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El TLC y la renuncia de Cortizo

Año IV, N°106,

9 al 15 de enero de 2006

La renuncia del hoy ex Ministro de Desarrollo Agropecuario, Laurentino Cortizo, ha destapado uno de los secretos mejor guardados de la negociación del TLC, descubriéndose, gracias a ello, que el país entero viene siendo engañado por el gobierno nacional, en este tema, desde fecha tan temprana como el 22 de septiembre del 2005, cuando la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos le hizo llegar una carta al Ministro de Comercio, para ser firmada además por Laurentino Cortizo y Camilo Alleyne, en la que estos tres ministros, en nombre de la República de Panamá, exoneraban de los controles fito y zosanitarios a todos los productos procedentes de los Estados Unidos.

A la ofensa que significa que dicho documento haya sido redactado por los norteamericanos, y enviado para su firma a los ministros mencionados como si estos fueran subalternos de un funcionario norteamericano de tercera línea, ha de agregarse que el mismo pone de manifiesto que se trata de » un entendimiento acordado entre las delegaciones de ambos países en el transcurso de las negociaciones del TLC….», lo que evidencia que dicho acuerdo le fue ocultado deliberadamente al país, y que tanto el Presidente de la República, como su Ministro de Comercio, le han mentido descaradamente a la ciudadanía en innumerables ocasiones.

Una crisis de graves dimensiones

La crisis abierta por la renuncia de Cortizo, seguida en cuestión de horas por la de Concepción Santos Sanjur, Director de Cuarenta Agropecuaria, viene incubándose desde finales de septiembre, desembocando en duros enfrentamientos verbales en el seno mismo del Consejo de Gabinete, en el último de los cuales Cortizo le advirtió al propio Torrijos que no firmaría el acuerdo de marras. Como se ve, no se trata de «diferencias personales», sino de una crisis cuyo trasfondo no es otro que el provocado por las propias políticas neoliberales que afectan al conjunto del país, y que hoy fracturan al propio gobierno.

Hay que tener en cuenta que a la infamia del engaño y la mentira descubierta por las denuncias de Cortizo, se agrega el gravísimo daño que a los sectores productivos del país se ocasiona, en especial al agropecuario, con la política de entrega sin resistencia del grupo de los «amigos de Martin», completamente desvinculado de los sectores productivos nacionales, y cuya lógica de acumulación personal se afianza en los grandes negociados generados con las privatizaciones y la desnacionalización del Estado ( Duty Free de Tocúmen, Megapuerto del Pacífico, TLC, privatización del transporte público, privatización de la limpieza de la Bahía y ampliación del Canal, entre otros). Este grupo, hegemónico en el Gabinete, integrado por los ministros de economía y finanzas, presidencia, comercio y relaciones exteriores, ha provocado ya la salida abrupta de tres ministros y algún que otro alto cargo del Estado (Bernal, Calderón, Cortizo, Acha), los cuales expresaron posiciones matizadas respecto a la salvaje política neoliberal de entrega incondicional y enriquecimiento personal de los «amigos de Martín».

Por supuesto, el grupo de ministros cuya fortaleza se asienta en su pertenencia al PRD y su control de sectores de cuadros medios de dicho partido (Alemán, Balbina, Rivera), han empezado a tomar discreta distancia de un capitán de barco que amenaza con hundirlos políticamente. No en vano Pérez Balladares, por pluma de sus más allegados, ya adelanta la necesaria convocatoria de una constituyente, la renacionalización negociada de las empresas eléctricas, y ahora de una oposición moderada pero cierta al TLC. Se trata, no cabe duda, de medidas preventivas frente al desastre a que están conduciendo al país Martín y sus amigos.

Tormenta y marejada

Si el panorama de los sectores productivos anuncia tormenta, para lo cual sólo hay que ver la alianza de Onagro y Frenadeso, y el abrupto retorno de Washington de los ganaderos y porcicultores que se han sentido engañados y manipulados por el gobierno, las perspectivas de los sectores populares no son otras que la de una fuerte marejada. Si nos mintieron con el TLC, ¿cuánto nos están mintiendo con la dichosa ampliación del Canal?

Hoy por hoy, el inesperado puntapié de Cortizo al gobierno le permite al movimiento popular crecer en su comprensión del grave engaño que ha significado la imposición de la de la reforma fiscal y la nueva ley del seguro social, la estafa que significa utilizar el dinero de todos los panameños para «subsidiar» a las empresas eléctricas, y la utilización de 50 millones anuales de los ingresos del Canal para financiar la política clientelista del gobierno, vía los Consejos Consultivos Comunitarios, que no son otra cosa que circos provinciales en los que se representa la farsa de una «consulta popular» con los funcionarios gubernamentales obligados, bajo el imperio de la lista, a su asistencia a tan bochornosos actos.

Conscientes de que el barco hace aguas por todas partes, y que incluso algunos sectores empresariales empiezan a retirarles su apoyo, el gobierno convocó de inmediato a los «partidos de la oposición» para explicarles, por boca del Primer Vicepresidente, y destacado miembro del grupo de los «amigos de Martín», la crisis generada por la renuncia de Cortizo y los peligros que amenazan el buen fin del TLC. No es de sorprender que toda la partidocracia neoliberal le dio su respaldo al gobierno ( Panameñista, Liberales, Solidaridad y Cambio Democrático).

La nación contra sus depredadores

En efecto, las condiciones para construir un movimiento nacional que haga retroceder al gobierno en la aplicación de sus nefastas políticas neoliberales relativas al TLC, el financiamiento de las multinacionales eléctricas y de las distribuidoras de carburantes, así como la próxima ampliación del Canal, están más a la mano que nunca. Bastaría con convocar a todos los sectores enfrentados a tales políticas, en el entendimiento de que se respetará la autonomía de cada sector y regirá la más amplia democracia en la conducción de dicho movimiento nacional, lo que excluye, ciertamente, la aceptación de dirigentes ungidos o impuestos por un sector, por más probos y meritorios que sean los mismos. Manos a la obra.

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