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Para el capitalismo, desarrollo y población son incompatibles

Orlando Oramas León

El hacinamiento y la marginalidad humana con sus cinturones anchos de pobreza, y toda la carga de lacras sociales que el propio sistema engendra, son un mentís a la idea fatalista de que el futuro del hombre sobre la Tierra depende del capitalismo, cuya etapa neoliberal exacerba, como nunca antes, la inviabilidad de esa ruta.

Así lo demostraron los panelistas que intervinieron en la Mesa Redonda Instructiva [2001], en la que se expuso también la política cubana respecto a población y desarrollo. El doctor Rolando García, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, se refirió a la explosión demográfica en el siglo XX a expensas del crecimiento de la población en los países subdesarrollados. La Tierra alcanzó hace apenas 13 años los 5 000 millones de personas, y en octubre pasado ya había llegado a los 6 000 millones, el 80 por ciento de ellos viven en naciones del Tercer Mundo. Así, hoy hay alrededor de 1 300 millones de pobres, 160 millones de niños desnutridos, más de 1 000 millones de analfabetos y una cifra similar que carece de agua potable. La tercera parte de la humanidad no llegará a los 40 años y hay países africanos, como Zambia, con esperanza de vida de 36 años, que era la que tenía Europa en el siglo 18. Son realidades del mundo de hoy que constrastan con las riquezas concentradas en manos de pocos.Las tres personas más ricas del mundo poseen un capital superior al PIB de todos los países subdesarrollados, entonces, subrayó, resolver este asunto no es solo por la vía del control de la natalidad, sino que marcha por la de la justicia social, por la justa repartición de la riqueza.

En 1969 se crea el Fondo de Población de Naciones Unidas y se han desarrollado hasta la fecha tres conferencias mundiales en materia de población y desarrollo, que establecieron programas de acción y metas aún por cumplir. Para fines de siglo se requerían 17 000 millones de dólares pero los donantes, léase el mundo rico, no hicieron los aportes comprometidos. Estados Unidos es uno de esos casos.

LA ALTERNATIVA CUBANA

La doctora Sonia Catasús, subdirectora del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, argumentó sobre la estrategia de desarrollo de la Revolución y la participación ciudadana en ese objetivo. La principal preocupación gubernamental ha sido promover los cambios para el bienestar económico y social del pueblo. Esto permitió que entre las décadas del 60 y 70 ocurrieran los cambios demográficos más importantes del país. El propio desarrollo cultural y económico de los pueblos conduce a la reducción y control de la natalidad. Esta idea, esbozada por el Comandante en Jefe define la política cubana hacia la población. Para ello se propicia el empleo masivo, la igualdad entre los sexos, desarrollo regional adecuado, la salud y garantizar a las parejas la libre determinación del número de hijos que desean tener.

Cuba tiene indicadores de países desarrollados, entre ellos los de mortalidad infantil, esperanza de vida, acceso a los servicios de salud. El doctor Juan Carlos Albizu Campos explicó que los cubanos tienen actualmente una tendencia a la reducción del crecimiento demográfico y la doctora María Elena Benítez explicó cómo ello incidió en la familia cubana y el tamaño de los hogares.

La fecundidad se ha reducido, pero la tercera edad ha crecido y hoy es el 14 por ciento de la población. Se trata de un fenómeno de envejecimiento que ocurre también en los países desarrollados. En Cuba sucede, a pesar de las dificultades económicas, gracias a los logros sociales, entre ellos la salud y educación, que inciden en importantes índices como la esperanza de vida de los 11 223 000 compatriotas, el 52 por ciento mujeres y el 48 por ciento hombres.

La doctora Norma Montes dijo que Ciudad de La Habana tiene el 19,6 de la población nacional, lo que se ha mantenido así durante todos estos años, gracias a la política de desconcentrar el peso económico y la distribución político-territorial. Destacó como en todo el país se ha llevado la electrificación, las escuelas y otros servicios se extendieron al área rural, fueron construidos cientos de comunidades en el campo e implementados planes agrícolas. Todo ello ha incidido en la distribución poblacional.

POLITICA DE EMPLEO

Néstor Iglesias, director de Fuerza de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social recordó que al triunfo de la Revolución el 27,3 por ciento de la población se encontraba desempleada. Había muy poca participación femenina y esa fuerza laboral tiene escasa capacitación y nivel educacional. La Revolución intensificó las actividades agrícolas, la construcción y producción industrial. El volumen de empleo generado llegó a que la ocupación laboral ascendiera en 3.1 millones de personas. Solo en el sector de salud creció en 32 veces y el personal docente en más de 10 veces.

De cada 100 ocupados 83 tienen niveles de técnico medio hacia arriba y 53 por ciento corresponden a superior y medio superior. Se erradicó la explotación infantil y los jóvenes tienen alta garantía de continuidad de estudios. Por cada 100 personas que trabajan en el sector estatal civil, el 46,6 de los empleados son mujeres. El 32 por ciento de los dirigentes son féminas.

En el período especial se llegó en 1985 al 8,1 de desempleo, por la recesión e interrupción de algunas industrias. Pero no se dejó a ningún trabajador sin protección, se recalificaron a miles de trabajadores y fue priorizado el empleo femenino. Lo mismo ocurrió con los graduados universitarios y técnicos medios. En el año 2000 la tasa de desempleo descendió al 5,4, lo que muestra una disminución progresiva que acompaña a la recuperación de la economía. En América Latina ocurre todo lo contrario. En 1999 tenía 18 millones de desocupados, el 8,8, ello acompañado por un proceso de perdida de conquistas laborales. En 12 países latinoamericanos la tasa de desempleo fue mayor del 10 por ciento, solo citando datos oficiales.

La población mundial seguirá creciendo de forma desigual en la propia medida en que se divide entre ricos y pobres. Aumentarán así el desempleo y la marginación de las mayorías. El capitalismo no tiene la solución, a pesar de toda su parafernalia.


Orlando Oramas León, periodista de Granma

     
   
   
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