III Encuentro hemisférico de lucha contra el ALCA
en La Habana
Movilizar el continente contra el ALCA es exigencia
de la historia
Miguel Urbano Rodrigues
El III Encuentro hemisférico de lucha contra el ALCA
iluminó bien la explosiva contradicción existente entre la voluntad de los pueblos,
decididos a oponerse al proyecto de dominación imperial, y la actitud sumisa de
la casi totalidad de los gobiernos al sur del Río Bravo ante la pretensión de
Washington de imponerlo a partir del próximo año.
Reunidos en La Habana, 1 230 representantes de organizaciones sociales y políticas
de 35 países expresaron el sentir y la combatividad de las fuerzas democráticas
y progresistas del continente en una Declaración final y un Plan de acción que
anuncian grandes luchas.
Por la calidad de la reflexión y la serena confianza en que la participación creciente
de los pueblos contra el ALCA tiende a cambiar la relación de fuerzas en prejuicio
del imperialismo, este encuentro fue diferente; señaló una profundización de la
conciencia de la amenaza que pesa sobre América Latina. Avanzó en el importante
trabajo de movilización y organización.
Por su estilo y objetividad, los documentos aprobados confirman que la retórica
cedió lugar al realismo. El calendario es ambicioso, pero concreto, pragmático.
Fue despojado de romanticismo. Se combate por lo posible.
A lo largo de los cuatro días del evento, un objetivo emergió como exigencia permanente
enmarcando las conferencias y los talleres: es tarea fundamental derrotar al ALCA
en todas sus versiones, así como todos los Tratados de Libre Comercio bilaterales
o subregionales.
El Plan de acción prioriza otros cinco objetivos: fortalecer la campaña contra
el ALCA en su vinculación con las luchas populares en los próximos y decisivos
meses; contribuir al movimiento mundial contra la guerra, contra la deuda y el
libre comercio en todos sus escenarios; impedir el avance del proceso de militarización
de las Américas y desenmascarar sus vínculos con el ALCA; profundizar el proceso
de construcción de una integración alternativa para el hemisferio; confrontar
a las transnacionales y sus intereses en la firma de los TLC y los procesos de
privatización y apropiación de los recursos naturales.
Tanto el Plan de acción como la Declaración final -aclamados por la plenaria en
la sesión de clausura- enfatizan las movilizaciones continentales. Entre estas
se destacan cuatro:
1. La jornada mundial de protesta contra la guerra y la ocupación de Iraq,
el 20 de marzo. En América Latina la protesta engloba la lucha contra el Plan
Colombia y el Plan Puebla Panamá, y la suspensión y cancelación de bases militares
estadounidenses con especial énfasis en la retirada de Guantánamo.
2. La movilización internacional del 24 de abril contra el FMI, el Banco Mundial
y la deuda externa, en ocasión del sesenta aniversario de Bretton Woods.
3. La jornada continental de lucha contra el ALCA a partir del primer día de la
reunión ministerial de Brasil, prevista para la segunda mitad del año.
4. La acción continental de protesta y de solidaridad con aquellos que en los
EEUU, el 29 de agosto, se movilizarán contra la reelección de George Bush.OSVALDO
MARTÍNEZ Y STEDILE
De las conferencias pronunciadas en las sesiones plenarias, dos, por su contenido
y significado, justifican mención especial: la del economista cubano Osvaldo Martínez,
ex ministro de economía, llamó la atención sobre un peligro todavía insuficientemente
concientizado por los pueblos Los EE UU, al darse cuenta de que no lograrían imponer
el proyecto inicial del ALCA, que chocaba con la oposición frontal de Venezuela
y con objeciones infranqueables de Brasil y Argentina, han optado por una nueva
versión, la llamada ALCA light, o suave, de la cual desaparecieron los
puntos más polémicos.
La estrategia estadounidense, hábilmente desarrollada, no ha sido, sin embargo,
cambiada. El objetivo fundamental -la recolonización total de América Latina-
ha permanecido intacto. La meta es la misma. Se trata ahora de alcanzarla por
otros medios. Como nos recuerda Osvaldo Martínez, «de la reunión de cancilleres
efectuada en Miami surgió un cambio de diseño del proyecto inicial del ALCA con
dos ingredientes: un ALCA «suave» de nebulosos contornos pendientes de precisar,
y unos Acuerdos bilaterales de libre comercio que sigue siendo el ALCA duro y
probablemente aún más duro» (...) el proyecto anexionista ha cambiado de forma
y de procedimientos, pero mantiene su esencia».
Chile, desgobernado por una coalición neoliberal ya firmó un Acuerdo bilateral.
La firma de un tratado subregional con las repúblicas de Centro América se dibuja
como inminente e inevitable. Le seguirá otro, no muy diferente, con las naciones
del área andina, con la excepción de la Venezuela bolivariana. La Colombia de
Uribe, inicialmente propensa a un Acuerdo bilateral, firmará todo lo que Washington
le exija; el Perú, y Ecuador no opondrán resistencia. Bolivia, gracias a la fuerza
del movimiento popular, genera alguna preocupación, pero para la Administración
Bush la gran tarea del momento consiste en convencer a Brasil y Argentina a conformarse
con la fecha límite -el año 2005- para la implantación del ALCA «suave», tal como
se han comprometido en Miami. Después llegaría, en el desarrollo de la estrategia
imperial, el ALCA duro. El gigante exhibirá los dientes.
La nueva política de alianzas del gobierno Lula, aclarando su opción centrista,
con fortalecimiento de la tendencia neoliberal, no ha contribuido a reforzar las
esperanzas de que Brasil se niegue a firmar, o, por lo menos, consiga imponer
una nueva fecha. Su capitulación arrastrará la de la Argentina, abarcando el conjunto
del MERCOSUR, y, obviamente, dejará a Venezuela en una situación de aislamiento.
João Pedro Stedile, usando un lenguaje prudente, emocionó a la plenaria por el
contenido y combatividad de su conferencia. El dirigente de los Sin Tierra rechazó
totalmente el ALCA, en cualquiera de sus versiones, y al llamar a la movilización
de los pueblos contra el proyecto anexionista fue al encuentro del sentir profundo
de todas las delegaciones.
Dibujó el panorama de la crisis estructural del sistema de poder de los EEUU,
que involucra el capitalismo como totalidad, y estableció puentes entre la lucha
contra el ALCA y la exigencia del combate firme al polo hegemónico del imperialismo.
Comentando brevemente la coyuntura brasileña, enfatizó las contradicciones existentes
en un gobierno en el que, junto a ministros comunistas, predominan ministros neoliberales
que dictan la política económica y financiera, un gobierno en el cual el titular
de la agricultura es un terrateniente profundamente reaccionario. En su opinión,
solamente una presión fuerte y permanente de las masas podrá conducir el presidente
Lula a cambiar el rumbo actual, optando por una política que responda, al mínimo,
a las aspiraciones de la mayoría de sus electores.
La plenaria lo aplaudió de pie, aclamando su intervención.
MUCHOS FRENTES DE COMBATE
El III Encuentro abrió espacios al debate al ampliar los temas integrados en el
programa.
Dieciseis paneles en nueve salas permitieron que delegados con formaciones y experiencias
muy diferentes imprimieran al evento una atmósfera peculiar que reflejó la fascinante
diversidad de una América Latina en la cual el denominador común es la opresión
imperial impuesta por el engranaje de poder de los EEUU.
No es posible sintetizar en un texto breve como este la extraordinaria riqueza
de una iniciativa que, orientada a la lucha, fue al mismo tiempo una arena amplísima
para la confrontación de cosmovisiones, y una oportunidad única para la transmisión
y asimilación, en múltiples niveles, de un saber diversificado. Es suficiente
aclarar que las conferencias y los debates incidieron sobre cuestiones actualísimas:
deuda externa, militarización, medio ambiente, cultura e identidad, economía,
agricultura, soberanía, alimentos, medios de comunicación, trabajadores migrantes,
mujeres, estudiantes y jóvenes, campesinos e indígenas, religiosos, parlamentarios,
juristas, trabajadores y lucha sindical, educación.
Fuera del programa, el encuentro proporcionó contactos muy útiles al trabajo colectivo.
Cito como ejemplo el ámbito de la Alianza Social Continental, y al margen de esta,
otros contactos no solamente entre amigos y camaradas de diferentes países y continentes,
sino entre dirigentes y cuadros políticos que pudieron intercambiar ideas sobre
temas específicos de mucha actualidad no discutidos en las sesiones del evento.
En lo que me concierne esos contactos han sido gratificantes. Y menciono, por
ejemplo, la convivencia con la delegación de la juventud del Partido de los comunistas,
de México, nacido de la fusión reciente de dos partidos marxista-leninistas de
aquel país. Durante casi dos horas, después de una charla sobre temas ideológicos
relacionados con la temática de la complementariedad de la acción entre movimientos
sociales y partidos revolucionarios, intercambiamos impresiones sobre la crisis
estructural del capitalismo, las guerras preventivas imperiales, la lucha contra
el reformismo en los partidos comunistas, la ofensiva ideológica del neoanarquismo,
el zapatismo de Chiapas, la cuestión de las alternativas, etc.
FIDEL:«MORIRÉ COMBATIENDO, SI NOS INVADEN!
Fue en un ambiente de fraternidad y esperanza en que, en la noche del 29 de enero
pp, fue leída y aprobada la Declaración final del Encuentro. El documento tiene
la estructura de un llamamiento a la participación en las próximas grandes batallas
contra el ALCA. Se subraya en él que millones de habitantes de las Américas se
pronunciaron desde el II Encuentro contra la creación del ALCA. Se trata ahora
de ampliar la dimensión de la lucha, elevándola a una fase superior en un momento
en que casi todos los gobiernos del hemisferio se preparan para ceder al ultimato
estadounidense, o sea, a someterse a la implantación del ALCA en 2005. De esta
forma, la Declaración es también un programa continental para la acción de masas.
Cuando Fidel Castro -que acompañó los trabajos desde el inicio- entró en el gran
anfiteatro del Palacio de las Convenciones para presidir la clausura del Encuentro,
la cariñosa y prolongada ovación con que fue recibido expresó no solamente la
solidaridad con la Revolución cubana sino el respeto y la admiración por el dirigente
que simboliza su heroica resistencia de 44 años al cerco imperial.
El discurso que pronunció, de corte humanista, encuadró en la lucha continental
contra el ALCA la epopeya cubana y las conquistas de su pueblo.
Cuba siente la amenaza. Su pueblo está consciente de que puede ser el blanco de
la próxima agresión del monstruoso sistema de dominación imperial de contornos
neofascistas. Pero está preparado para hacerle frente si ella se concreta.
Fidel conmovió a la plenaria al afirmar finalmente: «No me importa la forma como
muera, pero seguramente, si nos invaden, moriré combatiendo».
El héroe de la Sierra Maestra empuñaría otra vez el fusil para batirse contra
el enemigo y por la humanidad: «no deseamos el conflicto, pero no cederemos un
ápice en nuestros principios. Todos sabemos lo que hacer».
Traducción de Marla Muñoz
Fuente: resistir.info