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El imparable ¡No!

 Año IV, N°119,

15 al 21 de mayo de 2006

A sólo 14 días del discurso presidencial de presentación del proyecto de construcción del tercer juego de esclusas, la piñata de las mentiras y manipulaciones le ha estallado en el rostro al gobierno. En efecto, la última encuesta Dichter & Neira, elaborada entre el 5 y el 8 de mayo, refleja que los partidarios del NO en el referéndum han crecido en un 8.3%, mientras que los partidarios del SÍ lo han hecho únicamente en un 1%. Lo que significa que por cada nuevo partidario del SÍ, al NO se suman ocho panameños.

Si bien es cierto que el NO ha crecido esencialmente entre los indecisos, es decir, entre aquéllos que aún no habían tomado una opción, la conclusión provisional que podemos elaborar es que los mismos se han decidido por el NO con el surgimiento de los primeros cuestionamientos. Todo indica, de mantenerse la tendencia, que en la misma medida en que las mentiras y groseras manipulaciones empiecen a ser desenmascaradas, en esa misma medida se iniciará el proceso de vaciamiento del SÍ.

¿Qué es lo que ha ocurrido?

Sencillamente que, a sólo un año y ocho meses de gobierno, el «más trabajo, más seguridad y cero corrupción» se ha derrumbado estrepitosamente, dejando al descubierto la gran estafa política que fue urdida contra el pueblo panameño, apoyándose para ello en el aplastante rechazo popular al pasado gobierno cleptocrático de Mireya Moscoso. En razón de ello, el estallido del globo de las falsas ilusiones constituye un antídoto importante contra nuevos engaños y manipulaciones políticas.

Ahora empieza a verse con mayor claridad que las diferencias entre el gobierno actual y el panameñismo se reducen a cuestiones de estilos, sin bien ambas fracciones de la partidocracia están indisolublemente unidas por el cordónumbilical del neoliberalismo. De ahí la reforma tributaria contra los trabajadores y las capas medias, la reforma antipopular de la CSS, el subsidio a los monopolios eléctricos privatizados, el encubrimiento de los beneficiados por la gran estafa de la subida de las tarifas en ese sector, y el ocultamiento del escandaloso negociado del multimillonario cobro en exceso de las mismas. Súmese a todo lo anterior el subsidio a las empresas petroleras, el negociado en ciernes de la privatización del denominado «megapuerto», y la próxima entrega del transporte público al gran capital transnacional.

Como podrá entenderse, se trata, con perdón, del mismo perro con distinto collar. Sólo que ahora ya no les es tan fácil engañarnos y nadie les cree. De ahí que el comentario público popular señale sin tapujos la naturaleza del «gran negocio» de la construcción del tercer juego de esclusas, así como a los que integran el reducido círculo de sus beneficiados, que serán los nuevos burócratas multimillonarios del recién estrenado milenio.

Se trata, a no dudarlo, de un nuevo 1903. Aunque esta vez tienen por delante, enarbolando la bandera del ¡NO!, a JoséManuel Luna, que seguirá luchando por cobrar su tajada de sandía (1856); a Victoriano Lorenzo, que no se rindió ante la partidocracia vendepatria de su época (1903); a Ferdín Jaén, que volverá a dar su vida por una vivienda digna (Movimiento Inquilinario de 1925); a los que se movilizaron para rechazar el Tratado Filos-Hines, y que también lo harán ahora (1947); a José Manuel Araúz, que sigue exigiendo educación para todos (1958); a Polidoro Pinzón, que hablará por los excluidos yolvidados (1961); a Ascanio Arosemena, que continúa batallando por recuperar el Canal para su pueblo (9 de enero de 1964); a Juan Antonio Navas Pájaro, que exigirá nuevamente que se cancele la impagada deuda social (1966); a Floyd Britton, que no se doblegará ante este nuevo intento de silenciar a su pueblo (1969); a Héctor Gallegos, que no permitirá que se olvide al campesino panameño. Y todos ellos proferirán el grito de ¡Yo no vendo mi patria!, que nos enseño Mateo Iturralde.

Han abierto una caja de Pandora

Con el intento de imposición de la construcción de un tercer juego de esclusas han abierto, sin quererlo, una caja de Pandora. De ella han empezado a salir numerosos interrogantes que se abrirán paso a través de las innumerables trampas que nos han puesto.

Antes de pensar siquiera en la construcción de un tercer juego de esclusas, los panameños debemos plantearnos si la recuperación del Canal satisfizo nuestras exigencias históricas. ¿Realmente lo hemos recuperado? Si fuese así, ¿por qué su Administrador sugiere que si no entendemos los estudios que se han hecho con nuestro dinero, por estar redactados en inglés, los traduzcamos? Si realmente fuese nuestro, ¿por qué nuestros técnicos, científicos e intelectuales no han participado en la elaboración de dichos estudios? ¿Por qué se ha ignorado a nuestras universidades?

Se nos dijo que su recuperación significaría darle al mismo «el uso más colectivo posible». ¿Realmente ha sido así? También nos dijeron que al recuperarlo se acabarían para siempre los múltiples privilegios coloniales. ¿Se han terminado realmente? ¿Sabemos los panameños qué se hace con los ingresos millonarios que genera nuestro Canal? Y yendo más allá. ¿Quién o quiénes deciden por nosotros, los dueños, qué se hace con esos ingresos? Demasiadas preguntas y pocas respuestas. Ha llegado la hora de contestarlas.

En efecto, debemos evitar el falso debate al que nos quieren llevar y poner en el centro del mismo las preguntas que exige el momento histórico. Por primera vez en cien años los panameños, en nuestra condición de pueblo soberano, podremos decidir sobre nuestro futuro; podremos recuperar el Canal y ponerlo al servicio del desarrollo nacional, y no al servicio de «pro mundi beneficio», tal como reza nuestro escudo nacional. Ha llegado la hora del «Panamá beneficio», y para ello hay que transformar el No en una poderosa e imparable fuerza popular.

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