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Las raíces de la delincuencia

Año VI, No. 141.- 8 al 14 de abril de 2007.-

El advenimiento del actual régimen democrático de libertades restringidas posibilitó, gracias a su apoyatura en el consenso ciudadano, la implementación de las políticas económicas que a la dictadura le fue imposible, precisamente por su aislamiento social y político. La dictadura agonizante era un régimen represor y tiránico en razón de haber perdido su base social y política. La democracia restringida, por el contrario, surgió como un régimen cuya fortaleza encuentra su explicación en haber contado con el apoyo entusiasta de la inmensa mayoría de los panameños.

En ese marco de fortaleza política es que se han podido implementar rápidamente las políticas públicas de privatizaciones, flexibilización laboral, apertura de mercados, reducción del Estado y ampliación de la esfera privada en detrimento de la pública. Tales políticas se han materializado con la entrega a las multinacionales del INTEL y del IRHE, de nuestros puertos y empresa de cemento, así como con la transformación de nuestra vialidad pública en vialidad de dominio privado (los corredores). Profundizando dichas políticas, el gobierno de Martín Torrijos ha privatizado la expedición de las licencias de conducir, la autopista Panamá-Colón, el Area Económica Especial de Howard (una Zona Libre Industrial), y próximamente el Megapuerto del Pacífico y una futura refinería del petróleo. Y apenas empiezan.

Complemento de las anteriores políticas ha sido la flexibilización del Código de Trabajo, la reforma antipopular de la Caja de Seguro Social y dos reformas tributarias «saca plata». Los planes para privatizar gran parte del sistema educativo no han podido ser implementados, todavía,por razón de la resistencia generalizada que han realizado los docentes con sus luchas. La joya más preciada de la corona es, por supuesto, la firma del TLC, que supondrá la muerte del sector agropecuario y la apertura a los extranjeros para el ejercicio de las profesiones liberales y la explotación del mercado minorista.

Brevemente descritas, estas son las denominadas políticas neoliberales.

¿Y cuáles son sus consecuencias?

Hace menos de quince años no existían los «bien cuidao», ni los vendedores ambulantes colapsaban los cruces de automóviles, ni existía el pandillerismo juvenil. No es casual que desde hace quince años se aplican sin paliativos las políticas neoliberales, de las que son responsables la totalidad de los partidos existentes, ya sea formando parte de gobiernos arnulfistas (o panameñistas) o integrando gobiernos del PRD.

¿Y cuáles han sido las consecuencias sociales de la aplicación de tales políticas neoliberales? Según el Ministerio de Economía y Finanzas casi medio millón de panameños sobremueren con menos de un dólar al día. Si la canasta básica familiar alcanza los doscientos dólares mensuales, ¿cómo sobrevive ese medio millón de panameños? Por otra parte, la pobreza alcanza a más del 40% de la población, lo que significa que sus ingresos no alcanzan para satisfacer el costo de la canasta básica familiar. No es de extrañar entonces que el 60% de la fuerza laboral esté «ocupada» en «empleos informales», carentes por tanto de seguridad social, estabilidad en el empleo, educación para sus hijos y jubilación.

El espantoso cuadro social que ha generado el neoliberalismo es lo que explica la existencia de decenas de miles de «bien cuidao» y vendedores ambulantes. De ese sector salen a las calles decenas de miles cada día para «camaronear» o «rebuscarse». Como es natural, no todos logran sobremorir, pues la «rebusca» o el «camaroneo» no alcanza para todos. Como en tiempos de las cavernas, pronto se forman los grupos o pandillas para defenderse y sobrevivir gracias al esfuerzo colectivo. Esa es la explicación de la existencia de la horda en el pasado, con la diferencia de que esto está ocurriendo ahora en el Siglo XXI. En ese ambiente sórdido y embrutecido se forma la mentalidad de salve el que pueda, y la de «o tú o yo», pues no existen para ellos alternativas ni esperanzas. De ese medio millón de panameños que sobremueren en la extrema pobreza, y de ese otro millón y medio que sobrevive en la pobreza, se hace el caldo de cultivo de la criminalidad

Los planes del gobierno neoliberal

El gobierno de Martín Torrijos, que hasta hace poco, y por boca de sus ministras de Gobierno y Justicia y de Desarrollo social, se oponía al aumento de penas para los menores delincuentes, ha dado un giro de 180 grados al aumentar dichas penas hasta 12 años de cárcel, extendiendo de 24 a 72 horas el tiempo que un ciudadano puede estar detenido sin ser puesto a órdenes de la autoridad competente, y otorgándole a los corregidores el derecho a realizar allanamientos sin orden judicial. ¿Se reducirá así la delincuencia? Estemos seguros que no. Y ellos lo saben. Este cambio de política obedece simple y llanamente al interés politiquero de mantenerse arriba en las encuestas. Ellos saben que la delincuencia hunde sus raíces en la política neoliberal que implementan y profundizan. En ese sentido, para combatir la delincuencia tendrían que dar un giro de 180 grados en su política económica, para así combatir frontalmente la pobreza que la genera. Pero ello implicaría romper con las políticas neoliberales. Por el contrario, la política del gobierno está orientada acombatir a los pobres. No es otra la intencionalidad de las medidas que se están tomando.

Todo lo anterior explica la necesidad de cercenar la libertad de expresión y las garantías constitucionales de los ciudadanos, lo que han materializado con la aprobación del nuevo Código Penal. También explica el descarado blindaje de la impunidad para el enriquecimiento ilícito. Neoliberalismo y libertades ciudadanas son incompatibles. De ahí la necesidad de conquistar el gobierno del Estado para desde ahí convocar una Asamblea Constituyente que refunde el Estado panameño, ampliando las libertades ciudadanas y dando prioridad en el presupuesto general del Estado a la lucha frontal contra la pobreza. Sólo entonces empezarán a cobrar sentido las medidas coercitivas contra el delito.

Si los verdaderos responsables del alarmante aumento de la criminalidad son los gobierno neoliberales de democracia recortada que hemos tenido desde Endara hasta Torrijos, la pregunta que queda en el aire es la de ¿le volveremos a dar nuestro voto? ¿Seguiremos dándoles nuestro consentimiento para que continúen su orgía de enriquecimiento sin freno y empobrecimiento generalizado, gracias a las políticas neoliberales que aplican?

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