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Factores de Oferta y Demanda en las Agroexportaciones Cubanas

Anicia García Álvarez

Introducción

El tema central de este estudio empírico se orienta a la investigación de los efectos diferenciados que tienen las condiciones de oferta y demanda sobre el resultado de las agroexportaciones. En especial, se trata de determinar si existe espacio en Cuba para el desarrollo de políticas públicas que modifiquen sus condiciones de oferta de agroexportaciones y que redunden en una mejoría de su desempeño exportador. La hipótesis a demostrar es que, efectivamente, los factores que caracterizan los resultados de las políticas actuando por el lado de la oferta contribuyen a explicar significativamente el comportamiento de las agroexportaciones, y que además, su contribución es tan o más importante que la de la demanda mundial, como se ha puesto en evidencia en otros países.

Esta cuestión resulta de particular importancia para el caso cubano, ya que nuestro sector agropecuario aún es decisivo en la economía y en especial para su inserción externa. Según las estadísticas para 1998: cerca del 25% de la población económicamente activa de Cuba laboraba en el sector agropecuario; el 22,5% de las inversiones realizadas en el período de 1960 a 1998 se concentró en el agro cubano; el 56% de la superficie bajo cultivo del país se dedicaba a la producción de exportables; y cerca del 65% de los ingresos por exportaciones de bienes eran de origen agropecuario, por citar sólo algunas magnitudes que dan fe de la relevancia del sector, de su comprometimiento con la generación de divisas y de la necesidad de su sano funcionamiento.

Antecedentes

En la literatura económica ha ocupado un lugar importante la discusión sobre si existe o no contradicción entre desarrollo agrícola y desarrollo industrial, y por lo tanto, entre la promoción de exportaciones de ambos orígenes. La idea preconcebida de que es mejor concentrar los esfuerzos en exportaciones no agrícolas, dado que la demanda de las agrícolas es relativamente inelástica a precios e ingresos y poco pueden hacer los exportadores para mejorar su desempeño, se pone en el punto de mira de algunos investigadores, entre ellos James Love y Premachandra Athukorala.

En Love (1984) se presenta un estudio realizado para una muestra de 27 países menos desarrollados, entre los que incluye a: Brasil, Burma, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Etiopía, Ghana, Guatemala, Guyana, Honduras, Indonesia, Jamaica, Nigeria, Panamá, Perú, Sri Lanka, Sudán, Uruguay, Venezuela, Gabón, Costa de Marfil, Somalia, Togo y Uganda. El análisis comprendió el período que va desde finales de los años 40's hasta finales de los 70's.

En este estudio se utilizan factores tales como el crecimiento de la demanda externa, los cambios en la posición competitiva de los países y la diversificación de la composición de exportaciones, para explicar el desempeño exportador a través de un modelo econométrico.

Los resultados del estudio de Love ponen en evidencia que, para la mayoría de los países analizados, las exportaciones son relativamente más sensibles a los factores domésticos que a los de origen externo. Entre los primeros se destaca particularmente la capacidad de competir en los mercados internacionales.

En Athukorala (1991) se presenta un estudio comparativo de la experiencia de siete países asiáticos exportadores agrícolas tradicionales: Malasia, Tailandia, Filipinas, Indonesia, India, Pakistán y Sri Lanka. El análisis abarca el período de 1960 a 1986.

Los países objeto de estudio presentan como característica común una estructura económica deformada como consecuencia de su etapa colonial: alta especialización en producciones de origen primario, las cuales exportaban a cambio de importaciones de manufacturas desde los países desarrollados. En los años de postguerra, después de liberarse del yugo colonial, existió un marcado interés en estos países por modificar ese patrón de especialización. La estrategia común adoptada fue la industrialización basada en la sustitución de importaciones, lo que creó un sesgo antiexportador.

Sin embargo, la intensidad en la aplicación de las políticas asociadas a la referida estrategia varió a través de los años y de país a país. Estas diferencias se hacen sentir en el desempeño agroexportador de los diferentes países. Tailandia y Malasia muestran un crecimiento de las exportaciones reales mayor y más estable que el resto de los casos de estudio. Por ello, la hipótesis del estudio de Athukorala consiste en que, si bien las condiciones de los mercados externos son relevantes para un buen comportamiento exportador, los éxitos observados en las exportaciones de los distintos países están determinados fundamentalmente por políticas actuando sobre la oferta disponible para la exportación. Esto sería especialmente válido en el caso de estos países que tienen como características comunes ser pequeños, haber sufrido severas distorsiones de precios respecto a los vigentes en el mercado mundial y presentar cierto desfase tecnológico, condiciones todas comunes al caso cubano.

Athukorala aplica dos enfoques empíricos diferentes en su trabajo: un análisis informal de la evolución comparativa de las exportaciones y de la diversificación de las mismas; y un modelo de regresión en que el volumen de exportaciones, fundamentalmente agrícolas en el caso de esta muestra, es explicado por un índice de demanda mundial, un índice de competitividad y un índice de diversificación de las exportaciones, aplicando un enfoque semejante al de Love (1984). La primera de estas variables explicativas está vinculada a las condiciones impuestas por el mercado mundial, y las otras dos a cuestiones que son susceptibles de ser modificadas por políticas que afecten la oferta.

La conclusión básica de este estudio es que tanto los condicionantes de demanda, como los factores de oferta, son significativos para explicar el desempeño exportador. Sin embargo, es sugerente que los factores de oferta parezcan ser doblemente más importantes que los condicionantes de demanda. En este sentido, la conclusión del estudio refuta las hipótesis que cuestionan la posibilidad de desarrollar sectores exportadores agrícolas vigorosos.

Otro precursor importante del presente trabajo se encuentra también en el estudio de la investigadora cubana Nancy Quiñones, recogido en Quiñones (1999). En dicha investigación se analiza el comercio de Cuba con los países de la ALADI,(1) aplicando un conjunto de indicadores entre los que se encuentra el denominado "comercio potencial." El mismo compara la oferta y la demanda de los mercados objeto de estudio con el comercio que realmente existe entre esos mercados por renglones, y permite clasificar los rubros de exportación de acuerdo a qué lado del mercado limita el comercio: la oferta, en el caso de que la oferta total de exportaciones del mercado emisor del renglón en cuestión sea menor que la demanda de importaciones del mercado receptor; o la demanda, en el caso contrario.(2)

Cuando se aplica este indicador al caso particular de Cuba como mercado exportador y de ALADI como mercado importador, se encuentra que el comercio de grupos de productos tales como legumbres y frutas, café, bebidas y tabaco y sus productos, se encuentra limitado por la oferta de exportaciones. Sin embargo, el comercio de azúcares, preparados del azúcar y miel se encuentra limitado por la demanda de importaciones.(3) De esta manera, este estudio pone de manifiesto la posibilidad de actuar por el lado de la oferta en el caso de la mayoría de las agroexportaciones. La única excepción en este sentido la constituye justamente nuestro principal rubro en las agroexportaciones, el azúcar y productos conexos.

Las agroexportaciones cubanas

Históricamente la economía cubana se ha caracterizado por su carácter abierto y su excesiva dependencia de la producción y el comercio del azúcar de caña. Estos rasgos se conformaron por un período de más de 450 años, primero durante el proceso de subordinación colonial a España y posteriormente de supeditación neocolonial a los EE.UU.

Desde antes del triunfo de la Revolución uno de los principales aspectos incluidos en el programa de transformaciones revolucionarias fue el necesario cambio en la estructura productiva y exportadora del país, que se debía resolver a partir de la industrialización y de la solución al problema de la tierra.(4) Sin embargo, el hecho cierto es que 40 años de esfuerzos no han sido suficientes para modificar estas características.

Después de un breve período a inicios de los años 60 intentando diversificar producciones y exportaciones de origen agrícola, se llega a la conclusión de que es preciso mantener y ampliar el sector azucarero, el cual debía conseguir ingresos y convertirse en fuente de acumulación para posteriormente desarrollar otros renglones agrícolas y otros sectores de la economía. Así, se realizó un considerable esfuerzo a favor de incrementar la producción de azúcar.

El programa azucarero comprendió la modernización del plantel industrial, la aplicación de tecnologías agrícolas intensivas y de métodos mecanizados de cosecha, a costa de un fuerte proceso inversionista; así como la asignación de cantidades significativas de recursos y la incorporación masiva de fuerza de trabajo, principalmente en las labores agrícolas. Este modelo productivo de tecnologías intensivas en recursos logró que la producción azucarera creciera de unos 4 millones de toneladas(5) promedio anuales en los años 60's a entre 7 y 8 MMt en la década del 80. Sin embargo, este resultado se consiguió a un alto costo, si bien inferior al correspondiente a la producción de azúcar en las economías de Europa del Este, receptoras de nuestro dulce.

En otros renglones como el de las manufacturas de tabaco, sobre todo el tabaco torcido o Habano, se mantuvo una comercialización sustentada en el prestigio ganado por el producto durante siglos, pero sin una prioridad relevante. Su exportación se dirigía fuera de los marcos del CAME,(6) fundamentalmente hacia países de Europa Occidental.

El café cubano goza de reconocimiento internacional, especialmente sus variedades Cristal Mountain, Extraturquino y Turquino. Sin embargo, su producción experimentó una regresión como consecuencia del proceso migratorio de la población de las zonas montañosas hacia los pueblos y ciudades de las zonas llanas, donde se ofrecían mejores condiciones de trabajo y remuneraciones más elevadas. Esto condujo a un abandono de plantaciones con la consiguiente descapitalización de las mismas, que aún no ha sido posible recuperar a pesar de los recursos destinados a estos fines.

Los cítricos se incorporan a la nomenclatura de exportación a partir de acuerdos multilaterales suscritos con varios países del CAME en los años setenta. El programa citrícola constituyó el principal esfuerzo en el intento de diversificar las agroexportaciones cubanas en el período anterior a 1989. Dicho programa recibió financiamiento externo proveniente de los socios comerciales y el país erogó también determinados recursos en divisas convertibles para respaldar el proceso inversionista en la industria de elaboración de jugos y otras conservas cítricas, con la perspectiva de valorizar aún más la producción en el futuro, aunque la mayor parte de las exportaciones que se realizaron hasta 1990 hacia esos países fueron en fruta fresca.

Otros fondos exportables como el ron, las papas, los pimientos y las conservas de frutas no cítricas tuvieron un pequeño espacio entre las exportaciones. En el caso del ron, las principales exportaciones se dirigían hacia la desaparecida Unión Soviética, como rones sin embotellar y sin añejamiento.

Hasta la pérdida de los vínculos comerciales con el CAME, las exportaciones se desarrollaron bajo concepciones de baja competitividad, en función de la existencia de mercados predeterminados y seguros, donde la calidad tanto intrínseca como aparente, el prestigio de las marcas, la regularidad de los embarques y otros requisitos asociados a las exigencias de los mercados modernos, tenían un peso relativamente menor.

Esta etapa también se caracterizó por la desvinculación de los productores directos con el mercado. La mayor parte de los convenios que amparaban los intercambios comerciales se suscribían por los organismos centrales de la economía y de comercio exterior, sin la participación de los agentes microeconómicos que después serían los encargados de la elaboración de los productos exportables.
Desde la década de los 70's, después del ingreso de Cuba al CAME, se profundiza el proceso de deterioro del saldo de la balanza comercial cubana (ver Gráfico 1). Este deterioro puede ser considerado una consecuencia de la decisión de industrializar el país, lo que implicó considerables inversiones y la necesidad de importar insumos para este propósito. Sin embargo, todavía para ese entonces el saldo positivo del intercambio de bienes de origen agrícola resultaba de tal magnitud, que contribuía a atenuar la situación presente en el ámbito global. Estos resultados positivos se basaron en una dinámica creciente de las agroexportaciones, así como en precios preferenciales para las mismas.

Gráfico 1. Saldo del comercio exterior de bienes.

Fuente: Cálculos propios a partir de CEE (1991), ONE (1998, 2000a y 2000b)

Con el derrumbe del socialismo en Europa del Este y la consecuente pérdida para Cuba de su inserción en el mercado internacional,(7) los saldos del comercio de productos de origen agrícola se reducen de forma peligrosa. Esta circunstancia coloca en una situación de extrema tensión a la economía cubana, dada la estructura preponderantemente agroindustrial de las exportaciones totales de bienes (ver Gráfico 2).

Gráfico 2. Estructura de las exportaciones cubanas de bienes.

Fuente: Cálculos propios a partir de CEE (1991), ONE (1998, 2000a y 2000b)

Ante este cambio radical en el escenario externo se hizo impostergable la implementación de un conjunto de medidas que, en primera instancia, se dirigieron a la redirección de los flujos de comercio y al incremento de la eficiencia en la utilización de recursos de origen importado. La prioridad concedida a las medidas vinculadas con el sector externo es la lógica consecuencia de la importancia que tiene dicho sector por el carácter abierto de nuestra economía, y de la magnitud y profundidad del shock externo que sacudió al país.(8)

Entre las medidas de política que impactaron a la mayoría de los sectores económicos vinculados a la exportación, se encuentra la introducción de una nueva forma de regulación de estas actividades, los denominados esquemas de autofinanciamiento en divisas, que después derivaron en presupuestos de ingresos y gastos en divisas. Aquí también cabe destacar la descentralización de la actividad de comercio exterior. Esta forma de operar implicó una vinculación más directa de los productores de exportables con el mercado externo y la introducción de estímulos en divisas (o su equivalente en especie, bonos o pesos convertibles) a los trabajadores vinculados a las cadenas de producción de exportables.

En relación con el sector agroexportador se implementaron adicionalmente medidas de carácter específico, entre las que cabe mencionar la cooperativización de parte de las empresas estatales y la entrega en usufructo de tierras estatales a nuevos productores para la generación de fondos exportables (parcelas familiares), entre ellos tabaco y café.

Sin embargo, no es hasta 1999 que se empiezan a dar pasos más firmes para modificar los incentivos en la producción de caña de azúcar, sobre la base del incremento del precio de esta materia prima y de su vinculación a la calidad. La actividad cañero-azucarera no se ha beneficiado de la posibilidad que brindan los esquemas de autofinanciamiento de contar con cierta estabilidad en los suministros de origen importado y tampoco ha podido aprovechar el creciente mercado interno en divisas, al menos no con su producción principal, el azúcar. Esto se ha reflejado en una persistente tendencia a la baja de la actividad de este sector.

En el caso específico de las exportaciones de cítricos, hubo que reajustarlas y reestructurarlas hacia los productos industrializados (jugos concentrados y aceites esenciales), donde existían mejores posibilidades de reinserción. En la actualidad sólo se venden pequeñas cantidades de fruta fresca en determinados mercados europeos, aprovechando nichos o ventanas a inicios del período invernal, cuando la fruta cubana está disponible antes que la de otros competidores. Además, Cuba ha formado en esta área alianzas productivas con capital extranjero, original de Grecia, el Reino Unido, Israel y Chile.

Son destacables en este contexto las medidas implementadas para la recuperación citrícola después del colapso sufrido hasta 1994, que impactaron directamente en las condiciones de la oferta. Entre las más significativas se encuentran: la concentración de los recursos disponibles en las mejores áreas; las acciones emprendidas para la reducción de los costos de producción; el programa de siembras con tecnología avanzada, como el fomento de nuevos patrones y variedades, y el impulso al riego localizado; la reorganización de las estructuras administrativas de la agroindustria, en armonía con la política de descentralización y reestructuración empresarial; y la ya mencionada participación de la inversión extranjera en la recuperación.(9)

En el caso de los rones también fue preciso reestructurar mercados de destino y surtidos. Actualmente la comercialización se lleva a cabo a partir de rones añejados, basada en una asociación económica con capital francés que ha logrado éxitos significativos.

Finalmente, el caso del tabaco ha sido el más exitoso. Al contar con una materia prima verdaderamente excelente, con marcas de prestigio (tanto antiguas como recientes) y una tradición de casi cinco siglos, los puros cubanos son muy apreciados en el mercado internacional, particularmente los de más alta categoría. Esta producción ha logrado una fuerte dinámica a partir de mayores incentivos a los productores en toda la cadena. Aquí también se han concertado alianzas con capital español, francés, holandés y del Reino Unido.

Como se consigna en nuestra Ley de Inversión Extranjera, el socio foráneo debe aportar capital, tecnología o mercado. En los casos analizados ha aportado por lo general los tres componentes.
Otro aspecto de interés es que las agroexportaciones han debido recibir un apoyo financiero estatal adicional, a causa de la vigencia de un tipo de cambio que sobrevalora la moneda cubana. Dicha desalineación trae como consecuencia que las producciones de exportables no alcancen a ser costeables a partir de sus ingresos denominados en divisas, dado el peso relativo del componente en moneda nacional en su costo de producción. Por esa razón, estas actividades incurren en una pérdida financiera no atribuible a su responsabilidad. La mayor parte de estas transferencias se aplican a productos tales como el tabaco, el café y los cítricos (ver Tabla 1). Su concesión tiene un carácter transitorio, hasta tanto se alcance una solución por intermedio de la política cambiaria.

Tabla 1. Estructura del gasto generado por efecto del tipo de cambio (%).

 
Distribución del gasto
Participación en exportaciones agrícolas
Producto 1998 1999
Año 1999
Tabaco 34.1 50.4 24.1
Cítricos 28.6 23.5 4.0
Otros 37.3 26.0 71.9
Total 100.0 100.0 100.0

Fuente: Tristá (2000) y elaboración propia a partir de ONE (2000b)

Una aproximación gradual hacia una tasa de cambio cercana a la efectiva para estas actividades permitiría eliminar este apoyo financiero y simplificar el procedimiento actual de asignación de recursos. Este enfoque reducirá la distorsión que este concepto genera en el funcionamiento del sistema de precios.

El modelo

Para utilizar la metodología aplicada en Athukorala (1991) se calcularon indicadores para los factores determinantes de las exportaciones -demanda mundial y condiciones de oferta, reflejadas en índices de competitividad y diversificación-, los que después fueron utilizados como variables explicativas de las exportaciones en un modelo de regresión múltiple. El modelo puede ser especificado de la siguiente manera(10)

LXVt = c + a1 LWDt + a2 LCMt + a3 LDVt + ut [1]

Donde XVt es el volumen de las agroexportaciones; WDt, el indicador de demanda mundial por agroexportaciones tradicionales; CMt, el indicador de competitividad en agroexportaciones tradicionales; DVt, el indicador de diversificación de las agroexportaciones; ut, la innovación del modelo y t, el subíndice que indica el tiempo. La "L" que antecede a cada variable significa que se han utilizado los logaritmos naturales para la estimación del modelo, con la intención de poder interpretar los coeficientes a1, a2 y a3 como elasticidades.

La variable demanda mundial (WD) se define para el conjunto de exportaciones tradicionales. WD pretende capturar las posibilidades potenciales de exportación del país, ya que tiene en cuenta no sólo la dinámica de las exportaciones mundiales de los productos seleccionados, sino que también involucra en su cálculo la estructura de las exportaciones de origen agropecuario del país en cuestión. Así, si las exportaciones mundiales del grupo se incrementan y esos productos también tienen un peso creciente en las exportaciones del país, el resultado será un indicador de demanda mundial creciente. Sin embargo, si aun cuando las exportaciones mundiales crezcan, el peso de esos productos disminuye en las agroexportaciones del país, éste no podrá aprovechar adecuadamente dicha expansión de la demanda mundial. De esta forma, el indicador WD se calcula como un promedio ponderado de las exportaciones mundiales de los productos seleccionados, donde el ponderador aplicado es la participación de cada producto en el total de las agroexportaciones del país, de acuerdo a la fórmula:

, [2]

donde it es la participación del producto i en las agroexportaciones del país en el año t, WXit son las exportaciones mundiales del producto i en el año t, i es el subíndice que indica el producto y n es la cantidad de productos o grupos de productos que componen las agroexportaciones tradicionales.

El indicador de competitividad en exportaciones tradicionales (CM) se construye como la relación entre las exportaciones efectivas y las exportaciones "hipotéticas". Estas últimas serían las exportaciones que hubiese alcanzado el país si hubiese sido capaz de mantener durante todo el período su participación en las exportaciones mundiales de inicios del mismo; es decir, se obtienen de multiplicar la participación inicial por las exportaciones mundiales anuales. El indicador se calcula utilizando la siguiente fórmula:

[3]

donde XPit son las exportaciones anuales del producto seleccionado realizadas por el país, i es la participación del país en las exportaciones mundiales del producto i en el período inicial y WXit son las exportaciones mundiales anuales del producto i.

También con el objetivo de cuantificar los resultados de las políticas por el lado de la oferta, se calcula un indicador de diversificación de exportaciones. En realidad se trata más bien de un indicador de concentración de exportaciones, el índice de Herfinthal. Este es un índice utilizado habitualmente para medir la concentración en ramas industriales a partir de la participación en el mercado de cada una de las firmas. En este caso lo que medimos es la concentración de las exportaciones agropecuarias en términos de la participación de cada uno de los rubros. El cálculo de este indicador se realizó según el siguiente procedimiento:

[4]

DV constituye una medida inversa de diversificación. Mientras más concentradas estén las exportaciones, mayor será el valor de este índice. Un incremento de la cantidad de productos exportados (incremento de m) o una distribución más uniforme entre los productos que se exporten se reflejará en un menor valor de DV.

En cuanto a posibles limitaciones en la especificación de este modelo, hay que apuntar que en los trabajos de Love y Athukorala se reconoce explícitamente que las variables que pretenden explicar los factores actuando del lado de la oferta no son específicas para las políticas públicas, pues pueden captar la incidencia de otros factores de carácter más espontáneo e independiente. Por ejemplo, si la superficie cultivable se encontrase totalmente aprovechada, esto podría limitar el incremento de la participación del país en los mercados internacionales o la introducción de nuevos cultivos con destino a la exportación, y los insuficientes resultados en este sentido no tendrían que ver con una escasa atención a estos sectores. No obstante, basándose en estudios previos donde se demuestra una fuerte correlación entre incrementos de la participación en los mercados internacionales y diversificación exportadora con la actuación de políticas públicas, se espera que estos índices reflejen el impacto de dichas políticas sobre el desempeño exportador.

Se reconoce también que hay varias razones por las cuales el uso de este enfoque econométrico resulta problemático. En primer lugar, no existen modelos teóricos precisos que relacionen políticas públicas, exportaciones agrícolas y desarrollo. De esta manera hay un significativo nivel de inseguridad en cuanto a las variables que debieran ser incluidas en los estudios empíricos, o en cuanto a la forma funcional relevante en los modelos.

Por otra parte, muchas veces se trata de variables que son inobservables o de difícil y cuestionable cuantificación. Como ejemplos de estas variables podemos mencionar el grado de competitividad o de diversificación de las exportaciones. No está claro cómo se puede definir un comportamiento exportador exitoso con ayuda de una variable macroeconómica de cuantificación sencilla. De esta manera, muchos de estos estudios están basados en modelos que vinculan proxies de variables inobservables.

También estos estudios enfrentan problemas de calidad de la información estadística, entre los que se puede mencionar que: por lo general se refieren a países con sistemas estadísticos relativamente nuevos o excesivamente primitivos; en algunos casos, sobre todo cuando hay impuestos a la exportación, hay serios problemas de subinformación; y con frecuencia las series de tiempo son excesivamente cortas como para conseguir una significación estadística adecuada.

Los datos

La muestra comprende el período de 1980 a 1999, según la información disponible y en el afán de que estuviesen igualmente representados dos períodos bien distintos en la historia económica cubana: antes y después del desplome del sistema socialista mundial.

El volumen de las agroexportaciones se obtuvo a partir de la información contenida en los Anuarios Estadísticos de Cuba, en su capítulo sobre Comercio Exterior. El valor de exportaciones se expresa en términos F.O.B., a precios corrientes de cada año y en pesos cubanos, una vez efectuada la conversión de la moneda extranjera en que se realizó la transacción según el tipo de cambio en vigor en cada período. También fue necesario consultar los Resúmenes del Comercio Exterior, para determinado detalle necesario en cuanto a la estructura por producto, que no está disponible en los Anuarios.

Las agroexportaciones comprenden las exportaciones de productos alimenticios y animales vivos (excluyendo los productos pesqueros y sus preparados) y las exportaciones de bebidas y tabacos. Sin embargo, como este estudio debía abarcar originalmente sólo las agroexportaciones no azucareras, entonces se computaron en dos variantes: "con azúcar", donde se incluyen el azúcar, las mieles finales (o melaza) y las bebidas; y "sin azúcar", donde se excluyen esos productos.

En su estudio Athukorala utiliza como medida del desempeño exportador (la variable endógena del modelo de regresión) las exportaciones reales. Para el caso de Cuba no se dispone de información estadística de carácter público respecto a los índices de precios de las exportaciones, ni tampoco del detalle necesario para un cálculo de esta naturaleza, por lo que se trabajó con los valores corrientes, tanto para las agroexportaciones cubanas como para las correspondientes al ámbito mundial. Esta circunstancia deberá ser tenida en cuenta en los análisis posteriores y su principal implicación radica en una sobrevaloración de las exportaciones de azúcares y productos del cítrico hasta 1991, cuando todavía se disfrutaba de precios preferenciales para esos productos.

La dinámica de las agroexportaciones cubanas a precios corrientes se muestra en el Gráfico 3.(11)

Gráfico 3. Valor de las agroexportaciones cubanas (XVt).

Fuente: Cálculos propios a partir de CEE (1991), ONE (1998, 2000a y 2000b)

Resulta notable la caída en los ingresos por exportaciones a partir de 1990, que completa su desplome en 1992, cuando finalmente perdemos el tratamiento diferenciado en precios, así como la diferencia en los comportamientos según si se incluye o no el azúcar y productos conexos. Esto último refuerza la necesidad de realizar análisis por separado, ya que el peso del azúcar todavía es lo suficientemente importante como para hacer imperceptibles los resultados que se vienen obteniendo en otros rubros de exportación.

En relación con el desempeño del sector azucarero se puede plantear que justamente por ser la principal fuente de financiamiento externo de la economía cubana, se vio de inicio excluido de las transformaciones que tuvieron lugar en otros sectores ligados al comercio exterior, como por ejemplo, los esquemas de autofinanciamiento autorizados a otras actividades productoras de exportables. En un período en que se trataba de reinsertar la economía cubana a la internacional, no sólo buscando nuevos mercados para los productos tradicionales sino también modificando la estructura del intercambio externo a favor de actividades más dinámicas, pero que debían ser desarrolladas de forma acelerada y prácticamente con recursos propios,(12) los ingresos azucareros constituían la principal fuente de acumulación, y a la larga, la tensión que esto significó impidió la reproducción simple de esta actividad.
Para el cálculo del indicador WD en el caso cubano, se consideran agroexportaciones tradicionales aquellos rubros que han mantenido reiteradamente un peso significativo en este grupo: azúcar, melaza, bebidas alcohólicas, café, productos del tabaco y productos de los cítricos. Estos renglones han cubierto durante el período que se analiza la casi totalidad de las agroexportaciones, cuando se tiene en cuenta el azúcar y productos relacionados en el cálculo (más del 98%), y su participación se mueve entre 78% en 1980 y casi 96% en 1999 en la variante sin azúcar. En el Gráfico 4 se muestra el comportamiento de este indicador para el período cubierto por este estudio.

Gráfico 4. Indicador de la demanda mundial de agroexportaciones tradicionales para el caso cubano (WDt).

Fuente: Cálculos propios.

Resulta interesante observar el hecho de que, cuando se incluye el azúcar, los resultados del indicador WD muestran una tendencia decreciente; sin embargo, al excluir azúcar el indicador tiende ligeramente a crecer. Esto implicaría condiciones de demanda internacional que empeoran para el azúcar y que presentan una ligera tendencia positiva para el resto de las agroexportaciones.

Al tratar de identificar las causas de la disminución de WD entre 1981 y 1999 en la variante con azúcar, se encuentra que los dos factores que componen este índice, tanto las exportaciones mundiales como la participación de cada rubro tradicional en la agroexportación cubana, decrecen cuando se incluye ese grupo de productos. Sin embargo, en el caso del cómputo sin azúcar, se encuentra que las exportaciones mundiales crecen en el período, mientras que la participación de estos rubros en las exportaciones cubanas disminuye muy ligeramente, de modo que el saldo neto es a favor de un incremento del indicador.

En realidad, cuando se examinan los datos relativos a las exportaciones mundiales de todos estos rubros (ver Gráfico 5), se observa una tendencia creciente para la mayoría de los productos, no así para el azúcar, el principal componente del grupo, la melaza y el café.

Gráfico 5. Índices de crecimiento de exportaciones mundiales seleccionadas. (1980=1.0)

Fuente: Cálculos propios a partir de FAOSTAT.

Para calcular el indicador de competitividad en el caso cubano, se construyen las exportaciones hipotéticas asumiendo que Cuba hubiese mantenido la parte del mercado mundial que consiguió en el año 1980. En el Gráfico 6 se muestra el comportamiento de este indicador para el período cubierto por este estudio.

En este caso también se encuentran comportamientos diferentes según si se incluye o no el azúcar y los productos relacionados. Cuando se involucra el azúcar en los cálculos, la posición competitiva de Cuba se deteriora sistemáticamente después del año 1985. Cuando se excluye el azúcar, después de la lógica caída asociada a la crisis de inicios de los 90, se observa una recuperación de la posición a partir de 1995, justo cuando empiezan a fructificar las medidas que se implementan con relación a las actividades generadoras de fondos exportables, de las que como ya comentamos, el azúcar quedó parcial y temporalmente excluido.

Gráfico 6. Indicador de competitividad en agroexportaciones tradicionales para el caso cubano (CMt).

Fuente: Cálculos propios.

Finalmente, se calcula el índice de diversificación para las agroexportaciones, también en dos variantes. En el caso cubano, los movimientos en dichos índices vienen provocados por las variaciones que experimenta la estructura de las agroexportaciones, más que por una variación en el número de renglones de exportación, que no resulta perceptible dado el grado de agregación de las estadísticas utilizadas. Mientras que el índice "con azúcar" refleja una tendencia a la disminución por la pérdida de participación del azúcar y el incremento en la de otros productos, específicamente los elaborados a partir del tabaco, cuando se realiza el cálculo "sin azúcar" se obtiene un incremento de la concentración. Este es un cambio importante de la estructura del sector agroexportador cubano. El Gráfico 7 muestra cómo se reflejan estos cambios en la estructura de las agroexportaciones en la evolución de los índices de Herfinthal para ambas variantes.

Gráfico 7. Índice de Herfinthal para las agroexportaciones cubanas (DVt).

Fuente: Cálculos propios a partir de CEE (1991), ONE (1998) y ONE (2000a)

Previo a la estimación del modelo (1) calculamos algunas estadísticas básicas para las variables involucradas en el mismo (ver Tabla 2), y encontramos situaciones interesantes en el caso cubano. Por ejemplo, se presenta una alta correlación lineal entre la variable endógena del modelo (LXVt) y las variables correspondientes al lado de la oferta: competitividad (LCMt) y diversificación (LDVt), para la muestra que incluye el azúcar; y sólo LCMt, para la muestra sin azúcar. Para ninguna de las dos muestras se observa una correlación lineal importante entre las agroexportaciones y la demanda mundial. Asimismo, para la muestra con azúcar se detecta un coeficiente de correlación alto entre las variables explicativas que describen la oferta, lo que puede dar lugar a problemas de colinealidad aproximada.

Tabla 2. Matriz de correlación entre variables del modelo (1).*

Variables
LXVt
LWDt
LCMt
LDVt
LXVt
1.0000
     
LWDt
0.3516
0.1275
1.00000
   
LCMt
0.9817
0.9130
0.17550
-0.06538
1.0000

LDVt
0.8168
-0.1139

0.4393
-0.2198

0.8046
-0.3773
1.0000

* En cada escaque aparecen dos coeficientes de correlación. El primero corresponde
a la muestra con azúcar y el segundo, a la muestra sin azúcar.
Fuente: Elaboración propia.

También se investigó la estacionariedad de las series de tiempo para las distintas variables. Para ello se utilizaron las pruebas de Dickey-Fuller (DF) y de Dickey-Fuller aumentada (ADF), aplicando los diferentes modelos propuestos por estos autores.(13)

Se debe aclarar que el tamaño de la muestra objeto de estudio es pequeño, sin que exista la posibilidad de ampliarlo por el momento. En estas condiciones es más difícil garantizar que los resultados de las pruebas estadísticas sean "correctos", sobre todo en el caso de pruebas como la ADF, que tienen validez asintótica. No obstante, se realizaron pruebas ADF hasta con cinco o cuatro rezagos de las primeras diferencias de las variables analizadas. Para estos análisis aplicamos el método sugerido en Doornik y Hendry (1994a).(14)

Estas pruebas estadísticas arrojan que, para las variables del modelo "con azúcar" no fue posible rechazar que se tratara de procesos integrados en el caso de las variables en niveles, ni en primeras diferencias. Fue necesario diferenciar dos veces para obtener rechazo de la existencia de raíz unitaria en todos los modelos. Aunque resulta opinión generalizada que las variables de tipo económico son en la gran mayoría de los casos integradas de orden uno (I(1)), en este caso el orden de integración parece ser mayor.

En el caso del modelo "sin azúcar", las variables en niveles parecen ser integradas, las primeras diferencias de las variables relacionadas con la demanda mundial y la diversificación parecen ser estacionarias, y sólo para las segundas diferencias de las variables relativas al desempeño exportador y la competitividad es que se logra rechazar la existencia de raíz unitaria.

Los resultados

Modelo "con azúcar"

Ante el hallazgo de no estacionariedad de las variables involucradas en este análisis, se decidió explorar la posibilidad de cointegración. Así, se estimó el modelo (1) e investigó la estacionariedad de sus residuos, encontrando que éstos pueden ser considerados I(0). Es decir, un resultado que no excluye la hipótesis de cointegración.

La existencia de una relación de cointegración da la posibilidad de estimar relaciones no espurias entre las variables en niveles y dimensionar cómo impactan los cambios en las variables en niveles sobre la variable agroexportaciones, lo que resulta mucho más interesante desde el punto de vista de la política económica, pues permite ponderar la importancia de los factores determinantes y la posibilidad de influencia.

Luego de la estimación, se realizó una variedad de pruebas de diagnóstico para verificar la validez de los supuestos implícitos a un modelo de regresión lineal simple.(15) Estas pruebas arrojaron varios problemas. Por una parte, se detecta una posible omisión de rezagos de la variable LDVt. En segundo lugar, se encuentra posible colinealidad aproximada entre algunas de las variables explicativas. En tercer lugar, se detecta que la variable LDVt no es débilmente exógena. Finalmente, se sugiere que habría un cambio estructural en los regresores a la altura de 1990.

Tomando en cuenta estos resultados, se decidió reespecificar el modelo como modelo de regresión lineal dinámico.(16) Para ello incorporamos el cuarto rezago de LDVt, que estaba faltando en la especificación de la media condicionada de LXVt. La relación queda como sigue:

[5]

Este modelo dinámico tiene en consideración tanto la relación de largo plazo entre estas variables como el ajuste que tiene lugar en el corto plazo. La Tabla 3 muestra los resultados de la estimación de este modelo.

Tabla 3. Estimación del modelo dinámico "con azúcar".

Variables
Coeficientes
t
Probabilidad
Constante -0.5921655 -3.3854349 0.0061
LWDt 0.9472472 88.034628 0.0000
LCMt 0.9887105 240.16844 0.0000
LDVt -0.2884942 -8.8698843 0.0000
LDVt-1 -0.2495868 -4.2408740 0.0014
No. observaciones 16    
R2 0.999949    
F
53770.11 0.000000
Durbin Watson   1.773700  

Fuente: Elaboración propia.

Todos los coeficientes fueron estimados con un alto grado de significación estadística. Los coeficientes de regresión de las variables correspondientes a la demanda mundial y a la competitividad son positivos y cercanos a la unidad, aunque estadísticamente diferentes de uno. Se observa una reacción ligeramente menor de las agroexportaciones ante cambios en la demanda mundial respecto a la respuesta a una mejora en la competitividad.

Si bien puede llamar la atención que exista una relación tan diáfana entre las agroexportaciones y el indicador de demanda mundial, dado que el azúcar domina estas exportaciones y que su principal mercado estaba comprometido con los países del antiguo CAME, hay que tener en cuenta que durante los años ochenta Cuba no era un oferente marginal en el mercado internacional de azúcar, ni tampoco el bloque del CAME era un demandante de poca importancia. Esto se puede documentar a partir de las siguientes estadísticas: la participación de las exportaciones cubanas de azúcar en las mundiales se movió de alrededor de un 30% en 1980 a más de un 50% en 1985, mientras que las importaciones de los antiguos países del CAME representaron justamente proporciones muy parecidas de las globales en esos años;(17) es decir, Cuba era el principal exportador y el segmento del mercado que abarcaba el CAME era muy importante, y en realidad podía haber asimilado mucho más azúcar que el que Cuba fue capaz de ofrecer en aquel período.

Los coeficientes de la concentración de exportaciones son negativos, lo que quiere decir que un incremento de dicha variable tiene un impacto adverso sobre el desempeño exportador, o también que la disminución de la concentración tendría un efecto benéfico sobre las agroexportaciones, como ha sido en el caso cubano. Es decir, que el cambio de estructura de las exportaciones que ocurre a favor de las producciones no vinculadas al sector azucarero, que analizamos al inicio de este epígrafe, se puede catalogar de positivo. Más adelante, cuando se comenten los resultados del análisis "sin azúcar", se mostrará que las agroexportaciones no azucareras responden con más fuerza a los factores vinculados a la oferta y probablemente las políticas que las favorecen sean las responsables de este beneficioso cambio en la concentración de las agroexportaciones totales.

A partir de los resultados de este modelo dinámico se pueden calcular las elasticidades de respuesta de las agroexportaciones totales a los cambios en los factores a largo plazo. La versión de largo plazo de este modelo es la siguiente:

LXVt = -0.5922 + 0.9472 LWDt +0.9887 LCMt - 0.5381 LDVt + et [6]

Las reacciones de largo plazo de las agroexportaciones totales a cambios en la demanda mundial y en el índice de competitividad son casi unitarias, y en el caso de la elasticidad-concentración rebasa el medio punto porcentual. El efecto "acumulado" de las variables asociadas a la oferta doméstica es más de una vez y media el de la demanda externa. En otras palabras, nuestros resultados econométricos sugieren que los factores de oferta son más importantes que los factores de demanda para explicar el comportamiento agroexportador. Aun en el caso de las agroexportaciones incluyendo azúcar, no existen motivos para concluir que las perspectivas del desempeño exportador estén fundamentalmente ligadas a la evolución de la demanda mundial de estos rubros. En este estudio particular para las agroexportaciones cubanas se pone de manifiesto que también resultan significativos los factores relacionados con la oferta: la competitividad tiene tanta importancia como la evolución de la demanda mundial, a pesar de estar incluido el azúcar, que como se ha demostrado en otros estudios,(18) resulta un producto más conducido por la demanda; asimismo, la diversificación puede contribuir favorablemente a mejorar los resultados de la exportación. Esta conclusión tiene obvias e importantes implicaciones en términos de política.

Modelo "sin azúcar"

Aquí también cuando se investiga si las variables están cointegradas se encuentra una posibilidad a partir de la relación de regresión lineal simple, según el modelo (1).

Las pruebas de incorrecta especificación realizadas a este modelo detectan omisión de rezagos, tanto de la variable endógena como de la variable asociada a la competitividad. Asimismo, se encuentra que esta última variable no es débilmente exógena y que podría haber cambio estructural en los regresores alrededor de 1992.

Así, se decidió reespecificar el modelo como modelo de regresión lineal dinámico. La ecuación (10) representa esta relación.

[7]

La Tabla 4 resume la estimación de este modelo.

Tabla 4. Estimación del modelo dinámico para el sector no-azucarero.

Variables
Coeficientes
t
Probabilidad
Constante 3.2076996 3.1132131 0.0170
LWDt 0.3763389 5.6349635 0.0008
LCMt 0.7245853 36.801404 0.0000
LCMt-3 -0.1012695 -2.7904283 0.0269
LCMt-4 -0.1123227 -3.8343968 0.0064
LCMt-5 0.0641564 2.6649286 0.0322
LDVt 0.2861192 6.8286737 0.0002
LXVt-1 0.2932258 11.360108 0.0000
No. observaciones 15    
R2 0.998832    
F
855.1460 0.000000
Durbin Watson   1.975736  

Fuente: Elaboración propia.

Todos los parámetros de este modelo fueron estimados con un grado razonable de significación estadística. El impacto de la variación contemporánea de la competitividad sobre el desempeño exportador es casi dos veces el correspondiente a la demanda mundial. Si se tienen en cuenta el efecto acumulado de las variables contemporáneas del lado de la oferta, éste es más de dos veces y media el efecto de la demanda externa. Los coeficientes de todas las variables contemporáneas son positivos, lo que indica que un crecimiento de las mismas impacta favorablemente el desempeño agroexportador. En particular, el signo del coeficiente de la concentración es positivo, poniendo en evidencia que el cambio estructural que se produce al interior de las agroexportaciones no azucareras durante el período estudiado, a favor fundamentalmente de los productos de los cítricos durante los 80's y del tabaco durante los 90's, fue beneficioso.

La influencia de los factores de la oferta reflejan los resultados de medidas de política reseñadas con anterioridad. Estas políticas parecen haber sido especialmente efectivas en el caso de los productos del tabaco (específicamente el torcido) y de las conservas de frutas (fundamentalmente cítricas), los que ya han logrado sobrepasar los niveles de exportación de finales de los 80's. La evolución de los componentes más importantes de las agroexportaciones no azucareras se muestra en el Gráfico 8.

Gráfico 8. Principales agroexportaciones cubanas no azucareras.


Fuente: Elaborado por la autora a partir de CEE (1991), ONE (1998, 2000a y 2000b)

Estos resultados fueron utilizados para calcular las elasticidades de largo plazo respecto a los diferentes factores. Nuevamente, estas elasticidades de largo plazo son los coeficientes de la solución estática del modelo:

LXVt = 4.5385 + 0.5325 LWDt + 0.8138 LCMt + 0.4048 LDVt + et [8]

Las reacciones de las agroexportaciones según el modelo de largo plazo siguen siendo favorables a los factores de la oferta, cuyo efecto conjunto es más de dos veces el de la demanda mundial.

En el caso de las agroexportaciones "sin azúcar" se evidencia que su reacción a los factores que hemos utilizado para caracterizar las acciones desde el lado de la oferta es superior que en el caso que incluye el azúcar. Ya en otros estudios se había puesto de manifiesto el hecho de que este tipo de exportaciones se encontraba fundamentalmente "limitada por la oferta", pues al menos hacia el área de ALADI existen posibilidades potenciales de expansión de las ventas externas.(19) De modo que existe un espacio que espera ser ocupado, de lo que se trata es de implementar políticas que conduzcan a un incremento de la participación que hoy disfrutamos en el mercado internacional.

Conclusiones

Este trabajo está dirigido a evaluar la importancia relativa de las condiciones de la demanda externa y de los factores internos, relacionados con la oferta, para el desempeño de las exportaciones cubanas de origen agropecuario entre los años 1980 y 1999. Los resultados obtenidos en este estudio empírico han puesto en evidencia la existencia de un significativo espacio para el desarrollo de este tipo de exportaciones por la vía de políticas actuando sobre el lado de la oferta, sobre todo fuera del sector azucarero. Se confirma que este último sector tiene su suerte más estrechamente ligada al desarrollo de la demanda mundial -la que escapa a las posibilidades de influencia de la política económica cubana- en comparación con el resto de las agroexportaciones.

También se detecta que el proceso de transformación estructural de las exportaciones de origen agropecuario en Cuba, que tienden a ser más diversificadas durante la década de los 90's, es el resultado de dos componentes: la contracción del sector azucarero, por un lado, y la expansión de exportaciones de otros sectores con mayor éxito, como es el caso del correspondiente al tabaco, por otro. Este último movimiento es la consecuencia de las políticas de promoción en dichos sectores durante la década de los 90's, que aunque todavía presentan limitado alcance y son susceptibles de perfeccionamiento, han marcado una diferencia respecto a períodos anteriores.

Hasta finales de los 80's puede afirmarse que Cuba presentaba una especialización exportadora que respondía a patrones históricos y que se reforzó con la inserción de la isla al espacio económico de los países del CAME. La prevalencia en esas relaciones de precios preferenciales para el azúcar y los cítricos representó, sin dudas, una enorme ventaja y apoyo a los esfuerzos de desarrollo del país, pero también significó un alejamiento de las condiciones de precios en el mercado internacional, y nos apartó de un posible sendero de diversificación de las agroexportaciones, así como de puntos de referencia adecuados para manejar con eficiencia un sector tan importante para el país como el azucarero.

En resumen, Cuba cuenta con ventajas comparativas no explotadas debido a la vigencia de precios internos deformados y a una asignación de recursos artificialmente reorientada hacia otros sectores por esa situación. Estas condiciones se han tratado de modificar con la adopción de las medidas a que nos hemos referido, pero el hecho cierto es que aún hoy una parte no despreciable de los apoyos fiscales a las empresas del sector tienen su causa en las diferencias entre precios externos e internos, así como en la vigencia de un tipo de cambio sobrevalorado para la esfera empresarial. De modo que, si bien las políticas aplicadas han tenido un impacto positivo, sobre todo en el sector no azucarero, todavía queda un amplio margen para seguir actuando por el lado de la oferta. Esta es una conclusión central de este estudio.


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Notas

1- Asociación Latinoamericana de Integración, en la cual Cuba fue aceptada como miembro pleno desde Noviembre de 1998.
2- Para mayor detalle ver Quiñones (1999) p. 27
3- Quiñones (1999) p. 78
4- Ver Castro (1973) pp. 65-71
5- A partir de aquí se abreviará con MMt.
6- Consejo de Ayuda Mutua Económica
7- Téngase en cuenta que más de un 80% del intercambio de bienes se realizaba con países de esa área.
8- Es preciso apuntar que la economía cubana hubo de enfrentar en apenas cuatro años una reducción equivalente al 75% de su intercambio externo.
9- Ver Business Tips on Cuba (2000), p. 32
10- Ver Athukorala (1991) p.779 y Love (1984) p. 284
11- Nótese que en este gráfico se utilizan dos escalas, debido a las diferencias en magnitud de las agroexportaciones según se incluya azúcar o no.
12- Cuba no tiene acceso a los organismos internacionales que otorgan financiamiento para el desarrollo, como consecuencia de la política de exclusión y bloqueo económico de que es víctima desde hace casi cuarenta años.
13- Ver Cassoni (1994) pp. 26
14- Ver Doornik y Hendry (1994a) pp. 94-95
15- En Spanos (1986) pp. 373-378 se pueden encontrar la presentación y la discusión de los supuestos subyacentes a un modelo de regresión lineal simple.
16- Ver Spanos (1986) pp. 531-532, para el caso de los supuestos subyacentes al modelo de regresión lineal dinámico.
17- Estos datos fueron calculados a partir de las estadísticas contenidas en FAOSTAT.
18- Ver Quiñones (1999) p. 78
19- Ver Quiñones (1999) p. 78


Ing. Anicia E. García Álvarez. Centro de Estudios de la Economía Cubana

     
   
   
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