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Fidel: La estrategia política de la victoria (tercera parte)

Marta Harnecker

VI - ETAPAS EN LA CONSTITUCION DEL BLOQUE ANTIBATISTIANO

Fidel tuvo claro, desde que comenzó la preparación del grupo inicial que luego conformaría el Movimiento 26 de Julio, que la derrota de Batista no podía permitir "el regreso al poder de hombres moral e históricamente aniquilados y responsables totalmente de la situación en la que el país se encontraba. Recuerden bien --afirmó el 19 de junio de 1954-- que nuestras posibilidades de triunfo se basan en la seguridad de que el pueblo respalde los esfuerzos de hombres limpios que pongan por delante desde el primer momento sus leyes revolucionarias, respaldo que no pueden aspirar a tener hombres que lo han engañado y traicionado."(1)

De ahí su preocupación por dar una imagen de absoluta honradez, de dedicación a la defensa de los intereses del pueblo, aún a riesgo de la propia vida --como lo demostrarían los jóvenes que integraban la organización en el asalto al Cuartel Moncada y en sus valientes autodefensas frente a los tribunales batistianos-- y de abandono de todos los métodos empleados por los politiqueros tradicionales.

Por eso considera como una "grave desviación ideológica" la inclinación a pactar con los auténticos que percibe entre algunos miembros de su organización cuando está en la prisión de Isla de Pinos.

Si para preparar el asalto al Cuartel Moncada no recurrieron a ellos cuando les sobraban millones y el Movimiento andaba "mendigando centavos y pasando mil penurias para comprar armas", ¿cómo lo iban a hacer ahora "pasando por encima de los cadáveres y de la sangre de los que dieron su vida por sus limpias ideas?"(2)

Y en carta a Haydée y Melba del 18 de junio de 1954 insiste en relación al problema de los acuerdos con los auténticos: "Hay que estar loco para pactar con ellos, siguiendo el camino que ha servido de ruina a tantos líderes ortodoxos. Más que nunca estoy convencido de que debemos mantener independiente el movimiento como lo hicimos en los momentos más difíciles, cuando nadie quería prestarnos la menor atención. Sé cuán dura tiene que ser la lucha de ustedes, pero no se desesperen. Tengan presente siempre lo que les he dicho en cada una de mis cartas. Recuerden que no podrá intentarse nada hasta que nosotros salgamos y que siempre es necesario saber esperar el momento oportuno. La misión de ustedes es ir preparando el camino, mantener firmes los elementos de valor que nunca son muchos e ir captando todo el que pueda ser útil. Cuba está llena de hombres valerosos pero hay que encontrarlos."(3)

Y en relación a los "montrealistas"(4) decía a Melba por aquella misma época: "[...] Hemos tenido que pelear solos antes del 26, el 26 y después del 26. Ahora representamos un ideal limpio de mácula y tenemos derecho a ser los abanderados del mañana. No podemos vender nuestra primogenitura por un plato de lentejas. ¿Cuál es ahora la posición de esos señores? Siguen igual, todo lo más una frasecita de elogio para engatusarnos y hacernos igual o peor que lo que le hicieron a la ortodoxia, es decir, llevarla a una encerrona, desprestigiarla y después botarla como se bota a una mala concubina.

"Yo sé que es difícil mantener un punto de vista firme cuando todo el mundo está diciendo que llega la hora cero; yo sé de sobra que la gente se desespera por tener un arma y ése ha sido el único recurso de los montrealistas para conquistar adeptos a base de ofrecerlas; pero ya estoy harto de desesperados; son los que más exigen e impacientan antes de la lucha y son los que menos pelean cuando llega la hora. Para ellos la revolución no es más que una bella aventura. Es necesario comprender bien que hoy más que una fuerza real, somos una idea, un símbolo, una gran fuerza en potencia. Será para bien de Cuba si sabemos seguir una línea. Estamos dispuestos a dar por la libertad hasta la última gota de sangre; [...] El único propósito de ellos es el poder; el nuestro, la verdadera revolución. Hoy dirigen la lucha con el pretexto de que tienen millones, mañana robarán millones con el pretexto de que sirvan para la lucha. No puede hacerse ningún acuerdo sin la aceptación previa de nuestro programa, no porque sea nuestro, sino porque él significa la única revolución posible, sin excluir, por supuesto, la confiscación de bienes a todos los malversadores de todos los gobiernos, cosa que, desde luego, les llega bien de cerca. [...]

Fidel valoraba mucho más la calidad de los cuadros que la cantidad. "No importa que las filas se queden vacías, el camino es largo --decía--; si sabemos mantener en alto nuestros principios serán algún día la bandera de la verdadera y posible revolución."(5) El factor unificador del Movimiento 26 de Julio no era la ideología marxista leninista, que había sido asimilada sólo por sus cuadros más avanzados, sino la lucha contra Batista por una vía nueva, armada, conducente a transformaciones sociales radicales, tanto en el plano político como social y a la conquista de la verdadera soberanía nacional.

Fidel comprendía perfectamente que, en medio del ambiente macartista y anticomunista que reinaba en su país y en el mundo, era un absurdo hacer declaraciones de fe marxista--leninista. No había que hacer declaraciones, había que actuar y demostrar en los hechos lo justo de sus planteamientos revolucionarios.

Tan convencido estaba de esto que ni siquiera cuadros tan cercanos como el Che Guevara -- que convivieron varios meses con él en el exilio y luego otros tantos en la Sierra Maestra-- conocían su pensamiento más profundo.

Al respecto, nos parece significativo recordar que el Che estuvo un tiempo convencido de que Fidel había apoyado el "Pacto de Miami" --un acuerdo muy conservador del que hablaremos más adelante-- y que se trataba de un líder burgués radical.

Veamos lo que escribía a Daniel(6) --dirigente urbano del Movimiento 26 de Julio-- en diciembre de 1957, cuando ya Fidel se había manifestado públicamente contra dicho Pacto.

"... Consideré siempre a Fidel como un auténtico líder de la burguesía de izquierda, aunque su figura está realzada por cualidades personales de extraordinaria brillantez que lo colocan muy por arriba de su clase. Con ese espíritu inicié la lucha: honradamente sin esperanza de ir más allá de la liberación del país, dispuesto a irme cuando las condiciones de la lucha posterior giraran hacia la derecha [...] toda la acción del Movimiento. Lo que nunca pensé es el cambio tan radical que dio Fidel en sus planteamientos con el Pacto de Miami. Pareciéndome imposible lo que después supe, es decir, que se tergiversaba así la voluntad de quien es auténtico líder y motor único del Movimiento, pensé lo que me avergüenzo de haber pensado."(7)

Sólo conociendo este documento pueden entenderse algunas palabras de la carta de despedida del Che a Fidel antes de internarse en la selva boliviana.

Allí escribe el siguiente párrafo: "Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario. Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario. He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe."(8)

Ahora, aunque Fidel estaba absolutamente convencido de que la dispersión de fuerzas era la "muerte de la revolución;" y que, por el contrario, la unión de todos los revolucionarios era "la muerte de la dictadura",(9) antes de abordar la tarea de construir un movimiento cívico amplio - -como le propone Luis Conte Agüero a mediados de 1954-- estima que su primer objetivo debe ser: "organizar a los hombres del 26 de Julio y unir en irrompible haz a todos los combatientes, los del exilio, la prisión y la calle, que suman más de ochenta jóvenes envueltos en el mismo Girón de historia y sacrificio. La importancia de tal núcleo humano perfectamente disciplinado, constituye un valor incalculable a los efectos de la formación de cuadros de lucha para la organización insurreccional o cívica. [...]

"La tarea de unir a todos nuestros combatientes debe ser previa --le escribe el 14 de agosto de 1954--, puesto que sería muy lamentable, que la falta de una labor primaria de persuasión produjese considerables desprendimientos en nuestras filas. Por la experiencia adquirida en la etapa anterior al 26 de julio puedo asegurarte que un joven probado y de confianza vale por mil y que la tarea quizás más ardua y de tiempo es encontrarlos de calidad y prepararlos para que su presencia inicial sea de impulso decisivo. Partiendo de lo que tenemos actualmente podemos multiplicar extraordinariamente nuestras fuerzas que quieren decir fuerzas dispuestas a unirse sólida y disciplinadamente a las demás fuerzas similares con las cuales formar el caudal necesario para batir el sistema político imperante."(10)

Una vez logrado este objetivo inicial se debe ir a la constitución de ese movimiento cívico que, según Fidel, "debe contar con la fuerza necesaria para conquistar el poder, lo mismo por vía pacífica como por vía revolucionaria, o corre de lo contrario el riesgo de que se lo arrebaten, como a la ortodoxia, a sólo dos meses de las elecciones."(11)

Sin embargo, no es optimista en cuanto a las posibilidades de constituirlo en forma rápida. Sabe que es una gran proeza unir a voluntades y personalidades tan dispares y está consciente de que "uno de los mayores obstáculos para la integración de semejante movimiento es el exceso de personalismo y ambiciones de grupos y caudillos; la dificultad de hacer que cada hombre de valor y prestigio ponga su persona al servicio de una causa, un vehículo, una ideología y una disciplina, despojándose de toda vanidad o aspiración."(12)

Por esta razón, confiesa que lo que más admira en Martí "no son tanto las proezas de los campos de batalla, como aquella empresa gigantesca, heroica y callada de unir a los cubanos para la lucha." Está convencido de que sin ese esfuerzo "Cuba sería todavía una colonia española o una dependencia yanqui."(13) Y entre las condiciones que entonces ve como "indispensables" para la integración de un verdadero movimiento cívico están: un mínimo de acuerdo en el terreno ideológico, una buena disciplina y especialmente una reconocida jefatura.

"No puede organizarse un movimiento donde todo el mundo se crea con derecho a emitir declaraciones públicas sin consultar con nadie --dice y agrega--; ni puede esperarse nada de aquel que se integre por hombres anárquicos que a la primera discrepancia toman el sendero que estiman más conveniente, desgarrando y destruyendo el vehículo."

Es necesario crear un mecanismo que permita destruir "implacablemente al que trate de crear tendencias, camarillas, cismas o alzarse contra el movimiento."

Además considera que su "programa debe abarcar amplia, concreta y valientemente los graves problemas económico--sociales que confronta el país, de modo que se pueda llevar a las masas un mensaje verdaderamente nuevo y prometedor."(14)

Una vez consolidado el grupo inicial del Movimiento 26 de Julio y materializada su ruptura definitiva con la dirección de la ortodoxia (11 de marzo de 1956) redobla sus esfuerzos por unir a las fuerzas revolucionarias.

Algunos meses después, en septiembre de 1956, éstos culminarán en la firma junto con José Antonio Echeverría de un documento que ha trascendido como el "Pacto de México".

En él se expresa que "ambas organizaciones han decidido unir sólidamente su esfuerzo en el propósito de derrocar la tiranía y llevar a cabo la revolución cubana"; se critica a los que habiendo abogado por elecciones generales y libres ahora aceptan las elecciones parciales propuestas por la dictadura; y se sostiene que tanto el 26 como el Directorio consideran que existen condiciones objetivas para la revolución en Cuba y que los preparativos revolucionarios están suficientemente adelantados como para "ofrecer al pueblo su liberación en 1956."

En ese momento ambas organizaciones pensaban que el triunfo contra Batista se realizaría a través de "la insurrección secundada por la huelga general."(15)

El manifiesto llama a unir a "todas las fuerzas revolucionarias, morales y cívicas del país, a los estudiantes, los obreros, las organizaciones juveniles y a todos los hombres dignos de Cuba, para que [los] secunden en esta lucha, que está firmada con la decisión de morir o triunfar."(16)

Este documento es un pronunciamiento que une ideológicamente a la juventud combatiente del 26 de Julio y el Directorio en cuanto a los objetivos de la revolución, pero el proceso unitario no está entonces suficientemente maduro como para poder elaborar una estrategia militar única. Los campos escogidos por cada una de estas organizaciones para librar su lucha son distintos.(17) A pesar de estas diferencias ambos dirigentes tuvieron la sabiduría de llegar a acuerdos unitarios en el terreno en que éste era posible en ese momento y se concedieron libertades mutuas para desarrollar los planes que estimasen convenientes en el aspecto táctico, aunque cada fuerza tenía una tarea dentro del plan general. Fidel reiniciaría la lucha armada antes de finalizar 1956 como lo había prometido, desembarcando en Cuba con un contingente armado y abriendo un frente guerrillero en las montañas orientales. El Directorio Revolucionario desarrollaría simultáneamente una insurrección armada teniendo como centro la Ciudad de La Habana, precediendo ésta por acciones que produjeran un estado de conmoción pública. De este modo, las fuerzas de la tiranía tendrían que dislocarse en diferentes puntos del territorio nacional. Por su parte, los militantes del 26 de Julio que se encontraban en Cuba debían promover acciones de toda índole para desconcertar al enemigo a lo largo del país pero, principalmente, en Oriente.(18)

Pero el proceso de vertebración de las fuerzas revolucionarias representadas por el 26 de Julio, el Directorio Revolucionario y el Partido Socialista Popular fue madurando lentamente y sólo se logró en forma definitiva dos años después del triunfo de la revolución, en 1961, cuando se constituyen las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI).

Mientras tanto Fidel había ido desarrollando una política de unidad amplia con todas las fuerzas antibatistianas.

Pero ¿cuándo es que el estratega político coloca en primer plano una política de amplia unidad?

Sólo lo hace cuando el Movimiento 26 de Julio ha llegado a constituir una fuerza decisiva en el escenario político. Sabe que si llega a promover la unidad cuando éste no es todavía suficientemente fuerte corre el riesgo de quedarse a la zaga de las fuerzas burguesas.



VII - DIFERENTES PACTOS CON FUERZAS BURGUESAS

El primer paso unitario con fuerzas no revolucionarias se da el 12 de julio de 1957 cuando ya el prestigio político de Fidel era enorme dentro del pueblo.

A la Sierra se dirigen representantes de la oposición burguesa como el presidente del Partido del Pueblo Cubano, Raúl Chibás, y Felipe Pazos, ex presidente del Banco Nacional de Cuba y persona muy cercana a Prío Socarrás, líder de los auténticos. Su objetivo: establecer un frente único contra Batista. El diálogo no fue fácil, eran muchas las apreciaciones diferentes que separaban a la juventud revolucionaria y popular, representadas por el 26 de julio, de las fuerzas burguesas antibatistianas.

Finalmente, y gracias a la flexibilidad táctica de Fidel, se logró firmar lo que históricamente se ha conocido como el "Manifiesto de la Sierra". En este documento, además de insistirse en que unir fuerzas "es lo único patriótico" ya que Batista sólo se mantiene en pie gracias a la división entre sus adversarios, se declara la voluntad de participar en "elecciones verdaderamente libres, democráticas, imparciales," aclarando que para que esto sea posible es necesario que ese acto cívico esté presidido por "un gobierno provisional, neutral" que sustituya a Batista y cuente con el apoyo de todos los partidos políticos de oposición, todas las instituciones cívicas y todos los sectores revolucionarios.

A continuación, una enumeración de las proposiciones resultantes de este Pacto:
"1) Formación de un frente cívico--revolucionario con una estrategia común de lucha.

"2) Designar desde ahora una figura llamada a presidir el gobierno provisional, cuya elección en prenda de desinterés por parte de los líderes oposicionistas y de imparcialidad por el que resulte señalado, quede a cargo del conjunto de instituciones cívicas.

"3) Declarar al país que, dada la gravedad de los acontecimientos, no hay otra solución posible que la renuncia del dictador y entrega del poder a la figura que cuente con la confianza y el respaldo mayoritario de la nación, expresado a través de sus organizaciones representativas.

"4) Declarar que el frente cívico--revolucionario no invoca ni acepta la mediación o intervención alguna de otra nación en los asuntos internos de Cuba. Que, en cambio, respalda las denuncias que por violación de derechos humanos han hecho los emigrados cubanos ante los organismos internacionales y pide al gobierno de los Estados Unidos que en tanto persista el actual régimen de terror y dictadura, suspenda todos los envíos de armas a Cuba.

"5) Declarar que el frente cívico--revolucionario, por tradición republicana e independentista, no aceptaría que gobernara provisionalmente la república ningún tipo de junta militar.

"6) Declarar que el frente cívico-revolucionario alberga el propósito de apartar al ejército de la política y garantizar la intangibilidad de los institutos armados. Que los militares nada tienen que temer del pueblo cubano y sí de la camarilla corrompida que los envía a la muerte en una lucha fratricida.

"7) Declarar bajo formal promesa que el gobierno provisional celebrará elecciones generales para todos los cargos del estado, las provincias y los municipios en el término de un año bajo las normas de la Constitución del 40 y Código Electoral del 43 y entregará el poder inmediatamente al candidato que resulte electo.

"8) Declarar que el gobierno provisional deberá ajustar su misión al siguiente programa:
"a) Libertad inmediata para todos los presos políticos, civiles y militares.

"b) Garantía absoluta a la libertad de información a la prensa radial y escrita, de todos los derechos individuales y políticos garantizados por la Constitución.

"c) Designación de alcaldes provisionales en todos los municipios previa consulta con las instituciones cívicas de la localidad.

"d) Supresión del peculado en todas sus formas y adopción de medidas que tiendan a incrementar la eficiencia de todos los organismos del estado.

"e) Establecimiento de la carrera administrativa.

"f) Democratización de la política sindical promoviendo elecciones libres en todos los sindicatos y federaciones de industrias.

"g) Inicio inmediato de una intensa campaña contra el analfabetismo y de educación cívica, exaltando los deberes y derechos que tiene el ciudadano con la sociedad y con la patria.

"h) Sentar las bases para una reforma agraria que tienda a la distribución de las tierras baldías y a convertir en propietarios a todos los colonos, aparceros, arrendatarios y precaristas que posean pequeñas parcelas de tierra, bien sean propiedad del estado o particulares, previa indemnización a los anteriores propietarios.

"i) Adopción de una política financiera sana que resguarde la estabilidad de nuestra moneda y tienda a utilizar el crédito de la nación en obras reproductivas.

"j) Aceleración del proceso de industrialización y creación de nuevos empleos. [...]

"Para integrar este frente no es necesario que los partidos políticos y las instituciones cívicas se declaren insurreccionales y vengan a la Sierra Maestra. Basta que le nieguen todo respaldo a la componenda electorera del régimen y declaren paladinamente ante el país, ante los institutos armados y ante la opinión pública internacional, que, después de cinco años de inútil esfuerzo, de continuos engaños y de ríos de sangre, en Cuba no hay otra salida que la renuncia de Batista [...]"(19)

No hay dudas de que el _programa mínimo_ que se plantea Fidel en La historia me absolverá es mucho más drástico que el que se produce fruto del acuerdo entre los representantes burgueses y los rebeldes en la Sierra. En este último no se menciona la participación de los obreros en las utilidades de las empresas ni la participación de los colonos en el rendimiento de la caña. Tampoco se habla de la confiscación de los bienes malversados ni de la nacionalización de los trust eléctrico y telefónico que junto con la aplicación consecuente de la reforma agraria, se transformarían de hecho en medidas antimperialistas.

Sin embargo, si se lee con atención este documento, se descubre la hábil mano de Fidel al redactar diversas medidas programáticas donde se rechaza la politiquería, la intervención extranjera y el golpe militar como salidas políticas y se señala una serie de tareas de tipo democrático que de hecho no harían sino favorecer a nivel institucional la expresión del real apoyo popular ya alcanzado por el Movimiento 26 de Julio, además de medidas que responden a los intereses de los sectores nacionalistas de la burguesía que necesariamente chocarían con la política económica imperial.

Lo fundamental era deshacerse de Batista impidiendo una mera solución reformista de recambio: un "batistato" sin Batista o una intervención extranjera. Esto, junto a la adopción de medidas políticas verdaderamente democráticas, crearía las condiciones para el acceso al poder del Movimiento 26 de Julio.

Varias semanas después, en septiembre, esta vez en Miami, en medio de la ofensiva diplomática del nuevo embajador yanqui en Cuba en el sentido de propiciar la unificación de las fuerzas burgueses contra Batista aislando al movimiento revolucionario, los representantes de esa clase, Prío Socarrás y Felipe Pazos --aprovechándose de la representatividad que les confería el haber firmado junto a Fidel Castro el Pacto de la Sierra-- promueven la formación de una Junta de Liberación Nacional conformada por el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico); la Organización Auténtica; el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), el Directorio Obrero Revolucionario, el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, el Partido Demócrata y una delegación del Movimiento 26 de julio, que no estaba facultada por la dirección para dar este paso. El documento programático que surge de aquella reunión se aleja en dos puntos esenciales de lo planteado en el Pacto de la Sierra: se elimina de la declaración tanto el rechazo expreso a toda intervención extranjera como el rechazo al advenimiento de una junta militar para gobernar provisionalmente a la República: "principios cardinales" en el modo de concebir la revolución cubana por parte del 26 de julio.

El 14 de diciembre Fidel declara públicamente su desacuerdo con el Pacto de Miami insistiendo en que lo que motiva este rompimiento no es el procedimiento seguido: utilizar al 26 de Julio sin consultar con sus máximos dirigentes, sino la violación de puntos esenciales de las bases del acuerdo establecido en la Sierra.

En la carta dirigida a las organizaciones de oposición el máximo dirigente cubano expresa al respecto: "Suprimir en el documento de unidad la declaración expresa de que se rechaza todo tipo de intervención extranjera en los asuntos internos de Cuba, es de una evidente tibieza patriótica y una cobardía que se denuncia por sí sola.

"Declarar que somos contrarios a la intervención no es sólo pedir que no se haga en favor de la revolución porque ello iría en menoscabo de nuestra soberanía e, incluso, en menoscabo de un principio que afecta a todos los pueblos de América; es pedir también que no se intervenga en favor de la dictadura enviándole aviones, bombas, tanques y armas modernas con las cuales se sostiene en el poder, y que nadie como nosotros y --sobre todo-- la población campesina de la sierra ha sufrido en sus propias carnes. En fin, porque lograr que no se intervenga es ya derrocar la tiranía. [...]

"En el documento de unidad se suprime la declaración expresa de que se rechaza todo tipo de junta militar para gobernar provisionalmente la república.

"Lo más nefasto que pudiera sobrevenir a la nación en estos instantes, por cuanto estaría acompañada de la ilusión engañosa de que el problema de Cuba se ha resuelto con la ausencia del dictador, es la sustitución de Batista por una junta militar. Y algunos civiles de la peor ralea, cómplices incluso del 10 de marzo y hoy divorciados de él tal vez si por más tanquistas y ambiciosos todavía, están pensando en esas soluciones que sólo verían con agrado los enemigos del progreso del país.

"Si la experiencia ha demostrado en América que todas las juntas militares derivan de nuevo hacia la autocracia; si el peor de los males que ha azotado este continente es el enraizamiento de las castas militares en países con menos guerras que Suiza y más generales que Prusia; si una de las más legítimas aspiraciones de nuestro pueblo en esta hora crucial en que se salva o se hunde por muchos años su destino democrático y republicano, es guardar --como el legado más precioso de sus libertadores-- la tradición civilista que se inició en la misma gesta emancipadora y se rompería el día mismo que una junta de uniformes presidiera la república (lo que no intentaron jamás ni los más gloriosos generales de nuestra independencia en la guerra ni en la paz); ¿hasta qué punto vamos a renunciar a todo, que por miedo a herir susceptibilidades (más imaginarias que reales en los militares honestos que puedan secundarnos) vayamos a suprimir tan importante declaración de principios? ¿Es que no se comprende que una definición oportuna podría conjurar a tiempo el peligro de una junta militar que no serviría más que para perpetuar la guerra civil? Pues bien: no vacilamos en declarar que si una junta militar sustituye a Batista, el Movimiento 26 de Julio seguirá resueltamente su campaña de liberación. Preferible es luchar más hoy, a caer mañana en nuevos e infranqueables abismos. ¡Ni junta militar, ni gobierno títere juguete de militares! ¡Los civiles a gobernar con decencia y honradez, los soldados a sus cuarteles, y cada cual a cumplir con su deber!".(20)

"[...] lo importante para la revolución --dice en otra parte de la misma carta-- no es la unidad en sí, sino las bases de dicha unidad, la forma en que se viabilice, y las intenciones patrióticas que la animen."(21)

Transcurren siete meses, el frente cívico no se consolida pero sí lo hace el Ejército Rebelde, que durante esos meses logra rechazar la ofensiva general batistiana de junio y se prepara para la contraofensiva.

El año 1958 se inició con augurios de paz. En julio debían realizarse elecciones generales de presidente y vicepresidente, senadores, alcaldes o concejales. Esto obligó a restablecer las garantías constitucionales, se reestructuraron los partidos políticos y se levantó la censura de prensa.

Fue así como el país entero conoció los desmanes del régimen y las torturas y crímenes cometidos, al mismo tiempo que se empezó a informar acerca de las actividades del Ejército Rebelde.

Por su parte, el Episcopado promovió una Comisión de Concordia Nacional integrada por distintas personalidades de la época, secundadas por los más prominentes hacendados, comerciantes y banqueros.

"[...] En síntesis, esta comisión procuró lograr un arreglo entre Fidel y Batista, mediante el cual el Ejército Rebelde depondría las armas, se liberaría a los presos políticos, se permitiría el regreso de los exiliados, se restablecerían las garantías constitucionales y se efectuarían elecciones libres con la participación del Movimiento 26 de Julio como un partido político tradicional más. Es evidente el carácter maniobrero y de completo servicio al régimen que tenía esta gestión de paz. El Comandante Fidel Castro denunció el 9 de marzo de 1958, en carta pública, los objetivos de esta comisión, con la cual terminó la corta vida de la misma."(22)

Un mes después se producirá el revés de la huelga general. Luego, en junio, Batista, envalentonado por estos resultados lanza una gran ofensiva para liquidar al Ejército Rebelde. Fracasa rotundamente. El enemigo sale muy debilitado y el movimiento revolucionario enormemente fortalecido por brillantes éxitos militares, contra fuerzas muy numerosas.

Es entonces --20 de julio de 1958-- cuando Fidel considera llegado el momento propicio para llamar a la constitución de un amplio Frente Cívico Revolucionario y representantes del más variado espectro de fuerzas políticas y sociales del país firman un documento unitario conocido históricamente como "Pacto de Caracas."(23)

Por la importancia de este acontecimiento transcribiremos aquí gran parte de su texto.

El manifiesto describe, en primer lugar, la situación en que se encuentra Cuba en esos momentos: "El proceso insurreccional se ha extendido a todo el país. En las regiones montañosas de Cuba se han abierto nuevos frentes de batalla, y en las llanuras, guerrillas y columnas hostigan constantemente al enemigo. Actualmente, en la Sierra Maestra, miles y miles de soldados, en la más grande ofensiva intentada por Batista, se estrellan contra el coraje de los combatientes revolucionarios que defienden palmo a palmo, hasta la última gota de su sangre, los territorios libres de Cuba. En la zona de Oriente, librando grandes combates, fuerzas de la columna número seis Frank País dominan la tercera parte de la provincia. En las llanuras de Oriente, la columna número dos se bate desde Manzanillo hasta la región camagüeyana de Nuevitas. En Las Villas, el frente del Escambray del Directorio Revolucionario lleva varios meses peleando bravamente y haciendo incursiones por la provincia central de Cuba. En aquella provincia se baten también núcleos auténticos y del 26 de Julio. En Cienfuegos y Yaguajay, guerrillas revolucionarias luchan y se mueven intensamente. Pequeñas guerrillas operan en Matanzas y en Pinar del Río. En cada rincón de Cuba, una lucha a muerte se libra entre la libertad y la tiranía mientras en el extranjero numerosos exiliados y emigrados se esfuerzan por liberar a la patria oprimida."(24)

En segundo lugar llama a formar un amplio frente nacional contra Batista sin excluir a ningún sector.

"Consciente de que la coordinación de los esfuerzos humanos, de los recursos bélicos, de las fuerzas cívicas, de los sectores políticos y revolucionarios de todos los núcleos oposicionistas, civiles, militares, obreros, estudiantes, profesionales, económicos y populares, pueden derrocar a la dictadura en un esfuerzo supremo, los firmantes de este documento unimos nuestro aporte, al adoptar un acuerdo en favor de un gran frente cívico revolucionario de lucha, de todos los sectores, para que codo con codo, aportando cada uno su patriotismo y sus esfuerzos, unidos arrojemos del poder a la dictadura criminal de Fulgencio Batista y devolvamos a Cuba la paz ansiada y el encauzamiento democrático que conduzca a nuestro pueblo al desarrollo de su libertad, de su riqueza y de su progreso. Todos estamos de acuerdo en la necesidad de unirnos, y el pueblo así lo demanda."(25)

En tercer lugar señala uno de los pilares de la unión de las fuerzas oposicionistas: el camino a seguir para eliminar a la dictadura: "[...] Estrategia común de lucha para derrocar la tiranía mediante la insurrección armada, reforzando en un plazo mínimo todos los frentes de combate, armando a los miles de cubanos que están dispuestos a combatir por la libertad. Movilización popular de todas las fuerzas obreras, cívicas, profesionales, económicas, para culminar el esfuerzo cívico en una gran huelga general, y el bélico en una acción armada conjuntamente con todo el país. De este empeño común Cuba surgirá libre y se evitará nueva y dolorosa efusión de sangre de las mejores reservas de la patria. La victoria será posible siempre, pero más tardía de no coordinarse las actividades de las fuerzas oposicionistas."(26)

En cuarto lugar señala el tipo de gobierno que debe establecerse a la caída del tirano: breve "gobierno provisional" que encauce al país por "el procedimiento constitucional y democrático."(27)

En quinto lugar señala en forma suscinta los principales puntos de un programa mínimo de gobierno: éste debe garantizar "el castigo de los culpables, los derechos de los trabajadores, el orden, la paz, la libertad, el cumplimiento de los compromisos internacionales y el progreso económico, social e institucional del pueblo cubano."(28)

En sexto lugar reafirma la decisión de defender la "soberanía nacional" y pide al gobierno de los Estados Unidos que "cese toda ayuda bélica y de cualquier orden al dictador."(29)

Por último, llama a los más diversos sectores sociales a unirse en la lucha contra Batista: "A los militares decimos que ha llegado el instante de que nieguen su apoyo a la tiranía; que confiamos en ellos, que sabemos que hay hombres dignos en las fuerzas armadas y que si en el pasado centenares de oficiales, clases y soldados han pagado con la vida, la prisión, el destierro o el retiro, su amor a la libertad y su oposición a la tiranía, muchos quedan en esa actitud. Esta no es una guerra contra los institutos armados de la república, sino contra Batista, único obstáculo a la paz que desean, anhelan y necesitan todos los cubanos, civiles y militares. A los obreros, a los estudiantes, a los profesionales, a los comerciantes e industriales, como a los colonos, hacendados y campesinos, a los cubanos de todas las religiones, ideologías o razas, pedimos que se unan a este esfuerzo libertador, que derrocará a la infame tiranía que durante años ha regado con sangre el suelo de la patria, segando sus mejores reservas humanas, arruinando su economía, perturbando hasta sus cimientos todas las instituciones cubanas, al interrumpir el proceso democrático y constitucional del país, el que ha conducido a esta cruenta guerra civil que finalizará con el triunfo de la revolución por el esfuerzo unido de todos Ha llegado la hora de que la inteligencia, el patriotismo, el valor y el civismo de sus hombres y mujeres salve a la patria oprimida con la decisión de todos los que sentimos muy en lo hondo el destino histórico de nuestra nación, su derecho a ser libre y a constituir en la comunidad democrática, como forma esencial de la vida, el porvenir hermoso a que tiene derecho por su historia y por las inmensas posibilidades que le dan sus riquezas naturales y la capacidad indudable de sus hijos."(30)

Termina exhortando a que "todas las fuerzas revolucionarias, cívicas y políticas" suscriban esta declaración y convoca a una reunión de los representantes de todos los sectores "sin exclusión alguna, para discutir y aprobar las bases de la unidad."(31)

Si bien nunca se constituyó formalmente este amplio frente político --respondiendo orgánicamente al llamado unitario sólo el Partido Socialista Popular además del Directorio Revolucionario, con quien se había formalizado un proceso unitario desde 1955-- de hecho fue una acción conjunta de todas estas fuerzas lo que derribó a Batista, aunque, por supuesto, el peso relativo de cada una de ellas fue muy diferente.

Para conseguir ese objetivo, Fidel aceptó sin problemas que el nuevo gobierno producto de la revolución estuviera constituido por personalidades provenientes, en su mayoría, de la gran burguesía cubana, que fuese un "equipo de gobierno conservador" como él mismo lo denominaría posteriormente.(32) Eso no tenía mayor trascendencia debido a que "la fuerza de las masas y la fuerza armada" estaban "en manos revolucionarias"(33) y esa fuerza constituía el poder real de la revolución.

Fidel considera correcto haber adoptado este camino en los primeros meses después del triunfo ya que "la correlación de fuerzas existente --de orden social, de orden político, y de orden ideológico-- [...] Sobre todo la correlación de fuerzas ideológicas, todavía existente en el país" determinaban que éste fuera el gobierno más conveniente. Lo importante era que los revolucionarios contaban con la "simpatía de las masas" y con el "Ejército Rebelde".(34)



Notas:

1- F. Castro, Carta del 19 de junio de 1954, en La prisión fecunda, op.cit. p.164.

2- Ibid. p.163.

3- F. Castro, Carta a Haydée y Melba (18 junio de 1954), en La prisión fecunda, op.cit. p.162.

4- Grupo que se forma a partir de los firmantes del Pacto de Montreal entre Carlos Prío (auténtico) y Emilio Ochoa (ortodoxo).

5- Fidel Castro, Carta a Melba Hernández (12 de mayo de 1954), citado en M. Mencía, La prisión fecunda, op.cit. p.91.

6- Nombre de guerra de René Ramos Latour.

7- Copia del original en Oficina de Asuntos Históricos.

8- Ernesto Guevara, Carta a Fidel Castro (1967), en Ernesto Che Guevara: Obras 1957--l967, Ed. Casa de las Américas, La Habana, 1970, p.697.

9- Fidel Castro, Basta ya de mentiras (9 julio 1956), en Bohemia, 16 de julio 1956.

10- Fidel Castro, Cartas a Luis Conte Agüero (14 agosto 1954), en Cartas del presidio ..., op.cit. pp.60--61.

11- Ibid. p.60. Se refiere a las elecciones que se iban a desarrollar dos meses después del golpe militar de Batista. Las encuestas daban como ganador seguro al Partido Ortodoxo. El golpe habría estado dirigido a evitar que este partido llegara al poder.

12- Ibid. p.59.

13- Ibid. p.60.

14- Ibid. p.61.

15- Ver: Mario Mencía, La carta de México, en revista Bohemia, La Habana, 24 septiembre, 1976, p.87.

16- Ibid. p.88.

17- Recordar que el Directorio consideraba como eslabón central de su estrategia la sublevación de la capital cubana.

18- M. Mencía, La carta de México, op.cit. p.91.

19- Fidel Castro, Manifiesto en la Sierra, en La revolución cubana..., op.cit. pp.101--104.

20- Ibid. pp.109--110.

21- Ibid. p.108.

22- Ramiro Abreu, En el último año de aquella república, op.cit. p.100.

23- Entre los firmantes se encuentran: Fidel Castro, Movimiento 26 de Julio; Carlos Prío Socarrás, Organización Auténtica; E. Rodríguez Loeches, Directorio Revolucionario; David Salvador, Orlando Blanco, Pascasio Lineras, Lauro Blanco, José M. Aguilera, Angel Cofiño, Unidad Obrera; Manuel A. de Varona, Partido Cubano Revolucionario (A); Lincoln Rodón, Partido Demócrata; José Puente y Omar Fernández, Federación de Estudiantes de la Universidad; capitán Gabino Rodríguez Villaverde, ex oficial del ejército; Justo Carrillo Hernández, Grupo Montecristi; Angel María Santos Buch, Movimiento de Resistencia Cívica, y doctor José Miró Cardona, coordinador secretario general.

24- Fidel Castro, Pacto de Caracas, en La revolución cubana..., op.cit. pp.123--124 (Las negritas son de M.H.)

25- Ibid. p.124 (Las negritas son de M.H.)

26- Idem. (Las negritas son de M.H.)

27- Idem.

28- Idem.

29- Idem.

30- Ibid. pp.124--125 (Las negritas son de MH.)

31- Ibid. p.125.

32- F. Castro, Comparecencia en TV del 1 de diciembre de 1961; La revolución cubana..., op. cit. p.410.

33- O.R, p.27; La revolución cubana..., p.408.

34- Idem.

Cuarta parte
     
   
   
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