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La trampa de la «concertación nacional»

Año V, N°126

13 al 19 de agosto de 2006

De forma sorprendente, inesperada y apresurada, el Presidente de la República ha convocado un «Pacto de Concertación Nacional para el Desarrollo», orientado al apuntalamiento del voto Sí en el próximo referéndum. Como se sabe, hace sólo unas pocas semanas el presidente declaró que el plan de desarrollo nacional que se le estaba exigiendo no era otro que su programa de gobierno, incumplido, por cierto, en un 100%. Hace sólo unos días, en un brusco cambio de opinión, aceptó que era necesaria la discusión y adopción de dicho plan, pero después del referéndum, dejando patente que siguen pensando que el pueblo panameño no es otra cosa que un rebaño de borregos. Y ahora nos encontramos con un nuevo y brusco giro en la política del mandatario.

¿Qué es lo que está ocurriendo? ¿Será que habrá comprendido y aceptado el clamor popular? En absoluto. Lo que ocurre es que las encuestas le están señalando que crece la intención abstencionista, aumenta significativamente el número de los indecisos, y el Sí ha bajado abruptamente (Dichter & Neira 4-6 de agosto). Súmese a lo anterior la lucha reivindicativa del sector educativo, fortalecida por el fracaso de la maniobra ministerial de comprar a unos cuantos «dirigentes» que no lograron reunir a más de 80 docentes cuando convocaron a sus «bases» para firmar un acuerdo con el Ministro de Educación. Agréguese a ello la próxima huelga nacional de los funcionarios de la Caja de Seguro Social, que se sienten una vez más engañados por el incumplimiento de una escala salarial aprobada y ahora ninguneada por el gobierno. Compútese la ira ciudadana por el escándalo que ha generado la modificación de un artículo del régimen tributario, cuyo único propósito fue ahorrarle a los grandes accionistas del Banco del Istmo el pago fiscal de 380 millones de dólares como resultado de su venta por 1,700 millones al HSBC.

Lo que ocurre es que el país se resiste a la entrega de 5.250 millones para la ampliación del Canal, cuando todos sabemos que en verdad de lo que se trata es del engorde de los bolsillos de los de siempre. Lo que ocurre es que el gobierno insiste en una ampliación neoliberal, que no es otra cosa que todo para ellos y nada para nosotros. Y para llevar adelante esa política antinacional y antipopular ya no le sirven las viejas tretas y los manidos engaños. Lo que ocurre es que amplios sectores del propio perredé están desanimados, desmotivados, y hastiados de «hacerle los mandados» al estrecho círculo de rabiblancos que le han expropiado su propio partido. Y por ello soterradamente hacen campaña por el NO.

La trampa del «Pacto de Concertación Nacional para el Desarrollo»

Preocupados y asustados por el creciente rechazo a sus planes neoliberales para la ampliación del Canal, han optado por la misma treta que utilizaron para la reforma antipopular de la ley de la CSS: convocar un «diálogo nacional» que, en esta ocasión, le permita a la partidocracia neoliberal sumarse complacida al festín de tan faraónico negociado. ¿Estaremos exagerando? Veámoslo. El acuerdo nacional de tan rimbombante nombre pretende hacerse para supuestamente poner los excedentes del Canal al servicio de la lucha contra la pobreza. Siendo así, pensamos que convocarán… a los pobres, que son los directamente interesados, o a las organizaciones que efectivamenterepresentan a sectores significativos de los mismos. En otras palabras, el gobierno se sentará a negociar con los maestros y profesores, con las enfermeras, con los indígenas, con los funcionarios públicos, con los desempleados, con los campesinos de la mal llamada cuenca y de otros sectores, en fin, con ese 50% del país que no tiene qué comer, que no tiene trabajo, o realiza su trabajo sin estimulo y con sueldos de miseria, sin olvidar a ese adicional 25% de la mal llamada «clase media» que cada día está más agobiada y desesperada. ¿Y qué negociará con ellos? Pues imaginamos que la construcción de hospitales y centros de salud, escuelas, viviendas populares dignas y construidas en terrenos del Estado, inversiones en infraestructuras, seguridad ciudadana y generación de empleos.

Pues pensamos e imaginamos muy mal. El gobierno PRD-PP ha convocado a negociar a los cleptómanos impunes del Partido Panameñista, y a sus socios de entonces los liberales, los molirenas y los de Cambio Democrático, y también, no faltaba más, a los de Solidaridad, beneficiarios directos de la ya conocida como «ley Banistmo». Por supuesto, también estarán en primera fila las organizaciones que, dirigidas por empresarios, intentan lavar la cara del gobierno y la ACP, al tiempo que se arriman a la mesa del banquete. Y no faltará algún «dirigente obrero» de los ya conocidos. ¿Y que negociarán entre ellos? Pues ya se sabe: «reunión de gavilanes, mortandad de pollos».

Frente a la trampa de la «Concertación Nacional», que tiene por objetivo un nuevo engaño al pueblo, todas las fuerzas populares y ciudadanas debemos levantar la consigna de la «Concertación Popular», para lo cual un paso imprescindible es la construcción de una coordinadora de las fuerzas del NO, que levante un programa de inversión que ponga al servicio de la nación y de la satisfacción de las necesidades del pueblo los ingresos provenientes del Canal de Panamá.

Yo no vendo mi Patria. ¡ Panameño, vota no!

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