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El secuestrador de Vitoria entrega a uno de los dos niños que se llevó a Argelia

Sábado 26 de mayo de 2018

B.Z., con antecedentes por violencia de género, se llevó a los dos menores en abril de 2017, se comprometió ante la Policía Nacional a mandarlos en avión a Barcelona pero sólo llegó el mayor de la pareja

Iker Rioja Andueza 24/05/2018 eldiario.es

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Uno de los dos menores secuestrados, con los agentes de la Policía Nacional POLICÍA NACIONAL

B.Z., un hombre que había amenazado con quitarle los dos niños a su mujer, a la que maltrataba, y llevárselos a su país de origen, Argelia, cumplió su palabra en abril del pasado año. Los pequeños, de 13 y 9 años ahora, desaparecieron mientras jugaban en un parque de Vitoria. De nada sirvió el cierre de todas las salidas de la capital vasca, ya que pasó a Francia, a Toulousse. De nada sirvió tampoco el control de las salidas de Schengen, en especial las conexiones con Argelia, ya que salió con los menores sustraídos como un ciudadano más. Fruto de la negociación, B.Z. se había comprometido a enviar a España (vía Barcelona) a los dos niños. El avión aterrizó el miércoles en El Prat y allí esperaban la madre y los policías nacionales de Vitoria que han llevado el caso. Pero sólo bajó K., el mayor. Ni rastro de A.

La Policía Nacional ha informado este jueves en un comunicado de que ha logrado "recuperar a un menor que se encontraba en Argelia y había sido sustraído por su padre en Vitoria". Explican las fuentes oficiales que los investigadores pudieron localizar a los menores en el país africano y que "consiguieron" que liberara uno de ellos. En realidad, el compromiso era que liberara a los dos menores sustraídos, por lo que la pesadilla de la madre continúa, sin que el caso haya tenido la más mínima repercusión social en Vitoria durante estos 13 meses.

Por ello, la Policía Nacional mantiene abierta la operación y también siguen activos todos los mecanismos de cooperación internacional. No sólo se persigue recuperar al otro pequeño, sino que B.Z. sea detenido y entregado a España, donde "tiene causas judiciales abiertas". En su ficha policial consta claramente que infligió "violencia física habitual" contra su esposa. La información oficial se difunde con cuentagotas para evitar que pueda interferir con la operación.

Así fue el secuestro

Los niños, K. y A., se dirigieron a las 15.15 horas del domingo 16 de abril de 2017 "a comprar unas golosinas" en la tienda de su barrio, Lakua. "Como norma habitual, luego se dirigieron al parque infantil de juegos, desde donde la madre puede verlos desde las ventanas de la cocina y del salón", se leía en el informe policial que publicó eldiarionorte.es. A las 15.30 allí estaban, ya que los pequeños pidieron a su hermana mayor que les lanzara un balón. Y a las 15.35 también, ya que la adolescente les llevó un poco de agua.

Sobre las 16.50 horas, la joven había quedado con una amiga y la madre le pidió que aprovechara para decirle a los chicos que subieran a casa. Pero no los encontró. La chica envió un ’whatsapp’ a su progenitora: no estaban ni en el parque ni en las inmediaciones. A las 17.00 horas la madre ya se había unido a la búsqueda. Peinaron todo el barrio y los comercios. Sin frutos. Más de dos horas y media después (19.42) tiraron la toalla y decidieron llamar al 092.

A las 21.05 , la madre firmó la denuncia contra su exmarido. Apercibida de que las denuncias falsas son delito, aseguró a los agentes que "sin duda alguna" estarían con su padre. Subrayó que los pequeños nunca deambulan solos por la ciudad y que nunca visitan más lugares que el parque y la panadería del barrio.

Para ayudar a la búsqueda, entrega sendas fotografías de los muchachos y aporta una descripción detallada de K. y de A. Asegura que ese domingo los dos chavales "vestían iguales": zapatillas fosforitas de fútbol y chándal claro con una capucha también de colores vivos. El pequeño llevaba una sudadera para el frío.

La mujer cuenta que el sospechoso "tiene orden de alejamiento", dictada este mismo año 2017 a tenor del código del expediente que se adjunta. Revela, asimismo, que ya "en una ocasión" la ha incumplido y que "en varias ocasiones" este hombre ha "amenazado" con llevarse a los niños a su Argelia natal.

Ya desde la primera llamada, la Policía Local de Vitoria organizó un complejo dispositivo de búsqueda e investigación que puso patas arriba la ciudad en pleno puente vacacional. Asimismo, a las 20.10, las Fuerzas de Seguridad del Estado y la Ertzaintza ya tenían el aviso de un "posible secuestro de menores", más si cabe después de intentar localizar a B.Z. en hasta tres líneas de móvil infructuosamente. Y a las 20.17 ya se colocaron patrullas en todas las salidas por carretera de Vitoria para evitar posibles fugas de un monovolumen Renault de color azul y placas de matrícula españolas que no estaba en el domicilio del padre (en el barrio de Salburua), ni en la calle ni en el garaje comunitario.

A las 20.37 la Policía, a través de un testigo, logró una nueva dirección, en la zona de las Universidades. Allí apareció el Renault, que quedó vigilado discretamente por patrullas de paisano y luego inmovilizado con un cepo. En ese domicilio, propiedad de un amigo, apareció la maleta de B.Z. y tanto un billete de autobús para Madrid (salía de madrugada ese mismo domingo) como un pasaje de avión a Argelia desde Barajas para el lunes. ¿Una huida planificada?

Esa tarde-noche se alertó a Renfe, radio taxi, a la estación de autobuses y a Tuvisa (autobuses municipales) para controlar a los pasajeros que puedan responder al perfil del sospechoso. También se decidió movilizar a todas las patrullas y peinar "zonas de ocio, hamburgueserías y centros comerciales". En tiempo récord, la Policía de Vitoria revisó el parque de Gamarra, el centro comercial Lakua, el Anillo Verde, el Boulevard, Aretxabaleta, el Parque del Norte, Alibarra, la ribera del río Zadorra y Gobeo. Sin noticias en ninguno de los barridos.

Entretanto, la investigación llevó a otro monovolumen de idéntico modelo, pero de color amarillo y con placas de Argelia. Los vehículos argelinos en Vitoria se cuentan con los dedos de una mano, pero tampoco hubo suerte. Como no la hubo en domicilios de "amigos". A la 1.15 de la madrugada, finalmente, se presentó en comisaría un testigo que conoce al fugitivo, pero afirmó que no había coincidido con él en los últimos "diez días".

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