Imputan asesinato al policía detenido por estrangular a su mujer en Mislata

La defensa pide la grabación de la autopsia para tratar de desmontar la principal prueba contra el policía jubilado, absuelto hace 20 años por violar a otra mujer que murió en un incendio dos días antes del juicio

Juan José G. H., el acusado de asesinar a su mujer en Mislata, cuando fue llevado al juzgado. | GERMÁN CABALLERO

Ignacio Cabanes - Mislata | 18·12·21 Levante.emv

Un jurado popular será el encargado de dictaminar si Juan José G. H., policía local de Mislata ya jubilado, asesinó a su mujer en la Nochebuena del pasado año estrangulándola y posteriormente provocó un incendio en la vivienda para tapar este presunto crimen machista. El acusado compareció ayer, mediante videoconferencia desde el centro penitenciario en el que se encuentra preso, ante el Juzgado de Instrucción número tres de Mislata, encargado de casos de violencia sobre la mujer. La jueza ratificó la prisión provisional y en el auto se delimitaron los delitos por los que está imputado; asesinato e incendio con riesgo para la vida de las personas.

En base a las pruebas recabadas por el grupo de Homicidios de la Policía Nacional y tras el informe de autopsia del Instituto de Medicina Legal de València, el Ministerio Fiscal considera al detenido autor de un delito de asesinato por estrangular a su mujer el 24 de diciembre de 2020 en Mislata en una hora próxima al momento en el que comieron —las 15.00 horas según indicó éste en una primera declaración— .

Así, aprecia la circunstancia de alevosía dado el alto grado de alcohol en sangre —2,16 g/l— que presentaba la víctima, María Amparo Cortés, de 58 años, que imposibilitaba cualquier tipo de defensa de ésta. De igual modo, se le imputa el delito de incendio por provocar presuntamente un fuego en la casa para intentar ocultar su crimen.

Resulta cuanto menos curioso que hace veinte años otra mujer que tenía que declarar contra este mismo policía —en esas fechas en activo— como víctima de violación, falleciera como consecuencia de un incendio ocurrido en el valenciano barrio de Patraix en similares circunstancias solo dos días antes del juicio. Ambos fuegos se originaron en el sofá del comedor de las respectivas viviendas y las víctimas registraron un elevado grado de alcohol en la sangre.

Juan José G. H., de 62 años, se limitó ayer a contestar nuevamente solo a las preguntas de su letrado, ratificando punto por punto lo que ya manifestó el día que fue puesto a disposición judicial tras su detención el pasado dos de diciembre, que adelantó Levante-EMV en su edición digital.

El presunto asesino machista alegó que «quería mucho» a su esposa, que no tiene nada que ver con su muerte y volvió a sacar a relucir los numerosos intentos de suicidio de ésta, más de una treintena, a lo largo de estos últimos años.

Una de las pruebas solicitadas ayer por la defensa del policía, representado por el letrado Víctor Soriano, es que el juzgado llame a declarar a una veintena de policías —excompañeros del acusado la gran mayoría de ellos— para que relaten precisamente estos intentos de suicidio por parte de la víctima, hecho que nadie discute.

Según los testimonios recabados por la policía, Amparo habría entrado en depresión a raíz de la violación de 1998 por la que fue detenido y encarcelado su marido. Inicialmente la mujer lo defendió a capa y espada pero tras su absolución —al fallecer la víctima y única testigo y no haber realizado prueba preconstituida—, la actitud de ella hacia su esposo cambió radicalmente, comenzando a producirse episodios de malos tratos y a refugiarse la víctima en el alcohol.

Una segunda opinión forense

Otra de las pruebas solicitadas por la defensa es la grabación de la autopsia realizada al cadáver, para que sea analizada por un forense de parte. Esta es la principal prueba que desmonta la tesis exculpatoria al concluir que la mujer ya había fallecido cuando se inició el fuego, y que la causa más probable del fallecimiento, tras descartar una a una otras posibilidades, es la asfixia mecánica por comprensión del cuello al hallar unas pequeñas marcas en el mismo.

Incluso sitúa la muerte horas antes del momento en el que su marido alertó del incendio con una llamada al teléfono 112 después de subir de la calle supuestamente tras pasear al perro. El animal también falleció en una habitación al fondo de la casa, lo que tampoco cuadra con la versión dada por el sospechoso. Quizás la única pieza que se escapó de su control.