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Convocatoria y Manifiesto

Concentración antinuclear «¡Tod@s con Japón! ¿Nucleares?, ¡no gracias! ¡Garoña, cierre YA!»"

Convocan Ecologistas en Acción, Greenpeace y Plataforma Anticementerio Nuclear «Tierra de Campos Viva»

Martes 15 de marzo de 2011

17 marzo, jueves,
18 horas
Plaza Mayor de Valladolid

CONCENTRACIÓN

TOD@S CON JAPÓN
¿NUCLEARES? NO GRACIAS
¡GAROÑA, CIERRE YA

Convocan:

Ecologistas en Acción
Greenpeace
Plataforma Anticementerio Nuclear «Tierra de Campos Viva»

MANIFIESTO

El brutal terremoto que ha azotado Japón recientemente ha causado ya un número elevado de víctimas y daños materiales y morales muy importantes. Vaya en primer lugar nuestro mensaje de solidaridad con los habitantes de ese país.

Pero el terremoto y el tsunami posterior han producido otros problemas graves cuyas consecuencias últimas todavía no conocemos aunque, como es lógico, esperamos que tengan el mínimo alcance. Varias centrales nucleares de ese país resultaron dañadas, aunque la que tiene mayores problemas es la de Fukushima, 240 kilómetros al noreste de Tokio. La situación al día de hoy es muy complicada, pues tanto los reactores como las piscinas de los residuos sufren un deterioro de gran importancia que se está intentando combatir con grandes riesgos para los trabajadores, dados los altos niveles de radiactividad existentes. El gran problema sigue siendo el de extraer el calor de los núcleos de los reactores para evitar que se fundan completamente y liberen una ingente cantidad de radiactividad.

Pero hay que aclarar que una buena cantidad de materiales radiactivos ya han sido liberados, que algunas personas ya sufren las consecuencias de las radiaciones, y que las autoridades siguen aumentando el número de personas desalojadas en su intento por evitar daños mayores a la población. Ya sabemos que el accidente será, como mínimo, el segundo más grave en la historia de la utilización de energía nuclear para la producción de electricidad. Vuelven los fantasmas que nunca se habían ido. ¿Es razonable la utilización de la energía nuclear para producir electricidad cuando el mundo tiene a su alcance otras formas menos arriesgadas?

Desde hace tiempo muchas personas y colectivos pensamos que no puede realizarse una actividad potencialmente tan peligrosa cuando existen otras tecnologías posibles. Desde hace tiempo apostamos por no correr esos riesgos cuando hay alternativas. Los accidentes nucleares que, por desgracia, ya se han producido nos pueden servir para aprender.

Se habla de fallos técnicos, humanos y de accidentes de la naturaleza. Los primeros son más controlables pero nadie puede ofrecer garantías definitivas. Los segundos tienen una estrecha relación con los primeros. Sobre los fenómenos naturales apenas tenemos capacidad de incidencia. La pregunta no puede limitarse a este caso concreto de las centrales nucleares japonesas: ¿por qué se colocan en zonas de alta actividad sísmica? El interrogante es más amplio y de otro tipo: ya que la naturaleza es imprevisible, ¿no sería mejor evitar riesgos asociados a la utilización de tecnologías y materiales de gran capacidad destructiva de vidas y naturaleza? También en este tema las necesidades de las personas pasan a segundo plano. No podemos olvidar que para algunos, para los más poderosos, este asunto es también económico.

Ya tenemos los suficientes accidentes nucleares como para saber que no merece la pena correr el riesgo. Tampoco nos parece que tengamos ninguna licencia para dejar nuestros residuos radiactivos, con vidas activas y potencialmente peligrosas de decenas de miles de años, a quienes nos sucedan en la Tierra.

Los japoneses, que ya sufrieron también el carácter maldito de esa tecnología en su origen militar, son los últimos en sufrir sus dañinas consecuencias. Parece razonable que en todo el mundo hagamos planes serios y rápidos para acabar cuanto antes con la energía nuclear y, por supuesto, con los arsenales militares a ella asociados.

Como castellanos y leoneses no podemos olvidar que la central accidentada en Japón es gemela de la planta de Santa María de Garoña (Burgos), la más antigua de las que aún funcionan en la península y sobre la que pesa una orden de cierre decretada por el Gobierno Central actual, que debe ser ejecutada por el que le suceda en las próximas elecciones generales. El Gobierno de Castilla y León ha hecho gala de pretender la prolongación de la vida de la central nuclear. Ambas centrales son de agua en ebullición de patente General Electric, de potencia similar, y de casi la misma antigüedad. Ambas se conectaron a la red eléctrica en 1971.

No queremos riesgos y menos cuando se acaba la vida útil para la que la central fue diseñada. Una de las muchas mentiras que se contaron a la opinión pública europea tras el accidente de Chernobil, es que ese accidente no podría ocurrir aquí porque todas las centrales disponían de sistemas de contención que laminarían la fuga de material radiactivo que se produciría tras un accidente nuclear. Se hablaba de que todas disponen de sólidos edificios de hormigón armado (contenciones secas) capaces de soportar el incremento de la presión y las posibles explosiones de origen químico que seguirían a un accidente nuclear. Esto era falso en Zorita (cerrada en 2006) ya que disponía de una cúpula de acero de apenas unos centímetros de espesor, y era también mentira en Fukushima y en Garoña porque disponen de un sistema de contención denominado Mark I que funciona por el mecanismo de relajación de presión.

En este sistema hay una doble contención. La primera es una envoltura hermética de acero dotada de una cámara de relajación de la presión que no es sino una vasija de acero llena hasta la mitad de agua. En el exterior hay una segunda contención de hormigón armado de 1 metro de espesor. Esta segunda contención (que como se ha visto no es una sólida contención de hormigón amado y que tampoco está dotada de una sólida cúpula semiesférica) es la que ha sido dañada (parece que definitivamente destruida) por una explosión en Fukushima.

Al contrario de lo que han dicho en muchas ocasiones los portavoces de la industria nuclear y del supuesto organismo de control (el Consejo de Seguridad Nuclear), la contención que funciona de forma eficaz no es la secundaria, ya destruida en el accidente, sino la primaria donde se han presentado los principales problemas en la central japonesa. La filosofía de relajación de la presión es que los gases, al burbujear forzosamente sobre el agua de la vasija de acero, se enfrían (parte del vapor de agua vuelve a ser líquida) o se disuelven en agua. Este es el caso del yodo, uno de los radioisótopos más abundantes en los productos de fisión del uranio que presenta una notable solubilidad en agua. El problema es justamente el hidrógeno. Este gas ni se licua ni se disuelve y su proporción en la contención primaria aumenta. Es bien sabido que dicho gas produce, cuando se alcanzan ciertas proporciones, una reacción explosiva con el oxígeno del aire. Este ha sido el origen de la explosión que ha destruido la contención secundaria. El resultado final dependerá de que técnicos y trabajadores logren refrigerar la central nuclear en unas condiciones cada vez más difíciles. Esperemos que el resultado sea positivo pero creemos que no merece la pena correr los riesgos.

Todos y todas con Japón

¿Nucleares? No, gracias

¡Garoña cierre ya!

¡No al cementerio nuclear!"

Ecologistas en Acción
Greenpeace
Plataforma Anticementerio Nuclear «Tierra de Campos Viva»

EL ACCIDENTE DE FUKUSHIMA MARCA UN ANTES Y UN DESPUES EN LA SEGURIDAD NUCLEAR

Ecologistas en Acción, Greenpeace y la Plataforma Anticementerio Nuclear “Tierra de Campos Viva” han convocado para mañana jueves, 17 de marzo, un acto en solidaridad con el pueblo japonés y de rechazo a la energía nuclear. El acto consistirá en una concentración, a las 6 de la tarde, en la Plaza Mayor de Valladolid.

En Fukushima Daichii se ha producido el segundo accidente más grave de la historia nuclear mundial, tras el de Chernobil. Para Ecologistas en Acción se trata de un Nivel 6 en la Escala INES de sucesos nucleares, con una situación grave, especialmente del reactor número dos y un escape de sustancias radiactivas. Ecologistas en Acción reclama el cierre escalonado de las centrales nucleares españolas, empezando por la de Garoña (Burgos).

En estos momentos están dañados los cuatro reactores que estaban funcionando en Fukushima I. La situación más crítica es la del reactor número dos en que la explosión dañó la contención y el combustible ha quedado desnudo. Además se han retirado las cubiertas exteriores de los reactores 5 y 6 para evitar nuevas explosiones, lo que hace aumentar la radiactividad ambiental. Por otra parte, se ignora cual es la situación de las piscinas de combustible gastado, aunque todo indica que la piscina del rector número cuatro ha sufrido daños. Esto añade un punto de peligrosidad porque en las piscinas están los residuos de alta actividad de la central y el agua que contienen está contaminada.

No se puede sostener que las centrales japonesas hayan aguantado bien el terremoto y el tsunami dada la situación crítica en que se encuentran y dada la fuga radiactiva que ya se ha detectado a cientos de kilómetros de la central de Fukushima.

Para Ecologistas en Acción los sucesos de Fuskushima ponen de manifiesto el riesgo inherente al uso de la energía nuclear y aconsejan el abandono de esta fuente de energía. Aunque estos hechos sean improbables, acaban por producirse.

Las centrales nucleares españolas no están exentas de problemas que nos someten a riesgos inadmisibles. Las situaciones que pueden dar lugar a un accidente, llevando a la central fuera de sus parámetros de diseño pueden ser improbables, pero finalmente pueden suceder. Por más que se intente perfeccionar la seguridad, siempre pueden aparecer imprevistos con los que no se contaba y que pudieran dar lugar a accidentes graves.

La central nuclear de Garoña (Burgos) es muy similar al reactor número uno de Fukushima I, pero con muchos más problemas de seguridad. Se trata de una central obsoleta, con tecnología de los años 60 del siglo pasado y cuya aportación al sistema eléctrico nacional es mínima, cinco veces por debajo de la de las energías renovables de Castilla y León. Por tanto lo más razonable sería proceder al cierre de la central y no prolongar su vida hasta 2013.

Por ello, y en solidaridad con las víctimas del terremoto, Ecologistas en Acción, Greenpeace y la Plataforma Anticementerio Nuclear “Tierra de Campos Viva” convocan a todos los vallisoletanos a acudir a la concentración de mañana jueves 17 de marzo en la Plaza Mayor de Valladolid, dentro del día de acción en Solidaridad con el pueblo de Japón y por el abandono de la energía nuclear convocado a nivel estatal, con concentraciones en las principales ciudades españolas.

Ecologistas en Acción de Valladolid