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Alto el fuego palestino: una tregua sin futuro

9 de julio de 2003. Nota informativa CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

Resulta difícil augurar que la aceptación y el mantenimiento de un alto el fuego en el contexto actual pueda sostenerse desde la enclenque arquitectura de la "Hoja de ruta"; mucho menos si Israel escasamente contribuye con medidas cosméticas como la del anuncio de excarcelación de un mínimo de 350 presos palestinos de los más de 7.000 políticos que permanecen encarcelados en prisiones y centros de detención israelíes. El 8 de julio, en una acción que revela la precariedad de esta tregua, Yihad Islámica efectuaba una acción armada contra un asentamiento israelí precisamente para poner de manifiesto que Israel no está cumpliendo las condiciones asociadas al alto el fuego palestino.

El pasado 29 de junio y tras varios días de filtrarse a la prensa que se había alcanzado un acuerdo, las ramas armadas de los grupos palestinos Hamas y Yihad Islámica declararon oficialmente el anuncio de una tregua decretada por tres meses, dando respuesta con ello a la solicitud del primer ministro palestino Abu Mazen como medida primera para poner en marcha las exigencias de la "Hoja de ruta". Solo unas horas antes, las Brigadas de los Mártires del al-Aqsa, brazo armado de un sector de Fatah, había declarado unilateralmente una tregua extendida a seis meses.

Tanto Yihad Islámica como Hamas exigieron que Israel pusiera en marcha una serie de acciones como condición para el alto el fuego: un alto inmediato a todo tipo de agresiones contra el pueblo palestino, que incluye las incursiones y los asesinatos selectivos, el fin del cerco a Arafat, la liberación de los presos palestinos y el fin de la demolición de viviendas y de la destrucción de tierra agrícola palestinas. En su documento, las dos fuerzas islamistas advierten de que "en caso de que el enemigo no cumpla estas condiciones o las viole, significará el fin del compromiso de esta iniciativa y haremos al enemigo responsable de sus consecuencias".

Estas condiciones para el mantenimientos de la tregua son comunes en la declaración de alto el fuego de Fatah, que incluye, además, una estipulación precisa sobre el fin de la construcción y expansión de asentamientos de colonos por parte de Israel y del muro de separación o Muro del apartheid [1], que el ejército israelí está construyendo en Cisjordania. Por el contrario, el documento de Fatah no incluye referencia alguna a cuáles puedan ser las consecuencias de darse un incumplimiento por parte de Israel de estas condiciones.

División interna sobre la tregua

El anuncio por separado de la aceptación de la tregua es indicativo de la división interna palestina, incluso entre quienes, por unas razones o por otras, la han aceptado. Si a principios de semana (el 23 de junio) se preveía una única declaración conjunta acordada por los representantes de Fatah (Marwan Barguti, desde la cárcel israelí en la que permanece preso desde abril de 2002), Hamas (Jaled Mashal) y Yihad Islámica (Ramadan Shallah), las presiones del Consejo Político del grupo de Fatah y de la Autoridad Palestina (AP) para que tal documento final incluyera una referencia explícita a la "Hoja de ruta" como medio relanzar el proceso de paz palestino-israelí, dieron al traste con la firma por parte de Hamas y Yihad Islámica, creando asimismo una división en el propio seno de las Brigadas de los Mártires de al- Aqsa, uno de cuyos sectores proponía no firmar el acuerdo pero anunciar su compromiso de respetar la tregua, mientras que otro (el que opera en la zona norte de los Territorios Ocupados, TTOO) rechazaba tanto su firma como su compromiso de respetar la tregua [2]. La doble división de criterios (entre facciones y dentro de Fatah) significó finalmente que los dos grupos islamistas redactasen su propio documento, acortando la extensión del periodo de tregua e incluyendo condiciones que Israel debería de cumplir, y que Fatah publicase su propio documento.

Por su parte, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y, en su nombre, el secretario general, Ahmad Saadat, encarcelado desde hace más de un año en la prisión de Jericó por la AP bajo vigilancia occidental, declaró el día de hacerse público el anuncio del alto el fuego que el FPLP no suscribirá la tregua, aunque no romperá el consenso palestino en pos de una prioridad: mantener la unidad palestina. Ya el pasado 23 de junio el FPLP emitió una Declaración Política sobre la "Hoja de ruta" y la tregua en el que se exponen las razones del su rechazo de ambos [3]. Esta declaración quedó fijada, posteriormente en un comunicado del Buró Político de la organización palestina de fecha 29 de junio [4].

A pesar de que la mayor parte de los grupos palestinos se hayan comprometido en la tregua, el hecho de que se haya materializado sin poder alcanzarse un acuerdo conjunto (hay, al menos tres documentos diferenciados al respecto) ha hecho visible la quiebra política interna palestina en un momento de máxima crisis interna y exterior. Lejos de ser una iniciativa reciente surgida al amparo de la aprobación de la "Hoja de ruta" a finales de junio en Aqaba, la tregua debe ser valorada como el primer paso que la remodelada AP bajo dirección de Abu Mazen puso en marcha ya hace meses en respuesta a las instrucciones de EEUU e Israel para proceder al control y desmantelamiento de la resistencia palestina, cuando ya la AP había accedido a imponerse a si misma la política de "cambio de régimen" que le exigía Israel y EEUU como medio de suprimir la interlocución de Arafat. En esta misma dirección de satisfacer a EEUU en un momento de máxima tensión regional (cuando la amenaza de guerra se estaba cerniendo sobre Iraq) iban los pasos encaminados por la propia AP y Egipto, como Estado árabe mediador, para llamar al orden a las facciones palestinas activas en la Intifada, cuando a comienzos del pasado otoño de 2002 se abrió en El Cairo un proceso negociador para un alto el fuego [5] cuyo curso ha sufrido unos vaivenes que solo la invasión y ocupación militar de Iraq han obligado a situar a la sombra de la "Hoja de ruta".

Aunque la tregua palestina está lejos de satisfacer al gobierno de Israel y a EEUU -pues ambos aspiran a ver no solamente la destrucción de la resistencia palestina sino de todo el Movimiento Nacional Palestino (MNP)-, la negociación de la tregua constituye un respiro otorgado por EEUU e Israel a la intervención directa y local de una AP reformada que, previa aceptación de la "Hoja de ruta" como plan de seguridad más que como marco para la negociación, habrá de ser quien impulse internamente la desactivación de la Intifada y de su resistencia. Solo la dificultad de llevar a cabo una acción de este calibre cuando Israel sigue empleándose a fondo contra la población palestina en los TTOO ha permitido a la AP obtener el respaldo de estadounidenses e israelíes para ejecutarlo por medios menos expeditivos que los de la represión abierta contra las formaciones armadas palestinas y favoreciendo una frágil negociación con dichas formaciones cuyas contrapartidas no han trascendido abiertamente. El por qué tanto Yihad como Hamas y Fatah han aceptado una tregua al amparo de una "Hoja de ruta" (que incluye la eliminación de la resistencia palestina calificándola como terrorismo) y en el marco más preciso del acuerdo de seguridad alcanzado por la AP y el gobierno de Israel a finales de junio (que ya ha empezado a tener efectos de detenciones palestinas por las reformadas fuerzas de seguridad palestinas y por el ejército israelí: más de 20 personas solo el 7 de julio), únicamente puede explicarse, a nivel interno, en clave de ganar tiempo para salir del impasse político interno palestino y de encontrar algún margen para desbloquear una situación en los TTOO que, tras casi tres años de represión sistemática israelí, ha dejado dramáticas secuelas en la vida cotidiana palestina.

Otra clave de interpretación, sin embargo, es la que aporta el hecho de que en las negociaciones tripartitas (del jefe de la Seguridad egipcia, la AP y las fuerzas palestinas) la representación de estas últimas haya estado formalizada, para el caso de las organizaciones islamistas, por sus dirigentes exteriores asentados en Siria. La consideración de que ambas formaciones en el exilio de Damasco hayan podido ser llamadas al orden por el propio régimen de al-Asad tras las presiones recibidas de EEUU para que deje de dar asilo y respaldo a las organizaciones de la resistencia palestina, podría explicar por qué una vez alcanzado el acuerdo de la tregua, los dirigentes islamistas de los TTOO se mostraron reacios a confirmarla. Por su parte, solo el pasado 5 de junio, una semana después de su aprobación, los Comités Populares de Resistencia (CPR) -que representan la coordinación en cada ciudad, pueblo y aldea palestinos para las acciones de la resistencia contra la ocupación y que emana de la Unión de Fuerzas Nacionalistas e Islamistas palestinas a través de representantes de todas las facciones palestinas- hicieron pública su adhesión a la tregua a fin de evitar un deterioro mayor de las relaciones entre los grupos políticos palestinos y la AP.

Una tregua sin contrapartidas

Pero resulta difícil augurar que la aceptación y el mantenimiento de un alto el fuego en el contexto actual pueda sostenerse desde la enclenque arquitectura de la "Hoja de ruta"; mucho menos si Israel escasamente contribuye con medidas cosméticas como la del anuncio de excarcelación de un mínimo de 350 presos palestinos de los más de 7.000 políticos que permanecen encarcelados en prisiones y centros de detención israelíes, condicionada, además, a unos criterios restrictivos que dejan fuera a buena parte de los activistas de la Intifada (por ejemplo, los acusados de supuestos delitos de sangre).

El 8 de julio, en una acción que revela la precariedad de esta tregua, Yihad Islámica ya efectuaba una acción armada contra un asentamiento israelí precisamente para poner de manifiesto que Israel no está cumpliendo las condiciones asociadas a la tregua palestina [6]. Yihad ya había advertido a Israel y a la AP que rompería el alto el fuego en caso de que Israel no cumpla con la excarcelación de todos los presos y detenidos administrativos palestinos [7]. Así, con la intransigencia que caracteriza a Israel, mucho más complejo será poder avanzar en materias asociadas no directamente a la tregua pero si a la aplicación de la "Hoja de ruta" cuando se trate de aplicar, por ejemplo, medidas asociadas a los asentamientos: difícilmente las fuerzas palestinas aceptarán como satisfactoria la desmantelación de algunos de los "puestos avanzados" no autorizados por el gobierno de Israel en Cisjordania en lugar de un compromiso riguroso de proceder a desmantelar todos los asentamientos ilegales de todos los TTOO.

Pero la precariedad de la tregua no se expresa sólo en términos políticos palestinos sino, fundamentalmente, en el escaso compromiso israelí con la misma. Según informó el Centro Palestino de Derechos Humanos de Gaza (PCHR) [8], a la semana de que la AP y el gobierno de Israel alcanzasen un acuerdo de seguridad, las fuerzas palestinas iniciaron un repliegue en la ciudad gazí de Beit Hanun, tras dos meses de ocupación y sometimiento a un cierre militar. Igualmente, las fuerzas de ocupación se replegaron de las principales carreteras que unen el norte y el sur de la Franja de Gaza y aliviaron los cierres de los controles fronterizos. A pesar de que los medios de comunicación locales e internacionales han cubierto estos movimientos como si fueran logros tangibles hacia la paz, la situación sobre el terreno no ha variado. Las fuerzas de ocupación israelíes han seguido perpetrando continuas y extendidas violaciones contra la población civil palestina, incluidos castigos colectivos, ataques e incursiones en áreas palestinas, demoliciones de viviendas, removimiento de tierras agrícolas y campañas de detenciones indiscriminadas. Entre el 26 de junio hasta el 2 de julio, cinco palestinos fueron asesinados y 10 resultaron heridos por las fuerzas de ocupación de Israel. La misma semana de alcanzarse el acuerdo de seguridad, las fuerzas de ocupación israelíes llevaron a cabo cinco incursiones en áreas palestinas, solo en el área de la Franja de Gaza. El 27 de junio el ejército de ocupación, reforzado con vehículos militares y helicópteros de combate, invadió la aldea de al Mugraqa, al sur de la Franja, destruyendo tres casas que pertenecían a familias de palestinos perseguido por supuestos delitos. Cuatro palestinos fueron asesinados en enfrentamientos armados con las fuerzas israelíes. El 26 de junio, las fuerzas ocupantes se trasladaron a las ciudades de Beit Hanun y Yabalia, al norte de la Franja. Durante las operaciones militares, el ejército israelí destruyó cuatro instalaciones industriales y dos casas; además, 47.000 metros cuadrados de tierra agrícola fueron destruidos. Asimismo, el 1 de julio, en lo que constituye un asesinato deliberado, las fuerzas de ocupación dispararon a muerte contra un civil palestino en las inmediaciones de un puesto de control militar, al sur de Tulkarem. Un portavoz oficial israelí declaró que la víctima había disparado a los soldados israelíes pero los testigos presenciales negaron este extremo.

A pesar del acuerdo de seguridad las fuerzas de ocupación israelíes han mantenido un cierre total en Cisjordania manteniendo a las comunidades palestinas aisladas unas de otras. Aunque durante la última semana de junio las fuerzas de ocupación aliviaron parcialmente el cierre impuesto sobre la Franja de Gaza desde el comienzo de la actual Intifada, se han seguido restringiendo hasta la fecha los viajes a través de la Terminal de Rafah y se sigue manteniendo la prohibición de los desplazamientos a los palestinos con edades comprendidas entre los 16 y los 35 años. El ejército de ocupación mantiene el cierre impuesto en el área de al-Mawasi desde el inicio de la Intifada. Igualmente, a pesar de haber sido abiertos al tránsito palestino el 30 de junio en el marco del acuerdo de seguridad de la AP e Israel, los puestos de control militar israelí de al-Matahen y de Abu Huli, en la Calle de Salah al Din (la principal carretera entre el norte y el sur de la Franja de Gaza), han vuelto a cerrarse, lo que vuelve a dividir a la Franja en tres zonas asiladas.


Notas:

1. Véase en CSCAweb: Israel formaliza su política de 'apartheid' y cantonalización de la población y los Territorios palestinos con el inicio de la construcción de un muro en torno a Cisjordania y Loles Oliván: En el aniversario de la ocupación de Gaza y Cisjordania: el 'Muro del Apartheid' expresa la naturaleza racista del Estado de Israel
2. Peterson, J.. en:
http://www.jmcc.org/news&media/editorial.htm
3. Véase en CSCAweb:
Declaraciones del Frente Popular para la Liberación de Palestina sobre la 'Hoja de ruta' y el alto el fuego palestino: "No a una tregua que deja las manos libres a Sharon"
4. Ídem.
5. Véase en CSCAweb:
Amira Howeidy: Dirigir la Intifada | Graham Usher: "La 'Hoja de ruta': ganando tiempo" | Graham Usher: El imposible alto el fuego | Loles Oliván: "Israel, EEUU y Palestina: el cambio de las 'reglas del juego' a la sombra de la guerra contra Iraq"
6. La Vanguardia, 8 de Julio de 2003.
7. La Vanguardia, 7 de Julio de 2003.
8. "Israeli Forces escalate war crimes in the OPT", PCHR Weekly Report núm. 26/2003, 26 June, 2 July, 2003, en
www.pchrgaza.org/...2003.htm



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