EEUU intensifica la presión
interna e internacional para afianzar su ocupación en
Iraq
31 de julio de 2003. Nota informativa CSCAweb
(www.nodo50.org/csca)
El reconocimiento oficial
por parte de EEUU de la existencia de una resistencia organizada
ha puesto en evidencia las limitaciones de la planificación
de la ocupación del país previa a la invasión.
Ello explica que a lo largo de todo el mes de julio la Administración
de EEUU haya debido aplicar nuevas medidas en los tres frentes
fundamentales en los que descansa la intervención colonial
de Iraq: el militar, el político y el económico.
La
realidad de una activa resistencia iraquí que se opone
y actúa contra la ocupación de EEUU ha puesto en
jaque los planes diseñados por la Administración
Bush para su control directo político, económico
y militar en Iraq. El reconocimiento oficial por parte de EEUU
de la actividad de la resistencia (primero a través de
las declaraciones del nuevo jefe del Comando Militar Central
de EEUU, el general estadounidense John Abizaid, calificando
la resistencia como una "guerra de guerrillas" [1]
y, después por el subsecretario del Departamento de Defensa,
Paul Wolfowitz, al declarar que dichas tropas tienen que hacer
frente todavía "a un duro trabajo en Iraq" [2])
ha puesto en evidencia las limitaciones de la planificación
de la ocupación del país. Ello explica que a lo
largo de todo el mes de julio EEUU haya debido aplicar nuevas
medidas en los tres frentes esenciales en los que descansa la
intervención colonial de Iraq, el militar, el político
y el económico, mientras se cimientan las bases para un
arreglo definitivo de la cuestión iraquí en el
contexto del reordenamiento global de la región y de su
inserción en las redes de la economía capitalista
globalizada.
El frente militar de la ocupación
Tras designar a un nuevo general estadounidense de origen
libanés y conocedor de la lengua árabe como jefe
del Comando Militar Central -el mencionado general Abizaid-,
las operaciones militares en el interior del país han
seguido incrementándose con el objetivo de confrontar
las acciones de una resistencia que, calificada por la autoridad
de ocupación, por el Departamento de Defensa y por el
presidente Bush de estar directa y exclusivamente vinculada al
antiguo régimen baasista, sigue minimizando el más
amplio calado de su composición con el fin de deslegitimarla
ante la población iraquí. Según el diario
árabe al-Watan al-Arabi [3], al menos siete
grupos distintos se han hecho responsables de diversas acciones
de resistencia en el interior de Iraq la mayoría de los
cuales afirman, además, no estar relacionados con el anterior
gobierno ni con el Partido Ba'az. Entre ellos, el Movimiento
Armado Islámico de la Organización al-Qaeda, sección
Faluya (su portavoz, oculto, aseguró que eran los responsables
de los ataques contra soldados estadounidenses y que están
asentados en todos los puntos del país), el Frente de
Combatientes Nacionalistas, las Brigadas de la Resistencia Iraquí,
el Ejército de Liberación de Iraq que ha declarado
"oponerse por la fuerza y resistir con las armas contra
cualquier injerencia militar aunque sea bajo mandato del Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas (NNUU), o de la OTAN o de países
islámicos y árabes"; el grupo de Resistencia
Islámica Nacionalista Iraquí, el Batallón
de la Revolución de 1920 (en recuerdo a la lucha contra
la colonización británica en Iraq), el Mando de
las Fuerzas de Trinchera de la Guerra Santa, y el Grupo Salafista
Combatiente.
La labor prioritaria de acabar con la resistencia ha venido
a complicar las dificultades de controlar militarmente un país
de 25 millones de habitantes cada vez más opuestos a colaborar
con las tropas extranjeras. A ello se añaden los problemas
financieros asociados al aumento del presupuesto previsto para
gastos militares por parte del Departamento de Defensa estadounidense.
Las peticiones formuladas por el Congreso de EEUU a comienzos
de julio para que el presidente Bush solicitara formalmente apoyo
a NNUU y a la OTAN con el fin de que ambas instituciones internacionales
contribuyan y asistan económica y militarmente a la ocupación
de Iraq ante la incapacidad creciente de gobernar el país
unilateralmente, han tenido que ser evaluadas por la Administración
Bush hasta el punto de que han forzado a que el secretario de
Estado Powell promoviese en el ámbito del Consejo de Seguridad
(CS) de NNUU una revisión de la intervención del
organismo internacional. Ello no solo contraría la posición
previa de EEUU (negarse a dar participación real al organismo
internacional y buscar exclusivamente su legitimidad internacional
como potencia ocupante a través de la resolución
1483) sino que podría dar lugar a la apertura de una nueva
revisión por parte del CS siempre y cuando, como los representantes
de Francia ya han hecho saber, se garantizase un mayor margen
de intervención a las potencias del Consejo lo que, de
suceder, supondría limitar la hegemonía de EEUU
como única potencia administradora del país, algo
a lo que EEUU no está dispuesto a acceder.
Por ello, la Administración Bush viene trabajando paralelamente
y junto al Congreso estadounidense para presionar unilateralmente
a terceros países con el fin de que participen con tropas
en el control militar de Iraq a las órdenes del Comando
Militar Central de EEUU, es decir como miembros de la denominada
"coalición de fuerzas internacionales". No en
vano, reconociendo que el control militar del país y su
ocupación indefinida requerirá cinco veces más
de los efectivos de tropas previstos antes de la guerra (y el
coste añadido que ello significa) el Departamento de Estado
ha estado durante las últimas recabando el apoyo de países
árabes a través de Egipto, para que presten apoyo
a la ocupación militar enviando a Iraq "fuerzas para
el mantenimiento de la paz" y para hacer frente a la resistencia
iraquí. En visita oficial a El Cairo, una delegación
encabezada por el presidente de la Comisión de Inteligencia
de la Cámara de Representantes, Porter Goss, del gobernante
Partido Republicano, requirió a las autoridades egipcias
su intervención para conseguir el respaldo de Arabia Saudí,
Qatar, Kuwait, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y Omán
(que integran el Consejo de Cooperación del Golfo) en
el envío de tropas árabes a Iraq [4]. Tanto
estos países como la India estarían estudiando
su participación en la ocupación de Iraq y podrían
hacerla depender de que el CS forzara una nueva resolución
que llamase a la intervención multinacional. Igualmente,
los gobiernos de España, Polonia, Rumania, Bulgaria, Ucrania,
Eslovaquia, Hungría, los países bálticos
han decidido contribuir a la ocupación militar aportando
tropas. Además de estos países, Filipinas, Tailandia
y Mongolia podrían incorporarse al llamamiento efectuado
por EEUU para respaldar a las fuerzas de ocupación. Un
total de 30 países participarán en la ocupación
de Iraq con contingentes militares o policiales.
No deja de ser ilustrativa la consideración que el
vicesecretario de Defensa Wolfowitz hacía al respecto
de ampliar la presencia militar en Iraq de tropas extranjeras
al servicio de EEUU y de incorporar igualmente y de manera progresiva
a soldados iraquíes a través de un nuevo ejército
iraquí dependiente de la autoridad ocupante: "ya
es hora de alistar a los iraquíes para que luchen por
su país. Son parte de la coalición. [] Es más
apropiado tener a iraquíes vigilando los bancos y las
líneas eléctricas que a estadounidenses o incluso
a polacos y españoles, y esa es la dirección hacia
la que tenemos que ir" [5]. Las críticas crecientes
en el interior de EEUU por las bajas estadounidenses que la resistencia
iraquí sigue causando (51 muertos desde el 1 de mayo)
son un motivo añadido para incorporar efectivos extranjeros
e iraquíes que sustituyan a los estadounidenses en los
combates contra la resistencia. Si tales efectivos son además
árabes e iraquíes, tanto mejor para legitimar ante
la población local y ante los árabes la ocupación
y colonización de Iraq.
El frente político de la ocupación:
la administración interna
A pesar de las reticencias mostradas por Bremer tras su toma
del cargo como administrador de Iraq hace dos meses sobre la
conveniencia de crear un órgano de gobierno interino iraquí,
el pasado 13 de julio la Autoridad Provisional de la Coalición
(APC) el eufemístico nombre que designa a los representantes
de la nueva potencia colonial del Iraq ocupado por EEUU, designó
el nombramiento de un Consejo de Gobierno Iraquí (CGI)
integrado por 25 miembros supuestamente representantes de formaciones
políticas (los grupos opositores llegados Iraq sobre los
tanques estadounidenses), minorías étnicas y grupos
confesionales representados por jefes tribales. Esta decisión
responde obviamente a una necesidad cada vez más obvia
de consolidar la autoridad de ocupación en un contexto
en el que la mayoría de la población iraquí
rechaza el gobierno directo de EEUU. Crear una pantomima de gobierno
interino iraquí sin competencias ni atribuciones reales,
pues está sometido a las instrucciones de la autoridad
de ocupación, sirve exclusivamente a los interese de Paul
Bremer y de la Administración de EEUU para dotar de legitimidad
interna a su presencia indefinida en el país así
como para recabar el apoyo árabe e internacional a su
actuación en el nuevo ordenamiento colonial de la posguerra.
El reparto de representación en este Consejo así
como el perfil de quienes lo conforman describe a todas luces
la determinación estadounidense de crear una nueva configuración
en la representación política en Iraq que basada
en consideraciones divisorios étnicos y confesionales
quiebre y anule uno de los principios que conformaron desde la
independencia del país las bases de un proyecto nacional
integrador conforme a los criterios de nacionalidad y ciudadanía.
De la labor que cabe esperar de este Consejo, que por su naturaleza
y constitución solo puede valorarse como un cuerpo dependiente
de la administración colonial (como lo ha denominado con
amarga ironía el director del diario árabe al-Quds
al-Aarabi, Abdel Bari Atwan, "el 'Gobierno de Vichi'
iraquí" [6]), da cuenta su primera decisión,
al declarar el 9 de abril, día de ocupación de
Bagdad, fiesta nacional, decisión igualmente denunciada
por el mencionado diario árabe por haber sido "la
primera vez en la historia que un Consejo de Gobierno Nacional
declara la fecha de la colonización extranjera como fiesta
nacional". No gozando de ningún reconocimiento popular
y carente de legitimidad interna y exterior, Paul Bremer solicitó
tras la creación de dicho Consejo que EEUU presione, en
primer término a los países árabes (de nuevo
el gobierno egipcio está siendo el puente entre la Administración
Bush y el resto de Estados árabes) para que los embajadores
recién nombrados por dicho Consejo y bajo la supervisión
de EEUU sean reconocidos oficialmente como tales por las chancillerías
árabes e internacionales dotando con ello de reconocimiento
al propio Consejo e, igualmente, al ordenamiento neocolonial
de Iraq. A pesar de que algunos medios árabes saludaban
con satisfacción la constitución del Consejo de
Gobierno Iraquí por parte de los gobiernos árabes
e internacionales [7] el secretario de la Liga Árabe,
Amr Musa, lo calificaba como un mero "decorado democrático".
Sin embargo, más definitorio podría ser que
la Administración de EEUU estuviese reevaluando una la
posibilidad de desarrollar para el futuro una confederación
entre Iraq, Jordania y Palestina. Según tres informes
estadounidenses relativos a) a la trastienda de la pasada reunión
del Formo Económico Mundial celebrado en Amán [8],
b a la gira de la asesora de seguridad Condolezza Rize a Israel
y los Territorios Ocupados (TTOO) y c) al futuro de la ocupación
de Iraq, los evidentes retrasos y la dejadez con la que las autoridades
ocupantes están actuando para poner en marcha la reconstrucción
de Iraq tiene menos que ver con la improvisación que con
preparar el terreno para avanzar en la verdadera reestructuración
regional que la invasión y ocupación de Iraq ha
abierto para EEUU. Este proyecto (que ya trascendiera a la prensa
hace meses cuando se estaba preparando la invasión de
Iraq [9]) aportaría una solución combinada
favorable a los intereses estadounidenses e israelíes
en la que no solamente se daría solución al futuro
recolonizado de Iraq sino, fundamentalmente a la cuestión
palestina -mediante la aplicación de la política
sionista del transfer cuyo principal valedor es en la
actualidad Sharon al igual que lo fue en su día el laborista
Simon Peres. El primer paso, el traslado forzoso a Iraq y la
nacionalización en una nueva confederación de más
de dos millones de refugiados palestinos desde los TTOO, sumado
a la nacionalización de los refugiados palestinos actualmente
asentados en Jordania, significaría la piedra angular
del reordenamiento de Oriente Medio en sus facetas humana y política.
La población palestina, desalojada de su tierra y habiendo
perdido su estatuto internacional de refugiados (y sus derechos
legítimos al retorno) pasaría a engrosar las filas
de los nuevos inmigrantes económicos en un país
que como Iraq puede tener capacidad de absorción de mano
de obra barata. El segundo paso, el establecimiento de un nuevo
espacio económico intervenido por el control directo de
EEUU y abierto a la inserción de la economía de
Israel, se consolidaría mediante el desarrollo de la anunciada
Asociación de Libre Comercio para Oriente Medio cuyo escenario
primero está siendo ya una Jordania presentada como "democrática
y liberal" y referida como modelo de estabilidad y desarrollo
al que un Iraq deshecho e inestable aspire a vincularse [10].
En síntesis, reordenar un vasto territorio estratégico
en sus dimensiones poblacionales, políticas y económicas
en función de los intereses del neocolonialismo y del
sionismo.
El frente económico de la
ocupación: inversiones exteriores con fondos iraquíes
Paul Bremen anunció el pasado 21 de julio nuevas medidas
económicas para establecer un sistema de créditos
que permita a los ministerios iraquíes y a las empresas
locales adquirir productos, bienes y materiales para la rehabilitación
de sus actividades. La medida se ha impuesto mediante un programa
que pretende solventar la realidad generada tras cuatro meses
de devastación económica en el marco de la ocupación
militar. Mientras las grandes corporaciones multinacionales estadounidenses
y terceras empresas de países están siendo las
grandes beneficiarias de la ocupación de Iraq (por los
contratos y subcontratos para la reconstrucción
de los sectores estratégicos iraquíes como el petróleo,
las telecomunicaciones y los transportes, el sector público
iraquí así como aquellos antes semidependientes
del Estado y en la actualidad progresivamente expuestos a la
privatización, como el de la alimentación y el
de los productos de consumo básicos, siguen estancados
al no poder hacer frente a los pagos a las empresas exteriores
suministradoras de materiales y bienes de consumo, lo que se
suma a la ya devastadora precariedad de la situación interna
en Iraq que adquiere dimensiones de un empobrecimiento social
galopante. El deterioro causado por una gestión pésima
bajo la ocupación, unido a una creciente inestabilidad
y sobre todo la evidencia de que EEUU está priorizando
la rehabilitación y transformación de los sectores
económicamente más rentables como el del petróleo,
ha derivado en una creciente falta de confianza de empresas suministradoras
de materiales y bienes básicos como los alimentos.
A pesar de que la resolución 1483 avaló el establecimiento
de un denominado Fondo de Desarrollo de Iraq (FDI) creado por
la autoridad de ocupación que recibe desde entonces todos
los fondos generados por la comercialización del crudo
iraquí del anterior programa 'Petróleo por alimentos'
gestionado por el CS de NNUU en el marco del embargo y en la
actualidad por Paul Bremer [11], las cantidades acumuladas
en dicho fondo no están siendo destinadas para paliar
las necesidades básicas económicas de una población
iraquí cada vez más empobrecida y exhausta. Por
el contrario, Bremer determinó mediante decreto el 20
de julio que el recién creado Banco de Comercio de Iraq
[12] utilice los activos del FDI para garantizar el pago
a las compañías extranjeras que inviertan en Iraq.
Se trata de estimular y garantizar la reactivación económica
y comercial de la reconstrucción económica diseñada
por EEUU para el futuro de Iraq. De acuerdo con el decreto promulgado
por Bremer, el nuevo Banco de Comercio de Iraq dispondrá
de más de 100 millones de dólares al mes procedentes
del FDI para garantizar créditos a las empresas [13].
Para ello, la autoridad de ocupación ha dispuesto que
el banco esté respaldado por 1.2 mil millones de dólares
procedentes de dicho Fondo y cuyos activos están ya siendo
destinados a financiar el déficit presupuestario calculado
en 2,2 mil millones de dólares que se prevé para
la segunda mitad de este año. El Banco de Comercio de
Iraq podrá disponer de 5 millones de dólares de
dicho Fondo; cantidad que podrá aumentar hasta los 95
millones en caso de que el Banco no pueda asumir sus obligaciones
financieras con esa suma.
Con ello, el funcionamiento del Banco de Comercio de Iraq
ha quedado establecido por las autoridades de ocupación
como una institución financiera que avala garantías
de créditos comerciales emitidas por un consorcio de bancos
e instituciones financieras a empresas vendedoras de bienes y
servicios con destino a los ministerios iraquíes y a las
empresas locales. Pero en la practica este decreto asegura que
los fondos se destinen especialmente a servir de garantía
al establecimiento y consolidación de las corporaciones
privadas y muy particularmente a aquellas relacionadas con la
adquisición de materiales y construcción de infraestructuras
para los proyectos de reconstrucción de los sistemas de
electricidad, gasoductos y oleoductos así como equipamiento
de la industria del petróleo.
La planificación de la reactivación económica
establecida en los decretos emitidos por Bremer pasa por destinar
los activos del Fondo para el Desarrollo de Iraq a la puesta
en marcha de los grandes proyectos que requiere la reconversión
de Iraq a un sistema capitalista basado en la obtención
de ingresos por la explotación de su crudo y su comercialización
en el mercado internacional. La recuperación del deteriorado
sector básico de la economía iraquí se ha
hecho descansar en fuertes inversiones de capitales multinacionales
asociados a los intereses de las potencias ocupantes, básicamente
estadounidenses. Pero tales inversiones están siendo garantizadas
a través de créditos a dichas empresas multinacionales,
con lo que si hasta el 1 de julio los fondos disponibles por
la Administración ocupante para la reconstrucción
de Iraq alcanzaban la suma de 5,4 mil millones de dólares,
las previsiones avanzan un descenso de 1.1 mil millones para
finales de 2003 precisamente porque la mayor parte de sus activos
se destinarán a financiar los contratos de las propias
corporaciones y empresas estadounidenses y no a proyectos directos
de reconstrucción. Se añade a ello las dificultades
a las que la administración de ocupación tiene
que hacer frente en la rehabilitación del sector del crudo
desde que sus infraestructuras (especialmente los oleoductos
y gaseoductos) hayan comenzado a ser objetivo de las acciones
de la resistencia lo que podría poner en peligro la planificación
y ejecución estadounidense de la total reactivación
de la industria del petróleo iraquí. La obtención
de fondos para la reconstrucción del sector depende directamente
de los intereses que genere la propia comercialización
internacional del crudo. Si bien las previsiones de los expertos
estadounidenses apuntaban a la obtención de 3.5 mil millones
de dólares para finales de 2003, su realización
parece de difícil cumplimiento. Por ello, la Administración
de ocupación, a la vista de las dificultades financieras
que podría afrontar antes de que consiga poner en marcha
un nuevo sistema económico y financiero en Iraq a la medida
de sus intereses coloniales, ha determinado intensificar las
presiones ante la Conferencia Internacional de Donantes prevista
para finales de este año [14], con el fin de obtener
fondos millonarios para financiar proyectos específicos
de infraestructuras básicas del país permitiendo
con ello a la autoridad de ocupación seguir destinado
el igualmente millonario Fondo de Desarrollo para la financiación
de los créditos a las multinacionales estadounidenses
que, como la Halliburton y la Bechtel, han sido
seleccionadas para invertir en la explotación económica
del país ocupado.
Notas:
1. Departamento
de Defensa de EEUU, 17 de julio de 2003, http://www.defenselink.mil/...html
2. Véase: http://usinfo.state.gov/...html
3. Revista de Prensa Árabe, 28 de julio de 2003,
al-Fanar, www.boletin.org.
4. Al-Kifah al-arabi, 12 de julio de 2003.
5. http://usinfo.state.gov/...html
6. Al-Quds al-Arabi, 14 de julio de 2003, reproducido
en Revista de Prensa Árabe, 14 de julio de 2003,
al-Fanar, www.boletin.org.
7. Az- Zaman, al-Hayat o ash- Sharq a- Awsat
en sus ediciones de 14 y 15 de julio de 2003.
8. Véase en CSCAweb: Bremer describe ante el 'Foro de Davos'
reunido en Jordania el proyecto estadounidense de liberalización
capitalista de la economía iraquí
9. Véase en CSCAweb: ¿Qué
es lo que realmente está en juego?: los planes de EEUU
para un nuevo mapa de Oriente Medio
10. Al- Watan al- Arabi, 18 de julio de 2003, reproducido
en Revista de Prensa Árabe, 18 de julio de 2003,
al Fanar, www.boletin.org.
11. Véase en CSCAweb: El Consejo de Seguridad 'legitima'
la ocupación de Iraq y ratifica la administración
colonial de EEUU sobre el país | El 'Procónsul' Bremer: administrar
Iraq como una empresa privada | Pedro Rojo: El comienzo del reparto
de Iraq y el caos estructural
12. Véase en CSCAweb: Cumbre del G-8 : el pago de la deuda
externa de Iraq, prioritario en la agenda de Evian
13. Los datos económicos reflejados en esta Nota están
basados en los aportados en "New Trade Bank to Extend Credit
for Rebuilding", de Richard A. Oppel Jr. pubicado en The
New York Times, 21 de Julio de 2003.
14. Véase en CSCAweb: Bremer describe ante el 'Foro de Davos'
reunido en Jordania el proyecto estadounidense de liberalización
capitalista de la economía iraquí
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