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La expulsión: una medida cada vez más popular para enfrentarse al "problema demográfico" en Israel

CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 16 de enero de 2004
Asociación Árabe por los Derechos Humanos, 14 de enero de 2004
Traducción: Paloma Valverde, CSCAweb

"Un Estado que ve al 20% [de árabes] de su población como una bomba de relojería y que en su vocabulario incluye términos como 'expulsión' y 'problema demográfico', no puede mantener, de forma convincente, su proclama de ser una democracia activa"

"Creo que [Ben Gurion] cometió un error histórico en 1948. A pesar de que comprendió el problema demográfico y la necesidad de establecer un Estado judío sin una gran minoría árabe, durante la guerra su idea se fue enfriando y al final flaqueó. [...] Si ya estaba implicado en la expulsión [de los árabes] quizás debería haber terminado su tarea."
(Entrevista con Benny Morris, enero de 2004)

La afirmación de Benny Morris tomada del Survival of the Fittest por Ari Shavit y publicada en el Haaretz Magazine (9 de enero de 2004) [1], resume dos tendencias preocupantes en la línea política del discurso israelí. En primer lugar, justifica la expulsión de 700.000 palestinos durante al-Nakba [El Desastre] en 1948 y, en segundo lugar, sugiere que la limpieza étnica es un trabajo que se tiene que terminar.

Benny Morris, el "Nuevo Historiador", quien con su primer libro El Nacimiento del Problema de los refugiados Palestinos (1987) -en el que revela con frialdad detalles sobre las atrocidades cometidas en los años 1948 y 1949- accedió al estatuto de post-sionista, afirma ahora que algunos de sus lectores simplemente malinterpretaron su libro. Con sorprendente frialdad moral explica que "hay circunstancias en la Historia que justifican una limpieza étnica". Según Morris, la aniquilación de la población indígena americana fue un mal necesario que facilitó el camino para la creación de la "gran democracia estadounidense", al igual que la expulsión de los árabes palestinos era inevitable para establecer un Estado judío en Eretz Israel.

Además, cuando se le pregunta si actualmente propugna la expulsión contesta "ahora, no". Sin embargo, continúa: "Pero puedo decirle a usted que en otras circunstancias, circunstancias extremas, las cuales pueden acaecer dentro de cinco ó 10 años, sí contemplo las expulsiones". A continuación, Morris describe su visión apocalíptica del futuro: "Los árabes israelíes son una bomba de relojería [...] un emisario del enemigo que se encuentra entre nosotros", y si la amenaza atenta contra al existencia de Israel, la expulsión estará justificada". Aparte del miedo paranoico de una quinta parte de sus conciudadanos, Morris considera todo "el fenómeno de la penetración y asentamiento de masas de musulmanes en Occidente como "una peligrosa amenaza interna". "Un proceso similar tuvo lugar en Roma. [Los romanos] permitieron a los bárbaros entrar y ellos acabaron con el imperio desde dentro".

Ya en 2001, Benny Morris reveló que consideraba la expulsión masiva de árabes palestinos de 1948 como un trabajo a medias. Desgraciadamente, su punto de vista sobre los ciudadanos árabes de Israel como una amenaza demográfica ya no puede ser definida como extremista puesto que es compartida por un cada vez mayor número de miembros de la intelectuales y políticos del establishment israelí. Por ejemplo, en 2002, el Consejo Nacional Demográfico, una institución gubernamental que se ocupa del futuro demográfico de Israel, fue nuevamente impulsado. Toda la preocupación demográfica de Israel se exacerbó recientemente cuando Arnon Sofer, experto en Demografía de la Universidad de Haifa, declaró que ya había una mayoría de no judíos en la Palestina impuesta, lo que incluye el área dentro de la Línea Verde [de armisticio de 1948], Cisjordania, y la Franja de Gaza. La advertencia que plantea Sofer a Israel sobre el peligro demográfico que supone la población árabe, no es nueva. Con anterioridad había hecho declaraciones similares, sin embargo, el clima político actual posibilita el caldo de cultivo para estas ideas: manifestaciones públicas de los ministros animando la violencia contra la minoría árabe o incluso alabando abiertamente la expulsión como una política demográfica legítima, y las políticas discriminatorias del gobierno Sharon, tales como el tendencioso presupuesto para alojamiento de las comunidades árabes o la demolición constante de sus viviendas, confirman que la presencia palestina dentro de Israel es vista, cada vez más, como "un problema".

Los árabes de Israel, un 'problema'

En diciembre de 2003, una conferencia organizada por el Instituto de Política y Estrategia del Centro Interdisciplinar de Herziliya sobre temas de seguridad demostró que la demografía se ha convertido en el tema de conversación favorito entre la elite política israelí. El ministro de Economía y ex-primer ministro Benjamin Netanyahu manifestó entonces: "si hay un problema demográfico -y lo hay- es con los árabes de Israel que seguirán siendo ciudadanos israelíes. [] Nosotros, por lo tanto, necesitamos una política que, por encima de todo, garantice una mayoría judía -digo esto sin ningún género de duda, como un liberal, un demócrata y un patriota judío- []". Más adelante declaró que se concederían créditos extraordinarios para la construcción del muro de separación que servirá para prevenir una "explosión demográfica" en los Territorios Ocupados (TTOO). La aprobación en julio de 2003 de la Ley de Nacionalidad y Entrada en Israel, abiertamente racista, debe analizarse también dentro de este contexto.

Los últimos acontecimientos muestran que las medidas de seguridad de Israel no sólo están dirigidas a los palestinos [que viven en las áreas] bajo la Autoridad Palestina, sino también a sus propios ciudadanos [árabo-israelíes]. Evitar el aumento de la población árabe dentro de Israel, o incluso disminuirla parece ser un tema que tiene la misma prioridad en la agenda de seguridad que el fin de la violencia entre Israel y los TTOO. Y la franqueza con la que se habla del tema sugiere que los políticos esperan ser elegidos por su incitación al miedo y al odio contra la minoría árabe de Israel.

La Asociación Árabe por los Derecho Humanos ha seguido de cerca esta tendencia con gran preocupación. Los ciudadanos palestinos de Israel se enfrentan cada vez con más frecuencia a los sentimientos racistas de la mayoría judía y a las políticas discriminatorias del gobierno. La actual situación es altamente alarmante y puede sufrir una escalada; aún tenemos muy presentes los acontecimientos de octubre de 2000 [2]. Es por ello que hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que vigile los acontecimientos políticos y sociales y recuerde a Israel las leyes internacionales que prometió cumplir al ratificar las principales convenciones de derechos humanos.

Creemos que un Estado que ve al 20% de su población como una bomba de relojería y que en su vocabulario incluye términos como expulsión y "problema demográfico", no puede mantener, de forma convincente, su proclama de ser una democracia activa.

Notas de CSCAweb:

1. Sobre la entrevista a Morris, véase: Vanesa Casanova: 'La izquierda sionista israelí se quita la careta: Benny Morris, de (pseudo)historiador a profeta' y Lev Grinberg: 'Benny Morris: el cruzado global'
2. En octubre de 2000, recién comenzada la segunda Intifada en los Territorios Ocupados, las manifestaciones de apoyo de los palestinos del interior de Israel al levantamiento se saldaron con una ola de represión generalizada impuesta por el entonces ministro de Interior del gobierno laborista, Shlomo Ben Ami, que causó la muerte de al menos 13 palestinos así como decenas de heridos por las cargas policiales israelíes en el interior de Israel.