Un informe preliminar del Comité
de Exteriores del Parlamento Europeo respalda las posiciones más
intervencionistas y agresivas de la nueva Administración Bush contra
Iraq
El borrador elaborado por Emma Nicholson, vicepresidenta
del Comité, -al que ha tenido acceso el CSCA- está plagado
de falsedades y tergiversaciones sobre la situación en Iraq
Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, 14 de julio de 2001
El pasado 25 de junio de 2001 se ha presentado ante el Comité
de Asuntos Exteriores, Derechos Humanos, Seguridad Común y Política
de Defensa del Parlamento Europeo (PE) el borrador preliminar (documento
2000/2329, INI) de un Informe encargado a la baronesa británica Emma
Nicholson de Winterbourne, vicepresidenta de dicho Comité y miembro
del Partido Demócrata Liberal, titulado "La situación
en Iraq diez años después de la Guerra del Golfo". El
documento (aún no público, pero al que ha tenido acceso el
CSCA) ha sido elaborado después de que distintos expertos (entre
ellos, el presidente de Cáritas Internacional, el profesor Bossyt,
o el ex coordinador del Programa Humanitario de Naciones Unidas para Iraq,
von Sponeck, quien dimitiera de su cargo el pasado año) expusieran
el 26 de febrero ante el mencionado Comité sus opiniones sobre la
situación en el país. La Conferencia de presidentes de los
Grupos Parlamentarios del PE había solicitado al Comité la
elaboración de un Informe con el que preparar una visita de una futura
delegación parlamentaria a Iraq. El borrador del Informe recoge básicamente
los argumentos de EEUU y Reino Unido, así como los de la oposición
iraquí sobre la cuestión de Iraq.
Ya en el párrafo 2 de la presentación del borrador del
Informe, Emma Nicholson señala como exclusiva causa de la prolongación
del embargo contra Iraq "el rechazo del gobierno iraquí a cumplir
con las condiciones [que le fueron impuestas] tras la guerra, en particular
la obligación de declarar y destruir sus armas prohibidas de destrucción
masiva", mientras que el texto no considera en ningún momento
que la grave situación humanitaria en la que vive la población
iraquí sea consecuencia directa de las sanciones, ni incluye reflexión
alguna sobre la desproporción entre los objetivos con los que se
pretende justificar la prolongación de las sanciones contra Iraq
(por ejemplo, su desarme estratégico) y el impacto humanitario que
están teniendo sobre su población. Igualmente, no hay referencia
alguna a la evolución durante estos diez años del contencioso
entre Iraq y el Consejo de Seguridad (CS) de Naciones Unidas (NNUU), ignorando
el ampliamente reconocido y prácticamente completo cumplimiento por
parte de Iraq de las obligaciones que le fueron impuestas tras la Guerra
del Golfo, y la ya abierta ruptura en el seno del CS a cerca de la necesidad
de lograr una solución negociada al conflicto con Iraq, derivada
de la determinación norteamericana y británica de prolongar
indefinidamente las sanciones.
Desarme
Así, el apartado IV del borrador ("Desarme y política
de defensa iraquí") reitera las consideraciones norteamericanas
de que desde hace más de dos años no está vigente el
sistema de control armamentístico de Iraq y que el gobierno iraquí
no ha aceptado la entrada en el país de la nueva comisión
de desarme UNMOVIC, cuya creación fue establecida en la resolución
1284 de diciembre de 1999. El texto da cuenta de "indicios" según
los cuales Iraq estaría recuperando su programa de armas nucleares,
y que podría construir bombas atómicas en cinco años
si se levantara el embargo. Nada dice, por el contrario, sobre el hecho
de que la interrupción de las inspecciones armamentísticas
y la paralización del sistema de verificación del desarme
iraquí (operativo desde finales de 1994) se debió a la decisión
unilateral de EEUU de lanzar en diciembre de 1998 la Operación
Zorro del Desierto fuera del consenso del CS, y que el requerimiento
de crear una nueva comisión de desarme -la UNMOVIC- se debió
exclusivamente a la necesidad de disolver la anterior comisión de
desarme, la UNSCOM, por sus probadas actividades de espionaje a favor de
EEUU en Iraq, provocaciones de sus inspectores y tergiversación de
la información recogida en el país. Igualmente, el borrador
no incluye mención alguna a que en estos años Iraq ha permitido,
por el contrario, la entrada en el país de las comisiones de la Organización
Internacional de la Energía Atómica (OIEA), organismo que
reitera que Iraq no está en condiciones de desarrollar un programa
militar nuclear.
Programa 'petróleo por alimentos'
El texto no presenta en ningún momento una descripción
detallada de la grave situación humanitaria en la que vive la población
iraquí (pese al testimonio presentado ante el Comité por los
especialistas), focalizando por el contrario su atención en la situación
interna en Iraq en relación exclusivamente con el respeto a las libertades
democráticas y el respeto a los derechos humanos por parte del gobierno
iraquí (apartados II y III). Obviamente no se recoge la consideración
-reiterada, por ejemplo, por la Comisión de Derechos Humanos de NNUU,
citada a conveniencia por la baronesa- de que el régimen de sanciones
impuesto a Iraq desde 1990 atenta contra la Carta de Naciones Unidas, la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y los convenios internacionales
de protección de poblaciones civiles y la legislación humanitaria.
El borrador recuerda la resolución del PE de 30 de noviembre de 2000
(PE, 298.881) instando al Consejo de Europa y los Estados miembros a que
promuevan la creación de un Tribunal Internacional específico
para el enjuiciamiento de Sadam Husein (párrafo 29 del borrador).
En esta línea, el borrador del Informe sitúa a la Unión
Europea en la línea de injerencia y cambio interno de régimen
que encabezan EEUU y Gran Bretaña, y que carece de sanción
alguna por parte de ninguna resolución del CS relativa a Iraq.
Igualmente se reiteran las falsedades norteamericanas y británicas
y de la oposición sobre la situación humanitaria en Iraq y
la eficacia del programa 'Petróleo
por Alimentos' (resolución 986 del CS). El párrafo 34
del apartado V del borrador ha de ser considerado como la más expresa
demostración del cinismo y la inmoralidad de quien lo ha redactado,
al indicar que el sistema de sanciones está logrando sus objetivos
pero ha convertido a la población iraquí en rehén del
régimen:
"Esta política de sanciones ha evitado probablemente que
Iraq se rearme y ataque a sus vecinos. Sin embargo, recurriendo a un mecanismo
de sanciones generalizadas, la comunidad internacional ha favorecido que
la población civil [iraquí] se convirtiera en rehén
del gobierno iraquí, sometida a un sistema político interno
basado en la arbitrariedad, el terror y la represión".
Las únicas referencias que hace el borrador a la degradación
de las condiciones de vida en el país y la grave crisis humanitaria
que vive la población (párrafo 35) se achacan así a
la exclusiva responsabilidad del gobierno, no al impacto de las sanciones
y de la guerra de 1991.
Asimismo se hace responsable al gobierno de Iraq del fracaso evidente
del programa humanitario "petróleo por alimentos", falseando
o mintiendo abiertamente. Por ejemplo, el borrador del Informe señala
que el CS ya ha autorizado a Iraq a exportar petróleo sin límite
alguno desde diciembre 1999 para adquirir productos humanitarios. Pero el
Informe no indica que EEUU y Gran Bretaña bloquean en el Comité
de Sanciones del CS la entrada en el país de las piezas y recambios
que Iraq precisa para normalizar su producción y exportación.
Consecuencia: Iraq no puede bombear más de entre 2,7 y 2,9 millones
de barriles al día, y lo hace en tan precarias condiciones que está
perjudicando gravemente sus reservas estratégicas (según NNUU,
el 20% de sus pozos están irreversiblemente dañados), además
de comportar graves daños en salud laboral y medioambientales.
Igualmente es falso (como ya indicara el propio Congreso norteamericano,
las Agencias especializadas de NNUU y los expertos independientes) que la
mejora de las condiciones humanitarias en el Kurdistán iraquí
en estos últimos años en comparación con el resto del
país se debe a que en esa zona es NNUU y no el gobierno central el
que gestiona el programa "petróleo por alimentos". Esto
es radicalmente falso y las razones son bien otras: los habitantes del Kurdistán
iraquí reciben un 22% más de dinero del programa humanitario
de NNUU que los de las áreas gubernamentales; la zona se beneficia
de la permeabilidad fronteriza y de los impuestos por contrabando; las Agencias
de NNUU pueden disponer de dinero contante -algo que el CS no ha autorizado
en el resto de Iraq-, además del que circula a través de otras
instituciones internacionales (la propia UE) y ONG que operan en el Kurdistán;
y por último, las propias características geográficas
y económicas de la zona (históricamente de suministro agrario
al resto de Iraq).
Asimismo el borrador falsea los datos del reparto del programa humanitario
del programa "petróleo por alimentos", ocultando que EEUU
bloquea en la actualidad más de 3.000 millones de dólares
en contratos que considera de "doble uso" (civil y militar), o
que Iraq ha pagado en el año 2000 5.000 millones de dólares
en indemnizaciones por la Guerra del Golfo mientras que ha recibido poco
más de la mitad de esa cantidad en productos humanitarios (3.2000
millones), según datos del secretario general de NNUU Kofi Annan.
Actualmente, el programa humanitario "petróleo por alimentos"
establece un aporte de 226 dólares por persona y año, cantidad
totalmente insuficiente. La cantidad de productos que han entrado en el
país desde que se iniciara el programa en enero de 1997 ha sido de
8,8 mil millones de dólares, es decir, menos de la cuarta parte del
dinero que Iraq ha obtenido por las exportaciones de petróleo, dinero
que se ingresa en una cuenta en Nueva York bajo control exclusivo de NNUU
y a la que no tiene acceso el gobierno iraquí. Cabe recordar que
los dos anteriores coordinadores del programa, Dennis Halliday y Hans-C.
Graf Sponeck dimitieron de sus cargos respectivamente en 1999 y 2000 por
su rechazo a la prolongación de las sanciones, la ineficacia del
programa humanitario y la prácticas obstruccionistas y manipuladoras
del mismo por parte de EEUU y Gran Bretaña.
Apoyo a las "sanciones inteligentes"
Por todo ello, no es de extrañar que Emma Nicholson concluya el
borrador de su Informe apoyando igualmente la nueva estrategia norteamericana
y británica de un nuevo sistema reforzado de sanciones contra Iraq
-las denominadas "sanciones inteligentes"- que reemplace al imperante
desde agosto de 1990 (apartado VI "Una nueva aproximación al
embargo"). Así, reproduciendo prácticamente el contenido
de la propuesta de resolución que presentara Gran Bretaña
al CS en mayo pasado (véase: Gran
Bretaña y EEUU presentan al Consejo de Seguridad el borrador de una
nueva resolución sobre el embargo a Iraq), el párrafo
45 del Informe indica que:
"Una revisión del embargo debería preverse, de tal
manera que permitiera la rehabilitación de la economía civil
del país pero manteniendo amplias restricciones de importación
de todos los productos militares y un control riguroso de los de "doble
uso". El control fronterizo debería ampliarse a todos los productos,
a fin de controlar su destino final (bajo el actual sistema, solo los productos
importados bajo el programa "petróleo por alimentos" son
inspeccionados). El CS de NNUU podría permitir actividades de inversión
y desarrollo bajo la supervisión internacional. (...)".
Y el ejemplo que pone es el de las sanciones aplicadas contra Yugoslavia
hasta la entrega de Milosevic.
Presentado a finales de junio, el borrador de Emma Nicholson concluye
con la expectativa de que se logre la aprobación de esa nueva resolución
del CS antes del 3 de julio. La oposición de Rusia ha imposibilitado
que EEUU y Gran Bretaña pudieran forzar la aprobación de una
resolución que de hecho iba a suponer el reforzamiento y la prolongación
indefinida de las sanciones contra Iraq (véase: Grave
revés para la estrategia de EEUU de imponer en el Consejo de Seguridad
una nueva resolución de endurecimiento de las sanciones contra Iraq).
Finalmente, ante la falta de consenso, el CS aprobaba el 3 de julio la resolución
1360, por la que se prorroga por cinco meses más el programa "petróleo
por alimentos" y se pospone la aprobación del sistema de "sanciones
inteligentes", un grave revés para la estrategia de la nueva
Administración norteamericana en relación a su política
de asedio contra Iraq.
De ser presentado por el Comité de Exteriores del PE a la Conferencia
de presidentes de los Grupos Parlamentarios este Informe sobre Iraq en su
actual redacción, supondría un grave y explícito alineamiento
de las instituciones europeas con las posiciones más intervensionistas
y agresivas de la nueva Administración Bush contra ese país,
y sería una nueva demostración de la ausencia de una política
exterior autónoma europea respecto a la que marca EEUU y su aliado
británico.

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