un crecimiento que no tiene como destinatarios al 40% de la población sumida en la pobreza, precisamente por ser el crecimiento de las ganancias del gran capital.
Otro tanto ocurre con el supuesto descenso del desempleo a un 8%, que no es más que otro arreglo estadístico para ocultar la informalización de la pobreza. Basta el simple ejercicio de comparar la disparidad que resulta entre las cifras de asalariados cotizantes a la Seguridad Social, con las de las campanas al vuelo de los voceros gubernamentales, para que la patraña quede en evidencia. Registran como usufructuarios de un empleo a quienes al ser interrogados si han trabajado en un período reciente, contestan ingenuamente con un si propio del que la ha sudado vendiendo fritura en la esquina de su barrio, ejerciendo el bien cuidaó u otras actividades similares, de las cuales a malas sobreviven familias enteras que no disponen de verdadero empleo.
Mientras tanto, los jerarcas de la Autoridad del Canal de Panamá han presentado para su aprobación en la Asamblea un multimillonario presupuesto de 2,028.1 millones de balboas, un 29% superior al del año fiscal anterior, estimando los ingresos por peajes para el año fiscal que se inicia el 1 de octubre de 2007 en $1,832 millones. El presupuesto de este año supera al de la vigencia en unos 500 millones de balboas, cifra precisamente cercana a los 552.5 millones destinados, como consta en el nuevo presupuesto, para el proyecto de ampliación del canal, valorado por la ACP en 5,250 millones en su totalidad. Esos 552.5 millones de balboas, unidos a los 662.2 millones estimados para aporte directo al Estado, dan una idea de lo irracional de la situación que sufre la mayoría de población, cuando lo que abundan son recursos.
Ese era el centro del debate en el referéndum para la ampliación del canal, si Panamá debía seguir siendo Pro Mundi Beneficio al servicio de los intereses de las multimillonarias navieras, un país pegado a un canal como dijera el insigne intelectual ya desaparecido Gregorio Selser, o un canal para un país, cuyos dividendos financieros fueran orientados al desarrollo y bienestar de sus habitantes. Recursos hay, muchos más que los escasos 50 millones destinados por el presidente a un PRODEC con sabor a pretensiones de influir en la lucha interna de su partido, y de ser necesario y posible, llegar a la reelección trabajada subliminalmente en el lema que preside toda propaganda gubernamental: ¡Martín Torrijos, Presidente!
Pero esto no acaba allí. En un excelente artículo de Paco Gómez Nadal (Ogros en cuento de hadas del Canal) se nos reseña que el administrador de la vía interoceánica confirmaba que van a pedir el crédito que tan gravemente afectará el actual “riesgo país”, saliendo al mercado financiero a hipotecar los sueños que no le son queridos, los de las mayorías humildes, prestos a ser sacrificados en el altar de los negociados y la acumulación de unos pocos.
Un ¡basta ya! es posible y necesario. Los reclamos que están aconteciendo desde los centros educativos de un confín a otro del país indican la existencia de condiciones para superar su dispersión y unificar las fuerzas desplegadas de manera aislada. Los gremios magisteriales tienen en sus manos una excelente oportunidad de volver a reconectar con las madres y padres de familia, con sus estudiantes, convocando a mancomunar esfuerzos para que dineros del canal sean invertidos de manera inmediata en un programa de asistencia alimentaria que extienda el existente en las escuelas primarias y lo dote en los colegios secundarios, entre otras demandas. Esa era posiblemente el reclamo que hubiera provocado un movimiento de la sociedad junto a los educadores en la pasada huelga previa al referéndum, e incentivado la participación adversa en el mismo.
Preparar bien esta pelea implica comenzar desde ya a efectuar asambleas docentes, reunir a padres y madres de familia, incentivar con los cuidados necesarios el resurgir de asociaciones federadas en los colegios, de tal manera que su resultado sea una movilización y lucha con la fuerza requerida, por unitaria e incluyente, hacia el tercer bimestre.
No está demás advertir que se están finiquitando acuerdos sobre educación en el marco de la concertación nacional, que bajo la premisa neoliberal de una falsa evaluación por resultados, apuntan realmente contra la estabilidad docente y el financiamiento público de los servicios educacionales. Que mejor manera de enfrentar tales pretensiones que desde un movimiento ofensivo que ponga contra las cuerdas y a la defensiva al actual gobierno.