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Consideraciones sobre el Sector Energético Cubano

Santiago Rodríguez Castellón

Introducción

Las dificultades económicas resultantes de la crisis influyeron de forma determinante en las reformas emprendidas en el sector energético, que tuvieron como objetivo lograr la recuperación económica y tecnológica (saneamiento financiero, redimensionamiento empresarial e incorporación de nuevos participantes, nacionales y en especial extranjeros). Dichas transformaciones, si bien no implicaron cambios significativos en la estructura y modalidad de coordinación del sector energético, sí significaron una flexibilización en la gestión y operación del mismo.

La crisis en el suministro energético a la economía nacional ha repercutido en mayor o menor grado en todos los sectores de la actividad económica. En virtud de las prioridades asignadas a las empresas exportadoras y a los servicios sociales básicos en cuanto al suministro energético, el impacto sobre el resto de las empresas fue severo. Esta situación ha obligado a la dirección del país a tomar diversas medidas y programas para enfrentar esta crisis, cuyo alcance ha sido global y sectorial.

El presente trabajo tiene como objetivo analizar los aspectos esenciales de la situación energética nacional, a la vez que caracteriza las acciones y políticas vinculadas a la transformación del sector energético, determinando las barreras e insuficiencias en el desarrollo del sector.

Estructura de la oferta de energía

La estructura de la oferta de energía, en el período comprendido entre 1989 y 1999 ha sufrido cambios considerables, en especial en cuanto a la participación de las fuentes nacionales y a la variación, hacia el interior de las importaciones, del peso relativo entre el petróleo crudo y los derivados del petróleo.

Tabla 1. Estructura de la oferta de energía

Portadores 1989 1993 1996 1999*
Oferta total de energía 100.0 100.0 100.0 100.0
Producción nacional 33.0 44.1 41.6 42.3
Petróleo crudo 4.2 10.8 13.0 17.0
Hidroenergía 0.1 0.1 0.1 0.1
Biomasa 28.5 28.6 28.4 25.0
Gas natural 0.2 0.2 0.1 0.2
Importación 66.6 57.1 58.3 58.4
Petróleo crudo 43.1 16.0 14.4 12.0
Derivados del petróleo 22.5 40.3 43.7 46.0
Carbón y coke 1.0 0.8 0.2 0.4

Fuentes: García, Adriano y colectivo de autores, "La concepción estratégica de las transformaciones en la economía energética", INIE, 1998, p. 2; Estimados y cálculos del autor.
*Estimado del autor

Dentro de las fuentes nacionales cabe destacar el incremento sostenido en la extracción de petróleo (en el año 2000 se produjeron 2 millones 695 mil toneladas, en 475 pozos en explotación)(1), el cual más que triplica su participación dentro de la oferta total de energía entre 1989 y 1999. Dicho incremento en la participación del crudo nacional significó un ahorro aproximado de más de 60 millones de dólares en 1999, debido a la diferencia de precios entre el portador de origen nacional y el fuel oil importado. Por su parte, sólo en la generación de electricidad en las plantas térmicas de la Unión Eléctrica este efecto significó un ahorro económico, entre 1989 y 1999, ascendente a más de 250 millones de dólares.(2)

A partir del petróleo crudo nacional se generó en el año 2000 el 51% de la electricidad en las plantas térmicas de la Unión Eléctrica (en 1989 este portador apenas aportó el 1% de la generación de estas plantas). Por otra parte, la participación del crudo nativo como combustible en la producción de cemento pasó del 9% en 1989, al 97% en 1999. La primera y segunda etapas de la planta de gas(3) de Varadero aportarán el 20% de la electricidad generada en el país. Para el año 2003 la planta de Varadero y la que se ejecuta en Jaruco aportarán entre el 35 y el 40% de la producción de electricidad de Cuba. Se estima que con las inversiones en las plantas generadoras de electricidad para su modernización y adaptación al crudo nacional, y con la producción del gas acompañante, el país estará en condiciones de generar en el año 2003 el 100% de su electricidad a partir de fuentes nacionales.

La proporción del petróleo y el gas natural cubano en la estructura del consumo nacional de hidrocarburos se ha modificado incrementalmente.

Tabla 2. Proporción del petróleo y el gas en el consumo nacional de hidrocarburos (en %)

Año 1999 Año 2000 Año 2001*
24.9 28.0 34.3

Fuente: Revista Bohemia, 12 de Enero del 2001, p. 22 * Estimado

En el año 2000 la energía producida a partir de fuentes nacionales continúa en ascenso, siendo el petróleo crudo, el bagazo y el gas natural los portadores de mayor peso.

Por su parte, la biomasa mantiene prácticamente el mismo peso en la estructura de la oferta, donde sin embargo, es preciso destacar las notables fluctuaciones en la participación del bagazo (en función de los resultados de la zafra azucarera) y el incremento mantenido de la participación de la leña en el balance nacional.

Tabla 3. Energía producida con fuentes nacionales en el año 2000 (en toneladas de petróleo equivalente)

Fuentes Volumen
Petróleo 2 899 500
Gas natural 500 100
Bagazo 2 433 500
Hidroenergía 7 700
Alcohol desnaturalizado 34 900
Total 5 875 800

Fuente: Revista Bohemia, 12 de Enero del 2001, p. 22

En cuanto a la importación de hidrocarburos, el aspecto más significativo es el cambio en la participación entre crudo y derivados ocurrido en el período. Si en 1989 las importaciones netas de petróleo crudo representaron el 43% de la oferta de energía y los derivados sólo el 22.5%, en 1999 la situación era totalmente diferente: las importaciones de derivados aportaban el 46% de la oferta de energía, mientras que el crudo solo representaba el 12%. Esta situación es consecuencia de las limitaciones derivadas de las formas en que el país accede al mercado y las condiciones de conveniencia establecidas por los suministradores (traders), lo que provoca pérdidas por cientos de millones de dólares, calculados a partir de los márgenes de refinación dejados de ganar.

Gráfico 1. Estructura de la oferta de energía

Fuente: García, Adriano y colectivo de autores, "La concepción estratégica de las transformaciones en la economía energética", INIE, 1998, p. 2

Los acuerdos establecidos con Venezuela(4) contribuirán a mejorar la situación; a través de un esquema de financiamiento con firmas extranjeras se prevé incrementar la refinación. El consumo de petróleo y derivados de Cuba en el 2000 fue cercano a las 8 600 mil toneladas, los 2,5 millones de toneladas provenientes de Venezuela representarán un 29% del consumo cubano. Pero si se tiene en cuenta que sólo una quinta parte de la oferta venezolana, 500 000 toneladas, brinda facilidades de pago para el país, entonces el impacto financiero se hará sentir directamente en el 5.8% del total consumido por Cuba.

Evolución de la eficiencia energética

La intensidad eléctrica y petrolera muestra una tendencia generalizada a la reducción hasta el año 1993, al incremento entre 1994 y 1997, y nuevamente a la reducción a partir de 1998- 1999. A continuación se caracterizará el indicador intensidad energética global en cada uno de los subperíodos de la década de los noventa referidos anteriormente.

Etapa 1989-1993

De manera general, se observa en esta etapa una tendencia a la reducción de la intensidad energética. La causa fundamental de este comportamiento es la caída en los niveles de actividad económica, que conlleva la eliminación y reducción de los consumos energéticos. Al mismo tiempo, se produce un deterioro en los índices de intensidad energética de las principales ramas industriales (combustible, metalurgia ferrosa y no ferrosa, azúcar, materiales de la construcción, etc.). El ajuste derivó en una estructura de producción de bienes y servicios menos intensiva en el uso de la energía.

Etapa 1994-1997

Se produce una recuperación gradual de los niveles de actividad durante esta etapa, con una tendencia al incremento del consumo de energía (en los sectores de la industria y los servicios) por encima del crecimiento del producto interno bruto. El incremento de la intensidad responde básicamente a un cambio en la composición y calidad de los servicios y actividad comercial. Aumenta el consumo eléctrico en la actividad comercial. La recuperación económica se concentró (excluyendo el turismo) en las actividades exportadoras tradicionales y no tradicionales altas consumidoras de energía. En esta etapa los esfuerzos por el ahorro energético no se tradujeron en un efecto positivo, debido al notable incremento de la intensidad energética en los servicios y actividades no industriales.

Etapa 1998-1999

Por primera vez en la década de los noventa comienza a observarse una disminución de la intensidad energética, a partir de la maduración de una serie de acciones y programas con vistas a disminuir el consumo energético, que por cierto, crece por debajo del incremento del PIB en la etapa analizada, reflejando una mejor eficiencia energética. Durante la etapa 1995- 1999 se invirtieron 300 millones de dólares en proyectos de ahorro energético, mientras que en la etapa 1986-1990, con una situación económica más favorable, no se destinaron recursos al uso racional de la energía.(5)

En términos de dinámica, el comportamiento de la intensidad energética global de la economía muestra una notable reducción hasta el año 1992, posteriormente tiene lugar un ascenso hasta 1995, cuando llegó a un nivel 5% inferior al de 1989; después se observa un período de estabilidad durante los años 1996-97 y posteriormente de reducción bastante notable en los años 1998-99. Durante el año 2000 continúa el avance en la mejora de la eficiencia energética, con un peso importante en la reducción de los índices físicos de consumo de los combustibles.

Gráfico 2. Dinámica de la intensidad energética (año 1989 = 1.0)

Fuente: García, Adriano y colectivo de autores, "Diagnóstico de la economía energética nacional y la estrategia desde la óptica del uso racional de la energía", 2000, INIE, p. 14.

En resumen, durante la década de los noventa se produce una tendencia generalizada a la disminución de la intensidad energética, basada en tres elementos: la sustitución de una gran parte del petróleo importado por el petróleo nacional, lo que provoca un efecto de gran impacto económico (el efecto de sustitución ha significado una reducción de la intensidad energética para la economía en su conjunto en más de un 15%); el crecimiento del sector de los servicios y del comercio; y por último, el efecto de las medidas y acciones de ahorro y uso eficiente de los recursos energéticos, que comienzan a ejecutarse desde 1997.

Sin embargo, la estructura industrial en funcionamiento posee una alta densidad energética, con el inconveniente de que unas doce ramas industriales aún no han recuperado los niveles productivos de los años ochenta y sus índices de consumo de energía se encuentran por encima de los obtenidos en dicha década.

A partir de 1997 comienza a madurar una serie de acciones y programas con vistas a reducir el consumo energético con un alcance global y sectorial. Durante los años 1998-2000 se han obtenido avances importantes en la mejora de la eficiencia energética, particularmente en un grupo de ramas industriales.

Tabla 4. Reducción de la intensidad de consumo de hidrocarburos en 1999 respecto a 1997 (en %)

Níquel + Cobalto 7.1 Papel y cartón 2.1
Azúcar crudo 5.2 Captura bruta pesquera 12.5
Producción de Gas manufacturado 44.0 Productos lácteos 7.0
Consumo población gas manufacturado 31.0 Industria química 18.0
Acero 4.7 Construcciones 12.0
Cemento 3.1 Comercio 21.0
Tejidos 21 Servicios turísticos 13.0
Confecciones textiles 23.0 Resto servicios 6.3
Botellas y frascos 42.0 Agropecuario 6.7
Industria mecánica y electrónica 27.0

Fuente: García, Adriano y colectivo de autores, "Diagnóstico de la economía energética nacional y la estrategia desde la óptica del URE", 2000, INIE.

El potencial en el corto y mediano plazo en relación con el uso eficiente de la energía en el sector industrial va a estar en dependencia de la introducción de las siguientes medidas:

1. las dirigidas a lograr cambios en los hábitos y patrones de consumo;

2. las relacionadas con la recapitalización de las industrias, el rescate de sus mejores parámetros tecnológicos de funcionamiento y la normalización de los mantenimientos;

3. las dirigidas a la racionalización, redimensionamiento y modernización de la gestión económico-energética, y a la elevación de la eficiencia económica general, incluyendo allí donde pudieron fundamentarse adecuadamente, las posibilidades de recuperación a mediano plazo, así como también el efecto del incremento del aprovechamiento de las capacidades;

4. las que se enfocan al reemplazo de equipos y a la modernización de procesos tecnológicos, a partir de inversiones con períodos de recuperación no superiores, como regla, a 2,5 años (sólo en casos excepcionales se consideró un plazo algo superior, pero siempre menor que 3 años).

Balance del desempeño energético en la década de los noventa

A continuación se presentan los aspectos más relevantes que han caracterizado el comportamiento de la economía energética durante la década de los noventa

Aspectos positivos

Insuficiencias

Programas y acciones nacionales dirigidas al uso racional de la energía

A continuación se relacionan las acciones en esta esfera que por su impacto resultan de interés:

1. La extensión del cobro en divisas de los portadores energéticos en el sector productivo (al finalizar el año 2000, el 70% de las empresas estatales realizan el pago del consumo de los portadores energéticos en divisas) lo que supone el establecimiento de precios reales para los energéticos y su alineamiento con los costos de oportunidad. Se ha observado un cambio significativo por este concepto en el comportamiento de los consumidores, en dirección al ahorro y uso eficiente.

2. El lanzamiento a fines de 1997 del Programa de Ahorro de Electricidad de Cuba (PAEC), programa que ha sido el de mayor impacto en la elevación de la eficiencia energética de la economía.

El énfasis estuvo de inicio en el sector residencial, en particular en la iluminación y refrigeración, pero después se ha venido extendiendo al sector empresarial y a otras aplicaciones de la energía. Constituye un ejemplo de trabajo coordinado entre diversos organismos e instituciones nacionales, los gobiernos territoriales, organizaciones populares y sociales y los medios masivos de comunicación.

3. La modernización de las Centrales Termoeléctricas de fuel oil y la conversión a fuel oil del sistema diesel existente en la Isla de la Juventud En 1998 se firmó un contrato con un inversionista extranjero para la instalación de una central de generación de 11 Mw. de capacidad, utilizando fuel oíl, la cual entró en operación en el año 2000. El contrato es por 5 años y se financiará con el ahorro producido por el cambio de combustible de diesel a fuel oíl, así como por el mejoramiento de la eficiencia de la central Este contrato se clasifica como negocio BOOT (Build Own Operate and Transfer ).

4. El desarrollo de un amplio programa de gasificación del consumo doméstico de energía para la cocción de alimentos y otros usos, sustituyendo la kerosina por el gas licuado de petróleo, con gran impacto ecológico y en la calidad de vida de la población.

5. El aprovechamiento energético del gas natural acompañante para la generación de electricidad y el consumo doméstico, fundamentalmente, lo que en adición a su efecto energético posee un impacto ambiental especialmente beneficioso.

6. La modernización de la producción y distribución de gas manufacturado, sustituyendo el consumo de portadores caros y contaminantes (nafta y coque) por el gas natural, la recapitalización de las redes de distribución y el metraje a nivel de consumidores.

7. Se ha emprendido un programa para la rehabilitación del sistema de transmisión y distribución de energía eléctrica con el objetivo de reducir las pérdidas en las redes, se aplican medidas para la reducción de los servicios no metrados y un programa anti-fraude, con el correspondiente respaldo legal.

8. La ejecución de un conjunto de programas y acciones sectoriales para la elevación de la eficiencia energética, especialmente en la industria del níquel, el turismo, la industria azucarera, el transporte, las producciones de acero y cemento, la agricultura, la industria mecánica y más recientemente la ligera, con asistencia del País Vasco. En algunos de estos sectores la inversión extranjera ha tenido un importante papel en este sentido.

9. El surgimiento de un conjunto de empresas de servicios de ingeniería energética, que operan en el mercado de la eficiencia energética, básicamente del turismo y del sector autofinanciado en divisas. Ello ha permitido la participación de la banca nacional, aunque aún de manera incipiente, en el financiamiento de inversiones para mejorar eficiencia y para la modernización energética.

10. Mejoras en la planificación energética (basamento más financiero e integración con las proyecciones de ingresos y gastos en divisas, PIGD) para más de 400 actividades y mejoras en los mecanismos de control del consumo de combustibles ("Control Activo", en el MINAZ y el MINAG fundamentalmente).

11. Mejoras en los servicios de información tecnológica y en la gestión de I+D, así como elevación del papel de la asistencia internacional, mediante la cual se desarrollan actualmente acciones de gran significación energética y ambiental, en particular con la asistencia del PNUD, la Unión Europea y la FAO, para la ejecución de Proyectos Demostrativos sobre generación de electricidad a partir del bagazo y los residuos agrícolas cañeros, utilización de otras biomasas y de diversas formas de la energía solar.

12. Se ha logrado avanzar en la electrificación de las zonas rurales y montañosas, básicamente a partir del aprovechamiento de fuentes renovables como la hidroenergía (mini, micro y pequeñas centrales hidroeléctricas ) y la utilización de la energía solar en sus variantes térmica, fotovoltaica y eólica.

Los principales efectos de estas medidas comienzan a observarse a partir de 1997, cuando maduran en su conjunto los resultados de los programas implementados, en particular uno de los más importantes: el PAEC.

Cambios institucionales y sectoriales en la actividad energética

La crisis en el suministro de energéticos a la economía nacional ha repercutido, en mayor o menor grado, en todos los sectores de la actividad económica. Esta situación obligó a la dirección del país a tomar diversas medidas y a aplicar un conjunto de programas y políticas para enfrentarla, las cuales se describen a continuación. Digno de mencionar es que algunas de las que reseñamos aún hoy se siguen profundizando y perfeccionando.

Políticas gubernamentales

Política de precios

Una de las medidas más significativas fue la obligación del pago en divisas de los derivados del petróleo y de la electricidad para una serie de empresas autofinanciadas en divisas, que comprenden las que exportan o venden en divisas en el mercado interno. Se incluyeron también las industrias que suministran bienes o servicios a empresas que, a su vez, venden en divisas; por ejemplo, las textileras que comercian en las instalaciones turísticas. Cada año se han venido incorporando otras empresas al sistema de pago en divisas. Desde el punto de vista de los impuestos aplicados a los energéticos, solamente se gravan las ventas de gasolina y diesel en las estaciones de servicio, pagadas en dólares. Todos los demás suministros carecen de impuestos.

Se profundizó el programa de pagos en divisas de la energía, en particular de la electricidad. El pago de la energía eléctrica tiene carácter prioritario para las diferentes empresas. Por ejemplo, para el Ministerio de la Industria Ligera en 1998 el 70% de la factura era en divisas; ya para el año 2000 la totalidad fue bajo esta modalidad. Los resultados han sido muy positivos desde el punto de vista de la reducción del consumo. Para la Unión Nacional Eléctrica, la parte desembolsada en moneda local convertible representa el 30% de su facturación total.

En 1999 el precio de los combustibles para el transporte fue, en el caso de vehículos particulares, de 90 centavos de dólar por litro de gasolina y de 50 centavos de dólar (incluyen impuestos) por litro de diesel. Para las empresas autofinanciadas, los precios fueron de 50 y 30 centavos de dólar (no incluyen impuestos), respectivamente.

En relación con el incremento del autofinanciamiento de las empresas que operan en el sector de la energía, los pasos han estado acordes con las reformas introducidas en el resto de la economía respecto a la autorización de esquemas financieros en divisas. El pago de los energéticos en divisas manifiesta una tendencia creciente, si bien aún no incluye a todos los grandes consumidores de electricidad y derivados del petróleo, y por tanto, su impacto sobre las finanzas del sector no es significativo en comparación con las necesidades que emanan de la recapitalización y las inversiones en el mismo. Para la parte de la economía que funciona en moneda nacional, se mantiene una tarifa en dicha moneda que, no obstante su reformulación, mantiene un nivel importante de subsidio.

El pago de los portadores en divisas ha promovido en muchas empresas el interés por buscar sistemas de administración más eficiente de sus consumos, y por invertir en tecnologías novedosas que con un menor gasto energético aporten mayor productividad.

En el subsector eléctrico está en vigor una tarifa en divisas aplicable a todos los consumidores finales, excluyendo a los residenciales, basada en la potencia contratada y la energía consumida y que toma en cuenta los diferentes bloques horarios (madrugada, mañana y pico). En cuanto a la tarifa residencial, ésta sufrió a mediados de los noventas el cambio más significativo de los últimos 35 años. Dicho cambio formó parte de la política general de incremento de precios para algunos artículos de consumo considerados "suntuarios" y algunos servicios públicos, que también comprendió la eliminación de gratuidades indebidas, todo con el propósito de reducir el déficit fiscal y el exceso de dinero circulante.

En tal sentido, se implantó una tarifa compuesta, que tiene en cuenta diferentes tramos de consumo. Dicha tarifa está orientada a proteger a los sectores de menores ingresos, pero a la vez no incentiva el uso racional de la energía al sector de mayores ingresos, pues el cobro de la tarifa se realiza por consumo acumulado.

Asignación de los energéticos

Las asignación y el racionamiento de los energéticos se ha venido realizando de forma centralizada. La diferencia respecto al procedimiento de asignación anterior estriba en que, en lugar de hacerlo mediante cuotas físicas, se hace de forma financiera. Los únicos energéticos que se pueden obtener libremente son la gasolina y el diesel para vehículos automotores particulares, a pagar en dólares.

Medidas en el sector industrial y el transporte

Dentro de las medidas al interior de los sectores industria y transporte, encontramos una diversidad de arreglos, en dependencia de las particularidades y condiciones imperantes para cada actividad en el momento de acometer estos programas.

Por ejemplo, el Ministerio de la Industria Ligera (MINIL) fue quien dio inicio al redimensionamiento de las fábricas grandes con fuerte consumo energético, en particular las textileras; a éstas siguieron las de materiales para construcción y las de la industria alimentaria. Adicionalmente, se procedió a reconvertir y reordenar a las empresas pequeñas y medianas, con el objetivo de readecuar la capacidad de producción y mejorar la intensidad energética de las ramas aludidas.

Por otra parte, para aliviar el severo efecto en la población, causado por la menor capacidad de transporte del sistema público, se promovió el uso extendido de bicicletas y la utilización de camiones con trailers de carro de ferrocarril para el transporte de pasajeros. Una medida complementaria para atender al problema del desplazamiento de los trabajadores fue su reubicación en función de la cercanía a sus domicilios.

Ahorro de energía

Durante los primeros años del período especial, los programas de ahorro de energía tuvieron un marcado retroceso, a causa de los trastornos de la crisis. Aún así, los trabajos en el "Programa Nacional de Fuentes Nacionales de Energía" se retomaron a partir de 1994, utilizando como referencia los parámetros alcanzados en 1989 y 1990, a fin de recuperar los niveles perdidos. Por otra parte, se abrieron otros cauces de acción, con el objetivo de incluir las nuevas formas de organización productivas (cooperativas, empresas mixtas) en estos esfuerzos. No obstante, la línea central continúa siendo el control estricto del aspecto energético en las empresas estatales, que se regula por medio de diferentes tipos de directrices.

Acciones para alcanzar un superávit operativo en las empresas energéticas

Una directiva importante para las empresas del sector de la energía fue la de obtener un superávit operativo en moneda nacional durante el período. Como la tasa de cambio oficial es de un peso por un dólar, esos excedentes no reflejaban nítidamente su verdadera situación financiera.

En el caso de las empresas de la industria eléctrica, los ingresos totales superan los costos de producción, medidos en moneda nacional. En esta ecuación, el combustible para la generación de electricidad se pagaba en moneda nacional, aplicando la tasa de cambio oficial. Pero por otro lado, los ingresos de esta industria en divisas, por ventas a empresas autofinanciadas, eran inferiores a los requerimientos en divisas para la compra de los repuestos necesarios a fin de asegurar la operación y mantenimiento de la infraestructura eléctrica. El Estado debía cubrir dichos faltantes. Estas condiciones también impedían aportar fondos en divisas como contrapartida a las inversiones del subsector.

La situación se presenta similar en la industria petrolera. Las empresas de exploración- producción de CUPET tenían un superávit operativo en moneda nacional. El precio de venta del crudo nacional —60% del precio internacional— presenta un nivel superior al costo de extracción. Debemos recordar que estas empresas hasta 1992 arrojaban pérdidas, incluso en moneda nacional.

Con relación a las importaciones de hidrocarburos, a cargo de la empresa Cuba Metales, el precio de transferencia a CUPET comprende el precio de compra a los traders más los gastos de comercio exterior (comisiones, internación, etc.). La refinería vende los derivados a las empresas de comercialización de CUPET al precio determinado por esta entidad a partir del valor facturado por Cuba Metales. Todas estas transacciones se realizan en moneda nacional, usando la tasa oficial de cambio.

Evidentemente, la utilización del tipo de cambio oficial para contabilizar algunos gastos en insumos importados, así como la posibilidad de adquirir divisas mediante la venta a empresas autofinanciadas, generan una doble contabilidad en las empresas, así como cadenas de subsidios difíciles de valorar.

Política de gestión administrativa

Las empresas del MINBAS (Ministerio de la Industria Básica) han gozado, desde hace algunos años, de gran autonomía de gestión financiera. Esta política se profundizó durante el período 1997-2000, con resultados positivos. Las divisas asignadas a las empresas, ya sea por ventas en moneda dura o por transferencias dentro del MINBAS o del gobierno central, se manejan en forma independiente del nivel central de dicho ministerio. La decisión de utilizarlas queda en manos de los directivos de las empresas. Los trabajadores, a su vez, gozan de incentivos, ya sean en divisas o mediante la adquisición de artículos que se venden normalmente en dólares. Esta política constituye una gran motivación para la fuerza de trabajo y afianza su estabilidad en un sector altamente especializado.

Política de autofinanciamiento por ahorros obtenidos

También en las empresas del MINBAS se ha aplicado la política de autofinanciamiento de inversiones a partir de los ahorros obtenidos en períodos anteriores por concepto de compra de combustible e insumos.

Medidas sectoriales

La recuperación económica ocurrida desde 1994 se ha sostenido, en buena medida, en el crecimiento de la actividad exportadora de rubros tradicionales y de otros no tradicionales, como el acero y el cemento, que por lo general son grandes consumidores de energéticos. Esta tendencia constituye un cambio en la estructura industrial que favorece el incremento de la intensidad energética del sector industrial en su conjunto. A este llamado "efecto de estructura" deben agregarse los esfuerzos en la reducción de los consumos específicos de energía de cada uno de los sectores económicos, que se traducen en el llamado "efecto de eficiencia."

El severo estrangulamiento en la oferta nacional de energéticos y en la escasa disponibilidad de divisas, contrasta con la especialización de la industria cubana en actividades intensivas en energía. En el mismo sentido, cabría anotar que buena parte del equipamiento procedente de los antiguos países socialistas no se distingue por su eficiencia energética. De aquí la importancia de instrumentar programas de ahorro con altísima prelación. El análisis de los índices de consumo de derivados de petróleo y electricidad (sin incluir otras fuentes energéticas) por unidad de producción en algunas de las industrias con mayor consumo, muestra resultados diversos en los últimos años.

Por un lado, en el caso de las industrias pesadas, como el níquel y el cemento, los consumos específicos descendieron sobre todo en la etapa 1998-2000, como resultado de sus programas de ahorro de energía y del pago en divisas.

Con respecto al MINIL, sus empresas lograron un incremento promedio de más del 60% de sus niveles de producción en la etapa 1998-2000 respecto a 1993, en que la crisis ejerció el mayor impacto sobre este sector. Aún así, dicho nivel representó sólo el 35% de la producción de 1989. Entre este grupo de empresas, la industria textil continúa siendo la más afectada, tanto por el programa de redimensionamiento y reestructuración, como por los bajos precios en el mercado internacional. Por su parte, la intensidad energética de este ministerio ha mostrado mejorías, ya que pasó de 199 gramos de combustible por peso de producción en 1995 a 166 en 1999. Similar tendencia presenta la intensidad energética de la industria textil, ya que pasó de 782 gramos por peso de producción en 1995 a 518 en 1999. Este desempeño de las empresas del MINIL obedece a los siguientes factores:

En el sector del transporte continuó la política de cambio de combustible (de gasolina a diesel) y de remotorización, a fin de mejorar la eficiencia, bajar los consumos energéticos y disminuir el impacto ambiental de la flota del transporte. Aun cuando la política de remotorización se inició en 1994, fue durante 1997 y 1998 cuando se dio el mayor impulso en la Unión de Camiones y el Ferrocarril. También se impulsa la renovación del parque vehicular ligado a las actividades empresariales, en particular las relacionadas con el turismo y las empresas mixtas. A su vez, el Ministerio de Transporte ha comenzado a establecer normas para la importación de automóviles, a fin de buscar los equipos de transporte más económicos y con mejores rendimientos.

Otras medidas

Programa de perfeccionamiento empresarial

Varias empresas pertenecientes al Ministerio de la Industria Básica se encuentran insertadas en el programa de perfeccionamiento empresarial. Sin embargo, el avance ha sido lento, como consecuencia de los múltiples requisitos a satisfacer.

Financiamiento de la Banca Nacional para el ahorro de energía

Las entidades bancarias iniciaron en forma muy modesta un programa de financiamiento en divisas para inversiones destinadas al ahorro de energía, en proyectos de rápida maduración. La nueva disponibilidad de recursos permite a la industria solventar el problema más agudo que ha padecido la ejecución de proyectos de esta índole. En forma incipiente comienzan a aparecer las primeras Empresas de Servicio Energético en Cuba (conocidas internacionalmente como Escos), que realizan desde la auditoría hasta la búsqueda del financiamiento para la instrumentación de las medidas recomendadas.

Mejor coordinación interinstitucional entre el MINBAS y el MINAZ

Con el fin de avanzar en materia de cogeneración de la industria azucarera, ambos ministerios conformaron un grupo de trabajo multidisciplinario. Así, se realizó una inspección con el objetivo de incrementar las entregas del MINAZ a la red nacional, en especial durante las horas de pico. El grupo de trabajo también supervisó la ejecución de los diferentes estudios relacionados con los proyectos de cogeneración. Hasta el momento se han realizado dos estudios de factibilidad, uno con el Global Environmental Facility Fund de las Naciones Unidas, y otro con la Unión Europea. Ambos se encuentran en fase de revisión.

Un punto importante fue la elaboración de una visión estratégica conjunta, que apunta a autoabastecer al MINAZ de energía eléctrica y entregar cantidades crecientes al Sistema Electroenergético Nacional, convirtiendo la generación de electricidad en una línea de producción más del sector azucarero. A tal fin, se promueve la instalación de calderas y turbogeneradores de mayor capacidad y eficiencia, y de nuevas centrales bagaceras con calderas de alta presión y temperatura, que utilicen bagazo y biomasa cañera en general como combustible principal. La participación de inversionistas extranjeros ha sido autorizada para la construcción y operación de este tipo de centrales. Por otro lado, las tarifas de ventas de energía eléctrica a la red nacional se encuentran actualmente en revisión.

En este proceso, permanece ausente la implementación de una política de precios para la cogeneración en los diferente horarios.

Principales problemas del sector de la energía en el corto y mediano plazos

Pese a la selección adecuada de las líneas principales de acción del Programa de Desarrollo de Fuentes Nacionales de Energía, así como a las acciones ya realizadas o las obras en proceso de construcción, valga reiterar que el sector enfrenta dos grandes obstáculos para asegurar el suministro de energía al país: la escasa disponibilidad de divisas en la operación normal de las empresas y la falta de fuentes de financiamiento para emprender las inversiones previstas. Algunas de las posibles soluciones a estos problemas pertenecen más a la esfera de las políticas macroeconómicas que al propio sector energético. Otro problema se relaciona con el abasto de energía al sector residencial.

Escasez de divisas

Las industrias del sector energético no pueden asegurar producciones adecuadas sin disponer de montos mayores de moneda convertible. La programación de las importaciones petroleras se encuentra en función de la disponibilidad de moneda dura, de forma que el suministro de crudo y derivados se convierte, en ocasiones, en cuello de botella para el conjunto de la actividad económica del país. En este sentido, las autoridades han ganado enorme experiencia en la asignación de los combustibles, casi en tiempo real, lo cual resuelve el problema inminente, pero están lejos de optimizar los abastos (importaciones, almacenamiento, distribución, etc.). Además, la escasez de divisas afecta en sumo grado los niveles de mantenimiento de toda la cadena eléctrica y petrolera, ante la imposibilidad de comprar parte de los insumos, partes y repuestos necesarios.

Falta de fuentes de financiamiento

El principal problema que enfrenta el proceso de inversiones en el sector de la energía es la falta de fuentes de financiamiento, tanto en moneda local como en divisas. La inversión extranjera se ha concentrado en algunas áreas, y dista de resolver todos los requerimientos de financiamiento sectorial.

Dificultades en el suministro de los energéticos al sector doméstico

Con la crisis en los suministros de hidrocarburos al país, el sector que componen los hogares cubanos ha sufrido una fuerte reducción de las entregas de derivados del petróleo. Si bien esto ha sido parcialmente compensado por una oferta más libre de electricidad, así como por el programa de gasificación de dos ciudades con el gas licuado de petróleo y con los proyectos de gas manufacturado en la Habana, se mantienen limitaciones en la oferta de combustibles al sector doméstico.

Consideraciones Finales

El desempeño reciente en materia de eficiencia energética evidencia la posibilidad de desplegar un trabajo de mayor envergadura dirigido a la consolidación de la tendencia a la disminución de la intensidad del consumo de energía, la cual en la presente etapa recuperativa de la economía se ha comenzado ha observar de manera orgánica a partir de 1998. El país cuenta con un gran potencial en materia de eficiencia energética y conoce las principales áreas donde éste se ubica.

Las mayores reservas de ahorro energético se concentran en la industria azucarera, el subsector eléctrico, el transporte, las producciones de níquel, derivados del petróleo y cemento, en el sector agropecuario y en el residencial. La industria azucarera tiene importantes reservas de eficiencia en el aumento de las capacidades de molida y de los rendimientos agrícolas. Por su parte, el subsector eléctrico presenta sus principales reservas en las actividades de generación y distribución de energía, donde las medidas de modernización y mantenimiento juegan un papel clave.

En el sector doméstico se incluyen básicamente los efectos de las medidas de ahorro de electricidad y los efectos del programa de gasificación del consumo de combustible en el hogar. Uno de los sectores que más peso gana en su contribución al ahorro es el de servicios (incluye el turismo). Los efectos del dinamismo de este sector sobre el consumo de energía se aprecian de forma notable durante toda la etapa recuperativa iniciada en 1994.

El cambio propugnado en el patrón de desarrollo de la esfera energética, al cual es inherente un esquema descentralizado de gestión, no sólo complejiza la función de coordinación y regulación necesaria para encauzar el sector energético en pos del logro de los objetivos estratégicos de eficiencia y sustentabilidad, sino que a su vez requiere una activa labor de promoción y movilización de los diversos agentes a todos los niveles, incluyendo con especial protagonismo el nivel territorial, con vistas a lograr una ruptura significativa con prácticas, hábitos y conductas anteriores de gran inercia en términos sistémicos.

La problemática relativa al papel de los instrumentos y mecanismos económico-financieros que operan en la economía energética cobra particular relevancia en el contexto del perfeccionamiento de la planificación y la administración de la energía, como elementos de la regulación en el ámbito macroeconómico.

Un espacio importante en donde existe un potencial de ahorro considerable, se localiza en el sector que opera en divisas, el cual no está sometido a una regulación económico-energética y financiera lo suficientemente fuerte que garantice el uso de la energía acorde con la gravedad de la situación nacional en esta esfera

Teniendo en cuenta la extraordinaria relevancia que la administración de la energía está teniendo como elemento de regulación de la economía (de hecho, en la actualidad constituye el elemento de mayor impacto en el funcionamiento desde el nivel global), resulta de imperiosa necesidad la tarea de perfeccionar los métodos de administración de la energía. Para ello será preciso diseñar y aplicar instrumentos y mecanismos económico-financieros y de planificación energética más adecuados, que incluyan los mecanismos de financiamiento externo, las formas de financiación de los créditos para la compra de combustibles, las coberturas por variación de precios, las vías más favorables para renegociar las deudas con los suministradores internacionales, entre otros.

Dado que el riesgo de inversión en la actividad energética, ya sea en el campo de la producción y extracción de energía —en particular en el caso de las fuentes de energía renovables—, como en la actividad de ahorro y uso racional de la misma, son por lo general mucho mayores que para el resto de las actividades, será necesario instrumentar incentivos especiales para atraer los flujos de inversión extranjera hacia esta actividad.

Dichos incentivos podrán estar vinculados a un tratamiento fiscal preferencial para aquellas inversiones que incursionen en las actividades que constituyan objetivos estratégicos del desarrollo energético nacional. Un ejemplo en este sentido podría ser la generación de electricidad a partir de la biomasa cañera, donde por cierto, se han realizado diversos estudios de prefactibilidad que señalan la existencia de importantes potencialidades.

El objetivo es lograr el necesario efecto demostrativo de dichos desarrollos, para atraer el interés de nuevos inversionistas (comprobar la factibilidad económica y competitividad de estas tecnologías).

El aspecto financiero de los proyectos para el ahorro de energía ha sido una limitante real para la materialización de los mismos, incluso en muchos casos donde la efectividad económica era muy superior al promedio de los proyectos en ejecución. Por otra parte, la dispersión geográfica e institucional y la amplia diversidad de los proyectos y su poca relevancia específica dificultan considerablemente la asignación y control centralizado de los recursos para el ahorro energético.

Por ello, el problema residiría en generar capacidad interna de autofinanciamiento de proyectos en la esfera del ahorro de energía, que resultan demasiado riesgosos para el inversionista extranjero. A partir de aquí, sería posible concebir la creación de una entidad autofinanciada que ofrezca a las empresas asesoría y proyectos para el ahorro y uso racional de la energía.

La concepción y desarrollo de estas entidades (sociedades o empresas de servicios energéticos) responden al propósito de auxiliar al máximo a las empresas en la ejecución de los proyectos de ahorro de energía, poniendo a su disposición un conjunto de facilidades y capacidades especializadas concentradas en una sola entidad. Las empresas de servicios energéticos, en una primera etapa de funcionamiento, podrían asumir los proyectos de ahorro que impliquen una rápida recuperación del capital invertido, lo que les permitiría ir generando una mayor capacidad de financiamiento que les posibilite abordar en etapas posteriores tareas de mayor envergadura.



Bibliografía

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MEP, (1998), "Programa de desarrollo de las fuentes nacionales de energía."

MINAZ, (1997), "Objetivos y plan de acción para la cogeneración de electricidad con biomasa cañera en los centrales azucareros", Octubre.

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Somoza Cabrera, José y Adriano García Hernández, (1998), "Reformas en el sector de la energía en América Latina y el Caribe. I Parte", en Cuba: investigación económica, Año 4, No. 3, Julio–Septiembre.

Somoza Cabrera, José y Adriano García Hernández, (1998), "Reformas en el sector de la energía en América Latina y el Caribe. II Parte", en Cuba: investigación económica, Año 4, No. 4, Octubre - Diciembre.



Notas:

1- CUPET. Informe de producción. 2000

2- Portal Marcos y colectivo de especialistas. Universidad de La Habana. Conferencia sobre programa de desarrollo del MINBAS.2000.

3- La tecnología de producción de electricidad a partir del gas acompañante resulta un 50% menos costosa que el uso de la tecnología de las termoeléctricas tradicionales.

4- El acuerdo, beneficioso para ambas partes, establece la venta a Cuba de 53 000 barriles diarios de petróleo (2,5 millones de toneladas anuales). El 80% de los suministros, Cuba lo pagará a precios del mercado mundial y en los 90 días posteriores a la entrega. El plazo de pago para el 20% restante podrá estar entre los 5 y 20 años, en dependencia del precio promedio anual que alcance el petróleo. Cuba pagará esa quinta parte con la exportación de bienes y servicios necesarios para el programa de desarrollo socioeconómico de Venezuela.

5- Departamento Energético, MEP.



Dr. Santiago Rodríguez Castellón. Centro de Estudios de la Economía Cubana.
     
   
   
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