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Crisis y referéndum del Canal

Año V, N°121,

9 al 15 de julio de 2006

Los acontecimientos políticos de las últimas semanas, preñados de destituciones de altos cargos del gobierno y crisis en el Consejo de Seguridad Nacional, sin olvidar la devolución al ejecutivo, por parte de la Comisión del Canal de la Asamblea de Diputados, del Proyecto de Ley de Referéndum, nos advierten de la exacerbación de las contradicciones internas del gobierno de Martín Torrijos, debidas en gran medida a la lucha sin cuartel emprendida por el Presidente y su grupo oligárquico para acabar con la resistencia de la vieja guardia perredista, cuyo único capital político radica en un cierto control del aparato partidario. En ese sentido, la propuesta del expresidente Ernesto Pérez Balladares de crear un fondo especial que englobe la totalidad de los excedentes del Canal para ser utilizados en inversión social, no hace otra cosa que dotar de argumentos políticos, con ciertos ribetes ideológicos «torrijistas», a la vieja guardia perredista, para con ello intentar capitalizarpolíticamente su descontento. En el fondo, lo que está en juego es si el PRD continúa representando a través de su aparato partidario al capital financiero, o si la oligarquía financiera asume directamente el poder a través de Samuel Lewis Navarro, candidato incuestionable del Presidente Torrijos para las elecciones del 2009.

Por otra parte, la lucha emprendida por los docentes, bomberos y bananeros, en aras de arrancarle al gobierno oligarquizado de Martín Torrijos justificados aumentos salariales, presagia que en breve otros sectores sociales levantarán las banderas de sus propios reclamos sociales.

Todos estos elementos, que muestran una crisis agravada de gobierno, al tiempo que se relanzan luchas sociales reivindicativas, constituyen un entramado de conflictos puestos al descubierto en razón del debate y la puesta en cuestión de la apropiación oligárquica del excedente canalero.

Ciertamente, el debate sobre el proyecto de ampliación del Canal mediante la construcción de un tercer juego de esclusa ha puesto sobre el tapete las extraordinarias desigualdades económicas generadas por la aplicación sin paliativos de las políticas económicas neoliberales, que afectan tanto la distribución del ingreso como la concentración extrema de las tierras y bienes, que son acaparados por un pequeño grupo de oligarcas criollos en asocio con empresas extranjeras de diverso cuño. En el otro extremo, el grueso de la población solo percibe migajas de la riqueza que se produce. De ahí que el debate puesto sobre la mesa aluda a un plan de desarrollo nacional, tarea que sólo puede asumir un Estado Nacional (no desnacionalizado), dirigido por gobernantes capaces y con intereses y responsabilidades nacionales.

Por ello, desde un principio expresamos que el debate sobre la ampliación y el tercer juego de esclusas, lejos de convertirse en un proceso de explicaciones técnicas al estilo de la Autoridad del Canal de Panamá y el Gobierno Torrijos, implicaba un debate político respecto a las condiciones del subdesarrollo, de la marginalidad e insatisfacción de necesidades básicas de la ciudadanía en materia de agua potable, educación, salud, vivienda digna, tierra y mejores condiciones de vida para el campesinado, para las mujeres, los trabajadores, la juventud y los pobladores de todo el país.

El gobierno de Torrijos, inmerso en una profunda crisis de liderazgo político por su carencia de programa y proyecto, no atina a comprender la magnitud del problema que tiene entre manos, dada su descarada entrega a la oligarquía y al capital foráneo. Su única preocupación es materializar un proyecto que consolide a su grupo y a los poderosos grupos empresariales interesados en insertarse en el negocio marítimo y, con ello, aumentar los montos de sus cuentas bancarias con las riquezas que produce la vía interoceánica.

Los sectores oligárquicos dominantes, y sus partidos, todos ellos neoliberales y representados en la Asamblea de Diputados, sin ningún empacho ni reparo están comprometidos y a la espera de repartirse un botín que se convertirá en el fardo más pesado que nuestro pueblo habrá cargado, pues con ello le clausuran cualquier posibilidad de acceder a los recursos necesarios para el desarrollo nacional. Nos asechan graves peligros inminentes para la vida de los hombres y mujeres del pueblo.

Vivimos en un régimen político en el que todos los órganos e instituciones del Estado están sumidos en un descrédito total, denunciados por prácticas evidentes e inocultables de corrupción y nepotismo, carentes de la más mínima legitimidad política, y sin capacidad para ofrecer aunque fuese soluciones paliativas a los problemas de la ciudadanía. Cada semana, cada mes, vemos reducirse, de forma sostenida, la capacidad adquisitiva de nuestros salarios. Los gobiernos neoliberales han dejado a los panameños a su suerte, víctimas de los abusos y permanentes aumentos del costo de los servicios básicos. Muestra de ello es la política de las empresas eléctricas transnacionales que para hacer menos evidente los aumentos los ha prorrateado por cada mes; amén de los subsidios que el gobierno Torrijos les hace con los fondos públicos. En este mismo marco se encuentran los imparables aumentos semanales de la gasolina y las irregularidades de las transnacionales de la telefonía. La política gubernamental ha sumido a la economía enincrementos generalizados de todos los precios de los productos de la canasta básica de alimentos.

A la crisis social, política e institucional a la que han llevado al país, hay que sumarle la restricción innegable de las libertades democráticas, asfixiando de esa manera la libertad de expresión, entre otras libertades.La libertad de prensa está envuelta en un manto de intolerancia que ha tendido un cerco a periodistas y comentaristas radiales desafectos del régimen, reducidos todos ellos a pequeños espacios radiales. Situación que le dará al referéndum de la ampliación un carácter totalmente antidemocrático. Por ello exigimos que en los medios de comunicación haya igualdad en tiempo y espacio para quienes tenemos una opinión contraria al proyecto de la ACP y del gobierno neoliberal oligárquico de Martín Torrijos.

Inevitablemente los próximos meses serán de lucha. La oligarquía enquistada en el poder, aparentemente dividida de cara a la construcción del tercer juego de esclusas, está más unida que nunca en cuanto a sus intereses generales, sus diferencias son por la proporción de los futuros repartos de los beneficios que les tocarán.

Entre los sectores populares se advierten esfuerzos para organizar la campaña por el No, y la magnitud de lo que está en juego nos obliga a construir un frente único de lucha bajo una sola consigna.

No a la nueva venta del istmo.

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