Mundo Árabe


"Shaking Algeria's kaleidoscope" by Hugh Roberts

Enlaces relacionados (textos sobre Argelia publicados en CSCAweb):

¿Adónde va Argelia? Un régimen contra su pueblo
Texto de Iván Martín para Nación Árabe, núm. 46, invierno de 2002

Argelia, revuelta social
Editorial de Nación Árabe, núm 45, Verano de 2001

Argelia: una crisis inconclusa (International Crisis Group)
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Tamaño: 104 K

Aurèlia Mañé Estrada: Ajuste estructural en Argelia. Un diagnóstico equivocado para una difícil reforma
Texto de Nación Árabe, núm 36, Otoño de 1998

Hasan 'Awad (al-Wasat): Los secretos del 'juego de equilibrios' que derrocó al presidente argelino Zerual
Texto de Nación Árabe, núm 36, Otoño de 1998

Argelia: El poder contra la prensa independiente Texto de Nación Árabe, núm 36, Otoño de 1998

Mundo Árabe Argelia


Las elecciones en Argelia

Sacudir el caleidoscopio argelino

Hugh Roberts

Al-Ahram Weekly Online, núm. 588, semana del 30 de mayo-5 de junio de 2002.
Traducción: Beatriz Morales
CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 13 de junio de 2002

Los resultados de las elecciones parlamentarias argelinas del pasado 30 de mayo han demostrado que las reglas del juego controlado por el Estado no han cambiado

Los resultados de las elecciones legislativas argelinas del 30 de mayo ponen de manifiesto tres características principales. En primer lugar, la victoria del Frente de Liberación Nacional (FLN), que obtiene una escasa mayoría absoluta con 199 de los 389 escaños de la nueva Asamblea Nacional [Parlamento]. En segundo lugar, la presencia islamista en la Asamblea ha caído un quinto y se ha modificado la jerarquía de los tres partidos islamistas: el Movimiento para la Reforma Nacional (MRN), de Abdullah Djaballah, ha superado al Movimiento de la Sociedad por la Paz (MSP), de Mahfoud Nahnah; y el Movimiento Nahda, de Lahbib Asami, prácticamente ha sido eliminado. Por último, con el boicot a las elecciones por parte de los partidos beréberes de la Kabilia, el liderazgo de la tendencia "democrática laica" ha pasado al [troskista] Partido de los Trabajadores (PT), dirigido por Luoisa Hanoune.

Sin embargo, los comentarios de los medios de comunicación occidentales se han centrado en el aspecto negativo de las elecciones. Aparte de un evasivo comentario por parte del Departamento de Estado [estadounidense] dando la bienvenida a las elecciones, la opinión más generalizada de los medios de comunicación internacionales es que las elecciones han desacreditado a las autoridades argelinas. Con un número de votantes ligeramente superior al 46% -el más bajo desde la Independencia- y una participación prácticamente nula en la Kabilia, el régimen ha obtenido poco crédito del acontecimiento.

Pero es posible que las autoridades sean indiferentes a los comentarios exteriores. El gobierno se ha asegurado un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea; el ejército disfruta de unas prósperas relaciones con sus homólogos de EEUU y con otros muchos países, así como con la OTAN, mientras que Francia y otros socios económicos están más interesados en aprovechar las oportunidades económicas que en evaluar los aspectos políticos. Estas circunstancias ha dado vía libre al régimen para manejar las elecciones a su antojo y éste tiene motivos para estar satisfecho con los resultados, resultados que en buena parte él ha estado urdiendo.

Los detractores consideran que las elecciones en Argelia no son una verdaderas elecciones porque los resultados fundamentales son determinados de antemano por el mismo régimen. El pueblo vota, pero no elige a sus representantes. Los votos del electorado son tratados por el régimen como materia prima, que si es necesario se refina antes de que se publiquen los resultados. El principio operativo es que los gobernantes deciden quien debe representar al pueblo y el pueblo ratifica su elección. Por lo tanto, para comprender la trascendencia de las consecuencias, tenemos que entender la lógica que subyace a los cálculos del régimen.

La lógica del régimen

El pluralismo desarrollado en Argelia desde1989 ha sido más ideológico que político. Los partidos se basan más en competitivas visiones del mundo que en competitivos programas de gobierno. Las divisiones ideológicas han sido la premisa principal de la violencia que ha asolado al país durante la última década, pero para el régimen han supuesto la ventaja de que ninguno de los partidos que han ido surgiendo ha propuesto nunca un programa político serio -diferente de los esquemas institucionales y de las visiones utópicas- y así, ninguno de ellos ha sido capaz de hacerse pasar por un gobierno alternativo convincente.

Desde que organizó la vuelta a la política electoral en 1997, el régimen se ha asegurado de que las principales tendencias ideológicas (nacionalistas, islamistas y demócratas laicos) estén representados todos en la Asamblea Nacional e idealmente en el gobierno. Al mismo tiempo, el régimen estaba decidido a evitar que ningún partido político adquiriera demasiado peso y, en consecuencia, dispuso que cada tendencia estuviera representado por al menos dos partidos. Así, hay dos partidos nacionalistas, el FLN y la Unión Democrática Nacional (RND, en francés); tres partidos islamistas (MSP, MRN y MN); dos partidos de los beréberes de la Kabilia (el Frente de Fuerzas Socialistas -FFS- y la Unión para la Cultura y la Democracia -RCD) y dos partidos de izquierda (el PT y el pequeño aunque antes influyente Movimiento Democrático y Social -MDS). Dado que el MDS es irrelevante en la esfera electoral, tenemos tres partidos que representan versiones alternativas de una visión a grandes rasgos democrática laica (FFS, RCD y PT).

Como los partidos de cada categoría son más rivales que aliados, las posibilidades que tiene el régimen para explotar sus rivalidades son inmensas. Al mismo tiempo, éste ha sido capaz de tener en cuenta los cambios en la opinión pública orquestando a intervalos regulares cambios en la suerte electoral de los distintos rivales. La forma que tiene el régimen de manipular a los partidos afecta a su posición pública; los partidos que aceptan la cooptación del régimen, a la larga tienden a desacreditarse ante el electorado. Entonces dejan de ser útiles para el régimen y se hace necesario arreglárselas para que sean reemplazarlos.

Esto es precisamente lo que ha ocurrido. Las autoridades han sacudido con fuerza el caleidoscopio de los partidos de Argelia y ha surgido una nueva configuración. Sin embargo, a diferencia de un caleidoscopio real, la nueva configuración no sólo estaba prevista sino que era intencionada por parte de gobernantes. Esto proporciona, pues, una guía de sus propósitos de mayor alcance.

El FLN se beneficia del fracaso del RND. En junio de 1997 el éxito del RND, que obtuvo un primer lugar con 155 escaños, se basaba en la premisa de que el régimen necesitaba controlarla Asamblea Nacional, y la premisa de que el FLN, aún desacreditado por su vinculación al pasado, no lo haría. En consecuencia, el régimen creó el RND y organizó su victoria . Como el RND era ampliamente considerado como una invención del Estado, sin legitimidad histórica alguna y que no representaba más que a la administración, su victoria requirió un fraude sistemático y esto adquirió unas proporciones escandalosas en las elecciones municipales de octubre de 1997.

El liderazgo tecnocrático del RND funcionó bastante bien en el gobierno a nivel nacional, por lo menos imponiendo las draconianas fórmulas de ajuste estructural. Pero no hizo mucho por su popularidad y ha sido un desastre en el gobierno local , como lo han estado demostrado durante el pasado año los numerosos disturbios locales por todo el país. Y así la idea de restituir al FLN a su antiguo lugar de honor ganó terreno con los gobernantes.

Esta idea ha encajado con las preferencias personales del presidente Bouteflika y ya había sido aceptado tácitamente cuando Ali Benflis, un miembro de la directiva del FLN, fue nombrado primer ministro en agosto de 2000. En realidad, el FLN había vuelto discretamente al poder ejecutivo mucho antes de las elecciones de la semana pasada. Aunque se expulsa al RND en activo (reducido ahora a sólo 47 escaños) realmente se ha ratificado al FLN en activo.

Una lógica diferente explica el éxito del MRN de Abdullah Djaballah (43 escaños) y del PT de Louisa Hanoune (21 escaños). Djaballah, figura fundamental del islamismo en Argelia desde los ochenta, fundó su propio partido, el Movimiento Nahda en 1990, pero después de su éxito en 1997 al obtener 34 escaños, perdió el control del MN frente a una facción rival encabezada por Lahbib Adami que quería formar parte del gobierno, y Djaballah abandonó el MN para fundar el MNR en 1999. Mientras que siguiendo el juego al régimen el MN de Adami ha obtenido pocos resultados, Djaballah ha preservado su credibilidad en la oposición, y el régimen ha decidido claramente reconocer su posición permitiendo al MRN obtener unos resultados excelentes, mientras que el MN, reducido a un solo escaño, ha sido destruido efectivamente.

Mientras tanto, se ha permitido que el MRN asuma el liderazgo de los partidos islamistas, ya que el MSP de Nahnah ha pasado de 69 a 38 escaños, un resultado que indudablemente refleja el deterioro del prestigio público de Nahnah y por tanto la utilidad cada vez menor del apoyo de su partido desde el punto de vista del régimen.

Respecto a Hanoune, desde que el PT obtuvo cuatro escaños en 1997, también ella se ha creado la reputación de personaje político con principios. Campeona de la solución política al problema de la violencia y enérgica detractora de la política económica de derechas del régimen, Hanoune ha llegado claramente a las fibras sensibles de la audiencia popular. Con todo, los 21 escaños del PT son una sorpresa y posiblemente se explique por la estrategia del régimen respecto a los problemas sin resolver de la violencia islamista por un lado y de la revuelta kabilia por otro.

Igual que Djaballah, Hanoune firmó la Plataforma de Roma que en enero de 1995 redactaron los principales partidos de la oposición haciendo un llamamiento a una solución negociada a la crisis desencadenada por la supresión del FIS por parte del régimen y la subsiguiente rebelión islámica. Desde que fue elegido el 1999 el presidente Bouteflika ha señalado que quiere acabar con la violencia por medio de su propia versión de la "reconciliación nacional", pero que no tolerará rivales en ello. Su negativa hace dos años a legalizar el Partido Wafa del ex-ministro de asuntos exteriores, Ahmed Takeb Ibrahimi, estaba claramente motivada por esta actitud. Esto ha permitido que el FFS de Hocine Aït Ahmed, arquitecto de la Plataforma de Roma" e implacable opositor al régimen, sea tenido en cuenta.

El FFS boicoteó las elecciones por deferencia a la opinión popular kabilia que se ha ido alejando masivamente del régimen desde que hace trece meses las provocaciones de la gendarmería encendieron por primera vez las revueltas en la región. Sin embargo, los manifestantes fueron más allá del boicot e impidieron que tuvieran lugar las votaciones de modo que el número de votantes apenas llegó al dos por ciento y los resultados oficiales, que daban la mayoría de los escaños al FLN, carecen de toda legitimidad. De hacerse unas elecciones limpias en la Kabilia, el FFS podría obtener buenos resultados. Pero no puede esperara mejorar sus resultados del 1997, cuando obtuvo 20 escaños. En otras palabras, igual que a Djaballah se le ha otorgado el papel dirigente entre los islamistas, a Hanoune se le ha otorgado el liderazgo de los críticos democráticos al régimen a expensas de Aït Ahmed.

En términos generales, el presidente Bouteflika debería estar contento con la nueva Asamblea, a la que por lo tanto es posible que se le permita desempeñar un papel ligeramente más importante en el esquema de los hechos. Pero este esquema no tiene nada que ver con la democracia y esta es la razón principal por la que la mayoría de los argelinos no han votado. Porque mientras la Asamblea siga siendo débil seguirán vigentes las premisas de la falta de responsabilidad el régimen y con ello las razones para la continua crisis de la relación Estado-sociedad, haya acabado la rebelión islamista o no.



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