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Para corresponsabilizarse el trabajador debe tener confianza en quienes dirigen la empresa
La cogestion en Cadafe y Cadela (I)

Marta Harnecker

La lucha de los trabajadores eléctricos por asumir responsabilidades en las empresas en que trabajaban y sacarlas del caos en la que se encontraban producto de la política privatizadora neoliberal, no nace con el triunfo del Presidente Chávez. Como dice Ángel Navas, presidente de Federación de Trabajadores de la Industria Eléctrica (Fetraelec), la idea de la cogestión nace entre los trabajadores de Cadafe hacia los años 90 en la lucha que ellos iniciaron entonces contra la privatización de la empresa.

Luego, producto del trabajo y las movilizaciones realizadas durante esos años, los sectores de la izquierda que él y otros compañeros representaban, ganaron en el proceso electoral sindical del año 2001 y fueron un factor clave en la victoria popular contra el intento de golpe de Estado que ocurrió entre diciembre de 2002 y enero de 2003 en Venezuela. Un año antes, el 1 de abril del 2001, se había formalizado el proceso de cogestión en Cadafe con la aprobación de la Declaración de Principios elaborada por la nueva Junta Ejecutiva de la Empresa en la que por primera vez la mitad de sus miembros estaba conformada por trabajadores, pero el proceso empezó a cobrar fuerzas fundamentalmente a partir de la situación creada por el golpe y las amenazas de paro empresarial que manejaba la oposición.

Hay que comenzar por aclarar que para los trabajadores eléctricos cogestión no significa sólo tener representantes en el Comité Ejecutivo de la Empresa. Eso no basta. Lo que buscan es una real participación, fomentar el sentido de pertenencia, rescatar la empresa de la caótica situación en la que estaba, dar un buen servicio. A lo mejor hay otras cogestiones que se plantean una dirección arriba, donde participan las partes, y los trabajadores solamente oyen los lineamientos que se discuten arriba —sostiene Ángel Navas y agrega: Nuestra fórmula es que haya en cada departamento un comité de gestión, y luego, al subir de nivel, un comité de proceso y un comité de gerencia donde haya delegados que participen y que se roten. No que se elige a uno para siempre, todo el mundo tiene que participar. A algunos gerentes o directores les cuesta entender que tienen que sentarse de igual a igual con los trabajadores a discutir presupuestos, a discutir las decisiones del impacto financiero y administrativo.

Los trabajadores saben elegir

Ha sido en Cadela‑Mérida, donde el proceso ha avanzado más. Allí ha habido una participación mancomunada de trabajadores, ejecutivos de la empresa y comunidad organizada. Carlos Sánchez, el presidente de la filial de Cadafe en la zona Andina, fue propuesto por los propios trabajadores y cuenta con el apoyo de la mayor parte de éstos.

Tenemos una excelente relación con él — dice Zaida Gil, secretaria general del Sindicato Eléctrico de CADELA, zona Mérida, existe una verdadera camaradería. Él ha apoyado muchos planes de los trabajadores, además tiene un gran equipo. A veces, por supuesto, no tenemos la misma visión de las cosas, pero entonces él nos invita a conversar, a debatir. Así es cómo deben hacerse las cosas. Hay quienes nos critican, nos dicen que somos “patronales”, pero yo creo que esa crítica no es correcta, porque en este proceso vamos de la mano todos: presidente, junta directiva, gerentes, profesionales, técnicos, obreros, sindicato; vamos todos hacia un mismo fin: la cogestión, y por eso hemos tenido éxitos.

Cuando digo a Zaida que hay quienes se oponen a la cogestión argumentando que los trabajadores no saben quienes son los mejores hombres para administrar me contesta categóricamente: Nosotros los trabajadores sí sabemos quienes son los buenos de verdad, quienes son los mejores técnicos, los mejores ingenieros, porque nosotros los vemos hacer las cosas. ¡Cómo van a saber ellos, si están en la cúpula allá y nunca visitan las filiales ni saben quienes son los mejores trabajadores en ellas! Nosotros sí, porque estamos día a día con los ingenieros, día a día con los técnicos. Hay gente preparada para asumir la empresa, sin tanta burocracia, sin ser tan tecnócrata, gente capaz de asumir el reto y demostrarle al mundo de lo que somos capaces. ¡ Nosotros no vamos a meter a cualquier loco a dirigir la empresa, nosotros vamos a elegir gente preparada !

Alirio Gerardo, ex director de Gestión Social y Comunicaciones de Cadafe sostiene, por su parte, que la cogestión necesita un nuevo tipo de gerente, con pertinencia social, que hable con la gente, que deje de creer en la división entre el trabajo intelectual y el trabajo manual.

Y como cogestión significa corresponsabilidad, para que ésta exista, el trabajador debe confiar en quienes dirigen la empresa, porque si esa confianza no existe el trabajador no se compromete:¡Cómo vamos a aceptar compartir la responsabilidad si estamos viendo todo lo malo que ocurre y no tenemos medios para evitarlo!” —expresa Angel Navas.

Entregar poder gerencial a los trabajadores ¿un riesgo?

Pero la cogestión no requiere sólo de un nuevo tipo de gerente, requiere de un nuevo tipo trabajador, de un nuevo tipo de dirigente sindical. Se requiere una revolución cultural interna en todos ellos. Nadie puede pensar que el hombre nuevo nace automáticamente cuando se inicia un proceso de cogestión. La carga ideológica del pasado, el estilo sindical de la Cuarta República; el constante bombardeo ideológico a través de los medios opositores, son factores que pesan y que muchas veces frenan o hacen retroceder el proceso cogestionario.

Partiendo de esta cruda realidad hay quienes se preguntan si se debe correr el riesgo de entregar una parte importante del poder gerencial de la empresa a los trabajadores como ellos lo están demandando. Concuerdo plenamente con el presidente de Cadela, en que para que la cogestión en una empresa tan estratégica como la eléctrica, cumpla los nobles objetivos de servir al país y no se desvíe a servir intereses personales de nadie, de ningún partido político o grupo social, es fundamental que entre los actores de la cogestión, además de los trabajadores y los ejecutivos de las empresas, se busque una fórmula para integrar a la comunidad organizada, porque al fin y al cabo, la empresa eléctrica no pertenece a los trabajadores eléctricos, pertenece a todos los venezolanos y la voz de esos venezolanos debe ser transmitida a la empresa a través de las comunidades que son las que reciben el servicio y deberían poder señalar sus deficiencias, sugerir soluciones y colaborar en su puesta en práctica.

Pero Cadela no se limita sólo a consultar a las comunidades, a crear fuentes de empleo a través del impulso de las cooperativas, o a apoyar de diversas maneras a las Misiones, sino que tiene también una Coordinación de Gestión Social y Comunicación que, entre otras cosas, presta asesoramiento, como nos dice su director, Iván Cañas, para que esas comunidades se organicen, promoviendo la constitución de asociaciones de vecinos, consejos comunales, consejos parroquiales, cooperativas, la preparación de la elección para tener un representante ante el consejo local de planificación.

Los trabajadores eléctricos que antes eran repudiados hoy son respetado

Una acción mancomunada de gerentes, trabajadores y comunidades ha logrado revertir la crítica situación que existía en la empresa. Ha mejorado el servicio, se ha incrementado la recaudación, se ha otorgado trabajo a un gran número de cooperativas (más de 375 cooperativas hasta finales del 2004) en lugar de contratar los servicios a empresas contratistas privadas.

Los trabajadores eléctricos, que antes del proceso eran repudiados por la población por el mal servicio que su empresa otorgaba, hoy son respetado y homenajeados por los habitantes de Mérida.

Su comportamiento fue extraordinario luego del desastre natural de febrero nos expresa Zaida Gil: Todo el mundo calculaba que se iban a demorar dos meses en reponer la luz de Santa Cruz, pero, déjeme decirle que el señor Carlos Sánchez, el ingeniero Raúl Arocha, la gente de transmisión y casi 275 linieros, de manera extraodinaria, con una gran capacidad de trabajo en equipo, lograron restablecer el servicio en menos de 48 horas. Caminando, subiendo cerros, llevando agua. Yo me siento orgullosa de su actitud. Eso es producto del esfuerzo de los trabajadores y del apoyo de la comunidad. ¡Hasta el padre de la comunidad les echaba la bendición! Los muchachos me llamaron por teléfono casi llorando y me dijeron: “Lo que se está viviendo aquí es algo impresionante, en medio de esta tragedia la gente nos está aplaudiendo y le está dando gracias a Dios de que llegó la luz.”

1 mayo 2005


Nota: los testimonios aquí expuestos forman parte de un trabajo recientemente publicado: Los desafíos de la cogestión (las experiencias de Cadafe y Cadela, Biblioteca Popular, Colección Testimonios Nº 2, La Burbuja Editorial, Caracas, abril 2005

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