Xarxa Feminista PV

De mujeres, suicidio y violencia

Martes 23 de junio de 2020

Esmeralda R. Vaquero 03/06/2020 Pikara

Las mujeres intentan suicidarse tres veces más que los hombres. La causalidad es múltiple, pero aflora el vínculo con la violencia machista

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Ilustradora: Carol Caicedo

A los 11 años, Sara Morales intentó suicidarse por primera vez. Un tiempo después vendrían otras situaciones similares, aunque ya antes había conocido las conductas autolíticas. “El primer recuerdo que tengo de pequeñita es la imagen de mi madre intentando suicidarse”, explica. Aunque la causalidad de un suicidio suele ser múltiple, a Morales le parece que ciertos hechos cobran relevancia: “Hay gente que dirá que esto pasa por un bajón de serotonina o herencia genética, pero para mí es importante que fuimos las dos mujeres de la familia, en un entorno en el que la violencia estaba en el día a día”.

El porcentaje de mujeres que se suicidan es considerablemente menor que el de hombres, pero las tentativas de suicidio son mucho más elevadas en ellas. La cuestión de género influye. Y mucho. La psicóloga Lidia Luna considera que la accesibilidad a ciertos métodos puede explicar ese desfase de cifras: “Los hombres acceden a vías más eficaces, en cambio las mujeres optan por otro tipo de métodos que les resultan más accesibles y ante los que es más fácil que haya un rescate, como la ingesta de medicamentos. Estas mujeres puede que se contabilicen como tentativas, pero lo que realmente quieren es suicidarse”.

Más allá de conseguir terminar o no con la propia vida, se vuelve necesario ahondar un poco más en un tema tan trascendental. En el Informe sobre el estado de los Derechos Humanos de las personas con trastorno mental en España, realizado por la Confederación Salud Mental España y publicado en 2018, se apunta: “La relación existente entre suicidio y violencia de género es una realidad enormemente ignorada en medios de comunicación y estudios estadísticos”. Si a ello se le añade el hecho de tener un diagnóstico psiquiátrico, la invisibilización adquiere un grado más de profundidad. “Este problema de salud mental puede ser previo a la violencia del maltrato o surgir como consecuencia de este”, indica el documento. Dicho informe, donde se incluye un apartado específico sobre violencia machista y salud mental, expone que el maltrato constituye un factor precipitante que se considera la causa del 25% de los intentos de suicidio de las mujeres. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que uno de los mecanismos de abordaje de la prevención del suicidio es la actuación sobre factores de riesgo, como es el maltrato. “La violencia que implica el clima de dominio constituye el desencadenante del crimen o del suicidio, tanto si se ha llevado a cabo como si se ha intentado”.

Hace algunos años, Miguel Lorente, Cruz Sánchez de Lara y Covadonga Naredo, se centraron en una idea de Enriqueta Chicano y desarrollaron un informe sobre la relación suicidio-violencia machista donde se manifiesta el estrecho vínculo entre ambas. Algunas de las conclusiones extraídas apuntan a que el clima de dominio puede ser el desencadenante de una conducta autolítica. Además, abogan por la inclusión de la perspectiva de género en los planes nacionales de prevención del suicidio.

Para la psicóloga Mónica Sánchez, las violencias estructurales y simbólicas ejercidas en los cuerpos femeninos, sumadas a violencias en el entorno de la pareja o expareja, acoso o abusos sexuales, deterioran muy corrosivamente la salud mental de las mujeres y pueden llevar a decidir el suicidio. “Las mujeres experimentamos numerosas secuelas de situaciones traumáticas que no se nombran y cuyos síntomas no son reconocidos por personas cercanas ni por profesionales de la salud”. La ausencia de perspectiva de género conllevaría, según la psicóloga, “un enorme sesgo a la hora de medicalizar y patologizar el dolor y el malestar de las mujeres, ninguneando, infantilizando y tapando los síntomas con psicofármacos, sin ofrecer una mirada más amplia”. Explica que cuando el sufrimiento, la angustia y desesperación por no encontrar soluciones llega a su límite, “la idea del suicidio aparece como una alternativa para detener el sufrimiento, para lograr que desaparezca”.

Algo similar subraya Sara Morales. “Las mujeres nos encontramos ante violencias patriarcales muy contundentes; me parece importante señalarlo porque puede llegar un momento en que no se tengan los suficientes recursos para afrontar el sufrimiento psíquico y al final una vea como única solución posible acabar con su vida”. Para que algo tan importante como el suicidio cobre la relevancia que merece, Morales considera que es necesario tratar los casos desde una perspectiva de género, social o de raza, es decir, desde otras causalidades que no sean el abordaje de la enfermedad”.

Porque ya es momento, como apunta Morales, de empezar a tratar el suicidio como un problema de salud social en lugar de culpabilizar de manera individual a la persona que intenta sobrevivir en medio de este insano mundo. Mundo que asfixia y violenta.

Quizá es hora de rastrear y nombrar la herida profunda que azota los cuerpos.

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