“Está todo pintado, lleno de pises, botellas… Es horroroso”, se quejan los vecinos del camposanto. “Los fines de semana esto es como la Gran Vía”, dicen los trabajadores del cementerio.
Cobran “un euro o dos” por la entrada. “Por lo menos para los gastos”, explican ellos ante los trabajadores del cementerio de La Almudena, quienes bromean con que esos gastos, por supuesto, no incluyen el alquiler. Son okupas y se han adueñado de uno de los edificios principales de la entrada al camposanto más importante de Madrid.
‘Dragón’ social
Lo hacen llamar el Espacio Social Okupado Autogestionado (ESOA) El Dragón. Llevan instalados allí desde el 3 de octubre de 2008 con el fin, dicen ellos, de “darle un contenido social, político y cultural y ponerlo a disposición de los vecinos y movimientos sociales del barrio”. Pero la realidad es otra: pancartas, pintadas, botellones, basuras y presencia policial. Palabras que resumen lo que se ve prácticamente cada día en la entrada principal del cementerio de La Almudena.
“En un principio dijeron que iba a ser una biblioteca, pero aquí de biblioteca nada de nada. Es un local de fiestas”, dice indignada una de las trabajadoras de un puesto de flores del cementerio, que no se atreve a sentenciar que estos okupas sean los responsables de las pintadas “porque no los hemos visto”. Eso sí, le hace sospechar, y mucho, el hecho de que “desde que están ellos, están las pintadas”. En su caso, ya son alrededor de ocho las veces que el ayuntamiento ha tenido que ir a pintar los cierres de su negocio, “pero es igual, vuelven a pintarlos una y otra vez”.
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