Medio Oriente y África
Subsahariana en la visión de la seguridad energética
de EEUU: la conexión israelí
Luis Mesa Delmonte y Rodobaldo Isasi Herrera*
1 de diciembre de 2002, Centro de
Estudios sobre África y Medio Oriente
(CEAMO) La Habana, Cuba - CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
"La estrategia norteamericana
encaminada a garantizar el control de los importantes recursos
energéticos de la región del Golfo Pérsico-Cáucaso-Asia
Central -empleando no solamente sus instrumentos de política
exterior, grandes capitales y empresas, sino también una
cada vez mayor presencia militar directa- comienza a mostrar
un incipiente paralelismo en regiones del África Subsahariana,
especialmente en la zona del Golfo de Guinea. Curiosamente, en
ambas proyecciones, también aparece un importante nivel
de conexión israelí".
La decisión de emplear a Iraq como segundo capítulo
importante en la actual lucha contra el terrorismo y contra actores
internacionales que Washington considera como amenazas a la seguridad
internacional, tiene como objetivo paralelo hacer avanzar los
intereses norteamericanos de acceso y control sobre los enormes
recursos energéticos de toda la región del Golfo
Pérsico, el Asia Central y el Cáucaso. Este propósito
se inserta dentro de toda una estrategia global que contempla
un mayor involucramiento en toda zona del mundo que posea importantes
reservas de hidrocarburos, proceso dentro del cual también
África Subsahariana comienza a desempeñar un creciente
papel.
Las proyecciones y estudios de pronóstico respecto
a cómo se comportará el mercado de los energéticos
en los próximos años, indican sostenidos incrementos
en el consumo global de todos los tipos de energía para
los próximos 30 años, siendo los más notables
los del petróleo y el gas, por lo que ambos continuarán
teniendo una importancia trascendental para todos los actores
internacionales.
En el caso particular de Estados Unidos, debemos tener en
cuenta que en el año 2001 este país importó
el 54% de sus necesidades energéticas. Un 48% provino
del hemisferio occidental, el 30% del Golfo Pérsico (dividido
en 18% para Arabia Saudita, 9% de Iraq y 3% de Kuwait), y un
15% de África. Esta tendencia de dependencia importadora
seguirá aumentando hasta alcanzar un 62% en el año
2020. Para el caso europeo, las cifras son aún más
alarmantes, pues se estima que para el 2030, el viejo continente
importará el 92% del petróleo que consuma y el
81% del gas.
Esta preocupante situación, ha sido recogida tanto
en el documento National Energy Policy del presidente
Bush, como en el llamado "Informe Cheney", en los que
se reconoce el impacto que la importación de energéticos
tiene sobre el esquema de la seguridad nacional de Estados Unidos,
por lo que se recomienda incrementar la producción nacional,
explotar nuevas áreas, así como expandir y diversificar
las fuentes de suministros energéticos. Aunque es cierto
que los intereses del sector de la energía aparecen representados
abrumadoramente en la actual administración estadounidense,
por figuras tales como Bush, Cheney, Rice, Norton, Evans, Khalilzad
y muchos otros, podemos señalar que este factor no es
de interés exclusivo de la misma, sino que tiene un carácter
mucho más estructural. EEUU seguirá necesitando
de estos recursos y le será imposible alcanzar la utopía
del "freedom from foreign oil" ("libres
del petróleo extranjero").
Dependencia energética y vulnerabilidad
EEUU está realmente interesado y en condiciones de
seguir reorientando su mercado para lograr suministradores múltiples
y evitar con ello una dependencia elevada de algún punto
potencialmente vulnerable como lo puede ser el Medio Oriente,
pero ello nunca significará que se aleje de la zona con
las reservas más importantes del mundo, por el contrario
perfeccionará sus mecánicas de influencia y control.
Es útil tener en consideración que la zona del
Golfo Pérsico contiene el 65% de las reservas globales
comprobadas de petróleo (unos 679 mil millones de barriles),
y cuenta además con el 35% de las reservas de gas.
Por otra parte, la región del Cáucaso y el Asia
Central tienen reservas petroleras confirmadas cercanas a los
35 mil millones de barriles, aunque los más recientes
estudios llegan a elevar los estimados posibles hasta 235 mil
millones de barriles, que si bien son mucho menores que las del
Pérsico, sin duda alguna se convertirían en los
segundos volúmenes más importantes a nivel mundial.
Respecto al gas, si se suman las reservas del Cáucaso,
Asia Central y Rusia, ellas representarían aproximadamente
un 34% de las reservas mundiales, casi iguales a las del Pérsico.
Washington, con su proyección militar reforzada hacia
el Pérsico, Cáucaso y Asia Central, no sólo
persigue el suministro directo desde estas áreas -garantizando
un espacio privilegiado para sus empresas y capitales vinculados
a este sector- sino que también persiste en su idea de
seguirse presentando como el garante de la seguridad energética
de las economías de Europa y Japón. Estos grandes
polos del capital mundial, en constante competencia y con notables
contradicciones con Estados Unidos, son acotados en su alcance,
y supeditados a la dependencia de la notabilísima superioridad
estratégico-militar norteamericana.
El fortalecimiento y ampliación de la estructura del
Comando Central (con nuevos puntos de acceso, concentración
de medios y efectivos) no sólo obedece a la necesidad
de desarrollar operaciones puntuales de lucha antiterrorista,
o para emprender acciones bélicas de mayor intensidad,
sino precisamente para garantizar su proyección estratégica
regional a largo plazo [1]. Su presencia tradicional en
las costas del Pérsico, es ahora reajustada al otorgársele
creciente importancia a Qatar como centro operativo alternativo,
y complementada con nuevos accesos en Yemen, Djibuti y Eritrea,
en Paquistán y Afganistán, nuevas bases en algunas
de las repúblicas centroasiáticas, y con avances
estratégicos en la zona caucásica.
Todo este fortalecimiento de un esquema militar que acompañe
el creciente control sobre los recursos energéticos de
la zona, tiene también como puntos complementarios claves
a Turquía e Israel. Especialmente la relación Washington-Tel
Aviv ha conservado su carácter estratégico prioritario
dando continuidad a los tradicionales intercambios multifacéticos
bilaterales, dentro de los cuales las concertaciones en materia
energética están también muy presentes.
Israel en Asia Central y el Cáucaso
Es conocido que inmediatamente después de la desintegración
de la URSS, Israel desarrolló una inmediata proyección
muy activa hacia los nuevos países del Asia Central y
el Cáucaso, promoviendo tanto relaciones en materia de
seguridad e inteligencia, como importantes transacciones en materia
agrícola, petróleo y gas, minería, y exportaciones
de maquinaria, productos químicos y electrónicos,
entre otros [2].
En el desarrollo de vínculos con estos países
y con Rusia, ha sido central la figura del ministro israelí
Natan Sharansky. Este ha abierto importantes canales de negociación
económica entre Tel Aviv y Moscú [3], incluyendo
complejas negociaciones en materia de explotación y transportación
de energéticos que definen también áreas
de cooperación con los grandes capitales norteamericanos
y comienzan a tener en EEUU a un nuevo destino de las exportaciones
del petróleo ruso. En ello ha influido notablemente los
periódicos encuentros del Ministro israelí con
las más altas figuras del poder en EEUU y en Rusia. Paralelamente
la proyección centroasiática de Sharansky lo ha
llevado a declarar que en los próximos 30 años
"Uzbequistán y no Arabia Saudita, será el
gran centro de negocios del mundo musulmán" [4].
De gran importancia en el desarrollo de las relaciones ruso-israelíes
ha sido la reciente firma de un acuerdo para hacer funcionar
el oleoducto de tránsito Eilat-Ashkelon en dos direcciones
para el año 2003. Tanto para transportar petróleo
medioriental desde el Mar Rojo al Mediterráneo, como para
en sentido inverso descargar buques con petróleo ruso
en el puerto de Ashkelon (procedente de Novorossiysk en el Mar
Negro), y dirigirlo desde Eilat hacia el mercado asiático.
El oleoducto conocido como TIPLINE, permitiría evitar
las rutas tanto del Cabo como la del Canal de Suez. Este nuevo
acuerdo entre Israel y Rusia ha sido visto con beneplácito
por varios de los hardliners en Washington, interesados
en ir disminuyendo el papel central saudita en los suministros
energéticos [5], pues con ello Rusia puede llegar
con mayores partidas al área asiática y golpear
al control casi absoluto saudita de dicho mercado. En opinión
de los analistas de inteligencia de Stratfor: "Cualquier
cosa que incremente la presencia rusa en el mercado petrolero,
por definición, reduce la dependencia global del petróleo
saudí, lo que es un objetivo de la administración
Bush" [6] .
Por su parte, Riyadh, al ver avanzar este tipo de acuerdo,
y constatar tanto las nuevas ventas de petróleo ruso a
Estados Unidos, como el impulso inversionista de la gran compañía
rusa Lukoil dentro del mercado estadounidense (en refinerías
y estaciones de servicio, por ejemplo) [7], intenta lograr
nuevos acuerdos económicos atractivos para Moscú,
prometiendo inversiones entre los 50 y 70 mil millones de dólares
para los próximos dos años [8].
La conexión energética israelo-norteamericana
en las regiones del Asia Central y el Cáucaso, se materializa
en casos como el del Grupo Merhav israelí, y el
espacio fundamental que el mismo ocupa en las transacciones energéticas
de Turkmenistán.
Yosef Maiman, presidente del Grupo Merhav, es un ex
agente de los servicios de inteligencia israelíes, que
ha sido declarado ciudadano turkmeno por decreto presidencial.
Se considera como el brazo derecho del presidente Niyazov, y
su "embajador especial" o negociador oficial, para
todas las transacciones turkmenas en materia de energía
y ductos, especialmente las que se realizan con firmas norteamericanas.
En declaraciones al periódico norteamericano The Wall
Stret Journal afirmó: "Este es el Gran Juego.
Tanto EEUUcomo Israel tienen objetivos geopolíticos en
Asia Central. Nosotros [el Grupo Merhav], estamos
haciendo lo que las políticas de EEUU e Israel no han
podido lograr. Controlar las rutas de exportación equivale
a controlar el producto"[9].
Incluso Maiman ha asegurado que no tendría ningún
inconveniente en negociar con Irán, cuando la política
israelí lo permita. Esta posición entra en contradicción
con la línea más reacia antiiraní del más
poderoso grupo pro israelí en Washington, el American
Israel Political Action Committee (AIPAC), y contribuye a
ilustrar la gama de los muy diversos intereses israelíes,
ocasionalmente interpretados con enfoques exageradamente monolíticos.
El inicio de la construcción del oleoducto Bakú-Ceyhan,
proyecto ampliamente favorecido por Washington, y en el cual
el "lobby judío" dentro del Congreso presionó
notablemente en favor de Turquía [10], no sólo
ha representado el fin del monopolio ruso sobre las vías
de exportación de los energéticos del Cáucaso
y del Asia Central, sino que también se convertirá
en una nueva fuente de petróleo para Israel. Este país
podrá reorientar, en cierta medida, su mercado importador
de energéticos que hasta hoy depende de puntos distantes
como México, Noruega e Inglaterra, y recibir mayores volúmenes
tanto de petróleo azerbaijano exportado por la vía
Bakú-Ceyhan [11], como de petróleo ruso
que llegue al TIPLINE.
El acceso al África Subsahariana
Para África Subsahariana, especialmente hacia varias
regiones costeras del Golfo de Guinea, se están experimentando
paralelismos semejantes, es decir un creciente interés
de EEUU en ganar acceso a las nuevas dinámicas energéticas,
lo cual se pretende acompañar con una presencia militar
directa, y experimentándose también en este diseño
muestras de la conexión israelo-norteamericana.
Desde la era Clinton, se hizo mucho más evidente el
interés de Washington hacia África Subsahariana,
poniéndose de relieve la combinación entre el factor
filantrópico y los intereses comerciales, con nuevo énfasis
en materia energética, todo ello inspirado en buena medida
por las ideas del asesor para la seguridad nacional Anthony Lake,
quien se opusiera fervientemente al entonces definido como afropesimismo,
defendiendo a cambio el valor utilitario que podría desprenderse
de una relación más estrecha y viable con este
continente.
Una continuidad sistémica se corrobora ahora, con el
elevado perfil petrolero de la administración Bush. Sin
duda, los atentados suicidas del 11 de septiembre de 2001 se
convierten en una suerte de catálisis para este proceso,
lo que ha sido definido con toda transparencia por el secretario
de energía, Spencer Abraham: "Los terribles ataques
terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington,
así como las consecuentes acciones militares y diplomáticas
que se están llevando a cabo, le han dado un sentido de
importancia a la seguridad energética de nuestra nación.
De repente, hemos visto con mayor claridad la urgencia de garantizar
la estabilidad de nuestros suministros de energía. Y es
que hay un vínculo fundamental entre nuestra seguridad
nacional y nuestra seguridad energética" [12].
Cabe destacar que, si efectivamente la presencia de compañías
estadounidenses, o con participación de capital de esa
procedencia, en puntos clave de la costa atlántica del
continente africano data desde la era de la Guerra Fría,
no es menos cierto que diversos factores a lo largo de los últimos
10 años, han contribuido a estimular aún más
la diplomacia petrolera en curso hacia la región y la
creciente presencia de compañías como Exxon
Mobil y Chevron Texaco. Para el próximo año
2003, las compañías estadounidenses tienen planificado
invertir aproximadamente 10 mil millones de dólares en
inversiones para la producción petrolera en los campos
del África Occidental.
Un incremento de los intercambios de alto nivel entre EEUU
y diversos países del África Subsahariana se ha
experimentado a lo largo del 2002, llamando especialmente la
atención los sostenidos con mandatarios de países
petroleros. Mientras que el secretario de Estado Collin Powell
visitó Angola y Gabón, el presidente Bush recibió
a diez jefes de Estado del África Central.
Aunque África sólo posee el 6% de las reservas
mundiales probadas de petróleo, es muy posible que estas
cifras aumenten en el futuro inmediato, como consecuencia de
una prospección más intensiva. Por ejemplo, en
el año 2001, de los 8 mil millones de barriles descubiertos
a nivel mundial, 7 mil millones correspondieron a la región
del Golfo de Guinea, gracias a la aplicación de tecnologías
avanzadas para el offshore profundo.
Estimaciones oficiales de EEUU indican que actualmente el
15,% de las importaciones de crudo proceden del continente africano
(8,5% de Nigeria, 3,4% de Angola, y menores cantidades de Gabón,
Guinea Ecuatorial, Costa de Marfil, Camerún) [13],
y según los estimados del Consejo de Inteligencia Nacional,
esta cifra se elevará hasta un 25% para el año
2015.
Otros elementos que no deben pasarse por alto es que varios
países petroleros subsaharianos como Angola, Congo, Gabón,
Guinea Ecuatorial, Chad y Camerún, no son miembros de
la OPEP, lo que les permite un accionar más flexible,
aunque nunca exageradamente unilateral, a la par que el nivel
de sulfuro en los hidrocarburos de la zona presenta niveles muy
bajos, lo que los hace muy competitivos en ese aspecto con los
existentes en otras áreas del mundo.
El impacto del 11-S no se hizo esperar en las relaciones EEUU-África
en la esfera militar, en su conjunto, pero con particular acento
en la región subsahariana. Si bien durante la era Clinton
lo que caracterizó este tipo de vínculo fue el
capítulo de las fuerzas de mantenimiento de la paz africanas
-proceso éste que tuvo cierto desempeño práctico
en diferentes países, desde la subregión occidental
hasta el propio cono sur- hoy la visión negativa inicial
del Pentágono de la administración Bush hacia ese
tipo de cooperación, defendida por el secretario de Defensa
Donald Rumsfeld, en contraposición a la reafirmada por
el secretario de Estado Colin Powell, comienza a disiparse.
Seguridad Nacional y Seguridad Energética
El aliento a ese cambio está determinado por la estructuración
del pensamiento sistémico que vincula seguridad nacional
con seguridad energética, por un lado, y la prioridad
de combatir al terrorismo a escala planetaria, por el otro, esto
último como factor legitimador de la condición
de superpotencia, lo que, apreciado desde una perspectiva
geopolítica y geoestratégica no podría dar
cabida al abandono de esta región, con potenciales
reales para santuario y actividades de organizaciones del tipo
Al Qaeda, a la par que se retoman los presupuestos planteados
en su momento por Anthony Lake.
Lo apuntado arriba se verifica con el anuncio del Departamento
de Defensa en abril del 2002 de su nueva organización
del comando militar global, que contempla la coordinación
de los asuntos militares con los Estados africanos, a través
del CENTCOM (Comando Central) y el EUCOM (Comando Europeo), lo
que resulta insuficiente a la mirada de altos funcionarios de
la Administración, legisladores y diferentes tanques pensantes
vinculados al tema energético.
Un ingrediente importante es la combinación estratégica
israelo-estadounidense en el campo energético, la que
avanza con rapidez en términos prácticos. Por ejemplo,
a comienzos del 2002, el Instituto para Estudios Políticos
y Estratégicos Avanzados (IASPS), tanque pensante con
sede en Jerusalén, organizó un proyecto de estudio
específico, creando un grupo de trabajo denominado African
Oil Policy Initiative Group (AOPIG), el cual quedó
integrado por representantes de oficinas relevantes de la Administración
de Estados Unidos, del Senado, la Cámara de Representantes,
consultores internacionales, compañías petroleras
y otros inversionistas norteamericanos. Este grupo, que se convierte
en otro ejemplo de la influencia constatable del llamado "lobby
judío" dentro de EEUU, dio a conocer el pasado mes
de junio su plataforma de acción bajo el rótulo
de African Oil: A priority for U.S. National Security and
African Development. Entre sus principales ideas sobresalen:
1. EEUU debe estimular la cooperación regional entre
las naciones africanas en el sector energético, y ofrecer
el alivio de la deuda exclusivamente a los países que
demuestren compromiso y progreso en el área de energéticos.
2. La privatización como condición indispensable
de la política de EEUU hacia los países africanos,
que deberán adoptarla como paso medular en la búsqueda
de inversión de capitales, principalmente en el sector
energético.
3. La cooperación entre gobiernos, las ONG y compañías
petroleras involucradas en el Proyecto de Oleoducto Chad-Camerún
debe ser perfeccionada y estudiada como un modelo, al menos en
parte, como posible aplicación a otros proyectos petroleros
africanos.
4. La NEPAD (New Economic Plan for African Development)
es otro modelo válido y sus provisiones deben ser aplicadas
donde sea posible en la próxima ola de iniciativas petroleras.
5. Expansión de las ideas articuladas en la Ley de la
Oportunidad y Crecimiento de África para llevar a efecto
la creación de un acuerdo de libre comercio EEUU-África.
6. El establecimiento de un condominio sobre temas de seguridad
regional EEUU-ECOWAS (Economic Community of West African States),
que estaría respaldado por un programa destinado a desarrollar
las relaciones en la esfera militar con la contraparte africana
en su conjunto, en los dominios de entrenamiento de personal;
transferencia selectiva de hardware militar; naves para
patrullaje costero; helicópteros; transporte aéreo,
entre otras.
7. El Congreso y la Administración deben declarar al Golfo
de Guinea como un "área de interés vital"
de Estados Unidos.
8. Un comando subregional, similar al de las fuerzas militares
norteamericanas en Corea del Sur, debe ser establecido para el
área del Golfo de Guinea.
Como hemos podido observar, la estrategia norteamericana encaminada
a garantizar el control de los importantes recursos energéticos
de la región del Golfo Pérsico-Cáucaso-Asia
Central, (empleando no solamente sus instrumentos de política
exterior, grandes capitales y empresas, sino también una
cada vez mayor presencia militar directa), comienza a mostrar
un incipiente paralelismo en regiones del África Subsahariana,
especialmente en la zona del Golfo de Guinea. Curiosamente, en
ambas proyecciones, también aparece un importante nivel
de conexión israelí.
Notas:
1. Véase
en CSCAweb: Luis
Mesa: El fortalecimiento del Comando Central de EEUU (USCENTCOM)
y el factor energético
2. Los países del Cáucaso y Asia Central consideran
que no sólo es importante la relación con Israel
per se, sino que las fuertes relaciones de Israel con
Europa Occidental y Estados Unidos, puede favorecer el acercamiento
de los actores regionales hacia estos grandes centros del capital
mundial. Israel ha desarrollado importantes relaciones en materia
de inteligencia especialmente con Uzbequistán y Kazajastán;
ver: Janine Zacharia, "Israel supplies US with Central
Asia intelligence", The Jerusalem Post, 5 October,
2001.
3. Con la terminación de la Guerra Fría y a partir
de 1992, un millón de judíos ex soviéticos
emigraron hacia Israel. Ello no sólo ha tenido un gran
impacto dentro de la sociedad israelí, sino que también
se ha convertido en un factor central para la promoción
de los vínculos entre Israel y Rusia. La crisis chechena
y la intensificación de la lucha antiterrorista a partir
del 11 de septiembre, han impulsado igualmente la identificación
de intereses comunes.
4. En www.uzland.uz/06_27_98.htm
5. "Israeli pipeline to margin Suez canal", October
1, 2002 (www.archicnews.com). El oleoducto fue construido en 1968
como un proyecto irano-israelí para evitar estratégicamente
el paso por el Canal de Suez.
6. "Russia-Israeli oil deal", November 1, 2002, (www.stratfor.com)
7. Sam Vaknin, "Russia's Israeli oil bond", en www.intellnet.org/documents/1100/080/1187.html
8. De esta manera los sauditas encuentran un nuevo espacio para
los miles de millones de dólares que han venido retirando
del sistema financiero de Estados Unidos. Riyadh apoya la posición
rusa en el caso checheno y ha mostrado disposición a cooperar
en materia de información de inteligencia sobre este caso
particular, e interrumpir cualquier apoyo de origen saudí
a grupos terroristas de base islámica relacionados con
el movimiento checheno. "Were Russian-Saudi Negotiations
a Target?", November 8, 2002, EIR Executive Intelligence
Review, (http://utenti.lycos.it/...#Saudi Arabia)
9. En www.rense.com/general15/game.htm
10. El "lobby judío" obviamente ha tenido en
cuenta el desarrollo de una relación estratégica
multifacética entre Israel y Turquía en los últimos
años, así como los crecientes vínculos en
materia económica, inteligencia y seguridad entre Israel
y Azerbaiján. Ver: Svante E. Cornell, "Geopolitics
and Strategic Alignments in the Caucasus and Central Asia",
Perceptions. Journal of International Affairs, vol IV,
Number 2, June-August 1999, www.mfa.gov.tr/grupa/percept/iv-2/cornell.htm. Al comentar el inicio
de la construcción de este oleoducto, Nimrod Novik, vicepresidente
del Grupo Merhav declararía que la obra obedecía
"al común interés de EEUU e Israel"
11. Varias compañías israelíes, tales como
la Magal Security Systems, se encargarán principalmente
de garantizar la seguridad del oleoducto que se extenderá
por territorios de Azerbaiján, Georgia y Turquía.
12. Spencer Abrahan, "Seguridad nacional y seguridad energética",
en El Nuevo Herald, Miami, 17 de noviembre del 2001 (en
www.miami.com/elnuevoherald).
13. "Africa's exports of crude oil to US, 2001", Energy
Information Administration.

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