Podridos hasta el tuétano

Año V, N°125

6 al 12 de agosto de 2006

El periódico El Siglo (07/08/2006) dio a conocer la declaración jurada realizada por Eduardo Herrera Hassan – primer director de la Policía tras la invasión norteamericana – ante la Fiscalía Primera de Drogas, en la que señaló que entre las amistades del narcotraficante Rayo Montaño están la expresidenta Mireya Moscoso, el legislador del PRD Abelardo Antonio, el Magistrado de la Corte Suprema de Justicia Alberto Cigarruista, el diputado Nelson Jackson y el abogado Raúl Ossa, miembro destacado del Partido Popular. También se hizo público que se habían perdido seis páginas, ya repuestas por cierto, del expediente en instrucción sobre Rayo Montaño, y el presunto asesinato del inspector Franklin Brewster ha caído en el agujero negro de los misterios irresueltos, y que por ello mismo se barren bajo la alfombra de la instituciones de «justicia».

Pero ahí no termina todo. El «empresario», y miembro destacado del Frente Empresarial del PRD, Cristóbal Salerno, quien estuvo prófugo de la justicia durante tres meses, y quien era buscado para que respondiera por el arsenal de armas de guerra hallados en una de sus «empresas», ha dado por fin la cara, y la «justicia» le ha impuesto la medida cautelar de «país por cárcel». Ciertamente ello ha provocado una declaración del Presidente de la República, Martín Torrijos, lamentándose que en Panamá pareciera que «la justicia hace diferencia entre aquéllos que tienen mucha plata y aquéllos que no tienen recursos económicos». Asombrosa declaración de quien, si quisiera, en un santiamén pudiera cambiar ese estado de cosas, gracias a ser el jefe del partido que tiene una mayoría aplastante en la Asamblea de Diputados.

Y prueba de lo anterior es la ya famosa Ley, aprobada semanas atrás, y cuya única finalidad fue la de ahorrarle a los accionistas de una entidad bancaria el pago de cerca de 400 millones de dólares en impuestos, gracias a lo cual sólo pagaron 80 millones al fisco. ¿Quién dio la orden? ¿A cambio de qué? Y luego nos desayunamos con que a los docentes no se les retribuye con lo que solicitan y se merecen «por limitaciones presupuestarias.» ¿Pero qué esperar de quien todos los medios de comunicación escritos llamaron mentiroso por haber negado que le hubiera pedido la renuncia a Delia Cárdenas, cuando ella, en conferencia de prensa realizada sólo algunos días después, aseguró que abandonaba el cargo porque él así se lo había solicitado?

Verdes de la envidia deben estar Alí Babá, Berlusconi y la familia Soprano, por la desdicha de no haber nacido en Panamá. Y no digamos nada del pobre Pinocho, que a él sí le crecía la nariz. Con toda razón se preguntaba el columnista Ebrahim Asvat: «¿Tienen nuestros gobernantes un compromiso con la verdad?» (El Siglo 07/08/2006). Y el ex Director de Metas de este gobierno concluía que no, lamentándose, además, que los ciudadanos no pudieran tener una relación de confianza con el Presidente dadas sus sistemáticas faltas a la exigencia de verdad.

No cabe duda que el país atraviesa una gravísima crisis social y política que es el resultado de la aplicación sistemática de las políticas neoliberales: la mitad de los panameños viven en la espantosa miseria, y el resto, con la excepción del estrecho grupo de beneficiarios de tales políticas, en la pobreza, o en el «sálvese el que pueda». El sistema educativo se ha desplomado, la seguridad social ya no asegura nada ni a nadie, la estructura de salud pública se está privatizado poco a poco, la industria nacional ha dejado de serlo para pasar a ser extranjera, la criminalidad florece en el caldo de cultivo de la miseria y la ignorancia, los servicios públicos son ahora privados, etc.

La clase política responsable de esta bárbara situación tiene ahora el descaro de intentar convencernos que somos nosotros, el pueblo llano y la clase media, los responsables de tan graves desatinos. ¡Cómo si no fueran ellos los que gobiernan el país! La única crisis de valores existente es la crisis de ellos, la de la clase dominante, que tiene el cinismo de comunicarnos que han llegado a un acuerdo salarial con la Coordinadora de Unidad Magisterial (CUM), la cual aprobó «en consulta con las bases» el mendrugo que les ofreció el gobierno. Ochenta fueron los docentes que asistieron a tal consulta, tal cual reportó en directo Canal 13, mostrándonos además a los pobres arriados a tan vergonzosa farsa.

Lo mismo hicieron con el salario mínimo, con la reforma a la seguridad social y con el alza del pasaje colectivo. Ya no pueden gobernar si no es con la mentira y a fuerza de corromper a las direcciones de gremios y sindicatos. Les repugnan las libertades democráticas, y todos los órganos del Estado despiden el fétido olor de la podredumbre ética y política en que están sumidos. Se hace difícil distinguir entre políticos, narcotraficantes, lavadores de dinero y evasores del fisco. En resumen, están podridos hasta el tuétano.

De ahí que se agarren al referéndum del Canal como de un clavo ardiente. Es su oportunidad de lavarse la cara y además hacer un buen negocio. De recuperar «la confianza ciudadana» y legitimarse nuevamente por tal vez 25 años más. Por eso están todos unidos tras esa quimera que venden utilizando para ello todas las artes del estafador.

Por ello mismo ésta es la oportunidad del pueblo, de la mayoría ciudadana. Si los derrotamos se abrirán otros caminos, pues habremos iniciado la recuperación de nuestra capacidad de decidir, de ser nosotros mismos, y de construir ese otro Panamá posible, democrático, de mayorías, solidario, respetuoso de la ecología, alentador de un urbanismo al servicio de los ciudadanos y no del capital. Podremos decir, entonces, que ese Canal es nuestro porque estará al servicio de nuestros docentes y escolares, de nuestros enfermos y desvalidos, de la urgente generación de empleos decentes, y podremos darle así esperanza a nuestra juventud.

¡Panameño, vota NO!