Index | Dossier 'Iraq 2005'
Análisis
IRAQ


* Phyllis Bennis, coautora del presente artículo, es miembro del 'Transnational Institute' y del 'Institute for Policy Studies' de Washington DC. Bennis es especialista en Oriente Próximo y en cuestiones relativas a NNUU. Habiendo trabajado anteriormente para NNUU, ha llevado a cabo trabajos de investigación sobre la dominación de EEUU en la conducción de NNUU a la Guerra del Golfo, sobre las sanciones económicas impuestas a Iraq, y sobre las intervenciones internacionales y la política exterior de EEUU en Oriente Próximo. Bennis participó en el Encuentro internacional contra la guerra organizado en noviembre de 2002 en Madrid por el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe y la CELSI. Autora y editora de libros sobre Palestina, Iraq, NNUU y el Nuevo Orden Internacional, sus publicaciones más recientes en español son: Iraq, asedio y asalto final, con Carlos Varea (Hiru, 2002) y La ideologia neoimperial: la crisis de EEUU con Iraq, junto a Mariano Aguirre (Icaria/TNI/CIP 2003); en inglés ha publicado Before & After: US Foreign Policy and the September 11 Crisis (Interlink, 2002).

Otros textos de Bennis publicados en CSCAweb:

'Los debates presidenciales en EEUU y los pretextos de la guerra en Iraq: Paralelismos entre Bush y Kerry'

Iraq, Naciones Unidas y las corporaciones estadounidenses

Las trampas ocultas de la nueva resolución sobre Iraq

El nuevo borrador de resolución de EEUU sobre Iraq: negociar para legitimar la guerra

"EEUU y la nueva resolución del Consejo de Seguridad sobre Iraq: otra vez lo mismo"

La propuesta de Bush al Consejo de Seguridad: una declaración de guerra


El fin de la guerra estadounidense en Iraq

Cómo devolver las tropas a casa e internacionalizar la paz

Phyllis Bennis* y Erik Leaver

Instituto de Estudios Políticos, 12 de enero 2005
CSCAweb (www.nodo50.org/csca), 24 de enero de 2005
Traducción para CSCAweb de Yolanda Sánchez López

"El final de la ocupación estadounidense de Iraq significa la retirada de las tropas estadounidenses y su regreso a casa. Todos ellos. Inmediatamente. Las tropas estadounidenses son la causa principal de la violencia en Iraq y no la solución a ella. Las casi 150,000 tropas estadounidenses actualmente en Iraq deberían irse fuera del país y regresar a casa por el 4 de julio de 2005, permitiendo a Iraq celebrar su propia independencia"...

"Hay una vieja doctrina militar llamada la Primera Regla de Agujeros:
Si usted se encuentra en uno, deje de cavar."

(Contraalmirante Eugene Carroll de la Marina de EEUU)

Los que abogan "seguir el curso" o "internacionalizar la guerra" están demasiado ocupados en cavar más profundo. Una verdadera solución para la Guerra de Iraq debería comenzar con el final de la ocupación estadounidense. Entonces, y sólo entonces, podremos hablar de "internacionalización de la paz".

Pero esto propone preguntas serias. ¿Cómo debería terminar la ocupación e internacionalizar la paz? ¿Incluso si la guerra está mal, se pondrían las cosas peor si EEUU abandona? ¿Habiendo invadido y ocupado Iraq, cuáles son nuestras responsabilidades sobre la población iraquí? ¿Cómo pueden ser reducidas al mínimo las posibilidades para el comienzo de una guerra civil? Bennis y Leaver ofrecen avances que siguen principios progresivos a la vez que ofrecen avances realistas para ayudar a sacar del territorio a EEUU en la posición de la autoridad de la ley, y así ofrecer a la población de Iraq la mejor posibilidad para poder reconstruir su país devastado y dirigirse hacia la paz, la justicia y la seguridad.

EEUU en Iraq: Dos Años de Guerra

La Guerra de Iraq tiene, como la Guerra de Vietnam de hace una generación dividió profundamente a la población de Estados Unidos. La invasión, la ocupación y la guerra continuada han causado la muerte de más de 1.300 jóvenes y hombres que sirven en el ejército de los EEUU. Más de 10,000 han sido seriamente perjudicados. Miles vuelven a casa con daños mentales y emocionales. Los derechos civiles, en particular los de los inmigrantes árabes y árabes americanos, han sido restringidos. 151 mil millones de dólares en dólares estadounidenses fiscales, gastados en la guerra, y no digamos los 100 mil millones de dólares que El Congreso pronto solicitará, han causado estragos sobre la economía y han intensificado el déficit dramáticamente.

Los iraquíes han sufrido mucho más. Su país ha sido roto por asaltos militares y sigue languideciendo bajo una ocupación violenta y una guerra brutal. Las ciudades como Faluya prácticamente han sido destruidas por militares americanos, con la excusa de "liberar" la ciudad, ahora desierta, de 300.000 habitantes. La ruina de Faluya, y de casi todo el territorio de Iraq, causada por las fuerzas estadounidenses recuerda las palabras del gran escritor Tácito, que siguió a los legionarios de Roma, cómo ellos hicieron basura las ciudades remotas del Imperio. "Los Romanos trajeron la devastación" escribió él "y ellos lp llamaron la paz"

A pesar de la supuesta "Transferencia de la autoridad" al gobierno interino iraquí en junio del 2004, la ocupación militar estadounidense y sus representantes políticos mantienen el control de la población iraquí, de su economía, sistemas sociales y sistemas políticos. Según investigadores estadounidenses, más de 100.000 civiles iraquíes han fallecido como consecuencia de la ocupación y la guerra. El número de muertos iraquíes confirmado por los británicos oscila entre las 15.000 ­ 17.400 muertes específicas causadas por la violencia militar. El 30 de enero las elecciones, si finalmente se cumplen, no cambiarán esta realidad.

Con una guerra lanzada a despecho de las Naciones Unidas y violando el derecho internacional, así como la Constitución estadounidense, EEUU y fuerzas de coalición son contratados en un modelo de anarquía que viola tanto la ley estadounidense como la internacional, funcionarios estadounidenses y americanos de EEUU se jactan de ser una gran democracia, que vive bajo la autoridad de una ley con un gobierno responsable al servicio de su gente. Si esto es cierto, los ciudadanos son responsables de las acciones del gobierno estadounidense.

En todo el mundo, la gran mayoría de las personas y de los gobiernos se opusieron a esta guerra. En EEUU, la mayoría de la población, y cada vez más líderes políticos y militares, creen que la guerra fue una equivocación desde el principio o que no merece la pena el precio de ésta. Pero muchos no saben qué hacer. Incluso si la guerra es una equivocación, ¿empeorarán las cosas si los EEUU se marchan? Habiendo invadido y ocupado Iraq, ¿cuáles son nuestras responsabilidades frente a los iraquíes?

El final de la ocupación estadounidense en Iraq es la única solución a esta crisis en aumento

El final de la ocupación estadounidense de Iraq significa la retirada de las tropas estadounidenses y su regreso a casa. De todos ellos. Inmediatamente. Las tropas estadounidenses son la causa principal y no la solución de la violencia en Iraq. Las casi 150.000 tropas estadounidenses actualmente en Iraq deberían salir del país y regresar a casa para el 4 de julio de 2005 ­ permitiendo a Iraq celebrar su propia independencia.

La resistencia iraquí ha ido creciendo, haciéndose más fuerte y popular durante los dos últimos años en respuesta a la invasión estadounidense y a la ocupación. En noviembre de 2003 el Pentágono estimó que había aproximadamente 5.000 militantes de la resistencia iraquí. En diciembre de 2004 el "gobierno interino" iraquí estimó que el número había aumentado aproximadamente hasta 40.000 militantes activos y 200.000 partidarios de la resistencia.

La presencia continuada de las tropas estadounidenses ha reforzado, no debilitado, a la resistencia. Los ataques de la resistencia matan a muchos más civiles iraquíes que tropas estadounidenses, pero el objetivo de casi todos los ataques va dirigido a instituciones e individuos asociados con - y vistos como colaboradores - las fuerzas de ocupación estadounidenses. Estos incluyen a policías, otras fuerzas de seguridad, funcionarios del gobierno interino apoyado por los EEUU, traductores y empleados civiles de EEUU y de los militares de la "coalición".

Con la retirada de las fuerzas de ocupación y su consecuencia, el fin de las estructuras iraquíes que los apoyan, el objetivo principal de los ataques de la resistencia desaparecerá. Los despliegues actuales en Iraq incluyen 150.000 soldados estadounidenses, aproximadamente 30.000 soldados de la "coalición" de aliados de EEUU, a menudo reacios, y 20.000 militares estadounidenses contratados. El modelo es claro: el aumento de tropas provoca una resistencia mayor, no menor.

Tal y como se han incrementado los niveles de tropas estadounidenses y de la resistencia, aumenta el peaje de las víctimas. Durante los tres primeros meses que siguieron a la supuesta "cesión" de autoridad al gobierno interino iraquí colocado por EEUU, el número de víctimas militares de EEUU, subió como un cohete, de 449 a 747 al mes. Y la cifra de los civiles iraquíes muertos sigue aumentando. Investigadores de la Universidad Johns Hopkins publicaron un estudio en el diario británico médico "The Lancet" que indicaba que en octubre de 2004 habían muerto más de 100.000 civiles iraquíes a consecuencia de la guerra y la ocupación.

La dinámica de la lucha entre la resistencia y EEUU y las terribles pérdidas humanas, probablemente no cambiarán en un futuro próximo. Las dos partes del plan en dos fases de la administración Bush: las elecciones programadas y dejar a los iraquíes a cargo de su propia seguridad, fallan debido a la ocupación.

Los pacifistas de EEUU y del resto mundo apoyan las elecciones como un componente de democratización. Pero no todas las elecciones son legítimas o democráticas. Una elección no puede ser legal cuando tiene lugar bajo la ocupación de fuerzas militares extranjeras y durante la guerra. Como está planificado, las elecciones del 30 de enero en Iraq están diseñadas para proporcionar una capa de credibilidad y legitimidad al control estadounidense de Iraq. Los EEUU esperan que elijan un gobierno "amigo" que dé la bienvenida a las bases militares de EEUU en Iraq, todo ello legitimado por el borrador de una constitución al estilo estadounidense.

Seguramente los iraquíes tienen que ser responsables de su propia seguridad. Pero ésto sólo puede suceder en una nación realmente soberana. Los oficiales estadounidenses desmantelaron las fuerzas de seguridad existentes el 17 de mayo de 2003, poco después de la invasión de Iraq. Pero la policía iraquí y las fuerzas militares que intentan crear los EEUU han fracasado en proporcionar seguridad a la población iraquí y parece que sólo puede empeorar. Las fuerzas de seguridad de Iraq luchan en una guerra que pone a quien esté físicamente cerca o asociado con la ocupación estadounidense en un gran riesgo. Al mismo tiempo, los soldados y oficiales de policía carecen del entrenamiento adecuado. Una medida del problema puede verse en la cifra de muertos. Más de 1.500 reclutas de las fuerzas de seguridad y 750 policías iraquíes han muertos. Las fuerzas de seguridad iraquíes patrocinadas por EEUU no pueden tener éxito mientras EEUU lidere una guerra en tierra iraquí.

La historia iraquí proporciona algunas lecciones útiles. Los británicos gobernaron Iraq, oficialmente, bajo mandato de la Sociedad de Naciones de 1922 a 1932 y, no oficialmente, a través de generales pro-británicos y la monarquía de 1932 hasta la revolución 1958. Hicieron hincapié en el control del petróleo iraquí por medio de los poderosas fuerzas militares pro-británicas. La primacía de los militares entre la sociedad iraquí ayudó a preparar la etapa política para el ascenso del partido Ba'ath iraquí y, tarde o temprano, el de Saddam Hussein. Convirtiendo en prioritario el aumento de la capacidad militar y de la policía iraquí, puede parecer atractiva en este momento pero, a argo plazo, esto puede poner al descubierto nuevos problemas.

Como con cualquier guerra de guerrillas, no es probable que la resistencia iraquí sea derrotada por medios militares. Las claves para cambiar la terrible situación actual de los iraquíes deben ser soluciones políticas y diplomáticas.

¿Qué pasará cuando las tropas estadounidenses se retiren?

Nadie puede decir con certeza qué pasará cuando las tropas estadounidenses se retiren. Pero si la Administración decide "Seguir el Rumbo", los soldados de EEUU seguirán muriendo y matando. La reconstrucción de Iraq permanecerá estancada. Cualquier elección celebrada bajo ocupación militar extranjera y el "gobierno" iraquí elegido sería ilegal. Los gobiernos regionales se paralizarían. Y, en conjunto, la situación del país continuaría como hasta ahora.

Mientras no haya una certeza absoluta sobre las consecuencias de una retirada total, pueden esperarse cambios probables La resistencia es multi-facética. Esto incluye una amalgama de nacionalistas iraquíes, democráticos y lo contrario, ultrajados por la ocupación ilegal extranjera de su país. Unos son antiguos miembros descontentos del partido Ba'az. Los otros son islamistas, tanto shiíes como sunníes, sosteniendo una gama de opiniones religiosas que ven la lucha contra la ocupación estadounidense de Iraq tanto una obligación nacional como religiosa. Y algunos son luchadores extranjeros, aliados con algunos iraquíes, aparentemente son fundamentalistas islámicos extremistas, que ven una oportunidad de convertir Iraq en una parte de un califato Islámico.
En la medida en que la resistencia esté unificada de forma absoluta entre sus sectores étnicos, religiosos y políticos más dispares, la unidad aparece limitada a la oposición compartida contra la ocupación estadounidense. Sin la ocupación como un enemigo exterior, aquellos sectores mucho más pequeños de la resistencia que están motivados, en gran parte, por el extremismo religioso y responsables de parte de la peor violencia contra civiles, probablemente se aislarían de los sectores más amplios de la resistencia. Un resultado probable sería una reducción significativa -aunque no un final inmediato ­ de la violencia, con la salida de los objetivos claves de la violencia, la ocupación estadounidense y sus partidarios iraquíes.

Es probable que la retirada de tropas estadounidenses condujera al derrumbamiento de al menos algunas partes del actual "gobierno" impuesto por EEUU, del primer ministro Iyad Allawi, pero algunas de sus instituciones, incluyendo la policía, los militares y otras agencias de seguridad, bien podrían sobrevivir con gente diferente, no corrompida por la asociación con la ocupación estadounidense, que surge desde dentro para afirmar el nuevo liderazgo. Y sin un enemigo exterior que ocupe el país, será también más probable que la clase de nacionalismo secular, durante mucho tiempo dominante en Iraq, prevaleciera otra vez como la fuerza política más influyente (aunque seguramente no exclusivo) en el régimen iraquí emergente, a diferencia de las tendencias islamistas virulentas actualmente en aumento entre los iraquíes que afrontan la desesperación de la ocupación y represión y el empobrecimiento creciente.

Un Plan para la Retirada: Directrices políticas para EEUU

En el período comprendido entre el anuncio de una fecha segura para la retirada de tropas y la terminación de la retirada real:

El ejército de los Estados Unidos debería:

Cese de todas las acciones ofensivas y marcha de los centros de población. Saliendo todos del país, las tropas estadounidenses deberían cambiar de frente inmediatamente hacia las fronteras iraquíes, donde tropas iraquíes en un ejército iraquí reconstituido , incluyendo a la mayor parte de los antiguos soldados desmovilizados por Paul Bremer, trabajarían para asegurar las fronteras. La verdadera retirada estadounidense debería realizarse tan rápidamente como fuera posible para reducir al mínimo los peligros tanto para las tropas como para los civiles iraquíes que pueden ser puestos en peligro por la continuación de la violencia.

El cierre las 14 o más bases militares permanentes y/o a largo plazo que EEUU ha establecido en Iraq. Una resolución paralela del Congreso debería afirmar el principio de no injerencia y no intervención para EEUU en Iraq, y apoyar la retirada completa de las tropas estadounidenses de Iraq.

La Administración estadounidense debería:

Insistir en que el "gobierno interino" de Iraq, dependiente de EEUU, aplace inmediatamente las elecciones nacionales previstas para el 30 de enero. Las llamadas al aplazamiento llegan ya de representantes gubernamentales iraquíes, incluyendo al presidente interino, y numerosos oficiales internacionales y militares de EEUU. Una vez que las tropas estadounidenses estén saliendo del país, deberían animar a las Naciones Unidas, y proporcionarle el apoyo financiero, político y militar internacional preciso para trabajar con las instituciones iraquíes para preparar elecciones para los gobiernos locales y provinciales en un breve período de tiempo. El objetivo debería ser el de permitir una transferencia inmediata de las decisiones locales, incluyendo las necesidades humanitarias, educación y prioridades de reconstrucción, a administraciones locales, retrasando la elección de una Asamblea nacional y el comienzo de un gobierno nacional hasta que la retirada estadounidense sea total.

Anuncio de reducción de la embajada estadounidense en Bagdad al tamaño y la autoridad "normales. Serán retirados todos los consejeros estadounidenses actualmente en ministerios iraquíes. Una vez haya un gobierno realmente independiente en Bagdad, EEUU debería pagar a consejeros internacionales escogidos por aquel gobierno para ayudar en ministerios de gobierno u otras áreas de trabajo.

Declarar que no tiene ninguna intención de mantener el control, oficialmente o por sustitutos, sobre el petróleo iraquí, yacimientos petrolíferos o la capacidad de producción petrolífera. Mientras que la Administración ha anunciado esto antes, la reclamación nunca podía ser tomada en serio mientras la ocupación estadounidense permanezca en el control de Iraq.

El Congreso debería:

Recortar los gastos de EEUU para la guerra de Iraq, comenzando con un recorte en la financiación del Pentágono para todos los costes excepto la protección personal directa de las tropas estadounidenses, como las protecciones corporales y los vehículos blindados, y los gastos de transporte para la retirada de Iraq. Es decir, un recorte completo en gastos armamentísticos. El Congreso debe oponerse a discutir un nuevo proyecto de ley de gastos suplementarios, prevista en 100 mil millones de dólares, hasta que el Pentágono haya presentado un informe detallado de gastos para que, entonces, la discusión pueda ser debatida punto por punto para identificar y eliminar todos los gastos que no sean expresamente para la protección de las tropas y su retirada. Esa discusión sobre el informe debería implicar a todo el Congreso, y no limitarse al Comité de las Fuerzas Armadas y subcomités relevantes.

Parar la guerra desenfrenada que ha causado el extenso gasto, el fraude y el abuso. Esto quiere decir la cancelación de todos los contratos existentes con firmas estadounidenses, comenzando con los relacionados directamente con la Casa Blanca - firmas conectadas como Bechtel y Halliburton. Los Futuros contratos se limitarán a empresas iraquíes.

Cancelar o revocar todos los contratos para EE UU y otras corporaciones extranjeras que trabajan en Iraq. Contratistas y trabajadores iraquíes, con asistencia regional (jordana, egipcia, del Golfo, etc.), si fuera necesario, serán contratados inmediatamente para el pago de los fondos disponibles del Fondo de Desarrollo de Iraq y el nuevo Fondo de Reparaciones y Reconstrucción financiado por EEUU. El modelo para este trabajo de reconstrucción debería ser el esfuerzo nativo iraquí que en 1991 reconstruyó en menos de un año las infraestructuras devastadas por la Tormenta del Desierto.

Asegurar que todos los fondos iraquíes ­incluyendo loa ingresos del petróleo y el dinero de las cuentas congeladas anteriormente- son eliminados del control del gobierno estadounidense y devueltos al control iraquí en cuanto sea realmente independiente y el gobierno de postocupación funcione. Hasta ese momento, las Naciones Unidas deberían controlar aquellas cuentas internacionales.

El Congreso y la Administración, conjuntamente, deberían:

Devolver a Iraq cualquier fondo que permanezca en el Fondo de Desarrollo para Iraq, controlado por EEUU, en cuanto un gobierno realmente independiente funcione, sólo después de la retirada estadounidense. El fondo, creado del petróleo iraquí (incluyendo el fondo Petróleo por Alimentos) y otros activos tomados por las fuerzas invasoras estadounidenses en la primavera de 2003. así como cuentas congeladas transferidas de otros países al control estadounidense, que hasta ahora ha pagado prácticamente por todos los proyectos de reconstrucción controlados por EEUU en Iraq. Mientras tanto las Naciones Unidas, mejor que EE UU, manejarán los fondos.

Crear un fondo Financiado por EE UU de miles de millones de dólares para reparaciones y reconstrucciones en Iraq..
El control inicial de aquel fondo debería estar en manos de NNUU, con el entendimiento claro de que será devuelto al control iraquí en cuanto un gobierno independiente de postocupación funcione.

Anunciar que la cancelación de deudas para Iraq no dependerá de la aceptación iraquí de programas de ajuste estructural impuestos por el FMI u otras medidas de austeridad dirigidas a la privatización y liberalización enérgica de la economía iraquí. Todas las decisiones relativas a la economía de posguerra de Iraq permanecerán en manos iraquíes.

Un Plan para "Internacionalizar la Paz"

Las obligaciones de EEUU, británicos, australianos y otros miembros de la "coalición" para Iraq van mucho más allá de la retirada de EEUU y las tropas de la "coalición" y el final de la ocupación ilegal. EEUU en particular tiene una deuda financiera masiva con Iraq. Con el tiempo, esa obligación debe ser reembolsar a Iraq el coste del derrumbamiento de su economía, como consecuencia de las sanciones económicas orquestadas por EEUU entre 1990-2003; por el daño de la invasión y ocupación 2003-2005; y los fondos de reconstrucción estadounidense prometidos financiarían mucho más allá de la miseria hasta ahora liberada.

La acción de internacionalizar la paz significa que después de la guerra, EEUU debe aceptar la responsabilidad primaria de apoyar - económica y diplomáticamente, pero sin ejercer el control - una campaña realmente internacional para ayudar a reconstruir Iraq. Esa campaña en gran parte se centrará en organizaciones regionales (la Liga Árabe y la Organización de la Conferencia Islámica) y multilaterales (NNUU, incluyendo el Programa de Desarrollo de NNUU para la Ayuda para la Reconstrucción y el Departamento de Operaciones Pacificadoras para la ayuda temporal de seguridad).

La estimación inicial de NNUU para la reparación de daños de la guerra a Iraq, no incluyendo la reconstrucción de los daños causados por las sanciones, era 200 mil millones de dólares. Con los daños adicionales de meses recientes, en particular la destrucción de Faluya, Washington debe estar preparada para financiar todos aquellos proyectos, con la ayuda británica, australiana y otros miembros de la "coalición", pagando al menos el equivalente a lo que EEUU y sus aliados han pagado para destruir Iraq.

Pero el pago por el coste total de la reconstrucción de Iraq no da a EEUU el derecho a controlar como se usan, ni a mantener soldados de EEUU de la "coalición", contratistas militares o corporaciones estadounidenses en suelo iraquí. El objetivo será que los trabajadores iraquíes y sus empresas sean los primeros receptores de fondos estadounidenses, y sólo aquellas entidades iraquíes tendrían el derecho de subcontratar o reclutar la asistencia regional o internacional basada en su propia evaluación de necesidades.

Reducir al mínimo las Posibilidades de Guerra civil

El paso más importante hacia la prevención de la guerra civil requiere que las tropas de EEUU se retiren de Iraq, y la disminución del nivel total de violencia por la eliminación de su objetivo principal. Es improbable, sin embargo, que la violencia desaparezca completamente con el final de la ocupación, o que los militares iraquíes puedan reconstruirse al instante mientras las tropas estadounidenses se retiran. Por consiguiente, habrá una necesidad de ayuda internacional - incluyendo algún tipo de pacificación temporal y/o la ayuda en seguridad hasta que las propias fuerzas de seguridad iraquíes sean viables. Aquella ayuda en seguridad temporal sobre el terreno no puede ser impuesta por las fuerzas de EEUU (o la "coalición" dirigida por EEUU). Las Organizaciones realmente multilaterales regionales e internacionales deben proporcionarlo.

Una combinación fuerzas de pacificación de cascos azules de NNUU, con fuerzas temporales pertenecientes a la Liga Árabe y/o la Organización de la Conferencia Islámica proporcionarían la legitimidad internacional así como la responsabilidad regional. El efecto sería reducir las tensiones regionales y animaría a países vecinos a proporcionar apoyo en el proceso de reconstrucción de Iraq.

Washington rechazó una oferta reciente de Arabia Saudí para ayudar a crear una fuerza regional en Iraq. Pero claramente hay buena voluntad por parte de otros países de la región para implicarse. Ya que EEUU entró en Iraq sin un plan para asegurarse el apoyo a otros estados vecinos, a pesar del hecho de que uno de los objetivos de la invasión era "extender la democracia" en Oriente Medio, no es sorprendente que la guerra y la ocupación hayan aumentado considerablemente el antagonismo regional hacia EEUU. Además, la persistente hostilidad estadounidense hacia Irán sigue haciendo daño a las perspectivas para la cooperación regional postocupación. Una vez llegue a su fin la ocupación de Iraq, aunque no antes, los esfuerzos estadounidenses para reparar su categoría dañada en la región pudieran tener una posibilidad de éxito. Un esfuerzo serio de EEUU para apoyar los esfuerzos regionales (la Liga Árabe y la OIC, que incluye tanto a Irán como a Turquía) e internacionales, sin controlarlos, sería un principio importante.

Mirar Adelante

Todos los argumentos posibles en el Iraq devastado por la guerra de hoy plantean riesgos potenciales. Habiendo emprendido una invasión y ocupación de Iraq ilegales, EEUU no tiene buenas opciones. El mantenimiento de la ocupación estadounidense, asesinando y muriendo en Iraq, viola las leyes estadounidenses y el derecho internacional, así como la Carta de NNUU y las Convención de Ginebra. Obviamente. esta no es la forma de avanzar.

La retirada de tropas estadounidenses, y el fin de la ocupación, son las únicas opciones que devuelven a EEUU al lado del imperio de la ley, y da a la población iraquí la mejor posibilidad de reconstruir su país devastado y moverse hacia la paz, la justicia y la seguridad.