Latinoamérica solidaria con los pueblos de Palestina e
Iraq
A dos años
de la ocupación de Iraq
Prof. Manuel Terrazas
Guerrero*
MOMPADE
/ CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 11 de abril de 2005
"Esta
carga ideológica es tan poderosa que incluso logra adueñarse
de las mentes de quienes sufren vejaciones e injusticias en ese
país, y con sorpresa observamos los casos cada vez más
frecuentes de familias en México a quienes les entregan,
en una ceremonia patriotera y militarista llevada al cabo por
soldados extranjeros, una bandera de barras y estrellas a cambio
del hijo muerto en las batallas del imperio. A dos años
de la ocupación, apoyemos la resistencia iraquí
y demandemos la retirada incondicional de Iraq de todas las tropas
extranjeras"
La invasión y la ocupación
de Iraq, encabezadas por Estados Unidos, han sido violatorias
del derecho internacional y la Carta Constitutiva de la Organización
de las Naciones Unidas. Se atacó a un Estado independiente
miembro de este organismo con base en falsedades y sin tomar
en cuenta las acciones de millones de seres humanos en favor
de la paz y contra esa aventura bélica que, pasados dos
años, ha ocasionado más de 100 mil muertos civiles,
decenas de miles de heridos y la destrucción casi total
de la infraestructura física, médica, económica,
educativa y gubernamental del país agredido.
Un ejemplo reciente de la catástrofe ocasionada por la
ocupación lo tenemos en las estimaciones de los daños
materiales causados por Estados Unidos en la ciudad heroica de
Falluja, donde el Comité para la Compensación de
los Ciudadanos, que dirige el médico Hafidh al-Dulaimi,
señala la destrucción de más de 7 mil casas;
8 mil 400 tiendas, clínicas y almacenes; 65 mezquitas
o santuarios religiosos; 59 escuelas de párvulos, primarias
y secundarias; 13 edificios gubernamentales y varios puentes;
cuatro bibliotecas con miles de libros antiguos y dos sitios
históricos milenarios; varios hospitales, y el daño
a la infraestructura urbana para agua potable, electricidad y
otros servicios públicos.
También las fuerzas
de ocupación han sufrido miles de muertos, heridos y dados
de baja por enfermedades físicas y mentales; numerosos
suicidios, deserciones, el retiro de 10 países de la coalición
(eufemismo que esconde la responsabilidad de Estados Unidos)
y el desarrollo de un movimiento contra la guerra, que este 19
de marzo fue capaz de organizar más de 800 actos públicos
en Estados Unidos.
La brutalidad de la ocupación, la tortura y la violación
permanente de los derechos humanos, así como los sentimientos
nacionales arraigados en el pueblo de Iraq, han originado un
movimiento insurgente que no sigue las fronteras étnicas,
religiosas e ideológicas que Estados Unidos pretende imponer
para doblegar la resistencia patriótica, provocar la guerra
civil y la desintegración virtual de Irak en bandos fácilmente
manipulables, y que es capaz de organizar 60 acciones militares
diarias en promedio contra las fuerzas ocupantes y los colaboracionistas
locales. Contra esos designios imperialistas, se han sumado a
la insurgencia miembros de todas las denominaciones étnico-religiosas,
y aun militantes de base y dirigentes locales de agrupamientos
políticos como el Partido Comunista, actualmente en el
gobierno títere.
En el comunicado número
siete dirigido al pueblo de Estados Unidos por el ejército
mujahidín se destaca que aun cuando "sus representantes
y los medios de comunicación han presentado una imagen
de que la insurgencia es dirigida por luchadores extranjeros
que entran desde Siria y otros países vecinos, nosotros
somos en su mayoría, si no en la totalidad, iraquíes;
iraquíes orgullosos que hacen honor a su juramento de
defender a la patria y a su pueblo. Ya que la guerra será
más prolongada de lo que los invasores anticiparon, nosotros
hemos jurado hacer su estancia (de las fuerzas de ocupación)
larga, costosa y dolorosa".
De las filas de la insurgencia
y de intelectuales del mundo árabe surgen las criticas
al movimiento antiguerra de Estados Unidos, por lo que consideran
como un mensaje político ambiguo y por que su consigna
principal -"¡Regresen las tropas a casa ahora!"-
tiene un dejo de "apoyo patriótico" y de no
condena directa de la agresión y ocupación como
"guerra imperialista", en la que las tropas estadounidenses
mismas no son una entidad "neutral" a la cual hay que
"cuidar" pese a su tarea criminal y a la responsabilidad
que cada soldado tiene en las tareas de una fuerza invasora y
ocupante. Se le reclama que no hay apoyo claro en la mayoría
de las organizaciones de ese movimiento al derecho del pueblo
iraquí a la resistencia en todas las formas, y que incluso
entre sus filas se utilicen los términos de "terroristas"
y "atacantes suicidas", en lugar de patriotas y
resistentes. Son acusaciones serias no exentas de razón
y fundamento. Sin embargo, resulta difícil penetrar la
red ideológica tejida por más de dos siglos de
adoctrinamiento de generación tras generación en
la que Estados Unidos es señalado como un "faro de
democracia y libertades", que transcurre incólume
a través de una historia de expansionismo territorial
a costa de otros imperios (Inglaterra, Francia, España),
poblaciones indígenas exterminadas o contenidas en reservaciones,
guerras de conquista como la realizada contra México,
todo ello distorsionado históricamente como la "colonización
del Oeste" y la ocupación de territorios "vacíos"
o para la "redención" de sus escasos ocupantes,
que acogen "radiantes" el progreso del pueblo
escogido por la "providencia" para imponer al mundo
su "destino manifiesto". La educación y socialización
del estadounidense medio tiene una dosis alta de un patriotismo
centrado en el "derecho" de Estados Unidos de intervenir
militarmente en cualquier lugar donde sus "intereses"
(el de sus capitalistas) estén en riesgo.
Esta carga ideológica
es tan poderosa que incluso logra adueñarse de las mentes
de quienes sufren vejaciones e injusticias en ese país,
y con sorpresa observamos los casos cada vez más frecuentes
de familias en México a quienes les entregan, en una ceremonia
patriotera y militarista llevada al cabo por soldados extranjeros,
una bandera de barras y estrellas a cambio del hijo muerto en
las batallas del imperio. A dos años de la ocupación,
apoyemos la resistencia iraquí y demandemos la retirada
incondicional de Iraq de todas las tropas extranjeras.
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