Xarxa Feminista PV

Entrevista a Wassyla Tamzali

Miércoles 30 de marzo de 2011

«El burka ha tenido efectos negativos: ya se acepta el velo»

Wassyla Tamzali

PACO CERDÀ VALENCIA 29 marzo 2011

Entrevista en: Levante.emv

- Sostiene que el burka ni es musulmán, ni es símbolo religioso ni es elemento tradicional.

No. El uso del velo que esconde a la mujer es una costumbre muy anterior al islam. Además, está circunscrita a una región geográfica concreta: Afganistán, Arabia Saudí, el Golfo Pérsico… Y en contra de lo que algunos sostienen, el velo no es un retorno a la tradición. Eso es una construcción ideológica falsa. En mi país, Algeria, las mujeres se ponen ahora un tipo de velo que nunca habíamos visto. Por tanto, es una ruptura con la tradición. Es una ideología contemporánea que responde a cuestiones sobre el presente, y no sobre el pasado.

- ¿Y qué persigue?

En primer lugar, tiene una vertiente de búsqueda identitaria. Y en Europa, esa búsqueda identitaria es la consecuencia del fracaso de la política de acogida de la población inmigrante. En segundo lugar, sin duda, es la consecuencia de una organización política que quiere afirmar la presencia musulmana y del islam en Europa y en sus propios países contra la modernidad y la laicidad de costumbres. Puede ser que también haya una parte pequeña de gente que usa el velo como marca religiosa y espiritual. Pero es muy minoritaria.

- El libro dice que es un acto «terrorista» ponerle velo a la mujer…

Sí, es una especie de terrorismo psicológico o un ataque contra las mujeres y contra sus derechos y libertades. Pues la gente debe hacerse una pregunta: ¿Por qué el velo y por qué sobre la mujer? En eso hay un objeto político que comprende un objetivo cultural sobre la moral sexual. En definitiva, busca la opresión de la mujer.

- ¿Y por qué apoya su prohibición en Europa?

Porque el burka es una ofensa a la civilización, ya que deshumaniza a la mujer, atenta contra el mundo moderno y contra el combate por la libertad y la igualdad de las mujeres. También es una provocación peligrosa que ha tenido efectos negativos: ahora ya se acepta el velo. Por eso usted carga contra los políticos de todos los colores. Los políticos han hecho de esta cuestión un tema electoralista y eso es inaceptable. La derecha europea está en contra del burka como reflejo de su islamofobia, mientras que la izquierda no quiere mostrar su rechazo para que no se la califique de racista o se la identifique como contraria al mundo árabe o musulmán. Pero hay una cosa clara que la izquierda debería reivindicar: en Europa, los derechos de las mujeres se han ganado contra la religión. Y el movimiento feminista magrebí debe ganar sus derechos también contra la religión. Porque feminismo y religión son incompatibles.

- Hay quien apoya el respeto a la libertad individual de las mujeres que quieren llevar velo.

No es libertad, no. Una mujer puede aceptar llevar libremente el velo. Pero eso no es un signo de libertad. Te pongo un paralelismo. Yo puedo elegir libremente casarme como cuarta esposa de un hombre en Algeria. Eso quiere decir que acepto la poligamia, pero no que la poligamia sea signo de libertad. Es una elección o un consentimiento.

- ¿Las revoluciones árabes en curso acabarán con el velo?

Sí. Caerán todas las bases políticas, sociales e ideológicas que han permitido la islamización masiva de esos países. Si los militares dejan su sitio a la democracia, el islamismo fracasará. Y para las mujeres, será un modo de liberación.

- ¿Qué siente cuando ve en Europa a una mujer con velo?

Me da pena, porque el velo es mi historia. Y verlo cubriendo a una mujer en España o Francia tiene algo de «extranjero», de ajeno, de pintoresco. Eso me duele mucho.

- ¿Cuál es hoy la piedra de toque de la lucha feminista?

Sigue siendo la misma: la búsqueda de libertad y conseguir la igualdad jurídica de las mujeres.

Entrevista en ABC

«El feminismo islámico no existe»

Ha dirigido veinte años el programa de igualdad de género en la Unesco. La activista argelina se siente defraudada por una izquierda que no se opone a esa «cárcel de tela» llamada burka

SERGI DORIA Día 27/03/2011- Foto Inés Baucells

La veterana luchadora por los derechos de las mujeres, tras la entrevista el pasado miércoles en Barcelona

La argelina Wassyla Tamzali es partidaria de llamar a las cosas por su nombre. En «El burka como excusa» (Saga editorial) Tamzali aconseja a nuestros dirigentes que aborden el problema más allá de la coyuntura política.Veterana luchadora por los derechos de las mujeres, le indigna ver cómo el Gobierno español frenó la prohibición de «ese sudario» porque identificaba la iniciativa con la derecha.

—¿El burka no es musulmán?

Definitivamente, no. En los países musulmanes es pre-islámico y su práctica está delimitada: península arábiga, Afganistán, sur de Irán... El burka no tiene nada que ver, por ejemplo, con la población bereber del Magreb: las mujeres bereberes no llevan velo.

—¿Ni un símbolo religioso?

No es un símbolo religioso. No existe ningún pasaje del Corán que hable del burka: supone, pura y simplemente, un símbolo de dominación. Una forma de terrorismo intelectual, religioso y moral contra la libertad de las mujeres.

—Hay quien habla de «feminismo islámico».

El «feminismo islámico» es un oxímoron, una impostura que se ha infiltrado no sólo en las universidades, sino en organismos internacionales como la Unesco. Las instituciones europeas dedicadas al diálogo con los países del sur del Mediterráneo también han escogido el llamado «feminismo islámico». En España ya se conocen las posiciones ambiguas de la Casa Árabe, y ahora hay que añadir la de la Casa del Mediterráneo de Alicante. No nos engañemos. El feminismo es una ideología de liberación y el islam es de obediencia.

—Afirma que la izquierda no se enfrenta al burka...

El discurso de la izquierda no deja de sorprenderme. Soy consciente de que hay que controlar la islamofobia de la ultraderecha, pero las respuestas de políticos, intelectuales y feministas de izquierda son inaceptables, erróneas. El pensamiento posmoderno ya no aspira a transformar el mundo, lo acepta tal como es y afirma que el universalismo es europeo y no se debe imponer a otras culturas. La izquierda es incapaz de formular una moral: todo le parece tolerable... La barbarie del burka no hace callar a los corifeos del culturalismo.

—Presentan el velo como un acto de libertad religiosa...

Si discutes el velo te adscriben a la derecha: no se lo cuestionan porque su idea de libertad se funda en la voluntad subjetiva.

—¿Cómo ve las revueltas en el mundo árabe?

En esas revueltas nadie ha escuchado eslóganes antioccidentales, ni antiisraelíes, ni proclamas islámicas. Por primera vez, desde la independencia, los pueblos árabes ponen la Historia en marcha. Con la descolonización, la Historia quedó frenada con las dictaduras militares de Siria, Egipto o Argelia.

—Gadafi asegura luchar contra Al Qaida.

También decían que eran el freno contra el islamismo y por eso los apoyaba Occidente. No se lo crea. Totalitarismo e islamismo se retroalimentan.

—Muchos historiadores sugieren que el islam no ha vivido una Reforma como el catolicismo. ¿Los cambios políticos pueden ayudar?

El catolicismo se reformó cuando cambiaron los sistemas políticos. La caída del absolutismo abrió las puertas a la reforma religiosa. Este cambio político, si se produce, comportará una reforma en la religión musulmana.

—Dice que muchos musulmanes ya no se reconocen en el islam...

Si los católicos no se identifican con la Inquisición es lógico que algunos musulmanes no crean en un islam absolutista.

—Quienes no se oponen al burka argumentan que es un fenómeno minoritario, que prohibirlo provocaría un efecto rebote entre los musulmanes más antioccidentales...

De los musulmanes integrados en la vida democrática no se habla. Es un islam silencioso, mientras que el islam violento acapara los medios. Cuando hablamos de burka nos referimos a un símbolo, no a una simple prenda de lino.

—¿Y la Alianza de Civilizaciones?

La izquierda española se ha hecho adepta del relativismo cultural. La Alianza de Civilizaciones es un «gadget» político, la respuesta al Choque de Culturas. Si el Choque dividía el mundo entre buenos y malos, la Alianza lo subdividía en civilizaciones múltiples que había que respetar. Acaban en lo mismo: explotar las diferencias.

—Supongamos que los países árabes alcanzan la democracia. ¿Qué hacemos si, como sucedió en Argelia, un partido islamista gana las elecciones?

El peligro islámico en Argelia ha pasado y no creo que Egipto o Túnez salgan de una dictadura para caer en otra. El peligro es que los militares que controlan aún el poder, como en Egipto, se aliaran con los Hermanos Musulmanes. Llegar a un acuerdo resulta fácil entre quienes no creen en la democracia.

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