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En el mercado laboral, lo femenino no está de moda

Domingo 18 de marzo de 2018

La segregación ocupacional por género en España es alta

El 54% de las mujeres debería cambiar de actividad para que no existiera desequilibrio en la participación de hombres y mujeres en todas las ocupaciones

Los sociólogos apuntan a una devaluación del trabajo realizado por las mujeres para explicar la brecha salarial

Marga Torre 07/03/2018 - eldiario.es

Algunos datos actualizados sobre la participación de las mujeres en el mercado laboral.

Hay una segregación ocupacional INSOPORTABLE

Todos sabemos que hombres y mujeres tienen a realizar diferentes trabajos. El 54% de mujeres en España tendrían que cambiar de ocupación para conseguir que no existieran desequilibrios de género (mi cálculo a partir de la EPA de 2015). Una cifra extraordinaria, pero que nos acerca a otros países de nuestro entorno como Italia, Francia y Portugal, y a otros más lejanos como Alemania y U.S.A.

Y … esto explica ciertas diferencias INACEPTABLES (salarios, autoridad, promoción)

Dedicarse a una cosa u otra no es problema per se. No habría nada de preocupante en que hombres y mujeres trabajen en ocupaciones distintas si no fuera porque los trabajos que normalmente realizan los hombres acumulan más poder y prestigio. De hecho, la segregación ocupacional continúa siendo el factor más relevante a la hora de explicar las diferencias de sexo en salario, promoción y autoridad.

LA PRUEBA: 700.000 trabajadores, en 116 ocupaciones, en 7 países…

Para ilustrar esta afirmación, he estudiado el salario de 343.754 hombres y 343.030 mujeres que trabajan en 116 ocupaciones distintas, en 7 países. En un primer paso, clasifico las ocupaciones como “Directivas y Profesionales” (alto estatus), “Servicios, Administración y Ventas” (medio estatus) y “Cuello azul” (bajo estatus). Esto nos permite comparar entre ocupaciones que requieren niveles de formación y experiencia equivalentes. A continuación, diferencio entre ocupaciones típicamente masculinas (M) –si al menos el 66% de los trabajadores son hombres- y típicamente femeninas (F) -cuando en el 66% o más son mujeres. Este es un procedimiento muy útil para entender la división sexual en el mercado de trabajo. Por ejemplo, en España, los hombres se concentran en ocupaciones manuales como Conductores de camiones pesados y autobuses, Mecánicos y reparadores de maquinaria y Construcción. Las mujeres, en Limpieza doméstica, hoteles y oficinas y Asistentes de cocina, principalmente. Entre los profesionales, abundan los hombres Ingenieros y Desarrolladores de software, mientras que las mujeres se emplean como Gerentes de hoteles y restaurantes, Profesionales legales y sociales y Educación. Finalmente, selecciono a los trabajadores a tiempo completo. De esta manera me aseguro de que las diferencias que aparecen en el gráfico no se deben a que haya más mujeres que hombres trabajando a tiempo parcial.

Figura 1. Salario medio de las ocupaciones según su estatus y composición de género.

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Nota: Elaboración propia a partir de datos de Labor Force Survey 2014-2015.

El gráfico muestra el salario medio de las ocupaciones masculinas y femeninas en cada grupo ocupacional. Dos cosas llaman la atención. En primer lugar, los salarios en los trabajos femeninos siempre son más bajos que los de sus homólogos masculinos. Dicho de otra manera: las ocupaciones que concentran un alto número de mujeres están peor remuneradas que las concentran a hombres, aun cuando se trata de ocupaciones equivalentes en términos de experiencia, formación, y número de horas trabajadas. En segundo lugar, esta brecha aumenta en las ocupaciones de medio y bajo status, que requieren menor nivel educativo.

Y… ¿POR QUÉ?

Los sociólogos apuntan a una devaluación del trabajo realizado por las mujeres. El trabajo de las mujeres se valora menos porque (1) existe un sesgo cultural debido al status social más bajo de las mujeres (si un trabajo lo hacen muchos hombres ¡algo bueno debe tener!... aunque no sepamos bien el qué), (2) el trabajo remunerado que hacen muchas mujeres se parece al que muchas otras hacen sin ser remuneradas, por ejemplo, cuidar de los niños o encargarse de las tareas del hogar, o (3) las mujeres son políticamente más débiles y los empleadores se aprovechan de eso. Sea cual sea el motivo, a medida que una ocupación se feminiza, ésta se devalúa y los salarios caen (como demuestra un estudio reciente).

En definitiva, es posible que las ocupaciones femeninas se remuneren peor por el mero hecho de ser realizadas por mujeres. Y este desprestigio, a menudo, provoca que los hombres se resistan y dificulten la entrada de mujeres en ocupaciones masculinas, contribuyendo a perpetuar los niveles de segregación.

En el mercado laboral, lo femenino no está de moda.

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