Bremer describe
ante el 'Foro de Davos' reunido en Jordania el proyecto estadounidense
de liberalización capitalista de la economía iraquí
30 de junio de 2003. Nota informativa CSCAweb.
(www.nodo50.org/csca) |
Ash-Shark
al-Awsat, 23/06/03
Autor: Amyid Rasmi
Reunión del Foro Económico Mundial
en Jordania | Ampliar
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"Durante los últimos
14 años he sido empresario. Sé que hay muchos empresarios
y empresarias entre la audiencia. Quiero decirles que soy optimista
en que la Coalición tendrá éxito para transformar
la economía iraquí desde un sistema cerrado y muerto
a un lugar abierto y vibrante en el que hacer negocios. Las oportunidades
para las inversiones productivas abundan y nos proponemos asegurarnos
que se lleven a cabo", ha explicado Bremer ante el 'Foro
de Davos'.
La
Administración Provisional de la Coalición en Iraq
participó, a través de su más alto representante,
Paul Bremer, y en calidad de invitado de honor, en la reunión
extraordinaria del Foro Económico Mundial (o Foro de
Davos) celebrada en Jordania el pasado 21 y 22 de junio como
premio a la buena marcha que el régimen hachemí
ha impuesto en las reformas estructurales de su país,
por su buena conducta siguiendo los dictados para la invasión
de Iraq, por sus labores de presión ante los díscolos
palestinos y, sobre todo, como lanzadera desde la que anunciarle
a los restantes países del mundo árabe que el capitalismo
estadounidense va a por ellos y a por todas [1].
En este contexto, el marco para presentar las bases de la
transformación del sistema económico iraquí
a la economía globalizada y neoliberal que EEUU pretende
llevar a cabo en Iraq no pudo ser más propicio: Jordania
fue durante ese fin de semana el centro al que acudieron las
grandes firmas multinacionales, las instituciones financieras
del capitalismo, los responsables del comercio exterior de los
Estados, los de las cámaras de comercio e industria, los
lobbies económicos del capitalismo global (por
cierto, también el de Israel) y, como no, el secretario
de Estado de EEUU Colin Powell y el de Comercio Robert Zoellick.
Ambos presentaron a la audiencia y ante el mundo, la ya anunciada
por Bush "Iniciativa de Asociación con Oriente Medio"
que tiene como meta crear para el año 2010 un Área
de Libre Comercio entre los países árabes y EEUU
(la denominada ALCOM), que ha sido diseñado por la Administración
estadounidense para llevar a cabo el más firme y ambicioso
proyecto del intervencionismo económico estadounidense
en la región árabe para insertar sus economías,
sus mercados y sus consumidores en la economía capitalista
globalizada y asegurar, de paso, la normalización
árabe-israelí.
Además del de Zoellick, merece destacar el discurso de
Paul Bremer pues, en tanto que representante del poder ocupante
en Iraq, ilustra las pautas intemporales, aunque ahora actualizadas
por los sofisticados sistemas que ha creado el capitalismo global,
de las que se sirve el sistema colonial para modificar las bases
políticas, sociales y económicas de la colonia
en función de sus intereses. Tres son, según Bremer,
los ejes sobre en los que se asienta la acción neocolonial
de EEUU en Iraq: "la seguridad y el orden", "la
transformación política" y "la libertad
económica" [2]; el control militar, tras la
invasión, se da por hecho.
'Seguridad y orden'
Exclusivamente orientados al control de la población
y a garantizar los resortes de su dominio en Iraq (petróleo
y territorio), la seguridad y el orden, como corresponde a una
administración colonial, pretenden afianzarse con la imposición
de una serie de medidas -todas ellas militares- que en palabras
de Bremer "[...] han permitido hacer frente al pillaje
y al sabotaje, asegurar los emplazamientos críticos y
que los oficiales de la policía hayan vuelto a su trabajo".
Se une a ello el anuncio de la creación en dos semanas,
de un nuevo ejército iraquí ("que asegurará
las fronteras").
Insistiendo en que "[..] hoy los iraquíes se sienten
más seguros viviendo en sus hogares", el discurso
de Bremer oculta que la realidad en el interior del país
sigue siendo desastrosa en todos los términos: no solamente
no se han restaurado los servicios mínimos de electricidad
y agua en la mayor parte de las ciudades sino que a las constantes
manifestaciones populares contra la Administración de
ocupación por su incumplimiento de las obligaciones que
le corresponden como potencia ocupante (garantizar condiciones
tan básicas como la sanidad, la alimentación, el
trabajo y la administración) o por denunciar el amedrantamiento
de las fuerzas de ocupación, se ha unido la progresiva
acción de la resistencia armada iraquí que ha causado
ya, al menos 61 muertes de soldados estadounidenses en unos 23
ataques [3]. El temor a que su organización y sus
acciones puedan afianzarse en más sectores hasta desencadenar
un levantamiento masivo contra las fuerzas ocupantes (una experiencia
bien conocida para el colonialismo británico que ahora
haría peligrar sus proyectos de transformación
política y económica del país) ha dado lugar
a un mayor y más punitivo control del conjunto de la población.
En Bagdad más de 55.000 tropas vigilan la ciudad. En solo
una semana, y en el marco de la Operación Escorpión
del Desierto, iniciada el pasado 15 de junio para abatir
a los grupos de la resistencia [4], la segunda de las
tres que se han puesto en marcha desde finales de mayo para contener
ataques organizados, más de 900 personas han sido detenidas
arbitrariamente bajo la acusación de que "eran seguidores
de Sadam, en su mayor parte antiguos milicianos fedayines,
y otros criminales que intentan socavar nuestros esfuerzos"
[5]. A ellos hay que sumar las detenciones de otras 371
personas el mismo 17 de junio en el norte del país y en
la capital. Como fuerza de ocupación y ante la creciente
resistencia armada y el rechazo mayoritario de la población
a colaborar con los ocupantes para identificar a supuestos combatientes,
la Administración de ocupación en colaboración
con el ejército ha comenzado aplicar ya medidas de castigo
colectivo en las áreas donde han tenido lugar acciones
de resistencia y cuya naturaleza es similar a las que ejerce
Israel contra los palestinos de los Territorios Ocupados: la
semana pasada las fuerzas estadounidenses de la 3ª División
de Infantería han comenzado a demoler viviendas familiares
de personas relacionadas con supuestos combatientes de la resistencia
[6]. Igualmente, se están aplicando tácticas
de invasión de edificios y viviendas, inspecciones y destrucciones
arbitrarias, detenciones múltiples, todo ello a manos
de unas tropas bien pertrechadas que invaden las calles estacionando
sus tanques y carros militares e irrumpen en las casas en medio
de la noche amenazando en inglés a sus residentes para
que "entreguen las armas" [7]. En la ciudad
de al-Mayar al-Kabir, en el sur del país y tras una manifestación
el 24 de junio en la que murieron seis soldados británicos
obligando al repliegue de sus fuerzas, el mando británico
decidió el 28 de junio aumentar hasta 500 el número
de sus tropas y volver a ocupar la ciudad.
Con el fin de distraer su responsabilidad por los desastres
que está causando la ocupación en el país
y por el aumento de las bajas en las tropas de ocupación,
la Administración Bush se está viendo obligada
a incentivar su maquinaria de propaganda política y mediática
presentando estos hechos fuera del contexto real en el que tienen
lugar (en el marco de una ocupación abrumadoramente contestada
por los iraquíes) y conectándolos exclusivamente
con acciones "residuales del régimen comprometidos
en continuar los actos de violencia y sabotaje político",
según Bremer. En su afán por seguir responsabilizando
de todos los males que sufre Iraq al depuesto régimen
baazista, el mando militar de la administración de ocupación
ha comenzado a divulgar el supuesto hallazgo de un documento
elaborado en enero por la inteligencia iraquí que detallaría
un "plan de emergencia" para el saqueo y el sabotaje
en el marco de una invasión del país y que señalaría
11 tipos de acciones de sabotaje (incluidos incendios de oficinas
gubernamentales, cortes del suministro eléctrico y de
las líneas de comunicación y ataques a las plantas
de potabilización de agua). "Lo que da una credibilidad
particular al documento es que parece a tono con el creciente
caos y el gran número de ataques guerrilleros contra los
soldados de la coalición, las instalaciones petrolíferas
y las plantas eléctricas" [8].
Transformación política
En su discurso en el Foro de Davos, Bremer reiteró
que en el mes de julio se establecerá un Consejo Político
iraquí "[...] que asistirá en la dirección
de [establecimiento del] gobierno iraquí" y cuyas
competencias serán las de "[...] nominar a dirigentes
ministeriales y formar comisiones para recomendar políticas
relacionadas con cuestiones importantes del futuro de Iraq".
Igualmente, Bremer reiteró, aunque sin mencionar plazos
ni fechas, el anuncio de una convocatoria de Conferencia constitucional
para redactar una nueva Constitución, cuya aprobación
dará lugar "[...] a la organización de elecciones
nacionales para un gobierno libre y soberano".
Nada dijo Bremer, sin embargo, respecto a los reajustes que
ha forzado entre los grupos opositores que llegaron a Bagdad
montados en los tanques estadounidenses, o su decisión
de no darles participación relevante alguna en la Administración
Provisional de la Coalición (APC) que, como fiel poder
colonial, estará integrada exclusivamente por expertos
asesores estadounidenses que permitirán a terceros de
países de la coalición (incluido el Estado
español) estar a su mando en algunas de las siete nuevas
direcciones de la Administración. Desde que asumió
el cargo como máximo administrador civil del Iraq ocupado,
Bremer ya dejó claro que los planes para crear un gobierno
local interino habían sido desestimados y que será
la APC quien establezca los criterios para la organización
y administración de la vida política iraquí
[9].
'Libertad económica'
"Nuestra tercera y más inmediata prioridad: la
libertad económica". En un evidente tono que refleja
el cinismo de Bremer y, por extensión, de la Administración
de EEUU en su conjunto, se sigue utilizando el obsceno discurso
de la liberación de Iraq pata justificar el proceso
de reformas económicas que se quieren acometer en el país
al servicio del capitalismo estadounidense: "La liberación
nacional sería incompleta si los iraquíes tuvieran
seguridad personal pero no así sus propiedades".
Afirmando que la creación de "una economía
vibrante" no será fácil (y poniéndolo
en relación con las acciones armadas de la resistencia
contra los oleoductos y gaseoductos), Bremer repasa interesadamente
las estadísticas del legado económico iraquí
bajo el régimen Ba'ath al que igualmente responsabiliza
de "mala administración".
En toda su intervención sobre la situación económica
del país no hace referencia ni una sola vez al hecho objetivo
de que Iraq haya estado sometido durante 13 años al más
salvaje y vejatorio embargo internacional aplicado contra ningún
país ni a las demoledoras consecuencias que ha tenido
en todos los sectores económicos, a pesar de estar muy
bien documentados por las agencias internacionales oficiales
e independientes. Así por ejemplo, cuando menciona los
datos relativos al desempleo previos a la invasión de
EEUU (un 50%) lo pone en relación con el hecho de que
el gobierno iraquí "[...] gastó al menos un
tercio del PIB en gastos militares", lo que, desde luego,
para los últimos 13 años carece de consistencia
alguna y pone de manifiesto cómo la Administración
Buhs utiliza los datos tergiversándolos para su propaganda.
Igualmente, Bremer presenta como un dato negativo atribuible
al gobierno del Ba'ath el hecho de que "[..] todavía
hoy más del 60% [de la población] dependa de las
raciones alimentarias del gobierno [cartilla de aprovisionamiento]",
sin aludir a que gracias a ello la inmensa mayoría de
las familias iraquíes han podido ver paliados sus mínimos
nutricionales desde 1991, bajo el inhumano marco del embargo
(como así han resaltado en estos años los responsables
de NNUU), y que precisamente, desde que la invasión estadounidense
quebró el sistema público gubernamental del racionamiento,
la única partida que se ha liberado desde entonces ya
bajo la autoridad de ocupación ha quedado sometida a la
privatización de sus productos a través de los
canales de distribución, cuyos elevados precios han excluido
a amplios sectores de población iraquí de acceder
a unos alimentos que, se debe recordar, el anterior gobierno
de Iraq ya había pagado en su nombre hacía meses
al Consejo de Seguridad de NNUU.
Pese a las múltiples y extremadas carencias que sigue
soportando la población (más de 23 millones de
personas), las deficiencias más importantes que encuentra
Bremer en la economía iraquí no tienen que ver
con la quiebra económica que ha producido el sistema de
sanciones sino con un elemento central que, como experto hombre
de negocios, define por su nombre: el capital. "Durante
décadas, Iraq ha experimentado una mala distribución
del capital generalizada", una "devastación"
cuya naturaleza precisa Bremer relaciona como "común
a los regímenes que no disfrutan ni de libertad política
ni económica".
Las 'lecciones' del mercado y el
hurto de la verdad
"Sin la disciplina del mercado, las empresas de propiedad
estatal no solo han fracasado en crear valor sino que lo han
destruido. Para mantener a esas empresas a flote el régimen
anterior las nutrió con costosos subsidios a través
de energía barata, de la quiebra de impuestos y de no
cobrar deudas atrasadas. Ello llevó a la distorsión
de los precios y aumentó las exigencias de financiación
del gobierno. Se forzó al Banco Central de Iraq a imprimir
papel moneda con lo que, como era predecible, aumentó
la inflación y la moneda local se debilitó".
Bremer silencia interesadamente que el índice de productividad
de las empresas públicas iraquíes (precisamente
las que garantizaban el control estatal de los sectores estratégicos
para el desarrollo del país, como el energético
y el de las comunicaciones, o para atender los servicios básicos
de la población, como el de sanidad, la educación
o las infraestructuras civiles) se medían con parámetros
más amplios que los del capital y que precisamente por
haber nacionalizado su industria petrolífera Iraq pudo
desarrollar un sistema económico que, a pesar del tremendo
déficit que creo la guerra irano-iraquí, había
conseguido mantener hasta 1991 un sistema de desarrollo social
mucho más igualitario que el de cualquier otro país
productor de petróleo y, por supuesto, que el de EEUU.
El administrador colonial manipula los datos y la verdad cuando
conecta frívolamente el aumento de precios y la inflación
en Iraq con una mala gestión estatal: fue la invasión
de 1991 y el sistema de sanciones el que -previa planificación
y diseño por parte de EEUU- condujo a la quiebra forzada
del sistema económico iraquí hasta que en 1996
pudiera comenzar a vender petróleo en cantidades muy limitadas
y, a pesar de lo cual, el Estado de Iraq mostró signos
evidentes de una incipiente recuperación económica
que motivó, precisamente, que la Administración
Bush intensificase su asedio hasta promover el "cambio de
régimen" y su gestión directa del país
mediante la invasión militar y la ocupación.
Bremer pone el dedo en la llaga cuando afirma que "[...]
los mercados sitúan los recursos de manera más
eficiente que los políticos". Ello explica, entre
otras cosas, por qué un poder colonial como el de EEUU
ha situado en la administración civil del país
a un baluarte de las grandes corporaciones estadounidenses que,
como los mercados, no tienen rostro y administrarán Iraq
como si de una empresa se tratase. Para ello "[...] nuestra
meta estratégica en los próximos meses es poner
en marcha políticas que tendrán el efecto de recolocar
a la gente y a los recursos desde las empresas estatales a las
empresas privadas más productivas". Este proceso
maximiza para Iraq los esquemas de la reestructuración
económica neoliberal que se vienen imponiendo en muchas
áreas geográficas desde hace más de quince
años para liberalizar sus economías en el marco
de la globalización capitalista. En el caso iraquí
tendrá dimensiones extraordinarias pues, a diferencia
de otros Estados donde el intervencionismo estadounidense ha
actuado tras la fachada del Fondo Monetario Internacional y del
Banco Mundial, la ocupación -legitimada, además
por NNUU- brinda a EEUU la oportunidad única de actuar
directamente y sin rendir cuentas en un país que además
de ser rico en recursos económicos y humanos es un paraíso
virgen para la economía de mercado.
Reducción de los subsidios
estatales
Como si de una junta de accionistas se tratara, Bremer se
dirige al Foro de Davos detallando mecanismos para proceder a
desmantelar el Estado del Iraq: "Forzar a las empresas estatales
a que hagan frente a un duro ajuste presupuestario reduciendo
los subsidios será un componente fundamental de este proceso".
Bremer es explícito cuando afirma que "los subsidios
más bajos nos permitirán reducir los impuestos
y mantener un nivel que permita competir a las empresas privadas.
La reducción de los subsidios reducirá igualmente
las tentativas de imprimir dinero atendiendo a los riesgos de
inflación y a los tipos de interés. Seguir estas
políticas ayudará al cumplimiento de nuestras metas
para la macroeconomía de Iraq: una competitividad vigorosa,
disciplina fiscal, e inflación y tipos de interés
bajos".
Bremer reconoce que tales políticas exacerbarán
las tensiones política y sociales. Y no es para menos
si se considera que la iraquí es una población
ya exhausta, cuya situación de empobrecimiento masivo
tras los trece años de sanciones alcanza a más
del 60% y, sobre todo, que ha evolucionado en la cultura del
desarrollo social público y gratuito, lo que le ha permitido
crecer como pueblo y como nación. Obviando estas consideraciones
y como si de un mal menor se tratase, Bremer apunta a que para
evitar las tensiones habrá que acompañar las reformas
con "[...] el establecimiento de una red de seguridad social
humana".
Economía en transición
Comparando a EEUU con Iraq por su tipo de economía
"en transición", Bremer defiende que las pequeñas
y medianas empresas tienen que "[...] jugar un papel vital
para proporcionar empleo", cuando el Estado deje de ser
el principal abastecedor. Pero previamente, y en una tarea que
obviamente estará a cargo de la administración
colonial estadounidense, el sector privado iraquí "[...]
requiere de un claro código comercial, tribunales honestos,
bajos aranceles a la importación y acuerdos transparentes
de gestión corporativa". El desarrollo del sector
privado en Iraq y con él, de la economía interior
es un requisito imprescindible para que Iraq pueda "[...]
participar completamente en el mercado globalizado" previa
modificación de las reglas del juego que, indefectiblemente
y como ha ocurrido en tantos otros países, privilegiará
una legislación que abra las puertas al libre comercio
(muy probablemente al ALCOM) que acabará por situar a
las pequeñas y medianas empresas locales al arbitrio de
una imposible competencia con las grandes firmas de las multinacionales
extranjeras (estadounidenses). Una vez absorbidas por éstas,
las empresas locales acabarán por diluir todo su potencial
nacional en el del capital internacionalizado dejando únicamente
como elemento de productividad la mano de obra barata y el consumo.
En palabras de Bremer, aunque sin ampliar el razonamiento, "[...]
abriendo sus fronteras al libre comercio y a la inversión
[extranjera], Iraq incrementará la presión competitiva
en sus firmas locales aumentando, con ello, la productividad".
Unido al libre comercio y a la privatización de la economía,
Bremer alude a los beneficios que aquellos aportarán a
los iraquíes en "[...] ideas y tecnologías
que han elevado los niveles de vida alrededor del mundo. No se
trata solo de comprar mejores máquinas u obtener mejores
impresoras. Al haber limitado la inversión extranjera,
se ha negado a Iraq la oportunidad de beneficiarse del 'saber
hacer' del mundo, que también eleva el crecimiento económico
del mundo ": la apuesta de Bremer para los iraquíes
pasa también por convertirles a la falsa cultura del consumo
que es la mejor manera de anular la capacidad de los pueblos
y de uniformizarlos como meros consumidores.
Reparto de los dividendos
Cínicamente, Bremer alude a que los recursos iraquíes
"no pueden estar restringidos a unos pocos afortunados o
poderosos. Los recursos naturales de Iraq deben de ser compartidos
por todos los iraquíes y cada iraquí debe tener
la oportunidad de participar completamente en la vida económica
del país". Para ello, Bremer ha presentado en Davos
la posibilidad de crear un programa especial financiado con algunos
beneficios del petróleo, "[...] que podrían
ser distribuidos entre los ciudadanos iraquíes como 'dividendos'"
-cita el ejemplo del Estado de Alaska- o, alternativamente, "[...]
que podrían ser depositados en un fondo nacional
utilizado para financiar pensiones públicas otros elementos
de una red de seguridad social que facilite la transición
de una economía dominada por el Estado a otra dominada
por el sector privado".
En una conclusión de síntesis, Bremer resume los
pasos por los que un Iraq sometido a la ocupación militar
va a quedar transformado en todas sus vertientes económicas:
1. Comenzar con una reforma a fondo del sector financiero
de Iraq con el fin de proporcionar liquidez y crédito
a la economía iraquí.
2. Simplificar el régimen regulador para disminuir las
barreras arancelarias al objeto de que entren nuevas firmas,
internas y extranjeras.
3. Revisar el cuerpo de la Ley de Comercio de Iraq para determinar
qué cambios se necesitan para animar las inversiones privadas.
4. Levantar las restricciones irrazonables sobre los derechos
de propiedad
5. Desarrollar la legislación anti trust y de competitividad.
6. Desarrollar una política comercial de mercado abierto
proporcionando socios comerciales regionales.
7. Promover la adopción de leyes y regulaciones que garanticen
que Iraq tiene altos niveles de gestión corporativa.
8. Desarrollar programas acelerados de formación para
directores de empresas en las mejores prácticas y ética
empresarial.
Termina Bremer haciendo una relación cierta pero cínica
de las ventajas de Iraq ("[...] una tierra de cultivo potencialmente
fértil, una población educada e impaciente por
unirse a la comunidad internacional, una riqueza en petróleo")
y un canto a la "[...] extraordinaria capacitación
técnica de los que trabajan para el gobierno y la industria".
Sin embargo no engaña a nadie (ni siquiera a sus interlocutores
de Davos) cuando pretende que EEUU está dando "una
oportunidad al pueblo iraquí", falsificando una minuciosa
planificación sólo concebida para destrozar lo
que de valioso y genuino tiene Iraq y su pueblo mientras se le
expolia.
Pero cabe confiar todavía en que la Historia vuelva
a repetirse y al menos, todo ello, no les salga gratis a los
ocupantes.
Notas:
1. Véase en CSCAweb: Pete W.
Moore: "La Jordania más nueva: libre comercio, paz
y un 'as' en la manga"
2. El discurso
íntegro en inglés de Paul Bremer a la reunión
extraordinaria del Foro de Davos en Jordania puede verse en www.centcom.mil/CENTCOMNews/transcripts/20030604.htm
3. The Guardian, 29 de junio de 2003.
4. Véase en CSCAweb: La resistencia armada
iraquí contra la ocupación cobra auge en el movimiento
'Resistencia y Liberación'
5. Según un responsable oficial estadounidense no identificado
en La Vanguardia, 29 de junio de 2003.
6. Ramadani, S.: "Bring the British troops home", en
The Guardian, 26 de junio de 2003.
7. The New York Times, 29 de junio de 2003.
8. The Guardian, op. cit. Jasón Burke, corresponsal
de este periódico evalúa, en un artículo
publicado el domingo, la posibilidad de que el incremento y coordinación
de acciones armadas y sabotajes esté vinculado con un
documento hallado en Basora que, supuestamente elaborado por
los servicios secretos iraquíes en enero, establecía
un plan de acciones y sabotajes una vez producida la ocupación
del país. El documento había sido dado a conocer
por The Washington Post. Distintas organizaciones armadas
iraquíes y de voluntarios árabes han reivindicado
acciones contra las fuerzas de ocupación al tiempo que
negaban su vinculación con estructuras del anterior régimen
de Sadam Husein.
9. Véase en CSCAweb: El 'Procónsul' Bremer: administrar
Iraq como una empresa privada
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