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Paremos la guerra contra Iraq


*Edward W. Said, árabe nacido en Jerusalén en 1935, es ensayista y profesor de Literatura Inglesa en la Universidad de Columbia (Nueva York)

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Paremos la guerra contra Iraq


Un monumento a la hipocresía

Edward Said*

17 de febrero de 2003. Al Ahram Weekly, 13-19 de febrero de 2003, núm. 625
Traducción: Loles Oliván, CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

"Es un hecho grande y noble que por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial se estén llevando a cabo protestas masivas contra la guerra antes y no durante la propia guerra. Esto no tiene precedentes y debe convertirse en el hecho político central de la nueva era globalizada a la que nuestro mundo ha sido empujado por EEUU y por su estatuto de superpotencia."

Al final se ha hecho intolerable escuchar o ver las noticias en este país. Me he dicho a mi mismo una y otra vez que hay que ojear la prensa diaria y mirar la TV para las noticias nacionales cada noche, solo para descubrir lo que piensa y planifica "el país", pero la paciencia y el masoquismo tienen sus límites. El discurso de Powell en Naciones Unidas (NNUU), diseñado obviamente para alarmar al pueblo estadounidense y coaccionar a NNUU para ir a la guerra, me parece que ha sido una nueva bajeza de la hipocresía moral y de la manipulación política. Pero las conferencias de Rumself en Munich la semana pasada fueron aún más lejos que el inepto de Powell en su afectado sermoneo y sus amenazadoras mofas. Por el momento, dejaré a un lado a George Bush y a su camarilla de asesores, mentores espirituales y directores políticos como Pat Robertson, Franklin Graham, and Karl Rove: me parecen esclavos del poder perfectamente enfundados en la monotonía repetitiva de su portavoz colectivo, Ari Fliescher (quien creo que es también ciudadano israelí). Bush está, así lo ha dicho, en contacto directo con Dios, o, si no con Dios, si al menos con la Providencia. Quizá solo los colonos israelíes puedan conversar con El. Pero los secretarios de Estado y de Defensa parecen emanar del mundo laico de los hombres y mujeres reales, de modo que podría ser de algún modo más oportuno detenerse un momento en sus palabras y sus actividades.

Primero, algunos preliminares. EEUU ha decidido claramente la guerra: no parece que haya dos vías sobre eso. Sin embargo, que la guerra vaya o no a tener lugar (dada toda la actividad comenzada no por los Estados árabes, que, como siempre parecen vacilar y estar paralizados a la vez, sino por Francia, Rusia y Alemania) es otra cosa.

Segundo, los planificadores de esta guerra, como Ralph Nadre ha manifestado enérgicamente, son halcones-pollo, esto es, halcones que son demasiado cobardes como para luchar. Wolfowitz, Perle, Bush, Cheney y otros de todo este grupo civil hicieron piña a favor de la Guerra de Vietnam, aunque cada uno de ellos consiguió una prórroga basada en sus privilegios y, por ello nunca lucharon o ni tan siquiera sirvieron en las fuerzas armadas. Su beligerancia resulta por ello moralmente repugnante y, en su sentido literal, extremadamente antidemocrática. Lo que esta camarilla que no representa a nadie busca en la guerra contra Iraq no tiene nada que ver con consideraciones realmente militares. Cualesquiera que sean las cualidades de su deplorable régimen, Iraq no constituye una amenaza inminente o creíble para vecinos como Turquía, Israel o incluso Jordania (los tres podrían dominarlo fácilmente vía militar), mucho menos para EEUU. Cualquier argumento en sentido contrario es simplemente ridículo, completamente frívolo. Con escasos y caducos Scuds y con una pequeña cantidad de material biológico y químico, la mayor parte suministrado por EEUU en el pasado (como Nader ha señalado, sabemos eso porque tenemos las facturas de lo que las compañías estadounidenses vendieron a Iraq), Iraq es, y ha sido fácilmente, contenida a un precio desmedido por el prolongado sufrimiento de la población civil. Debido a este terrible estado de la cuestión, creo que es absolutamente cierto decir que se ha producido una colusión entre el régimen de Iraq y los promotores occidentales de las sanciones.

Tercero, una vez que las grandes potencias comienzan a soñar con el cambio de régimen ­un proceso ya iniciado por los Perles y Wolfowitzs de ese país -simplemente no hay fin ni luz al final. ¿No es escandaloso que personas de tan dudoso calibre sean de hecho quienes están diciendo las tonterías de llevar la democracia, la modernización y la liberación a Oriente Medio? Dios sabe que la zona las necesita, como tantos intelectuales árabes y musulmanes y gente de la calle han declarado una y otra vez. ¿Pero quién designa a esos personajes como agentes del progreso? Y ¿quién les autoriza para pontificar de modo tan vergonzoso, cuando en sus país existen tantas injusticias y abusos a los que poner remedio? Resulta particularmente mortificante que Perle, una persona tan incompetente como quepa imaginar para ser alguien que tenga algo que ver con cualquier cuestión relacionada con la democracia y la justicia, haya podido ser un asesor electoral del gobierno de la extrema derecha de Netanyahu en el periodo 1996-1999, en el que él aconsejó al renegado israelí desguazar todos y cada uno de los intentos de paz, anexionar Cisjordania y Gaza, e intentar eliminar tantos palestinos como fuera posible. Este hombre habla ahora de llevar la democracia a Oriente Medio y lo hace sin provocar la mínima objeción por parte de las lumbreras de los medios de comunicación que amablemente -vilmente- le entrevistan en la televisión nacional.

Cuarto, el discurso de Colin Powell, a pesar de sus muchas debilidades, de su evidente plagio y manufactura, de sus confeccionados casetes y de sus doctoradas fotografías, fue correcto en un aspecto. El régimen de Sadam Husein ha violado numerosos derechos humanos y resoluciones de NNUU. Eso no puede discutirse y ninguna excusa puede permitirse al respecto. Pero lo que resulta de una hipocresía monumental en la posición oficial de E999EUU es que absolutamente todo aquello de lo que Powell ha acusado a los ba'asistas es el balance de cada uno de los gobiernos de Israel desde 1948 y, de manera flagrante, desde la ocupación de 1967. La tortura, la detención ilegal, el asesinato, los ataques contra civiles con misiles, helicópteros y aviones de combate, la anexión de territorio, el traslado de civiles de un sitio a otro con el objeto de encarcelarlos, los asesinatos masivos (como en Qana, Yenin, Sabra y Chatila, por mencionar solo los más obvios), la denegación de derechos de libre paso y el impedimento de la libertad de movimiento para los civiles, de la educación, de la ayuda médica; el uso de civiles como escudos humanos, la humillación, el castigo de familias, las demoliciones de viviendas a escala masiva, la destrucción de la tierra agrícola, la expropiación del agua, los asentamientos ilegales, el empobrecimiento económico, los ataques contra hospitales, personal médico y ambulancias, el asesinato de personal de NNUU... por nombrar solo los más abusos escandalosos. Hay que subrayar con énfasis que todos esto ha sido llevado a cabo con el apoyo total e incondicional de EEUU que no solo ha suministrado a Israel el armamento [necesario] para tales prácticas y todo tipo de ayuda militar y de servicios de inteligencia, sino que ha dotado al país con más de 135 mil millones de ayuda económica en una escala que reduce a la miseria la cantidad relativa per cápita que el gobierno de EEUU gasta en sus propios ciudadanos.

Cobardía oficial árabe

Este es un desmedido historial a mantener contra EEUU y contra el señor Powell como su símbolo humano, en particular. Como persona encargada de la política exterior de EEUU, es su responsabilidad concreta defender las leyes de su país y asegurar que la aplicación de los derechos humanos y la promoción de la libertad -el proclamado programa político central en la política exterior de EEUU desde al menos 1976- se aplica uniformemente, sin excepción ni condición. El modo en que él y sus jefes y colaboradores pueden alzarse ante el mundo y sermonear honradamente contra Iraq ignorando a la vez, totalmente, la asociación estadounidense con Israel en los abusos de los derechos humanos, desafía toda credibilidad. Y sin embargo nadie, en todas las justificadas críticas que han aparecido sobre la posición de EEUU desde que Powell hizo su gran discurso en NNUU, ha señalado este punto, ni siquiera los muy rectos franceses y alemanes.

Los Territorios palestinos padecen hoy el ataque de la hambruna masiva; hay una crisis sanitaria de proporciones catastróficas; la mortalidad de civiles alcanza al menos a 20 personas por semana; la economía se ha colapsado; cientos de miles de civiles inocentes no pueden trabajar, estudiar o moverse debido a los toques de queda y a 300 barricadas (al menos) que impiden su vida cotidiana; las casas se vuelan o se destruyen masivamente (60 en un solo día de la semana pasada). Y todo ello [se hace] con el equipamiento de EEUU, con apoyo de EEUU y con la financiación de EEUU. Bush declara que Sharon (que es un criminal de guerra desde cualquier patrón con que se mida) es un hombre de paz, como escupiendo a las vidas inocentes palestinas que se han perdido y destruido por Sharon y su ejército criminal. Y tiene las agallas de decir que actúa en nombre de Dios y que él (y su Administración) actúan al servicio de "un Dios justo y fiel". Y para más pasmo todavía, instruye al mundo sobre el incumplimiento de las resoluciones de NNUU por parte de Sadam, mientras apoya a un país, Israel, que ha violado al menos 64 de ellas diariamente durante más de medio siglo.

Sin embargo, los regímenes árabes son actualmente tan cobardes e ineficaces que no se atreven a declarar ninguna de estas cosas públicamente. Muchos de ellos necesitan la ayuda económica de EEUU. Muchos de ellos tiene miedo a sus propios pueblos y necesitan el apoyo de EEUU para apuntalar sus regímenes. Muchos de ellos podrían ser acusados de algunos de los mismos crímenes contra la humanidad. Así que no dicen nada y simplemente esperan y rezan para que la guerra pase y para que, al final, ellos sigan reteniendo el poder como lo hacen ahora.

Pero es también un hecho grande y noble que por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial se estén llevando a cabo protestas masivas contra la guerra antes y no durante la propia guerra. Esto no tiene precedentes y debe convertirse en el hecho político central de la nueva era globalizada a la que nuestro mundo ha sido empujado por EEUU y por su estatuto de superpotencia. Lo que esto demuestra es que a pesar del imponente poder ejercido por autócratas y tiranos como Sadam y sus antagonistas estadounidenses, a pesar de la complicidad de unos medios de comunicación que (voluntaria o involuntariamente) han acelerado las prisas para la guerra, a pesar de la indiferencia y la ignorancia de mucha gente, las acciones y protestas masivas sobre la base de la comunidad humana y de la sostenibilidad humana siguen siendo aún herramientas de la resistencia humana. Llámenlas armas de los débiles, si quieren. Pero que hayan descompuesto al menos los planes de los halcones-pollos y de sus partidarios corporativistas, así como de los millones de religiosos monoteístas extremistas (cristianos, judíos y musulmanes) que creen en las guerras de religión, es un gran faro de esperanza para nuestro tiempo.

Nuestra labor como árabes es unir nuestra oposición a la acción de EEUU contra Iraq con nuestro respaldo a los derechos humanos en Iraq, Palestina, Israel, el Kurdistán y en cualquier parte del mundo árabe - también pedir a otros que fuercen esa misma unión en cada uno, sea árabe, americano, africano, europeo, australiano o asiático. Estas son cuestiones del mundo, cuestiones humanas, no simplemente preocupaciones estratégicas de EEUU o de otras grandes potencias.

No pedemos en ningún caso prestar nuestro silencio a una política de guerra que la Casa Blanca ha anunciado abiertamente incluirá la lluvia de entre tres y cinco misiles crucero por día (800 de ellos durante las primeras 48 horas) sobre la población civil de Bagdad a fin de producir "conmoción y pavor", o incluso un cataclismo humano que producirá, como su jactancioso planificador, un tal señor (¿o es Doctor?) Harlan Ullman, ha declarado, un efecto del estilo de Hiroshima sobre la población iraquí.

Nótese que durante la guerra del Golfo en 1991, tras 41 días de bombardeos sobre Iraq ni siquiera se alcanzó esta escala de devastación humana. EEUU tiene 6.000 misiles inteligentes listos para hacer el trabajo. ¿Qué clase de Dios podría querer que esto fuese una política formulada y anunciada para su pueblo?, ¿y qué clase de Dios afirmaría que esto se hace para llevar la democracia y la libertad al pueblo no solo de Iraq sino del resto de Oriente Medio?

Preguntas sin respuesta

Estas son preguntas que ni siquiera intentaré responder. Pero sé que si algo así ocurre sobre cualquier población de la tierra sería un acto criminal y sus perpetradores y planificadores, criminales de guerra de acuerdo con las Leyes de Nuremberg para cuya formulación el propio EEUU resultó crucial.

No es gratuitamente que el general Sharon y Shaul Mofaz han dado la bienvenida a la guerra y lo agradecen a George Bush.¿Quién sabe qué otros males se cometerán en el nombre de Dios? Cada uno de nosotros debemos alzar nuestras voces, manifestar nuestra protesta ahora y mantenidamente. Necesitamos un pensamiento creativo y una acción valiente para rechazar las pesadillas planeadas por un equipo dócil y profesionalizado en lugares como Washington y Tel Aviv y Bagdad. Si lo que tienen en mente es lo que llaman "mayor seguridad", entonces las palabras han perdido el significado para el sentido común. Que Bush y Sharon desprecian a los pueblos no blancos de este mundo, está claro. La cuestión es por cuanto tiempo pueden seguir quitándolos del medio.



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