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Enseñanzas de la huelga magisterial

Año V, N°128

10 al 16 de septiembre de 2006

Faltando mes y semanas para el referéndum de la ampliación, el gobierno, partidos políticos y poderes económicos aglutinados en los gremios empresariales, están gravemente preocupados por la sostenida huelga magisterial. De allí que la enfrenten furiosamente, señalando a dichos movimientos reivindicativos como causantes de una baja calidad educativa y de tener como agenda oculta la propagación del No a la ampliación.

Cinismo puro y duro de quienes gracias a las privatizaciones, desempleo estructural y demás daños colaterales del modelo neoliberal que impulsan, son causantes de los males y flagelos que sufren las mayorías humildes del país, verdadero telón de fondo de los graves problemas de aprendizaje que afectan a los hijos e hijas de este pueblo. Quienes hoy levantan sus airadas voces contra la huelga docente, son los mismos responsables de la disminución de las partidas dedicadas a la educación pública como parte del axioma neoliberal de disminución del gasto público, mientras incrementan las partidas millonarias regaladas a la educación privada.

Las consecuencias de tales prácticas saltan a la vista: menos cobertura de estudiantes que reciben algo de alimentación en los escasos comedores escolares, aulas saturadas hasta por encima de 50 alumnos, condiciones desastrosas de la infraestructura escolar, bajísima calidad en los seminarios impartidos a los(as) docentes, ausencia de laboratorios y materiales para el aprendizaje, lo que constituye un ejemplo de lo que de verdad entienden por calidad aquéllos que hoy se llenan la boca invocándola.

Lo de la agenda oculta para favorecer el No es ya desfachatez suprema, viniendo de quienes están gastando millones de los contribuyentes y de los dineros del Canal para favorecer el SI, mientras niegan a quienes les adversan igualdad de condiciones para comunicar eficientemente sus puntos de vista, ¡así es la democracia que pregonan pero jamás practican!

La huelga docente es temida porque pudo ser el catalizador de una mayor y peligrosa movilización, que arrastrando detrás de ella el poderoso descontento popular existente, pusiera a los defensores del SI contra las cuerdas y diera al traste con la posibilidad de una victoria de los de arriba en las urnas el 22 de octubre. Cabe entonces una pregunta, ¿por qué en la actualidad, mientras el No se fortalece a ojos vista, pareciera que la huelga se debilita y está a la defensiva? Nada de pecaminoso tiene el hacerse está pregunta, dada la necesidad de realizar aprendizajes que son imprescindibles para actuaciones eficaces.

El primer error a señalar es que la huelga, en parte importante del país, fue declarada desde las cúpulas, o desde asambleas que no tenían una participación mayoritaria. Veraguas es el ejemplo contrario, de allí la fortaleza del movimiento en esa provincia. En el caso de que una declaratoria de tal naturaleza fuera impostergable por razones de emergencia, jamás se debió obviar el recorrido de la dirigencia a cada centro docente a organizar asambleas que tomaran decisión, entre otras cosas, sobre los objetivos reivindicativos y la manera de materializar el paro.

De allí que el segundo error a señalar haya sido el no considerar las experiencias de luchas anteriores como la de 1997, que indicaban la necesidad de no dividir entre quienes se protegían de posibles represalias firmando en escuelas y colegios, y aquellos que en menor número se congregaban en centros de lucha. Si está decisión se hubiera sometido a consulta en cada centro educativo, lo más seguro que el paro hubiera sido militante en cada uno de ellos, con mayor y nutrida asistencia a las acciones centrales de calle y a grandes asambleas semanales por provincia y áreas. Lo que hubiese posibilitado, además, la realización de acciones unificadas desde los distintos centros educacionales en el momento necesario, lo que a la vez de fortalecer la huelga nos habría permitido desarrollar acciones que hicieran difícil la represión gubernamental.

Un tercer aprendizaje, que ya fue clave para detener en su momento la privatización que el gobierno de Pérez Balladares pretendía, era convocar –al inicio del movimiento- a asambleas de padres y madres de familia en cada escuela y colegio, para sumar sus reivindicaciones a la demanda salarial de los docentes, reivindicaciones que los tenían enfrentados al ministerio, como la reparación y equipamiento de los centros educacionales, la eliminación de las «escuelas rancho», la dotación de agua potable y electricidad a cientos de escuelas que carecen de tales servicios, y un mayor financiamiento para la ampliación de la cobertura de los comedores escolares, entre tantas otras.

De igual manera, por lo menos en la Media, había que abandonar las medias tintas y explicar, antes de iniciar la huelga, las razones de la misma a los estudiantes, generando espacios para que emergiera un proceso de autoorganización estudiantil. Así jamás hubiéramos sufrido el escarnio de ver alumnos(as) empujados, usados y manipulados por sus acudientes del partido de gobierno como tropa de choque contra sus docentes. Por el contrario, así se hubiera generado desde el inicio una participación solidaria de la comunidad educativa.

Nada de lo que aquí manifestamos es nuevo. Entonces, ¿por qué una y otra vez se cae en el mismo error? Se llama sectarismo, mal que sólo conduce y construye derrotas, pues separa a las bases docentes de sus dirigentes, quienes entonces actúan olvidando que la dirección debe ser expresión directa de la voluntad de los representados, so pena de perder apoyo, debilitando y dividiendo el movimiento.

Tiempo y ganas existen para revertir las adversas condiciones por la que atraviesa la huelga docente. Ello exige audacia y concitar la unificación de los docentes, hayan estado o no en paro, sean o no gremios incorporados al FAM, tales como la Asociación de Educadores Democráticos de Panamá. Y eso es posible en la medida que se rechacen los abultados descuentos salariales, con los cuales el gobierno pretende doblegar a la docencia y se rechace la represión desatada por el gobierno en su desesperación, represión que condenamos enérgicamente, ya se trate de docentes, como del encarcelamiento de dirigentes, por ello demandamos la libertad del Subsecretario General del SUNTRACS, Jaime Caballero, detenido en David, Chiriquí.

Es el momento también de levantar las reivindicaciones postergadas de los padres y madres de familia como parte del pliego del movimiento magisterial, impulsando asambleas de docentes y acudientes por escuela y colegio, exigiendo que el gobierno ponga al servicio de la educación, entre otros sectores, los recursos multimillonarios que ingresan al Tesoro Nacional provenientes del Canal (800 millones para el 2007).

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