¿El valor de la maquinaria empleada aumenta menos que la fuerza productiva desplegada con esa maquinaria?

Tal es la proposición según la cual Astarita dice que no puede construir un esquema de acumulación sin que la Tasa de Ganancia deje de subir. Esto es lo que afirma ya explícitamente y sin ambages en su correo del 29/04/2010 a las 18:01, donde niega “a rajatabla” las consecuencias de algo tan evidente, como que el trabajo excedente bajo el capitalismo tiene un límite natural infranqueable, que es la jornada de labor, cuya extensión no puede sobrepasar las 24 horas del día.

Y si tras aceptar tal límite, se acepta que por definición el progreso tecnológico bajo el capitalismo consiste en producir plusvalor disminuyendo progresivamente el tiempo de esa jornada en la que los asalariados producen el equivalente a sus medios de vida, entonces, no se puede negar que según se reduce esa parte de la jornada laboral colectiva con cada progreso técnico efectivo del trabajo asalariado, el plusvalor aumentará en términos absolutos, pero necesariamente cada vez menos.

Y nosotros ya no volveremos a explicar por qué razón esto es así con carácter de Ley histórico natural universal constitutiva del capitalismo, dado que ésta sería la cuarta vez, de modo que dejamos a Astarita con su apreciado colega Okishio, junto a Baran, Sweezy y demás neomarxistas de la escuela de Frankfurt al uso, para que se entretengan entre el Cielo y la Tierra comprobando qué es lo que pasa con la relación matemático-dialéctica entre esas dos partes del tiempo en que se divide la jornada de labor entera, cuando los capitalistas someten el trabajo asalariado a sucesivas multiplicaciones de la fuerza productiva a instancias de sucesivos progresos científico-técnicos incorporados a los medios de trabajo. A ver si resulta ser cierto que el valor de la maquinaria empleada aumenta menos que la fuerza productiva del trabajo desplegada con ella, o es justamente al revés. Es decir, si el plusvalor puede incrementarse sin límite alguno a voluntad de los capitalistas.

El 29/04/2010 a las 18:01 Astarita escribió:
<<La anterior carta tenía un error de redacción. Esta versión es la correcta.
Saludos, Rolando.>>

Y a continuación nos adjunta un archivo donde dice:
Estimados compañeros:
En el último documento que me han enviado en respuesta a mi trabajo sobre el teorema Okishio ustedes sostienen que si “la masa de valor contenida en el mayor volumen de los medios de producción puestos en movimiento por esa población explotada aumenta más de lo que tales medios se han desvalorizado”, la tasa de ganancia debe caer.
Aparentemente entonces el error en mi ejemplo está en que el valor de los medios de producción baja un 10% por aumento de la productividad, y aumenta un 10% la acumulación. Ustedes sostienen que si la acumulación aumenta a una mayor tasa que la productividad, la tasa de ganancia cae.

Pues bien, no es así. Vuelvo al ejemplo. El punto de partida es:

200c + 50v + 50s = 300.

Supongo que se emplean 10 unidades de trabajo. Supongo ahora que aumenta la productividad un 5%; esto es, en lugar de emplearse 10 unidades de trabajo se emplean 9,5 unidades de trabajo. Por esta razón se abaratan los medios de producción y los bienes de consumo de los trabajadores un 5%. Pero al mismo tiempo se acumula toda la plusvalía, esto es, 50s. De manera que la masa de valor contenida por los medios de producción puestos en movimiento por los trabajadores aumenta más de lo que aumentó la productividad; como también aumenta la cantidad de trabajadores empleados (ahora hay 11,52 unidades de trabajo); y aumenta la masa de plusvalía. A su vez, el salario real permanece constante, pero la tasa de plusvalía aumenta porque se abarató el valor de la fuerza de trabajo. El resultado entonces es:

230,4c + 54,12v + 60,48s = 345,6

La tasa de ganancia es 21,2%. Esto es, aumentó.

Repito, la masa de valor del capital constante empleado aumentó un 15%; el valor de los medios de producción (y de los medios de consumo) bajó un 5%. Ustedes dicen que si se cumplen estas condiciones la tasa de ganancia baja. Sin embargo demuestro que la tasa de ganancia sube. Hay una diferencia del 10% entre el aumento de la masa de valor de los medios de producción y el aumento de la productividad, como ustedes pedían. Pero no se verifica la caída de la tasa de ganancia.
Además, podríamos seguir haciendo ciclos (por ejemplo, un tercer ciclo en el que la productividad aumente 5% y se acumule 60 de plusvalía), y el resultado seguiría siendo el mismo.

Más en general, en mi trabajo sobre el teorema Okishio he planteado que no se puede construir un ejemplo que respete los supuestos de los que parte Marx. Estos supuestos, los recuerdo, son:
a) el cambio tecnológico afecta a los procesos productivos y disminuye el valor del producto;
b) el valor de la maquinaria empleada aumenta, pero en menor proporción de lo que aumenta la fuerza productiva de esa maquinaria;
c) el valor de la materia prima aumenta su participación en el producto;
d) en cada producto disminuye la parte que constituye el desgaste de la maquinaria;
e) en cada (unidad de) producto disminuye la parte constituida por el nuevo valor agregado
f) el capitalista innovador obtiene una tasa de ganancia (y una plusvalía) extraordinaria.
La ley formulada por Marx dice que si se cumplen estos supuestos, cuando el cambio tecnológico se generaliza, la tasa de ganancia baja; esto sucede aunque el aumento de la productividad haya aumentado también la plusvalía relativa.
Además les he planteado que he tratado de construir un ejemplo numérico que, respetando todos estos supuestos, diera como resultado la caída de la tasa de ganancia. En realidad yo pensaba que así se podría refutar el teorema Okishio. Estuve mucho tiempo tratando de construir ese ejemplo numérico, y me fue imposible. En particular porque cuando lograba que bajara la tasa de ganancia debía suponer que al hacer el cambio tecnológico el capitalista innovador no se guiaba por los criterios de rentabilidad. De manera que el procedimiento era incoherente. Repito lo que dije en un mail, esto no es una cuestión de irresponsabilidad intelectual, sino de respetar la coherencia lógica y los datos de la realidad (sobre esto último, sigo recogiendo datos sobre la evolución de la tasa de ganancia y no se advierte su caída de largo plazo).
Pero además he pedido a otros economistas marxistas que me ayudaran a lograr un contraejemplo al teorema Okishio, respetando todos los supuestos de Marx. Nadie pudo hacerlo, hasta donde conozco. Mi hipótesis es que la tasa de ganancia baja, pero para esto hay que hacer otro supuesto sobre el cambio tecnológico, que no es el contemplado por Marx a la hora de discutir la ley (aunque sí está presente a lo largo de El Capital).
Ahora bien, ¿cuál es el problema de fondo en el razonamiento de Marx? En mi escrito lo he señalado. Marx pensaba que la razón valor del capital constante/trabajo tendía a aumentar a medida que aumentaba la productividad en la producción de ese capital constante. Pero esto no es así matemáticamente, ya que el valor del capital constante depende del trabajo empleado. Por eso si disminuye el trabajo empleado, disminuye en la misma proporción el valor del capital constante. Los datos sin embargo muestran que la relación C/trabajo tiende a aumentar. Mi explicación de esto es que tiene que ver con la naturaleza del cambio tecnológico.

Saludos cordiales, Rolando

Este correo no fue contestado en su momento por haber pasado inadvertido, trabajo que nos hemos de tomar, después de exponer seguidamente nuestro correo remitido el día 20/05/2010 a las 19:23 Hs., en contestación al suyo de fecha 28/04/2010 a las 20:18 Hs.

En su nuevo ejemplo Astarita supone que el capital constante y variable se desvalorizan por igual un 5%. Por tanto, el capital disponible para inversión pasa a ser:

190c + 45v + 50p = 285

La capitalización de 50p en la nueva rotación se distribuye de la siguiente manera:

40,40c + 9,12v = 49,52. (sobran 48 céntimos).

La estructura productiva de la segunda rotación es:

(190c+40,40c) + (45,00v+9,12v) = 230,40c+54,12v = 284,52

La nueva Composición Orgánica del Capital pasó a ser = 230,40/54,12v = 4,26. Aumentó un 6,5%

El plusvalor, de 50p aumentó a 60,48p, es decir, un 20,96%. Más del 322% respecto de lo que se incrementó la composición orgánica del capital. Así está claro que la tasa de ganancia debe forzosamente aumentar = 60,48p/284,52 = 21,26%

Pero, ¿puede la masa de plusvalor aumentar un 20,96% con un incremento de sólo el, 6,5% en la Composición Orgánica del Capital? Porque en la estructura original 50v mueven 200c, es decir, un 0,25 de capital variable mueve una unidad de capital constante: 0,25x200 = 50v. De modo que 1v mueve 4 unidades de capital constante: 200c\50v = 4. Pero en la siguiente rotación, 54,12v mueven 230,40c. Por tanto, 0,2349v mueve ahora 1 unidad de capital constante. 0,2349x230,40 = 54,12v. El 6,04% más. ¿Es posible que aumentando solo un 6,04% la productividad del trabajo, 54,12v (el 8,24%) más de asalariados puedan producir un 20,96% más de plusvalor que 50v? Este ejemplo de Astarita nada tiene que ver con la evolución real de la tasa de ganancia según progresa la fuerza productiva del trabajo aumentando la Composición Orgánica del Capital en más de lo que se incrementa el plusvalor relativo disminuyendo el trabajo necesario. Porque un aumento del 20,96% en el plusvalor, obtenido con un incremento de solo el 6,5% en la Composición Orgánica del capital y un 6,04% de aumento en la productividad del trabajo, solo es posible combinando la extensión de la jornada de labor con la intensificación del trabajo físico de los asalariados, es decir, apelando al plusvalor absoluto.

Astarita dice “recordar” el supuesto de Marx donde presuntamente afirma que “el valor de la maquinaria empleada aumenta, pero en menor proporción de lo que aumenta la fuerza productiva de esa maquinaria” (en el nuevo ejemplo suyo que acabamos de analizar, el valor de la maquinaria aumenta un 15,2% y la productividad solo un 6,04%, una concesión que nos ha hecho). Dice que lo recuerda pero no lo cita. ¡¡A ver dónde, en qué parte de su obra se le pudo a Marx ocurrir semejante disparate!! ¿Por qué Astarita piensa y dice que "el valor de la maquinaria aumenta menos de lo que aumenta la fuerza productiva del trabajo? Porque según lo ha dicho en su correo del 28/04/2010 a las 18:01, entiende que "el valor del capital constante depende del trabajo empleado. Por eso si disminuye el trabajo empleado, disminuye en la misma proporción el valor del capital constante". Pero una cosa es entender y otra comprender. El entendimiento, no pasa de la mera representación sobre un determinado objeto de la realidad, como es el caso del valor contenido en el capital constante según progresa la productividad del trabajo. La comprensión, en cambio, supone la transformación de las representaciones de la realidad en pensamientos y de éstos en conceptos. Cuando Astarita parte de la representación según la cual parece que "el valor del capital constante depende del trabajo empleado en su fabricación", se refiere al valor agregado por el trabajo vivo a ese producto. Pero esa representación no alcanza a dicernir que, para calcular el valor de un producto, al valor añadido por el trabajo vivo hay que sumarle el valor que, por desgaste, traslada a ese producto el trabajo muerto o pretérito, contenido en el capital constante movido por ese trabajo vivo.Y según progresa la fuerza productiva acortando la parte de la jornada de labor en que los asalariados producen sus medios de vida, aumenta el valor del capital constante movido con un menor número de asalariados.

Por tanto, según progresa la fuerza productiva, el valor de la parte constante, pretérita o muerta, que el trabajo vivo cada vez más reducido traslada al producto que fabrica, aumenta cada vez más respecto del valor y el plusvalor que los explotados agregan con su trabajo vivo a esos productos. Éste es el concepto que Marx explica en el pasaje de su obra que citaremos inmediatamente, y que al señor Astarita no le cabe en la cabeza.

Sobre este mismo asunto es necesario aclarar aquí, además, que la expresión “fuerza productiva de esa maquinaria” empleada por Astarita, induce al equívoco. Porque en términos económico-sociales no se trata de la potencialidad técnica incorporada a un determinado medio de trabajo, sino de la fuerza productiva del trabajo que se consigue con ese medio de trabajo. Pero es que no se trata solo de esto, sino fundamentalmente de las consecuencias económico-sociales de ese hecho, esto es, el resultado de la relación entre las dos partes constitutivas de la jornada de labor entera ante cada progreso de la fuerza productiva del trabajo.

¿Qué entenderá Astarita por “naturaleza del cambio tecnológico”? Aquí, su confeso fetichismo mercantil es tan apreciado por la burguesía, como sintomático que se le haya contagiado a este señor, hasta el punto de haberlo largarlo así, tan espontáneamente. Lo que Marx ha dejado dicho, es que “para justificar su uso como capital productivo, el coste de cualquier medio de trabajo debe ser siempre menor que el de la mano de obra que desplaza”, algo bien distinto de lo que Astarita nos quiere colar de rondón atribuyéndolo a Marx. Como si bajo el capitalismo el aumento de la fuerza productiva no tuviera ningún límite objetivo y solo dependiera de la voluntad de los capitalistas. Ese límite es, para desgracia de la burguesía, la jornada de labor colectiva que no se puede alargar como un chicle.

La conclusión a que ha llegado Marx es, pues, justamente la contraria de lo que propone Astarita. Limitándose a pensar que la naturaleza del “cambio tecnológico” se explica por las ganancias extraordinarias que proporciona a ciertos capitalistas en detrimento de otros, no repara en la evidencia de que, si los asalariados necesitaran trabajar toda la jornada en producir los medios de vida necesarios para reproducir su fuerza de trabajo, no podría existir plusvalor, ni competencia para el reparto de ese plusvalor.

Por tanto, la naturaleza del cambio tecnológico bajo el capitalismo, consiste en ir acortando el tiempo de la jornada de labor en que los asalariados producen sus propios medios de vida, para convertir ese tiempo de trabajo necesario en excedente a los fines de la acumulación. A Rolando Astarita le molesta que le citen a Marx. Pero como nosotros tenemos ese vicio y a él no le coharta ningun derecho, nosotros vamos a ejercer el nuestro una vez más. Fijémonos en lo que dice en "Teorías sobre la plusvalía" acerca de las consecuencias económico-sociales que el progreso de la productividad supone para el futuro del capitalismo, un asunto que la burguesía ha convertido en tabú del cual no se debe hablar y Astarita ha contribuido a ello con su silencio muy a pesar de que ésta será la tercera vez que lo intentamos:

<<…Y, como consecuencia de esta misma productividad creciente del trabajo, no cabe duda de que una parte del capital constante existente se deprecia continuamente, ya que su valor no se rige por el tiempo de trabajo que originalmente ha costado, sino por el tiempo de trabajo con el que puede reproducirse, el cual decrece continuamente a medida que aumenta la productividad del trabajo. Por tanto, aunque su valor no aumenta en razón a su volumen (es decir, no aumenta exactamente en proporción a ese volúmen), aumenta, sin embargo, puesto que su volumen crece más aprisa de lo que desciende su valor (…) Lo que está claro aquí, es que, presuponiendo como dada la jornada de trabajo, el valor del producto del trabajo anual de un millón [de hombres] diferirá considerablemente a tono con el volumen del capital constante que entra en el producto y que, a pesar de la creciente productividad del trabajo, será mayor allí donde el capital constante representa una parte grande del capital total, respecto de los Estados sociales en que constituye una parte relativamente pequeña de él. Por consiguiente, al progresar la productividad del trabajo social, progreso que lleva aparejado el progreso del capital constante, tendremos que una parte relativa cada vez mayor del producto anual del trabajo, corresponderá en cuanto tal al capital (constante) y que, con ello, la propiedad del capital [aparte del ingreso] (o fondo de consumo de los capitalistas) aumenta constantemente, y la parte del valor creada por el obrero individual —e incluso por la clase obrera— va descendiendo cada vez más con respecto al producto de su trabajo pretérito que se les enfrenta como capital>> (K. Marx: “Teorías sobre la Plusvalía” Op.cit. Cap. XV. B.3. Lo entre paréntesis y el subrayado nuestros)

Esta es otra forma de exponer las mismas razones que ya no volvemos a repetir aquí, es decir, los mismos fundamentos de Marx acerca de por qué al desarrollarse la fuerza productiva del trabajo, ocurre con el capital constante justamente al contrario de lo que sostiene Astarita, a quien por dos veces consecutivas se lo hemos dejado escrito en los dos adjuntos a los correos remitidos con fecha 18/04/2010 a las 19:16 y 24/04/2010 a las 16:02 en contestación a sus anteriores tergiversaciones de la realidad.

Fijémonos que la segunda rotación elaborada por Astarita en el adjunto que nos remitió el 24/04/2010 a las 18:24, muestra que la masa de plusvalor de 50s producida en la primera rotación, pasa en la segunda a 60,72s. O sea, que aumentó un 21,44%. Por su parte, el capital constante aumentó un 10,41% pasando de 200c a 220,82c, es decir, menos de la mitad respecto de lo que porcentualmente se incrementó el plusvalor. Así, Astarita llegó a “demostrar” lo que falsamente atribuyó a Marx: que “el valor del capital fijo aumenta menos que su productividad”. Porque aumentando la Composición Orgánica en solo un 2%, Astarita decidió —sin fundamento alguno— que la “productividad del capital” entre la primera y la segunda rotación aumentara un 21,44%. De este modo, la tasa de ganancia naturalmente tiende indefinidamente al alza. ¿Cómo se explica esto sino por el arbitrio de una “razón” que crea tales monstruosidades teóricas? Ya que según dijo "lo que importa no es lo que diga Mar sino lo que hacen los burgueses", pues, que Astarita le pregunte a cualquier burgués práctico si semejante resultado es posible por el solo progreso técnico, es decir, sin apelar a la extracción de plusvalor absoluto combinando la intensificación del trabajo con la extensión de la jornada de labor, hasta donde sea físicamente posible.

En la tercera rotación elaborada por nosotros, el plusvalor pasó de 60,72s a 61,50s, es decir, que el incremento del 21,44% entre la primera y la segunda rotación, se redujo entre la segunda y la tercera al 1,28%, mientras la Composición Orgánica del capital creció del 2 al 9,31%. Presentamos un cuadro de texto para su mejor comprensión, Pinchar aquí:

Evidentemente, la tercera rotación registra una caída en el aumento del plusvalor muy drástica, lo cual indica que entre la segunda rotación elaborada por Astarita y la tercera elaborada por el GPM, debieron existir otras intermedias en las que el incremento del plusvalor se fuera reduciendo menos bruscamente. Pero Astarita nos retó a que presentáramos un “contrajemplo” donde aumentando la composición orgánica del capital, a la vez que reduciendo el incremento del plusvalor (según los fundamentos matemáticos de Marx), la tasa de ganancia descienda. Los progresos en la productividad del trabajo y el descenso de la tasa de ganancia no se suceden tan aceleradamente. Por eso Marx señaló que:

<<En economía política, por principio no hay que fijarse nunca en las cifras de un solo año para extraer de ellas leyes generales. Hay que tomar siempre el término medio de seis a siete años, que es el lapso de tiempo durante el cual la industria moderna pasa de las fases de prosperidad, superproducción, estancamiento y crisis, consumando su ciclo fatal>>. (“Discurso sobre el librecambio”)

Los lectores podrán comprobar que tantas veces como en nuestros sucesivos mensajes insistimos en citarle este pasaje de la obra de Marx, así como en remitirle a los esquemas de reproducción de Bauer continuados por Grossmann a partir del quinto año, Astarita hizo en torno de estas recomendaciones otros tantos significativos vacíos de silencio, reincidiendo en “demostrar” que la tasa de ganancia se eleva exponiendo no más de dos rotaciones; y donde, salvo en su último intento, la masa de plusvalor aumenta siempre más de lo que aumenta el capital constante para producirlo, independizando así, arbitrariamente, la producción de plusvalor respecto de la jornada de trabajo. Entonces: ¿error o tergiversación intencional manifiesta de la realidad?

El 21/05/2010 a las 19:26 Astarita escribió:
Compañeros, he estado trabajando en cálculos de la evolución de la tasa de ganancia. Pensaba enviárselos, pero antes de seguir con esto sinceramente empiezo a preguntarme si tiene sentido esta discusión. No sólo porque esto parece un diálogo de sordos, sino porque noto que ustedes se están poniendo un poco agresivos (no sé si son los nervios, o simplemente se trata de malos modales). Por ejemplo, dicen que yo me paso "por la entrepierna" (en criollo, "por las pelotas") los argumentos de ustedes. Pues bien, que no nos entendamos y tengamos dificultades para clarificar las diferencias, no significa que yo "me pase por las pelotas" los argumentos de ustedes. Por mi parte yo siento que ustedes me atribuyen cosas que no planteo, y tampoco atienden a mis argumentos.
Por ejemplo, en este último documento sostienen que "...este incremento del capital constante en modo alguno supone que se opera a expensas de la disminución absoluta del empleo, como has hecho tu, erróneamente".
Sin embargo en mis ejemplos supongo que el trabajo vivo no disminuye en términos absolutos, sino AUMENTA. En el último ejemplo numérico que les envié esto está más que claro. El empleo de trabajo vivo pasa de 10 a 11,52 unidades.
¿Por qué me atribuyen algo que no dije?
No voy a decir que ustedes se pasan por las pelotas mi argumento; pero sí me pregunto por qué no registran lo que afirmo. ¿Es muy difícil de entender esto?
Pero vuelvo al tema de los tonos y los epítetos. Por ejemplo, ustedes califican a Okishio de "postmoderno". ¿Qué tiene que ver Okishio con los postmodernos? Yo soy crítico de Okishio (aunque no por las razones que dan ustedes). Pero esto no significa que me crea autorizado para calificar a Okishio con lo que se me ocurra. En todo caso ustedes deberían demostrar por qué y cómo Okishio es un postmoderno (hasta ahora nunca había escuchado a algún crítico del teorema sostener semejante cosa).

El 22/05/10 a las 16:03 Astarita nos remitió otro correo donde dice:
Buenos Aires, 22 de mayo de 2010
Al GPM:

Amplío mis consideraciones acerca de lo empírico, que planteé en el mail que les envié ayer, 21 de mayo.
Además de reafirmar que ustedes no dicen la verdad cuando afirman que yo no tomo en cuenta el aumento de la fuerza de trabajo en la acumulación del capital; y además de reafirmar que no se puede hacer variar el valor del capital constante a voluntad sin especificar qué criterio de cambio tecnológico se está empleando, amplío aquí mi crítica a la forma arbitraria con la que ustedes han tratado la cuestión de las estadísticas.
En el texto que me enviaron el 24 de abril ustedes citan el trabajo de José Luis González González sobre tasa de ganancia. Dicen que JLGG se basó en datos del BEA de EUA, y afirman que “parece haber demostrado empíricamente la tendencia secular decreciente de la tasa de ganancia entre 1929 y 2005, así como el aumento histórico absoluto de la composición orgánica”.
En mi respuesta a este texto del 24 de abril realicé algunas críticas, planteé las dudas que me generaba el trabajo de JLGG, y sostuve que según los datos de BEA no se advierte una caída de la tasa de ganancia en los 25 o 30 años que preceden a la crisis de 2005. Asimismo les planteé que en cualquier caso los datos de JLGG no daban lugar a un cálculo de la tasa de ganancia “a lo Marx” (problema que ustedes habían pasado por alto).
Sin analizar estas cuestiones, en la última carta escriben: “Los datos de las cuentas nacionales son elaborados por organismos estatales. Y si es cierto lo que dijera Einstein: ‘El Estado miente deliberadamente’. ¿Cómo extraer la verdad de los datos falsos que proporcionan las cifras oficiales”.
Esto es, cuando a ustedes les conviene, el trabajo de JLGG, basado en datos oficiales, es correcto. Por eso ustedes han difundido ese trabajo y lo han citado para refutar mis posiciones. Pero cuando señalo que los resultados de JLGG son cuestionables, salen con que TODOS los datos de los organismos oficiales son falsos porque el Estado miente deliberadamente. ¿Qué manera de discutir es ésta? Confieso que jamás me había encontrado con semejante nivel de argumentación.
Y a continuación de lo anterior, respondiendo a mi demanda de que la caída de largo plazo de la tasa de ganancia debe ser probada empíricamente (esto es, demostrar que las grandes crisis estuvieron precedidas de la caída tendencial), ustedes afirman: “Pues aquí la tienes, está a la vista de todos. La sobreacumulación absoluta de capital se ha dado y esto no puede suceder sin el cumplimiento de la tendencia descendente de la tasa de ganancia”.
Sin embargo la sobreacumulación de capital no es prueba de que la tasa de ganancia haya estado cayendo en las décadas (una, dos o tres décadas) que preceden a la crisis de sobreacumulación. Marx se refiere repetidas veces a la crisis de 1846-47, y en ningún momento pretende que esa crisis haya sido el producto de una caída de largo plazo (digamos desde 1820 0 1830) de la tasa de ganancia. Los estudios históricos de que disponemos parecen darle la razón a Marx sobre que la aceleración de la sobreacumulación se produce a partir de 1844-45. Marx jamás menciona esta crisis como una prueba de que la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia estuviera en el origen de la sobreacumulación que provoca esa crisis. ¿Por qué? ¿Pueden responder a esta sencilla pregunta?
De la misma forma Marx jamás explicó que las crisis de 1857 o 1873 estuvieran precedidas por la caída tendencial de la tasa de ganancia. Sin embargo fueron crisis de sobreacumulación. ¿Por qué les parece a ustedes que Marx jamás dijo que las crisis de 1847, 1857 o 1873 fueran una prueba de la validez de la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia? Los argumentos tienen que tener una cierta lógica.
Pues bien, cuando estudiamos la crisis de 1929 advertimos la caída de la tasa de ganancia a partir de 1929, pero no en el cuarto de siglo que la precede. Por supuesto, aquí las estadísticas son muy endebles. De todas formas lo que llama la atención es que la caída no se registra aun en los datos que presentan Shaikh y Dumenil, quienes sí quieren demostrar que hubo una larga caída de la tasa de ganancia precediendo a la crisis. Ustedes dirán que esta incongruencia se debe a que el Gobierno de EUA miente porque es un enemigo jurado de la ley de Marx. Pero cuando estudio los que sucedió en las décadas que preceden a la crisis de 1974-75, sí advierto una larga caída tendencial de la tasa de ganancia (muy marcada en la industria manufacturera, menos en otras industrias) cuando se calcula la tasa de ganancia como beneficios sobre capital fijo. Como esto está de acuerdo con la ley de Marx, ustedes no tendrían problemas en citar estos estudios, de la misma manera que hicieron con el trabajo de JLGG. ¿Piensan que ahora el Gobierno miente, pero porque quiere demostrar que la ley de Marx se cumple? ¿O que miente porque nos quiere confundir a los marxistas?
Y luego, cuando estudiamos la evolución de la tasa de ganancia previa a la crisis de 2007, de nuevo no encontramos ninguna tendencia a la baja en los 25 años que preceden a la crisis. Pero ahora de nuevo ustedes dirán que esto se debe a que el Gobierno miente. Para ustedes el criterio para aceptar un dato de la realidad es si encaja en lo que piensan que tiene que suceder. Si no encaja, el dato es un dardo del enemigo que miente. Es curioso, además, que ustedes acusen a Okishio de posmodernista, cuando lo que distingue a los posmodernistas es apelar a los procedimientos subjetivos que les estoy criticando.
El marxismo es una ciencia, no una repetición de citas de Marx o Engels. Ya les he planteado esto cuando pretendían “descubrir” un cálculo de la tasa de ganancia que no tomaba en cuenta los stocks de capital no utilizado. En lugar de estudiar qué hacen los capitalistas, apelaban a una cita de Marx. En el fondo siguen con este método. Pero el marxismo, como ciencia, exige un criterio materialista. Esto significa que aceptamos que existe una realidad objetiva, que no es una creación de la mente humana. El punto de partida es el “concreto representado”, como enfatizaba Marx en oposición a los idealistas. Ese concreto representado parte de la observación, informada por las categorías científicas que empleamos. Cuando los datos de las observaciones se colectan, pueden formarse series estadísticas. Por supuesto, siempre estarán sujetas a revisión e interpretación. Pero estas revisiones e interpretaciones no pueden ser arbitrarias. No podemos rechazarlas o aceptarlas según nuestros gustos, o según nuestras necesidades polémicas (les aclaro que no me interesa ganar polémicas, sino descubrir la verdad).
Cuando tratamos de analizar la evolución de la tasa de ganancia tenemos problemas con las estadísticas. Pero no porque el BEA tenga un especial interés en mentir acerca de los beneficios de las empresas, sino porque los datos de que disponemos no terminan de encajar en lo que necesitamos para calcular la tasa de ganancia “a lo Marx”. Por eso podemos calcular aproximaciones a la tasa de ganancia. Lo importante sin embargo es que muchas de estas series pueden darnos una idea de las tendencias de evolución.
Pero todo esto tiene sentido analizarlo y discutirlo si hay un interés en encontrar la verdad. No si el empeño está puesto en ganar discusiones. Y no tengo interés en alimentar este tipo de empeños. Como les dije ayer, llego un punto en que no veo el objeto de continuar discutiendo. Si quieren seguir con este método y estos procedimientos polémicos, allá ustedes. Prefiero dejar las cosas donde están.

Saludos cordiales, Rolando Astarita

El 25/05/2010 a las 12:05 Hs. GPM escribió:
Dices que te estás “empezando a preguntar si tiene sentido esta discusión”. Para nosotros no hay duda de que ya estamos perdiendo el tiempo, de modo que damos por terminada la polémica en este mismo instante.
Un saludo: /GPM./

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