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Respuesta
a Manuel Góngora: Acerca del Marxismo occidental |
Malime
La verdad es que esa nueva formulación del marxismo ruso
y occidental suena un tanto rara. Suena como si el marxismo fuese
un dogma de fe, donde, a semejanza del cristianismo ortodoxo o católico,
se le define como occidental o ruso (oriental) siguiendo el ejemplo
geográfico de la religión.
De la obra de Gramsci, como la de Marx, Engels y Lenin se pueden
hacer muchas lecturas. Al contrario de lo que algunos se creen,
Gramsci no se enfrenta a Lenin, sino que de alguna forma desarrolla
aspectos tácticos que se correspondían con la situación
del momento. Cuando plantea el tema del bloque histórico,
deberíamos entender que no pone en cuestión al sujeto
histórico del proceso revolucionario defendido por los clásicos,
sino que parte de la realidad socioeconómica del momento
histórico en el occidente europeo, de las contradicciones
que el capitalismo en la fase imperialista genera en esos países.
Si además tenemos en cuenta la obra de Lenin, “El izquierdismo
enfermedad infantil del comunismo”, (escrito después
del triunfo de la revolución en Rusia) observaremos, que
Lenin dando por supuesto la compresión por parte de los comunistas
sobre la función histórica del Estado y la Democracia,
es decir, el nuevo poder alternativo que Marx vio tras la experiencia
de la Comuna de París y Lenin tras el surgimiento del Soviet
en 1905, critica a los comunistas de los países de las “democracias”
europeas que se negaban a participar en los procesos electorales
convocados por la burguesía, porque solo aceptaban el nuevo
poder soviético. Desde esa obra y sobre todo desde “El
estado y la revolución” se desprende el instrumentalismo
revolucionario que se debe hacer de las instituciones del Estado
burgués, en los procesos electorales, no como el reformismo
va a las elecciones en las actuales instituciones, pretendiendo
ganarlas, y pretendiendo perfeccionar la maquinaria estatal burguesa
hasta conducirnos al socialismo, en contradicción con el
marxismo y el leninismo, que plantean todo lo contrario, su destrucción
y el reemplazo por la verdadera democracia que supone el proletariado
organizado como clase dominante, que evidentemente en nada esa forma
organizativa de democracia directa se asemeja a la que se delegada
en la llamada clase política, integrada y absorbida por la
caduca maquinaria del Estado burgués, ya sean estos monárquicos
o republicanos.
Gramsci al plantear el bloque histórico se refiere a la
incorporación en la lucha de las capas sociales del propio
bloque burgués sometidas por las oligarquías. Con
el bloque histórico donde los trabajadores siguen siendo
el sujeto histórico del proceso revolucionario, se consigue
romper la hegemonía que la oligarquía ejerce dentro
del bloque burgués, mediante un programa antioligárquico
y antimonopolista, donde se juntan coyunturalmente fuerzas políticas
del bloque proletario y del bloque burgués, (fundamentalmente
de la pequeña burguesía) objetivamente dañadas
y enfrentadas con la oligarquía.
No podemos olvidar la coincidencia en la dialéctica de
Gramsci con la de Lenin cuando dice:"La lucha económica
no puede separarse de la lucha política, y ni la una ni la
otra pueden ser separadas de la lucha ideológica. Por ello,
el Partido debe asimilar el marxismo y debe asimilarlo en su forma
actual, como leninismo. Para luchar contra la confusión que
se ha creado de esta manera, es necesario que el Partido intensifique
y haga sistemática su actividad en el campo ideológico,
que se imponga como un deber de los militantes el conocimiento de
la doctrina del marxismo-leninismo, al menos en sus términos
más generales. Para que el Partido viva y esté en
contacto con las masas, es menester que todo miembro del Partido
sea un elemento político activo, sea un dirigente. ...todos
los miembros del Partido, cada uno en su ambiente, se hallen en
situación de orientarse, de saber extraer de la realidad
los elementos para establecer una orientación, a fin de que
la clase obrera no se desmoralice sino que sienta que es guiada
y que puede aún luchar. La preparación ideológica
de la masa es, por consiguiente, una necesidad de la lucha revolucionaria,
es una de las condiciones indispensables para la victoria."
Hemos subrayado por si hubiese alguna duda su identificación
con Lenin y su confianza en el protagonismo de las masas obreras
en la lucha revolucionaria hacia la victoria, así como la
necesidad de la preparación ideológica de las masas,
sobre todo después de la estrepitosa caída de la Unión
“Soviética”, ya que de soviético solo
era el nombre: la constitución leninista soviética,
a iniciativa de Stalin fue abolida el 11 de junio de 1936, sustituida
por otra constitución que siguió llamándose
soviética que en nada se diferenciaba de las constituciones
burguesas, en donde se delega la democracia en la clase política
mediante el sufragio universal, en ese caso en el PCUS, que era
el único que estaba organizado como clase dominante.
Tal vez la única diferencia que podemos resaltar entre
ambos teóricos es la importancia que Gramsci daba a la formación
marxista de las masas trabajadoras antes de la toma del poder, al
contrario de Lenin, (condicionado tal vez por la realidad económica,
cultural y política del pueblo ruso, tan diferente a la de
los países occidentales) donde este consideraba que el partido
tomando el poder, construyendo el poder soviético permitiría
finalmente que el pueblo se incorporase y controlase el nuevo Estado
desde abajo hacia arriba, desde los lugares naturales en donde el
pueblo puede ejercer el poder directamente y de forma permanente,
como fue tras la experiencia de 1905 con los soviets obreros, es
decir, desde los centros de producción y los lugares de residencia
que permitían decidir sobre lo más elemental del poder,
la administración de la producción y los asuntos sociales,
educativos y culturales, lo mismo que la experiencia de la Comuna.
La muerte prematura de Lenin, y los condicionantes históricos
dieron lugar al culto a la personalidad, el cuerpo de Lenin fue
embalsamado, y con El sus ideas de poder soviético. Stalin
impuso los directores de fábrica, y es evidente que consiguió
se diera el desarrollo productivo, técnico y militar, a consta
de sacrificar la formación y práctica que permitiría
ejercer el poder directo del pueblo, para poder consolidar y avanzar
hacia el comunismo.
Manifestar marxismo soviético, es olvidar el concepto que
encierran ambas palabras. En el mejor de los casos, si lo que se
quiere, es, referirse al marxismo oficial mantenido durante tantos
años, hasta la caída de la URSS, más nos valdría
decir que aquella interpretación del marxismo era estalinista.
Y si además razonamos de forma dialéctica, tampoco
aquel marxismo era fruto del dios Stalin, sino de los condicionantes
históricos que permitieron aquel protagonismo personal.
En todo caso lo que es evidente es que la cuestión del
poder, la función histórica del Estado y la Democracia
es la gran asignatura pendiente de todos los que seguimos soñando
con el socialismo y el comunismo. Una vez más tendremos que
insistir, que de nada han servido las interpretaciones alternativas
del Estado y la Democracia que Marx, Engels y Lenin vieron en aquellas
acciones espontaneas de las masas en 1871 y 1905. Desarrollar y
teorizar aquellas experiencias, que los anarquistas decían
no eran estado, sino comunas, olvidando e idealizando el proceso
de transición hacia el comunismo, donde la dictadura de la
nueva clase en el poder, la represión contra los que quieren
recuperar sus privilegios sigue siendo la principal función
histórica del estado. El estado no se extingue por decreto,
sino cuando no existen clases a las que reprimir.
26-01-2005

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