Política
 
Buscar
 
Comentarios sobre los comentarios de los intelectuales cubanos

Malime

Análisis del artículo "Una respuesta revolucionaria para una pregunta revolucionaria: Intelectuales cubanos opinan sobre el discurso de Fidel en la Universidad de La Habana"

Uno de los intelectuales entrevistados, dice: Luis Suárez Salazar: “... entre las causas que, en mi modesta opinión, “generaron” ese discurso creo imprescindible resaltar, sin orden de prelación, la conciencia que han adquirido los compañeros y compañeras de la máxima dirección del país y, en primer lugar, Fidel acerca de la persistencia en nuestra sociedad de múltiples problemas que todos los días alimentan descontentos existentes en amplios sectores de la población, incluidos los sectores del sujeto popular activamente comprometidos con la obra de la Revolución.

En particular, los constantes descontentos provocados por los comportamientos burocráticos de diversas instituciones político-estatales; por los desequilibrios existentes entre los ingresos y egresos de la población; por la falta de adecuados estímulos materiales y morales al trabajo socialmente necesario (que no debe confundirse con “el empleo” y mucho menos con el empleo estatal); y por los rigores de la vida cotidiana. Esos rigores son mucho más hirientes a causa de los negativos comportamientos éticos de algunos dirigentes político-administrativos, de ciertos militantes del PCC y de la UJC, así como por las diferencias derivadas de las desigualdades existentes en nuestra sociedad que no provienen del trabajo y de otros ingresos obtenidos de forma legítima. A su vez, las estructuras político-institucionales existentes han demostrado una escasa capacidad para identificar y resolver las causas que originan esos descontentos.

De lo contrario, ¿cómo explicar que la prensa, que los medios de comunicación social, que los órganos del Poder Popular, que los Ministerios y las Empresas estatales, que los sindicatos e, incluso, que el Partido y la UJC no hayan podido abordar de manera “preventiva” buena parte de los problemas resaltados por Fidel? ¿Cómo explicar que años atrás haya sido necesario acudir a los estudiantes universitarios para conocer los graves problemas que estaban afectando a diversos sectores de la población? ¿Cómo explicar que ahora se haya tenido que acudir a los Trabajadores Sociales para tratar de encontrar solución a esos y otros problemas?

En segundo lugar, y vinculado a lo anterior, creo que hay que incluir la creciente conciencia existente en los compañeros y compañeras de la máxima dirección política acerca de la proliferación en diversos dirigentes y cuadros político-estatales de valores y conductas alejados de la utopía socialista-comunista cubana como el individualismo, el consumismo, el irrespeto a la propiedad social y al ordenamiento jurídico del país, el latrocinio, la “doble moral”, la corrupción, el nepotismo, el burocratismo y la resignación o la apatía frente a los diversos problemas que afectan el funcionamiento de algunas estructuras del sistema político-institucional, de los aparatos educativo-ideológicos y de la socio-economía del país.”

***

Al leer estos comentarios realizados por el intelectual cubano Luis Suárez Salazar y los realizados por los demás intelectuales, me sentí necesitado de manifestar los propios en la sana preocupación y pretensión crítica que a ambos nos animan realizarlos, con el modesto intento de tras la experiencia personal vivida, la semejanza de situaciones en cuanto al alejamiento que el pueblo cubano y el entonces pueblo “soviético” manifiesta y manifestaban cada uno a su forma, sobre el proceso revolucionario en sus respectivos países socialistas.

Si además a estos comentarios añadimos la elogiosa defensa que realiza Osvaldo Martínez en la presentación del libro "Apuntes críticos a la Economía Política", de Ernesto Che Guevara, donde este hace su crítica sobre la burocracia que pudo experimentar durante su viaje a la URSS que refleja en su crítica al “soviético” Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias, de donde reproduzco esta frase del Che sacada de esa publicación:

“El comunismo es un fenómeno de conciencia, no se llega a él mediante un salto en el vacío, un cambio de la calidad productiva, o el choque simple entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. El comunismo es un fenómeno de conciencia y hay que desarrollar esa conciencia en el hombre, de donde la educación individual y colectiva para el comunismo es una parte consustancial a él.”

“Nosotros tenemos una gran laguna en nuestro sistema; cómo integrar al hombre a su trabajo... que cada obrero sienta que el trabajo es un placer; (...) se nos critica el que los trabajadores no participan en la confección de los planes, en la administración de las unidades estatales,... eso se debe a que no están interesados materialmente en ellas, están al margen de la producción. El remedio que se busca para esto es que los obreros dirijan las fábricas y sean responsables de ellas... para nosotros es un error pretender que los obreros dirijan las unidades;”

Veremos que la coincidencia crítica que ambos realizan sobre la situación de Cuba, sin embargo de ellas no nos inducen con sus críticas ir al fondo del problema que suscitó la caída de la URSS y de la posibilidad de la caída de la revolución cubana.

En los viajes que tuve ocasión de realizar a la URSS, el primero con motivo de la invitación que hicieron los sindicatos “soviéticos” a la clandestina “Comisiones Obreras” en 1967 ante el 50 Aniversario de la Revolución Rusa, y en posteriores, más el reciente realizado a Cuba con motivo de la participación en las jornadas sobre la “Obra de Carlos Marx y los desafios del Siglo XXI”, pude apreciar los problemas que en síntesis se denuncian tanto por Suárez como por el Che, ese distanciamiento entre el “Estado” y el pueblo o una parte importante del pueblo, donde se manifiesta la denuncia por el distanciamiento de algunos dirigentes o miembros del partido, las juventudes y del sindicato respecto a lo que es el Estado socialista y el pueblo.

Si damos por válida la definición que Lenin realiza al manifestar cuales son las principales características del Estado capitalista: la burocracia y el ejército permanente, nos ayudaremos a comprender, que todo signo de alejamiento del pueblo es una manifestación de burocracia, un problema grave que si no se reduce al mínimo en todo tipo de aparato burocrático estatal y democracia, es decir, en tanto el Estado no se extingue, ese desarrollo del burocratismo en el socialismo puede hacer que el país retorne a su esencia burocrática que solo el Estado capitalista permite desarrollar.

No podemos ignorar la multitud de ejemplos burocráticos que el Estado capitalista a través de su falsa división de poderes nos ofrece, todos ellos para aparentar una democracia abstracta sin base material en que sustentarse, apareciendo los explotadores y explotados como iguales en derechos y libertades a través del falso sufragio universal a favor de la clase política que gestiona el sistema capitalista, sin posibilidad de control y revocación práctica, (aunque en la constitución de la URSS se reconocía esa posibilidad de revocación, pero de hecho las manifestaciones realizadas por los burócratas no daban lugar a ser revocados) por parte del pueblo, lo que da lugar además, que esa clase política desde los puestos de responsabilidad que ocupan les permitan disfrutar de ciertos privilegios que no tiene el conjunto del pueblo, o haga su agosto particular bajo cuerda “legal”, embolsándose lo que pueden.

Lo vemos en el PP y lo vemos en el PSOE, como el “ladrilleo” sirve a los intereses generales y particulares de los políticos con sus concesiones político-económicas a empresas constructoras, o con las que realizan transfiriendo competencias del Estado de “derecho”, como son las de salud, limpieza o incluso de seguridad a empresas privadas. La otra falsa división del Estado capitalista a través de sus cajas recaudatorias, cuando pretende justificar el reducir los servicios sociales, reducir la edad de jubilación porque dicen que la caja de la Seguridad Social no recauda suficiente, los trabajadores se mueren más tarde y por lo tanto es necesario más años de explotación con la que rellenarla. La única caja que no admite reducciones, en constante aumento, es la que permite la represión, es decir la caja dedicada a la policía y el ejército permanente, aunque el motivo fundamentalmente no sea para pagar salarios, sino para la adquisición de sofisticadas armas represivas muy costosas.

En un artículo publicado en marzo sobre este tema, reproduzco por su significación en este sentido, una frase del mismo: “La ideología dominante capitalista, desde su falsa democracia y su falsa división de poderes establece diferentes cajas recaudatorias que les permita ejercer su dominio sobre el conjunto de los seres productivos explotados y alienados. Los que se llevan la mayor parte de la tarta productiva, pagan menos impuestos que los trabajadores que generan la tarta productiva, aunque los disfracen con el 45% en el pago de impuestos, por aquello de considerar normal y válida el robo de la plusvalía que se apropia el dueño de los medios de producción y explotación. Los explotadores aparentemente pagan más impuestos que los trabajadores a los que les fue robada de antemano la plusvalía. Como los seres productivos son la mayoría, pensando en ellos, se establece una caja recaudatoria especial a la que denominan Seguridad Social, que debe ser mantenida fundamentalmente por los explotados. Los Sres. explotadores no suelen realizar uso de la seguridad social, ya que aunque tienen derechos, contratan su seguridad social más eficiente con sus amigos explotadores del mercado de la salud.”

Los estímulos morales en Cuba son permanentes, basta con oír a cualquier dirigente, pero es evidente que ellos no son suficientes para evitar los peligros denunciados tras expresiones muy significativas de jóvenes cuando dicen: “no me vengas con el rollo”. Sí lo son para que en determinada parte del pueblo y sobre todo por la amenaza del imperialismo a pocas millas, cuaje la defensa de la revolución, haga que esa rebeldía anti-imperialista mantenga la actual situación de poder sustentada sobre todo en la figura del comandante Fidel, sobre el que, a nadie de los que apoyamos a la revolución cubana nos puede suscitar una mínima duda de su honradez y entrega en la defensa de la revolución.

El propio Che cree en el pueblo, nos dio muestras de heroísmo muriendo finalmente asesinado en Bolivia y en la frase reproducida donde nos habla de la moral comunista y la necesidad de que el pueblo adquiera esa conciencia, confía en que el pueblo muera como él si tiene esa conciencia antes de seguir siendo explotado, pero al mismo tiempo entra en contradicción cuando niega su confianza en el pueblo, para que este dirija las unidades fabriles. Alaba a Lenin en esa publicación que también resalta Osvaldo Martínez al comentarla, dice:

“Para el Che el momento crucial que marcó el principio del fin de la construcción socialista en la URSS fue la adopción de la Nueva Política Económica (NEP) por Lenin. Esto fue un paso atrás en condiciones muy difíciles de agobio y asfixia económica, una concesión en una desfavorable correlación de fuerzas, una "paz de Brest" en el terreno de la economía con todo su amargo significado de repliegue. Che sostiene que por la lógica del pensamiento de Lenin y ciertos indicios en sus escritos finales; de haber vivido más el líder de los bolcheviques, hubiera ido variando el esquema de relaciones que estableció con la NEP”.

No comprende que la NEP no fue una idea económica que Lenin se inventó y que de haber vivido mas la hubiera suprimido. Lenin se vio abocado a adoptarla coyunturalmente, a semejanza de lo que tuvo que ser la “situación especial” en Cuba, tras la caída del llamado Socialismo Real. Lenin tenía clara la relación dialéctica que supone el ser humano liberado del trabajo enajenado tras la revolución socialista, organizado como clase dominante en el nuevo Estado que ya no está colgado del cielo, como hace el capitalismo, sino que es muy real, muy visible, muy práctico, con una democracia directa que permite la integración de todo el pueblo, una democracia que no se basa en el sufragio universal, sino en la que Marx y Lenin, sobre todo cuando este la expone al desarrollar su obra El Estado y la Revolución con el proletariado organizado como clase dominante.

No se entra al fondo del problema participativo que impida el desarrollo del burocratismo y el alejamiento del pueblo. Nadie puede dudar que Stalin con su actuación burocrática pretendiese que la revolución degenerase hasta retornar al capitalismo. Su error fundamental fue el no comprender la función histórica del Estado y la democracia del proletariado que Marx y Lenin supieron ver en su manifestación concreta, frente al Estado capitalista, tras las experiencias espontáneas de la Comuna y el Soviet de 1905. Su visión productivista heredada del capitalismo le llevó finalmente a través del Manual de Economía a hacer un dogma internacionalista a aplicar en el mundo, el centralismo burocrático frente al centralismo democrático. Lo hizo a costa de cercenar el poder soviético, el que los trabajadores sintiesen suyo el socialismo, sintiesen suyas las fábricas donde laboraban, porque de hecho las dirigían y las controlaban.

En nada Stalin tuvo en cuenta estas emotivas frases de Lenin:

¡Obreros y campesinos, trabajadores y explotados! ¡La tierra, los bancos y las fábricas son propiedad de todo el pueblo! Empezad a llevar vosotros mismos la contabilidad y el control de la producción y distribución de productos; ¡ése es el único camino hacia la victoria del socialismo, la garantía de su victoria, la garantía de la victoria sobre toda explotación, sobre toda miseria y necesidad!

Hay que combatir toda tendencia a crear formas estereotipadas y a establecer la uniformidad establecidas desde arriba, a lo que son tan aficionados los intelectuales. Las formas estereotipadas y la uniformidad establecidas desde arriba no tienen nada que ver con el centralismo democrático socialista.

La Comuna de París nos ha ofrecido un magnifico ejemplo de iniciativa, de independencia, de libertad de movimiento, de despliegue de energías desde abajo...

Es necesario que los Soviets pongan manos a la obra con más audacia e iniciativa. Es preciso que cada “comuna” –cada fábrica, cada aldea, cada sociedad de consumo, cada comité de abastecimiento- se lance a la emulación con los otros, en calidad de organizadores prácticos de la contabilidad y del control del trabajo y la distribución de los productos.

Deben elaborarse y comprobarse prácticamente por las comunas mismas, por las pequeñas células, en el campo y en las ciudades, millares de formas y métodos prácticos de contabilidad y de control sobre los ricos, los pillos, y los parásitos.

En Rusia fue el Soviet el que liquidó el zarismo y el capitalismo, en Cuba no fue ese tipo de organización surgida desde las fábricas, el campo y los soldados, dirigidos por los bolcheviques lo que dio el triunfo a la revolución. Corresponde al pueblo cubano, a sus dirigentes dominar esa concepción marxista del Estado que permita vincular al pueblo en el ejercicio del poder, administrar las fábricas, controlarlas, evitar que haya ladrones, que esa laguna que tanto preocupaba ya en su tiempo al Che, “cómo integrar al hombre a su trabajo” y que como vemos tras el discurso de Fidel sigue preocupando.

Al hombre se le integra, no dividiendo su capacidad productiva y política. Uniendo esa capacidad que solo puede hacer de forma directa y permanente desde los lugares donde labora, donde empieza a realizarse en toda su integridad y dimensión de ser humano creativo. Que el ser humano liberado del trabajo enajenado, cubiertas sus elementales necesidades de reproducción física, pueda desarrollar todo el dios humano individual y colectivo que encierra en su ser, que el trabajo se convierta en su primera necesidad, como nos dijo Marx en sus Manuscrítos Económicos y Filosóficos, tan denostados por los economicistas, (escudándose diciendo que fueron escritos por “el joven Marx”), con su visión estrecha del ser humano al separar la conciencia humana de la producción humana.

Por muchos discursos moralistas que realicen los dirigentes cubanos, si no adoptan medidas organizativas que permitan esa unidad dialéctica del ser productivo y político desde la situación concreta de Cuba, con todos los condicionantes materiales que la rodean, el socialismo cubano correría el riesgo que le llevó a su final al llamado Socialismo Real.

Fuente: La Haine

principal | economía | política | pensamiento | marx siglo XXI | debates
eventos | institucional | enlaces
Ir principal
Ir economía
Ir política
Ir pensamiento
Ir marx siglo XXI
Ir debates
Ir eventos
Ir institucional
Ir enlaces