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Análisis
MUNDO ÁRABE / SÁHARA OCCIDENTAL

* Agustín Velloso es profesor de Ciencias de la Educación de la UNED en Madrid.

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La educación en el Sahara Occidental:
el exilio permanente

Agustín Velloso*

CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 15 de abril de 2005

"Como ocurre con otros pueblos en lucha por la liberación y la independencia, el principal escollo es que el establecimiento del Estado y el control de la vida nacional ha de preceder al desarrollo educativo. (...) En el caso de la RASD esto es algo que está aún por llegar y que de momento no se puede prever".

Cuando se habla de un sistema educativo se sobreentiende que éste tiene lugar dentro de un país, con sus instituciones de gobierno y sus organizaciones sociales en funcionamiento, pero si hablamos de la educación en el Sahara Occidental, los problemas de delimitación del territorio nacional y de la población, la inexistencia de los elementos propios de un Estado y sobre todo la situación de exilio, son tan influyentes que es preciso poner en relación en todo momento éstos con el sistema educativo.

La historia del pueblo saharaui puede dividirse de modo amplio en dos periodos: antes de 1975 y después. En este año se firman en Madrid los acuerdos tripartitos entre España, Mauritania y Marruecos, por los que el primero abandona su colonia en el Sahara Occidental y los dos últimos se reparten el territorio abandonado. El Frente Polisario (Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro), constituido en 1973 con la finalidad de alcanzar por las armas la independencia nacional que acabase con la colonia española, entró en guerra con Mauritania, que invadió por el Sur y con Marruecos que lo hizo por el Norte. Con el primero firmó un acuerdo de paz en 1979, mientras que con Marruecos se mantiene en guerra aunque ésta ha permanecido latente y casi apagada en los últimos años.

En este tiempo, de forma paralela, han surgido las resoluciones de las Naciones Unidas (ONU) a favor del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y se ha producido el reconocimiento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) por parte de la Organización para la Unidad Africana (OUA) y paulatinamente por 72 estados de todo el mundo. Sin embargo, la celebración del referéndum de autodeterminación, que debería haberse producido en 1992 bajo los auspicios de la ONU se ha ido retrasando, particularmente por las maniobras dilatorias de Marruecos, aún no ha tenido lugar y existen serias dudas sobre su celebración.

La mitad norte del Sahara Occidental permanece ocupada por Marruecos, excepto por las zonas liberadas por el Polisario. Una parte de la población vive en esa zona, mientras que el resto vive en los campos de refugiados de Tinduf, dentro de territorio argelino. La RASD se proclamó en 1976 y se presentó como un Estado libre, independiente, soberano, democrático, no alineado, árabe, de religión islámica y que se adhiere a la Carta de la ONU, de la Liga Árabe y a la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Educación condicionada por circunstancias extremas

La RASD no domina todo el territorio que reclama como propio y tiene un gobierno que atiende a una parte de la población en un territorio que no es el suyo. Carece de control sobre sus medios de producción y depende de la ayuda internacional. La educación que provee a los saharauis, por tanto, está condicionada por estas circunstancias extremas, a la que se añade la vida en el desierto en condiciones de supervivencia.

La vida diaria en los campamentos de refugiados se desarrolla sin agua corriente ni electricidad, ni otras infraestructuras habituales en la actualidad. Miles de personas han conocido únicamente estas condiciones, que son precarias y de gran dureza. Al anhelo por la recuperación del territorio nacional, situación constante de provisionalidad, dependencia casi total del exterior y dudoso porvenir, hay que sumar las duras condiciones físicas y la escasez material de todo tipo.

En 1975 el Frente Polisario tenía el problema principal de acoger a los saharauis que huían de los ataques del ejército marroquí. Esto incluía la educación de los niños de las familias refugiadas. En esa época no había maestros preparados convenientemente, un par de ellos formados en España y una decena en la colonia en poco tiempo. El resto del personal cualificado se componía de un médico, dos enfermeros y unos treinta y cinco estudiantes universitarios que estaban completando sus estudios.

La falta de maestros se suplió recurriendo a los estudiantes de educación secundaria de la colonia y a los estudiantes universitarios mencionados. Las clases no tenían lugar en escuelas, ya que no había edificios, sino al aire libre, y tampoco se utilizaba material escolar ­que no había- sino los medios existentes. Por ejemplo, se conseguía tinta a partir de carbón. La enseñanza, por tanto, era precaria en extremo y no institucionalizada, sino improvisada y sobre la marcha.

Esta situación de improvisación se mantuvo también cuando el Frente Polisario y la población pasaron a refugiarse en territorio argelino y duró hasta la proclamación de la RASD. Junto con ésta se estableció el Ministerio de Enseñanza, Salud y Asuntos Sociales. A la vista de la situación el ministerio elaboró un plan que incluía tres líneas principales de actuación: 1. Solicitar a los países que apoyaban al Frente Polisario que acogieran al mayor número posible de niños y jóvenes en edad escolar. 2. Conseguir becas para la formación de maestros en el extranjero. 3. Crear y organizar escuelas dentro de los campamentos.

No se puede separar los fines de la educación de los fines de supervivencia y el logro de la independencia de la RASD. La enseñanza, como cualquier otra actividad del pueblo saharaui, se orienta al logro de estos dos fines principales. Se despierta en los estudiantes la conciencia de estar trabajando con su estudio por el progreso del Estado, el bien público es lo que importa y la cualificación obtenida con la enseñanza tiene como fin servir a la comunidad.

Se puede considerar a la sociedad saharaui como una sociedad educativa. Todo en ella colabora en pro de la enseñanza. Los escolares no sólo pasan seis días a la semana en la escuela, mañana y tarde, sino que tienen actividades extraescolares durante el día libre, en las que se fomentan los valores de cooperación, nacionalismo y amor al trabajo. Durante las vacaciones de verano los alumnos mayores dan clases de alfabetización a los trabajadores adultos, los combatientes y los nómadas, mientras que los más pequeños viajan a las colonias de vacaciones en Europa o participan en jornadas de juego y deporte escolar y toman parte de las actividades del "Festival de la Juventud".

Puede decirse que el logro más importante del sistema educativo de la RASD en los últimos años ha sido el de la escolarización del cien por cien de la población en edad escolar. Hay que tener presente el punto de partida así como las condiciones que se mantienen casi invariables en la actualidad.

Los problemas a los que es preciso dar solución son principalmente los de la preparación y edición de los libros de texto y el diseño y desarrollo de material escolar, la reforma de los edificios escolares y otras instalaciones educativas y la formación adecuada del profesorado de todos los niveles de enseñanza.

En cuanto al primero destaca la insuficiencia de libros y su falta de actualización pedagógica. La casi nula dotación de bibliotecas escolares no hace sino agravar el problema de la falta de textos. Por su parte, los edificios escolares, construidos en una sola planta con ladrillos de adobe, carecen de condiciones adecuadas para la enseñanza, lo cual es muy importante a causa de las altas temperaturas del desierto y las condiciones climáticas en general. La ausencia de instalaciones escolares de todo tipo apenas pueden ser paliadas. El profesorado que se forma en el extranjero, aunque reciba una formación de calidad, se encuentra con la desventaja de que ésta no está orientada a las condiciones concretas de las escuelas en los campamentos. Resulta muy difícil poner en práctica los conocimientos y destrezas adquiridos en un medio del todo diferente al suyo.

Educación y liberación nacional

La educación escolar tras la independencia, si ésta finalmente tiene lugar, tendrá problemas similares al menos durante los primeros tiempos. Ello se debe a que se necesitará un tiempo para que la mejora de las condiciones de vida surta su efecto en el sistema educativo. Al mismo tiempo la continuación de la ayuda internacional, imprescindible hoy día, sobre todo en la formación del profesorado, edición de libros y material escolar y escolarización de los alumnos del nivel post-obligatorio, resultará inexcusable.

Un problema añadido será el de la unificación de las dos poblaciones separadas, las cuales han pasado por experiencias políticas y vitales diferentes. Se hará preciso unificar el currículum y coordinar todos los elementos educativos que han funcionado hasta ese momento.

En todo caso, como ocurre con otros pueblos en lucha por la liberación y la independencia, el principal escollo es que el establecimiento del Estado y el control de la vida nacional ha de preceder al desarrollo educativo. No se trata de solucionar los problemas educativos si persiste el problema nacional, ya que están íntimamente unidos. En el caso de la RASD esto es algo que está aún por llegar y que de momento no se puede prever.