Los presos palestinos, la herida
siempre abierta
Ghassan Andoni*
CSCAweb
(www.nodo50.org/csca), 27 de febrero de 2004
'International Middle East Media Center', 31 de enero de 2004
Traducción para CSCAweb: Beatriz Morales
"Según
los informes de organizaciones de derechos humanos, de la Cruz
Roja y de las autoridades penitenciarias israelíes, desde
septiembre de 2000 [comienzo de la segunda Intifada] unos 28.000
palestinos han sido detenidos, 7.500 de los cuales siguen encarcelados.
Cada mes son detenidos y liberados un promedio de 700 palestinos,
manteniéndose en prisión y en campos de detención
entre 7.000 y 8.000 prisioneros. Según este índice
de detenciones y liberaciones, cada día son detenidos
23 palestinos y un número similar es puesto en libertad"
Según los informes de
organizaciones de derechos humanos, del [Comité Internacional
de la] Cruz Roja y de las autoridades penitenciarias israelíes,
desde septiembre de 2000 [comienzo de la segunda Intifada] unos
28.000 palestinos han sido detenidos, 7.500 de los cuales siguen
encarcelados. Cada mes son detenidos y liberados un promedio
de 700 palestinos, manteniéndose en prisión y en
campos de detención entre 7.000 y 8.000 prisioneros. Según
este índice de detenciones y liberaciones, cada día
son detenidos 23 palestinos y un número similar es puesto
en libertad.
Aproximadamente 1.200 de los
7.500 prisioneros actualmente entre rejas son detenidos administrativos;
residentes [palestinos de los Territorios Ocupados] que son detenidos
por razones administrativas, sin haber sido acusados por
un tribunal militar. Todos ellos permanecen entre rejas por aplicación
de una versión modificada de la Ley del Mandato Británico
que permite a las autoridades de la potencia [ocupante] detener
a residentes por un periodo de seis meses con prórrogas
ilimitadas [1].
Menores
de edad y mujeres
Aproximadamente 200 residentes
que actualmente se encuentran en campos de detención son
jóvenes menores de 18 años; 66 son mujeres y docenas
de ellos permanecen en prisión durante más de diez
años y salen tras haber cumplido docenas de años
de condena [2].
Con excepción de unas pocas docenas la mayoría
de los prisioneros están acusados de pertenecer a organizaciones
ilegales, de colaborar con alguna organización
hostil o de tomar parte en algún incidente en el
que se han arrojado piedras al ejército. Según
la Ley Marcial israelí, todos los movimientos políticos
y de liberación palestinos son considerados ilegales
y hostiles.
En realidad este alto índice
mensual de detenciones/excarcelaciones hace que cualquier liberación
de unos pocos centenares de prisioneros [que pueda producirse]
en el marco de las negociaciones políticas sea insignificante
especialmente si se excluyen aquellos prisioneros que ya han
cumplido la mayor parte de la sentencia y aún les quedan
más años de condena. De hecho, al mes siguiente
de la puesta en libertad de unos pocos, otros centenares serán
detenidos en un número similar al de los liberados y teniendo
en cuenta que todas las cárceles y campos de detención
israelíes ya están sobrecargados.
La pésima
herencia de Oslo
Los Acuerdos de Oslo dejaron
sin resolver el problema de los prisioneros "con sangre
en las manos", es decir, aquellos que [supuestamente] participaron
o colaboraron en operaciones en las que murieron o resultaron
heridos israelíes. En el curso de la crisis actual el
problema se hace incluso más crónico y difícil
de resolver; docenas más de palestinos han sido detenidos
y acusados por tribunales militares de haber tomado parte en
enfrentamientos militares o colaborado en operaciones militares
cuyo objetivo era el ejército, o colonos o civiles. Mientras
que los palestinos ven en las detenciones masivas una medida
de castigo colectivo, Israel lo considera una medida de seguridad
necesaria.
En las pocas ocasiones en que
Israel y la Autoridad Palestina (AP) han negociado la liberación
de prisioneros como una de las medidas necesarias para calmar
el conflicto, las autoridades de seguridad de Israel han impuesto
en un criterio de selección que excluye a todo prisionero
acusado de infracciones graves. En consecuencia, se ha liberado
a unos pocos centenares de prisioneros, la mayoría de
ellos detenidos administrativos, que más que prisioneros
son considerados rehenes por los palestinos o prisioneros que
en cualquier caso deberían haber sido liberados en un
corto espacio de tiempo.
Por consiguiente, los palestinos
han perdido la confianza en la capacidad negociadora palestina
para llevar adelante con seriedad las negociaciones bilaterales
con Israel. En el último intercambio de prisioneros con
Hizbollah [3] y en relación con los prisioneros
palestinos, Israel forzó el mismo criterio de selección
y se abstuvo de liberar a cualquier prisionero acusado de infracciones
graves.
Con toda razón los palestinos
ven el problema de los prisioneros como parte integrante de la
constante crisis política y militar con Israel; por otro
lado, Israel insiste en tratar a los prisioneros palestinos relacionados
con la seguridad como criminales aun cuando todos ellos son llevados
ante tribunales militares. Ninguna cuestión [en Palestina]
está más ligada a aspectos emocionales que la de
los presos. Del lado palestino prácticamente todo el mundo
tiene un familiar cercano en la cárcel o que ha estado
encarcelado; las condiciones dentro de las cárceles, como
han informado organizaciones de derechos humanos, son desastrosas
y hacen que los familiares de los presos estén bajo una
extrema tensión. Igualmente, los palestinos, que consideran
a los prisioneros como luchadores por la libertad, están
indignados por los constantes intentos de los israelíes
de criminalizarlos y consideran que dichos intentos tratan directamente
de deslegitimar el derecho palestino a resistir a la ocupación.
Por el lado israelí,
las emociones están llenas de ira e indignación.
Además de seguir hostigando políticamente en contra
de la liberación de prisioneros, muchas de las familias
que han perdido a algún pariente en el curso de la continua
crisis están formando activos grupos de presión
para oponerse a cualquier intento de liberar prisioneros [palestinos].
Los palestinos mantienen de
manera unánime que ninguna solución [al conflicto
palestino-israelí] es aceptable sin la liberación
de todos los prisioneros; los israelíes insisten en que
no será liberado ningún prisionero acusado de infracciones
graves. Sin embargo, casi todos los oficiales israelíes
reconocen abiertamente que Israel pagaría gustoso casi
cualquier precio por la vuelta del desaparecido piloto de
las fuerzas aéreas Ron Arad [4].
El dirigente de Hamas, el jeque
Ahmed Yassin ha declarado [tras el intercambio de presos de Israel
y Hezbollah) que está convencido de que "la única
solución al problema de los prisioneros [palestinos] es
capturar soldados al enemigo e intercambiarlos por los nuestros".
El mismo reto ha sido expresado por el dirigente de Hizbollah
el jeque Asan Nasrallah en el caso de que Israel no libere al
prisionero libanés Samir Qontar. El primer ministro israelí
Ariel Sharon ha amenazado con recurrir a métodos sin precedentes
si en efecto se secuestra a soldados israelíes. Si no
se trata de manera conveniente por medios diplomáticos
el problema de los prisioneros la herida que sangra sin cesar
puede llevar a la región a una nueva escalada y sin precedentes.

Notas de
CSCAweb:
1. Sobre la
situación de la desprotección de los presos palestinos
en el marco legal impuesto por Israel, véase "Informe
sobre presos políticos palestinos en Israel y en las
áreas autónomas bajo la Autoridad Palestina",
editado por el CSCA en febrero de 1997.
2. Véase en CSCAweb: Comunicado de Ahmad Saadat, secretario
general del FPLP, y de sus compañeros desde la cárcel
de Jericó - Los presos políticos de Jericó | Informe
sobre la situación de los presos y detenidos palestinos
en Israel
| Israel
sigue negando a los detenidos palestinos el derecho a contar
con una defensa apropiada
3. El
canje de prisiones entre Hizbollah e Israel: las lecciones de
la resistencia
4. Ron Arad, piloto de las fuerzas armadas israelíes cuyo
avión fue abatido en Líbano en 1986 y cuya huella
desapareció. Hizbollah ha negado siempre haberlo capturado.
Véase, nota citada, El canje de prisiones entre
Hizbollah e Israel: las lecciones de la resistencia
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