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Apertura externa, mercado laboral y política social

Angela Ferriol Muruaga

La década de los años noventa ha sido testigo de la incorporación de la casi totalidad de los países latinoamericanos, a los patrones de búsqueda de desarrollo propugnados por las instituciones financieras internacionales en los últimos veinte años de este siglo. Reformas económicas centradas en la liberalización de la balanza de pagos y acompañadas de un auge de las privatizaciones, de replanteos acerca del papel del Estado, de movimientos hacia la flexibilización del mercado de trabajo y hacia la concepción asistencialista de la política social, han sido componentes generalizados de las agendas de política. Cuba no ha estado ajena a los procesos de apertura externa que se desarrollan, si bien el caso cubano presenta características propias que lo diferencian de otros países.

En el presente trabajo primeramente se expone cómo ha sido la reforma y la apertura externa cubana durante los años noventa, detallando sus rasgos distintivos. Posteriormente se muestran sus resultados macroeconómicos y sectoriales principales, su impacto sobre el mercado laboral y sobre la retribución por el trabajo de los ocupados. La última parte se dedica a analizar cuál ha sido la dinámica de la desigualdad social, se explora cuáles son los principales factores que la determinan y el posible rol jugado por la política social en su minoración.

INTRODUCCION

La década de los años noventa ha sido testigo de la incorporación de la casi totalidad de los países latinoamericanos, a los patrones de búsqueda de desarrollo propugnados por las instituciones financieras internacionales en los últimos veinte años de este siglo.

Reformas económicas centradas en la liberalización de la balanza de pagos y acompañadas de un auge de las privatizaciones, de replanteos acerca del papel del Estado, de movimientos hacia la flexibilización del mercado de trabajo y hacia la concepción asistencialista de la política social, han sido componentes generalizados de las agendas de política.

La lógica de los acontecimientos para los países, según el planteamiento propuesto pudiera resumirse de la siguiente manera:

· La liberalización comercial provocaría cambios estructurales a favor de las actividades exportables con ventajas comparativas.
· La liberalización de la cuenta de capital propiciaría la entrada de financiamiento para estimular la inversión, y el crecimiento de la productividad.
· El retraimiento del Estado de la actividad económica era necesaria por su incapacidad de ser eficiente, debiendo ceder espacios a agentes económicos privados más capaces.
· Con la flexibilización del mercado de trabajo, se facilitaría el movimiento intersectorial de trabajadores, consustancial a los cambios estructurales en curso. En especial aumentaría la demanda de trabajadores no calificados, al eliminarse las barreras comerciales que protegían los bienes intensivos en mano de obra calificada.
· Consecuentemente se reduciría la desigualdad de ingresos laborales entre calificados y no calificados, actuando ello en la dirección de aumentar la equidad y disminuir la pobreza. El mayor crecimiento y la mayor productividad, contribuirían también a esas mejoras sociales.
· El Estado debía focalizar los beneficios sociales en aquellos grupos menos capacitados para incorporarse a las nuevas tendencias del desarrollo, concentrándose en funciones de financiamiento y no de provisión de servicios sociales básicos.

En los últimos 10 años, numerosos estudios empíricos han ido mostrando que los resultados obtenidos por los países latinoamericanos distan de los esperados. Interesantes e importantes debates académicos se iniciaron, junto con la realización de numerosas investigaciones, buscando las causas de la aparente contradicción. Unos aducen, que las economías nacionales han estado expuestas a fenómenos externos, cuyos impactos no fueron inicialmente considerados, como ha sido la incorporación de China al mercado mundial o las crisis financieras más recientes. Otros señalan causas circunscritas al marco nacional, planteando que ha sido la particular combinación escogida de medidas de reforma, o su poca profundidad, lo decisivo. Un tercer grupo de estudiosos encuentra en sus países, comportamientos diferentes de los agentes económicos, a los esperados según los planteamientos teóricos iniciales del discurso liberalizador globalizado.

Cuba no ha estado ajena a los procesos de apertura externa que se desarrollan, si bien el caso cubano presenta características propias que lo diferencian de otros países.

En primer lugar, se planteó que los principios socialistas seguirían vigentes, produciéndose tensiones entre el propósito de adaptar la economía a las nuevas condiciones y el deseo de preservar los logros de equidad alcanzados anteriormente. Ello se refleja en el predominio en las decisiones, de consideraciones sociales respecto a otras de orden exclusivamente económicas. También se hace énfasis, entre otros aspectos en la gradualidad de los cambios, en el consenso político y en mantener una activa participación del Estado en la conducción de la economía.

Es por ello que, si bien las transformaciones que se llevan a cabo tienen un alcance mayor desde el punto de vista del sistema económico que las que tienen lugar en otros países -pues requieren de modificaciones importantes en el orden institucional, legal y de la propia cultura de gestión- sus objetivos finales son mucho más acotados respecto al predomino del mercado en la determinación de las relaciones socioeconómicas.

En segundo lugar, la apertura se inicia luego de un ajuste externo muy agudo por su elevada magnitud, y en condiciones de bloqueo económico recrudecido, lo que determina condiciones más difíciles en todo el proceso.

En tercer lugar, la apertura ha formado parte de un proceso más amplio de modificación del modelo económico, que de un sistema de elevada centralización y amplia utilización de mecanismos administrativos, se ha ido transformando en otro sustentado en mecanismos financieros y mayor autonomía empresarial.

En el presente trabajo primeramente se expone cómo ha sido la reforma y la apertura externa cubana durante los años noventa, detallando sus rasgos distintivos.

Posteriormente se muestran sus resultados macroeconómicos y sectoriales principales, su impacto sobre el mercado laboral y sobre la retribución por el trabajo de los ocupados.

La última parte de la ponencia se dedica a analizar cuál ha sido la dinámica de la desigualdad social, se explora cuáles son los principales factores que la determinan y el posible rol jugado por la política social en su minoración.


CONTENIDO DE LA APERTURA EXTERNA EN EL MARCO DE LA REFORMA ECONÓMICA CUBANA.

Al producirse la ruptura del campo socialista, las medidas económicas adoptadas a partir de 1989 se centraron inicialmente en tratar de incrementar las fuentes de ingresos en divisas y en reducir el impacto social del ajuste externo que se preveía. Se impulsaron programas de desarrollo como el turismo y la biotecnología, y también se estimuló la producción de alimentos con vista a la sustitución de importaciones. Asimismo se comenzó el avance hacia la apertura al capital extranjero, fundamentalmente por medio de la creación de empresas mixtas. De inicio se le garantizó el empleo y los ingresos a los trabajadores estatales y se priorizaron los programas sociales como salud y educación, en el marco de los recursos disponibles.

En 1992 se realizaron cambios en la Constitución del país para tomar en cuenta las nuevas formas de propiedad; se eliminó el monopolio estatal del comercio exterior y se consideró un papel más flexible a la planificación. En el año 1994, al agudizarse los desequilibrios monetarios, también se adoptan medidas para rectificar dichos desbalances, que incluían un elevado déficit del presupuesto. Desde el año 1992 se adoptan también importantes medidas en el orden institucional y organizativo destinadas a lograr modificaciones permanentes en la forma de funcionamiento de la economía; en especial, elevar la efectividad en el uso de los recursos. Paralelo con lo anterior, también se fueron adoptando disposiciones para una mayor descentralización de la gestión empresarial. En el cuadro 1 del Anexo aparecen las medidas clasificadas por esferas, con su cronología y principal efecto de orden económico: macroeconómico, social y microeconómico.(1)

La apertura externa cubana ha consistido en la creación de facilidades para la entrada de capital extranjero, en forma de inversiones directas; la reducción de aranceles y tarifas; la descentralización del comercio exterior; la creación de un mercado interno en divisas en el cual los productores nacionales compiten con la oferta internacional; y la creación de zonas francas.

Los capitales extranjeros con inversiones directas en el país cuentan con garantías superiores a las que usualmente se acostumbran a encontrar en otros países, incluyendo la repatriación sin restricciones de las utilidades y del capital. En la operación práctica de la legalización de las asociaciones con capital extranjero, éstas se aprueban caso a caso, con tres criterios básicos: que aporte tecnología, mercado o capital. La liberalización total asociada a privatizaciones que ha primado en la apertura de otros países no ha estado presente en Cuba.

Con respecto a los flujos de capitales por la vía de créditos, es importante apuntar que Cuba no tiene acceso desde 1964 a financiamientos del FMI, el BID ni el Banco Mundial. A ello se adiciona los efectos del bloqueo económico norteamericano(2) recrudecido por la Ley Helm-Burton, que encarece significativamente los créditos que se obtienen, entre otras consecuencias.(3) Un elemento importante ha sido, por tanto, las maniobras ejecutadas de movilización del crédito comercial disponible para enfrentar la brecha externa.

En materia de apertura comercial, los tres cambios principales han sido el surgimiento de un tejido empresarial complejo que realiza actividad comercial externa, rompiéndose el monopolio del Estado en esta actividad;(4) la creación de mercados internos en divisas equivalentes a exportaciones en frontera; y la reducción de aranceles. En 1990 la tarifa promedio para Nación Más Favorecida era de 17,7%, y con los descensos aplicados resultó en 1996, y a partir de esa fecha, una tarifa promedio del 10,7%.

Un aspecto distintivo de la forma en que se abordó la reinserción de la economía cubana en la economía internacional, está dado por la formación de una economía dual, donde las actividades vinculadas al sector externo, por lo general realizan todas sus operaciones en divisas, en tanto que el resto de las actividades ejecutan sus operaciones en moneda nacional. Con ello se evitó tener que realizar una devaluación clásica, en condiciones de fuertes desequilibrios monetarios, y sin que estuvieran creados los mecanismos financieros y de precios adecuados.

Esta separación en dos sectores de la economía explica en parte el hecho, de que la tasa de cambio oficial se haya mantenido inalterada en su nivel tradicional de un peso igual a un dólar. En la práctica la única función importante de la tasa oficial está en su utilización para la determinación de los precios internos en moneda nacional, ya que no existe convertibilidad. La ventaja de haber mantenido fija dicha tasa reside en que la base de formación de los precios se ha mantenido sin variaciones en condiciones en que han estado ocurriendo cambios estructurales y funcionales importantes. Una modificación en la tasa de cambio de la magnitud requerida, según las nuevas condiciones de competitividad de la economía cubana, hubiese requerido una importante modificación del costo de la canasta básica, con un fuerte efecto regresivo sobre la distribución de los ingresos

En la esfera de la población también se ha presentado un determinado grado de dolarización, que influye en el proceso de apertura externa. Fue legalizada la tenencia de divisas por la población y se autorizó el envío de remesas desde el exterior, junto con lo cual se creó una red de tiendas estatales con el objetivo de captar dichas divisas. Con ello se amplía el mercado interno en divisas y se posibilita la incorporación de los productores nacionales de bienes de consumo al mismo. Los efectos de la dolarización en la distribución del ingreso y en la pobreza se analizan en el trabajo.

Al igual que otras economías centralmente planificadas, en 1989 la economía cubana estaba básicamente restringida por la oferta. La introducción de los mecanismos descritos anteriormente ha significado una progresiva incorporación de los elementos de mercado en la determinación de la actividad económica. Ello no obsta para que la economía se continúe planificando centralizadamente, aunque ha variado el enfoque e instrumental metodológico en estos trabajos.

Las medidas sociales comenzaron en 1990 con la decisión de mantener a los trabajadores estatales en sus empleos y conservarles sus ingresos nominales aún en la etapa de contracción abrupta de la economía; con el traslado en una etapa inicial de la casi totalidad de los bienes de consumo disponibles al sistema de racionamiento; y con la voluntad expresa de preservar al máximo los programas de salud y educación. Posteriormente se han ido incorporando nuevas medidas que muestran una tendencia incipiente hacia la búsqueda de mayor eficiencia en la política social. Merecen destacarse por su significación, entre otras:

¨ Las acciones para promover el autoabastecimiento alimentario.
¨ La creación de una red de alimentación comunitaria a bajos precios y la atención de la alimentación de ancianos y gestantes que lo requerían, en centros laborales cercanos a su residencia.
¨ La reestructuración de los servicios médicos, fortaleciendo la prevención y las acciones curativas extrahospitalarias.
¨ El desarrollo de formas no formales de educación preescolar y la descentralización de la gestión económica educativa a las escuelas.
¨ La creación de un sistema de pago ventajoso para la adquisición de la propiedad de la vivienda.

Dentro de las medidas macroeconómicas, fueron muy significativas las adoptadas en 1994 consistentes en la elevación de precios a productos considerados no esenciales, la eliminación de gratuidades y la elevación de tarifas (como la del consumo de electricidad), la aplicación de una reforma tributaria y acciones específicas para disminuir las pérdidas del sistema empresarial y reducir el déficit del presupuesto.

Otro componente de los cambios fue la ampliación del espacio a la actividad no estatal. Además de la apertura a los inversionistas extranjeros, se entregó en usufructo gratuito parte significativa de la tierra agrícola que poseía el Estado, a cooperativas de trabajadores agropecuarios,(5) y se flexibilizó la actividad por cuenta propia.

También se crearon diferentes mercados a precios de oferta y demanda tanto en divisas como en moneda nacional, con la característica de que se concibió por el Estado para la esfera de los bienes de consumo y servicios demandados por la población su carácter segmentado.(6) No obstante ello los distintos componentes de este mercado se influyen fuertemente y la tasa de cambio no oficial establece la vinculación entre la capacidad de compra de las dos monedas. Existe un mercado racionado a bajos precios; un mercado estatal a precios de oferta y demanda; un mercado no estatal también a precios liberados; y un mercado estatal y otro no estatal en divisas. En general, se ha producido una transición del mercado racionado a bajos precios, hacia los otros segmentos regidos por la demanda y con precios no regulados, aunque el papel del mercado racionado y la distribución de alimentos por vías sociales mantiene un peso importante.

Otro aspecto significativo a tener en cuenta en la interpretación de las relaciones causales que rigen los procesos económicos en Cuba es la existencia de mercados y esferas fuertemente segmentados. Además de las diferencias entre las entidades que operan en divisas y las que lo hacen en moneda nacional, existe una separación entre la circulación monetaria de la población y la empresarial. Hasta hace poco los ahorros de la población permanecían prácticamente inactivos, y sólo recientemente comienzan a ser utilizados directamente para prestamos bancarios, aunque todavía en escala relativamente modesta.

Con respecto al mercado de trabajo, éste antes de la reforma puede caracterizarse como altamente estructurado y regulado.(7) Así, por ejemplo, la contratación directa excluía un grupo de ocupaciones. Tampoco incluía a la fuerza de trabajo de la Capital ni a los graduados universitarios cumpliendo su servicio social.(8) Adicionalmente, todas las entidades económicas debían reservar un porcentaje de su plantilla laboral para cubrirla con asignaciones centrales de trabajadores. En materia salarial, se estableció centralmente una escala -de diapasón muy estrecho-, y tarifas únicas, sobre la base de la complejidad del trabajo y la calificación requerida para su desempeño.(9)

En la reforma en la esfera laboral se ha adoptado un grupo de medidas pero manteniendo en general lo legislado anteriormente. Las más importantes, en adición a la flexibilización de la actividad por cuenta propia han sido:

· Ampliar la protección de los trabajadores sobrantes por procesos de redimensionamiento empresarial, en particular respecto a su garantía salarial.
· Establecer nuevas condiciones para la vinculación laboral de los graduados universitarios, para los casos en que no se disponga de contratos por tiempo indeterminado para ellos, incluyendo un tratamiento salarial particular.
· Aplicar formas especiales de remuneración al trabajo, como complemento al sistema salarial vigente. Pueden ser en divisas, moneda nacional o en especie; y son de aplicación principalmente en las actividades generadoras de divisas.(10)
· Diseñar programas de empleo municipales y condicionar a la creación de nuevos empleos, la aplicación de redimensionamiento empresarial.
· Crear un mecanismo que intermedia con los inversionistas extranjeros en la contratación de trabajadores, el salario y la seguridad social.

En síntesis, la reforma en la esfera laboral se concibió con amplio alcance en cuanto a la protección de los trabajadores.

En general, las medidas de carácter más estructural comenzaron a partir de 1993(11) y han tenido su secuencia y ritmo. Por ello aunque el período de reformas puede situarse su inicio en 1993, debe tenerse presente que hay procesos que duran varios años.

Como se mostrará a continuación, la apertura externa en el caso de Cuba ha tenido un fuerte impacto sobre todas las estructuras sociales y económicas, y se ha convertido en un importante factor de reanimación y de reinserción de la economía cubana en la economía internacional; si bien sus mecanismos de actuación han seguido pautas diferentes a las de otras economías, en consonancia con el propósito de realizar las transformaciones económicas de un modo gradual y dentro de los límites de un modelo que restringe la influencia de los mecanismos de mercado.

PRINCIPALES RESULTADOS DE LA REFORMA Y LA APERTURA EXTERNA.

La reforma y apertura externa tienen, en primer lugar, un efecto macroeconómico. A partir de 1993 comenzó un moderado proceso de recuperación económica luego del shock ocurrido a partir de 1989. El crecimiento del PIB ha sido de un 3,5% promedio anual entre 1993 y 1999. Puede señalarse entonces, que la reforma y apertura logran revertir la contracción del PIB, aunque su dinamismo ha sido limitado y con tendencia a la inestabilidad.

El desequilibrio externo, que fue el detonante del ajuste, tenía como componente importante un déficit comercial en 1989 equivalente al 12% del PIB. Hasta 1992, dicho déficit se mejora pero como resultado de la paralización de la actividad económica por déficit de insumos. Posteriormente a partir de 1993, lo significativo resulta ser que el déficit comercial se mantiene a niveles controlados (2,5 % del PIB). En este comportamiento resultan decisivas dos cuestiones: que la dinámica de las exportaciones fue muy positiva, incrementándose en un 212% entre 1993 y 1998; y que se verificó un cambio estructural hacia el incremento de la participación de los servicios en el valor de las exportaciones totales, que de representar un 11% en 1989, llegar a significar el 65% de los ingresos externos por exportaciones en 1998. No obstante, con la reforma y apertura, crece también la tasa de importaciones, reduciéndose el impacto dinamizador de las exportaciones en el crecimiento económico.

La intención exportadora de la reforma económica y el cambio estructural efectuado, se comprueba más claramente al constatarse que, el desbalance comercial desaparece a precios comparables y a la tasa de cambio de 1 peso por 1 dólar. Ello es reflejo de que la relación de precios de intercambio se ha mantenido adversa para el país.

A partir de 1993, la brecha fiscal que llegó a representar alrededor del 33% del PIB, casi se elimina. Ello respondió, en parte, al crecimiento de las transferencias del sector privado (incluyendo aquí los hogares y todas las empresas)(12); y también --aunque en menor medida- a la contracción del gasto de gobierno.

La inversión, que fue el destino final que más se contrajo en el ajuste, a partir de 1993 se presenta como factor importante del crecimiento del producto.

Otro resultado macroeconómico de importancia, es que a partir de 1993 el saldo comercial y de renta mejora, pues las transferencias corrientes netas por donaciones y remesas han comenzado a tener un efecto positivo.

El bosquejo macroeconómico se completa con el análisis del ahorro externo. La apertura externa en el caso cubano, no se ha traducido en crecientes flujos de capitales. El saldo en cuenta de capitales a partir de 1993 no ha excedido el 15% del saldo de 1989. La elevada presencia en los flujos de capitales, de los créditos de corto plazo, ha creado en la práctica una situación de falta de liquidez crónica que entorpece el desempeño económico.

A escala mesoeconómica es de señalar que, durante la apertura externa, como era de esperar, se rescató el porcentaje de los sectores transables en el PIB. Ello no ha sido, sin embargo, producto de una diversificación de la canasta de exportaciones de mercancías, pues ésta sigue concentrada en cuatro grupos de productos: alimentos (principalmente azúcar, pescados y mariscos); materias primas no comestibles (fundamentalmente níquel); bebidas y tabacos; y productos químicos (en especial medicamentos). El aumento de la participación de los transables en el producto se basó en la recuperación de exportaciones de níquel, de la pesca y del tabaco, principalmente.

Junto a la recuperación de las exportaciones de mercancías, el turismo se ha convertido en la principal actividad generadora de divisas, y también el transporte internacional y las comunicaciones han tenido mayor impacto en la dinámica del producto.

El caso de la industria manufacturera resulta muy ilustrativo respecto a la estrategia implementada con la reforma económica y la apertura externa. Al producirse el shock externo no se procedió al cierre masivo de industrias, por lo que se produjo una subutilización de las capacidades industriales existentes, el subempleo de la fuerza de trabajo industrial y la paulatina descapitalización del sector.(13) Se concibió una gradual revitalización económica por la vía de: la creación de empresas mixtas y la vinculación de empresas industriales con actividades generadoras de divisas, combinado ello con procesos de redimensionamiento empresarial. Como resultado después de 4 años, se distinguen en la producción industrial tres grupos de productos: uno con dinámica positiva que son aquellos que han logrado mercados en divisas en el exterior o en frontera, o son demandados para el turismo o para las construcciones vinculadas a ese sector; un segundo grupo son productos que se mantienen sin mostrar síntomas importantes de recuperación y se trata de actividades que requieren insumos agrícolas; el tercer grupo son productos que casi han dejado de producirse por poca competitividad por problemas tecnológicos y no han surgido socios extranjeros para su reconversión tecnológica.(14)

Luego de la apertura, la productividad se incrementó un 4% promedio anual hasta 1996, y ese incremento se verificó en su casi totalidad en los sectores transables, en que la productividad se incrementó un 11% promedio por año. Dentro de éste grupo, la actividad de minería mostró un dinamismo excepcional; coincidiendo con que en esta producción se ha dispuesto de financiamiento extranjero, reconversión tecnológica, mercado seguro y sistemas de estimulación laboral en divisas, lo que debe explicar el incremento de la productividad observado.

En la industria manufacturera la productividad se incrementó en el período 1993-1996 al 9,5% promedio anual pero después de una contracción de similar magnitud entre 1989 y 1993. Ello tiene relación con el crecimiento de los productos cubanos en los suministros al turismo y a la red de ventas en divisas del país.(15) En los sectores de no transables la productividad se incrementó con posterioridad a 1993 mayormente en las construcciones (15% anual), pero partiendo de niveles muy deprimidos. Las construcciones concluidas son fundamentalmente de turismo y de viviendas; las inversiones constructivas estuvieron destinadas a actividades generadoras de ingresos externos.(16)

El crecimiento de la productividad global, muy poco tuvo que ver con cambios en la estructura de la producción y de los trabajadores; es decir, respondió a crecimientos genuinos de productividad, resultado en que las mayores contribuciones provinieron de dos sectores de relativamente más elevada productividad: la industria manufacturera y el comercio, restaurantes y hoteles.

Las implicaciones de las transformaciones en el mercado de trabajo y la retribución laboral resultan muy interesantes.

Durante la etapa de apertura, se retoma el crecimiento de la participación económica de la población en edad laboral, tendencia que durante el ajuste y hasta 1995 fue decreciente y reflejó el desestímulo de la población hacia la búsqueda de empleos formales.

También en la apertura desciende la contribución de la actividad estatal a la proporción de población ocupada y crece la presencia de trabajadores cooperativistas, asalariados de empresas privadas o mixtas, cuenta propias e informales. Junto a ello, continúa el incremento de los ocupados calificados de nivel medio superior y superior, lo cual es consistente con las políticas de formación educacional y protección laboral al personal calificado aplicadas.

En materia de remuneración laboral también se observaron cambios importantes. Durante la contracción económica, los ingresos laborales de los trabajadores vinculados a los mercados fueron favorecidos, y los salarios perdieron participación. Con la recuperación económica en el período de apertura, se revierte ligeramente esa situación y los salarios ganan participación en el total de ingresos, especialmente en los sectores transables.

Adicionalmente, y como era de esperar, la crisis económica trajo consigo un incremento de la desigualdad entre los ingresos laborales promedios de los sectores formal e informal; sin embargo, contrario a lo ocurrido en otras experiencias, ello ocurrió a favor de los últimos. La reforma y apertura han tenido el efecto de reducir ese diapasón, aunque permanecen diferencias de relativa importancia entre la retribución laboral promedio de los asalariados y la de los restantes trabajadores.(17) El decrecimiento de la diferencia entre los salarios promedio en sectores transables respecto a los otros ingresos, puede explicar el incremento de la participación económica y el desplazamiento de la oferta de mano de obra hacia los sectores transables y el turismo.

Conviene ahora analizar qué ocurrió con la desigualdad de ingresos en la población. Debe recordarse que el gobierno cubano a partir de 1959, incorporó dentro de sus objetivos principales el logro de una sociedad con equidad. Para ello, integró en una estrategia única los aspectos económicos y sociales del desarrollo, con énfasis en su aplicación en el interior del país y con un tratamiento preferente a los estratos sociales más desfavorecidos anteriormente.

La política social concibió basar el desarrollo social no sólo en el incremento a la población de las opciones para elevar sus ingresos monetarios, sino que se adjudicó un papel preponderante al acceso pleno y sin condiciones a los servicios sociales y a una alimentación básica. También se diseñaron un conjunto de medidas redistributivas del ingreso, lo que junto al cambio en las relaciones de propiedad y la aplicación de un sistema de seguridad y asistencia social universal creó las bases para avanzar hacia una sociedad que tendía a una mayor homogeneización social.

Al finalizar los años ochenta, Cuba mostraba uno de los coeficientes Gini más bajos de la región latinoamericana.(18) En 1989, el índice Gini fue de 0,25 para la totalidad del país según fuentes oficiales.(19) La participación del primer decil de la población en el total de los ingresos fue de un 3,7%, y la del decil de mayores ingresos fue de un 19.7%. La información a continuación permite la comparación con otros países latinoamericanos.

 
Argentina
Brasil
Colombia
Chile
México
Cuba
 
(Buenos Aires) 1992
(Sao Paulo y Río) 1990
(Bogotá) 1992
(Santiago) 1992
(Zona alta densidad) 1992
1988-1989
Participación primer decil en ingreso total
2.3
1.5
1.8
1.7
2.4
3.7
Participación decil 10 en ingreso total
31.6
37.6
34
44.4
36.2
19.7
Razón de ingresos percápita entre primer decil y promedio total
15.6
9.7
12
12.4
15.4
29.9
Razón de ingresos per cápita entre decil 10 y promedio total
399.5
467.2
433.8
489.3
424.4
285.1

Fuente: CEPAL. Notas sobre la economía y el desarrollo. Febrero de 1998; y elaboraciones a partir del Informe de Cuba a la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, 1995.

Para la zona urbana, la situación cubana era bastante similar a la mostrada en el cuadro anterior para el total del país. En 1988, por ejemplo, la población urbana del primer decil de ingresos disponía del 3,1% del total de los ingresos, mientras la población del decil de mayores ingresos dispuso del 24,3%. La razón entre el ingreso per cápita promedio del primer decil respecto al total fue de 26,3%, mientras que la del decil de mayores ingresos fue de 285%.

Ya para los años 1996-1998, el índice de Gini para la zona urbana del país se estimó en torno a 0,38.(20) Ello significa un crecimiento de la desigualdad, aunque hasta niveles inferiores respecto a la región latinoamericana. Una aproximación cuantificada al efecto compensador de esa desigualdad por la vía de la política social, resulta en un coeficiente Gini de 0,30.(21)

Surge entonces la interrogante de cuáles son los factores que están determinando esa mayor desigualdad. Si se toma el 20% de la población de mayores ingresos y el 20% de menores ingresos, y se agrupan en tres las distintas fuentes de ingresos monetarios familiares, es decir, a) provenientes del trabajo de asalariados, b)provenientes del trabajo de cooperativistas, campesinos, cuenta propia e informales, y c) por transferencias monetarias (por seguridad social, remesas y donaciones), se observan una serie de cuestiones interesantes.(22)

El análisis de los ingresos laborales por trabajador para ambos grupos de la población, muestra que la desigualdad entre los asalariados, según el salario promedio en cada uno de los dos estratos, es menor que la existente en el caso de los ingresos de los no asalariados. Ello indica que la desigualdad entre los cuenta propia, campesinos, cooperativistas y otros no asalariados es de una magnitud mayor que la existente dentro del grupo de asalariados.

Sin embargo, también para el caso de los asalariados, se observa una diferenciación acentuada, lo que tiene correspondencia con la aplicación de los sistemas especiales de pago y de estimulación en aquellas actividades vinculadas con la apertura externa. Un hallazgo poco esperado pero revelador del impacto de la reforma cubana en la equidad fue que el salario promedio de los asalariados del 20% de la población de mayores ingresos supera los ingresos promedio provenientes del trabajo de los no asalariados de los grupos de la población de menores ingresos.

Si se toman de conjunto los salarios y los ingresos relacionados con el trabajo de los campesinos, cooperativistas, cuenta propia e informales, se observa que en 1997, más del 60% de los ingresos per cápita de las familias podrían ser clasificados como relacionados con la actividad económica. Según esta óptica, fueron precisamente los ingresos per cápita provenientes del trabajo los que introdujeron en mayor medida la desigualdad de ingresos entre los grupos de altos y bajos ingresos en la población. Es decir, la desigualdad de ingresos en 1997, estuvo asociada ante todo con diferencias vinculadas al mercado de trabajo.

También las transferencias por remesas y donaciones en divisas jugaron un papel en dicha desigualdad, aunque de menor magnitud. Las transferencias del sistema de seguridad social resultan ser neutras, es decir llegan en similar magnitud per cápita tanto a la población de ingresos más elevados como a la de ingresos más bajos.

Puede deducirse de la información disponible, que la población que compone el estrato de mayores ingresos logra dicha posición por una combinación de factores:

· Tiene una tercera parte de sus trabajadores empleada en actividades no asalariadas. Estos reciben los ingresos laborales promedios más altos del país.
· Tiene en su composición los trabajadores asalariados mejor remunerados, que fueron aquellos asociados a la apertura externa.
· Recibe un monto per cápita de transferencias en divisas relativamente muy elevado.
· Se beneficia de las transferencias del Sistema de Seguridad Social a la par del resto de la población.

Como contraposición, el grupo de la población de ingresos más bajos, tiene la siguiente combinación de factores:

· Tiene también una tercera parte de sus trabajadores empleada en actividades no asalariadas, pero éstos trabajadores incluyen en su composición los trabajadores asalariados de remuneraciones más bajas.
· Recibe un monto per cápita de transferencias en divisas relativamente menor.
· Se beneficia de las transferencias del Sistema de Seguridad Social a la par del resto de la población.

Quedaría por evaluar, si las características sociodemográficas de la población tienen alguna influencia en los resultados sobre desigualdad, en particular producto de diferenciada carga demográfica y propensión a incorporarse a la actividad económica.

En 1997, el 61% de la población urbana se hallaba en edad de trabajar, es decir, tenían el potencial para ello según factores demográficos. Esta característica era muy diferenciada entre los grupos de la población seleccionados, observándose en el grupo de ingresos altos una menor proporción de población en edad de trabajar que en el grupo de menores ingresos. Ello parece indicar que en el grupo de población de ingresos más elevados la mayor carga demográfica no es elemento que influya en la situación familiar.

Otro ángulo de análisis es la relación entre la oferta de mano de obra y la situación económica familiar. La proporción de activos económicamente para el total de la población urbana en edad laboral es de un 68%. En este caso se observa de manera clara que el grupo de población de ingresos más elevados, que como se señaló es el de menor potencial demográfico para vincularse al trabajo, sin embargo hace un aprovechamiento óptimo de ese potencial al estar ocupado o buscando trabajo casi el 100% de los posibles.

En un análisis por el lado de la oferta puede decirse entonces que, aparentemente, los mayores niveles de ingresos alcanzados no provocan la elevación del ocio. Por otra parte, en el grupo de ingresos más bajos, pudiera estarse manifestando un desaliento a la búsqueda de empleo.

Puede concluirse entonces que la mayor desigualdad de ingresos monetarios en la población responde, principalmente, a las nuevas características del mercado de trabajo, lo que se relaciona en parte con la apertura externa pero también con el ajuste y la reforma emprendida.

Por último, resulta relevante analizar el papel que puede haber jugado la política social en los años noventa. El interés mayor radica, en este estudio, en evaluar su efectividad en contrarrestar el aumento de la desigualdad durante el ajuste económico implementado hasta 1993, así como el rol que pudo haber cumplido en el descenso de la desigualdad durante la reforma y la apertura externa.

Durante todo el período a partir de 1989, se constata en la información estadística la elevada prioridad brindada a lo social dentro del presupuesto público, tanto en los años de ajuste económico como posteriormente. El presupuesto de carácter social -a precios corrientes y excluyendo las transferencias monetarias por Seguridad y Asistencia social- ha tenido, en general, una participación creciente dentro del consumo de gobierno.

Durante el ajuste, dicha prioridad se manifestó en la estabilidad del porcentaje de gasto social en el consumo de gobierno en torno a un 65%. A partir de 1993 esa proporción crece de 70% hasta un 86% en 1998.

Estructura por destinos del Presupuesto de gasto social (precios corrientes)

 
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
Total
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
Educación
41.9
40.5
41.9
42.1
36.9
38.1
35.4
33.7
34.3
29.9
28.7
Salud
23.0
23.4
25.7
27.7
28.7
30.3
28.8
28.2
29.8
26.7
25.5
Vivienda y serv.com.
10.3
9.6
7.8
7.3
6.9
9.0
10.7
11.0
11.5
11.2
10.7
Cultura y Arte
4.8
5.0
5.6
5.2
4.6
4.6
4.2
3.9
3.9
3.3
3.1
Deportes
2.9
3.1
3.5
3.6
3.3
3.5
3.3
2.7
2.6
2.1
2.3
Subsidios de precios
17.1
18.4
15.4
14.1
19.6
14.6
17.6
20.5
17.9
26.8
29.7

La educación es el destino del gasto social de mayor magnitud. Los gastos ejecutados en estas actividades ascendieron a unos 11 pesos mensuales por habitante. Alrededor del 84% de ese gasto se ejecutó en la enseñanza preescolar, primaria y media, es decir, se dirigió a la población de niños y jóvenes en su mayoría fuera de la edad laboral. Las elevadas tasas de matriculación (escolarización) y de retención en el ciclo escolar en esta enseñanza avalan el pleno acceso de la población a los servicios educativos.

El segundo destino en importancia es la salud. La salud ha recibido presupuestos crecientes hasta niveles de 10 pesos por habitante al mes. La amplia cobertura del sistema de prestación de servicios médicos, con un 98% de población atendida por médicos de la comunidad, junto a una red de instituciones municipales, provinciales y nacionales de hospitales y policlínicos, garantiza el acceso universal a estos servicios.

Con la finalidad de garantizar una alimentación básica a la totalidad de la población se gasta alrededor de un 6% del presupuesto con destino social. Este financiamiento se destina a subsidiar los alimentos que se distribuyen según el sistema de racionamiento, que garantiza una canasta de alimentos mínima que cubre el 65% de los requerimientos per cápita de energía nutricional. También financia dietas alimenticias especiales para grupos específicos de la población como son enfermos crónicos, niños y ancianos. En esta dirección se gastó unos 3 pesos per cápita mensual.(23)

Los restantes destinos del gasto social equivalen a un promedio de 6 pesos por habitantes cada mes.

Otro elemento a tener en cuenta en una valoración del impacto de la política social sobre la desigualdad se relaciona con la vivienda. En el país se propuso a la población que no era propietaria de su vivienda, a finales de los años ochenta, un sistema muy ventajoso de pago a plazos, del inmueble que se ocupaba en usufructo. De tal manera más del 80% de la población vive en vivienda de la cual es propietario. Puede considerarse entonces, una imputación a cada persona que vive en esas condiciones, de un ingreso adicional equivalente al 10% del ingreso en moneda nacional promedio per cápita mensual.(24) La imputación per cápita alcanza los 17 pesos al mes.

Para analizar el posible efecto de la política social sobre la desigualdad de ingresos monetarios, se partió sólo de considerar las transferencias por gratuidades de salud y educación, por subsidios de precios a los alimentos y las imputaciones por la propiedad de la vivienda. Una distribución de esos gastos sociales con neutralidad, es decir ni progresivos ni regresivos, equivalen a que la política social está disminuyendo la desigualdad introducida en los ingresos monetarios. En esas condiciones, el índice Gini se sitúa en torno al 0.30.(25)

CONCLUSIONES

La apertura externa en el caso de Cuba ha tenido lugar en condiciones marcadamente distintas a las del resto de los países de América Latina. El análisis realizado muestra algunos paralelos, pero también significativos contrastes. Entre las características propias que dan lugar a dichas diferencias deben mencionarse:

a) Una economía socialista como contexto
b) Importantes reformas económicas de las que forma parte la apertura externa. Un ajuste externo de gran proporción.
c) Bloqueo económico con obstáculos a las medidas de apertura y e imposibilidad de acceso al financiamiento de los organismos financieros internacionales.

Estas especiales circunstancias históricas permiten considerar una apertura externa realizada bajo premisas diferentes, e incluso contrarias a las que han presidido otros procesos de la Región: preeminencia de los aspectos sociales sobre los económicos; participación activa del Estado; y economía planificada con alcance restringido del mercado.

El contenido esencial de la apertura externa ha sido la promoción de inversiones extranjeras directas, la descentralización del comercio exterior, la reducción de aranceles y tarifas, la creación de un mercado interno en divisas y el establecimiento de zonas francas; a la par que se introdujo transformaciones relevantes en el orden institucional, legal y de gestión del modelo económico del país.

Conjuntamente con la apertura externa, se aplicaron medidas para rectificar los desbalances fiscal y monetario. La reforma en materia laboral se expresó principalmente en transformaciones de la ocupación por sectores de propiedad y tuvo un amplio alcance en cuanto a la protección de los trabajadores. Adicionalmente se incluyeron medidas de política social que, además de proteger a las familias, contribuyeron al consenso político en todo el proceso.

No es posible deslindar el impacto de la apertura externa del efecto del resto de la reforma, en especial del efecto de la apertura económica. En la práctica las entidades económicas generadoras de divisas o sustituidoras de importaciones, se fueron incorporando a la vez a ambos procesos. No obstante, asociados a la apertura externa de la economía se constataron en este estudio los hechos económicos siguientes:

1. Se revirtió el proceso de contracción del PIB, y se estableció una dinámica de recuperación en fase de consolidación.
2. La estrategia exportadora tuvo resultados. Las exportaciones de bienes y servicios se incrementaron en magnitud muy superior al producto, verificándose también un cambio estructural a favor de la proporción de los servicios en el valor de las exportaciones totales. No se diversificó la canasta de exportaciones de mercancías.
3. Se eliminó, a precios comparables, el déficit comercial. No obstante, la desfavorable relación de términos de intercambio determinó que a precios corrientes persistiera el déficit comercial aunque a niveles controlados.
4. Las transferencias corrientes netas del exterior han comenzado a incidir positivamente en la minoración del desbalance financiero del país.
5. Descendió hasta niveles adecuados el déficit fiscal, por el efecto combinado de la contracción del gasto y el decrecimiento de las transferencias netas a las empresas y la población.
6. No se han materializado crecientes flujos de capitales hacia el país. En la composición de los capitales que ingresan, la magnitud de los flujos de corto plazo y sus condiciones de obtención, determinan que el país se encuentre en una situación crónica de escasa liquidez que dificulta el desempeño de la economía.
7. La productividad del trabajo se incrementó, en especial en los sectores transables, y ese incremento respondió a crecimientos genuinos de productividad sectorial.
8. La oferta de mano de obra se trasladó hacia la actividad no estatal, los sectores transables y el turismo, lo que se correlaciona con el incremento del salario medio en esas actividades.
9. Aunque el diapasón de los ingresos laborales medios es mayor que en 1989, éste decreció respecto al año 1993. En especial se observa una tendencia al acercamiento de los ingresos promedio de trabajadores asalariados de los sectores transables, a los ingresos promedio más elevados de los trabajadores que, como los cuenta propia e informales, obtienen sus ingresos de sus ventas directas en el mercado de bienes y servicios de consumo.
10. Los salarios reales se incrementaron más que la productividad, pero continúan siendo menores que en 1989.
11. La calificación de la fuerza de trabajo siguió su tendencia creciente anterior a la apertura.
12. Existe una desigualdad de ingresos monetarios en la población mayor que la observada en los años ochenta, aunque se mantiene menor que la reportada para la región latinoamericana.
13. La política social ha jugado un papel importante, protegiendo a la población al verificarse el ajuste económico, y posteriormente minorando los niveles de desigualdad social de ingresos monetarios.

En síntesis, puede afirmarse que la apertura externa en el caso de Cuba ha tenido un impacto relevante sobre todas las estructuras económicas y sociales, y constituye un decisivo factor de reanimación y de reinserción de la economía cubana en la economía internacional. Ha existido un costo social en el proceso, pero de magnitudes relativamente menores que en otras experiencias. En el caso cubano no se siguió el patrón de globalización neoliberal recomendado por organismos internacionales. No obstante, respecto a las condiciones internacionales que de él se derivan, si es posible afirmar que dichas condiciones resultan una barrera muy compleja de sortear; por ejemplo, la pérdida en la relación de intercambio de los productos primarios, afecta a muchos países subdesarrollados y los resultados en la búsqueda de nuevas formas de inserción internacional son muy discretos, Cuba aún se halla enfrascada en ese empeño. En otro orden de cosas, la experiencia cubana muestra el decisivo papel que puede desempeñar la política social en la minoración del impacto de procesos de ajuste económico y reformas. De tal manera fortalece el criterio de los que revalorizan e insisten en la necesidad de una política social consecuente de los gobiernos, en especial para evitar la exclusión y la pobreza.


ANEXO

CUADRO 1: CLASIFICACIÓN Y CRONOLOGIA DE LAS MEDIDAS DE LA REFORMA CUBANA

 

Fecha

de

inicio

Macro

econó

micas

Micro

econó

micas

Socia

les

RECTIFICACIÓN DEL DESBALANCE EXTERNO

  1. Desarrollo del turismo y otras actividades generadoras de divisas

1989

X

   
  • Impulso a la apertura al capital extranjero; principalmente por medio de empresas mixtas
  • 1990

    X

       
  • Creación de un sector que opera directamente en divisas
  • 1992

     

    X

     
  • Eliminación del monopolio estatal del comercio exterior
  • 1991

     

    X

     
  • Mayor utilización del crédito comercial; renegociación deuda externa con algunos países
  • 1990

    X

       
  • Creación de mercados y ventas internas en divisas
  • 1993

    X

    X

     
  • Reducción de aranceles
  • 1996

     

    X

     
  • Creación de zonas francas y autorización de negocios inmobiliarios
  • 1996

    X

    X

     
  • Apertura de oficinas de bancos extranjeros
  • 1995

    X

       
  • Sistemas especiales de remuneración en divisas
  • 1993

     

    X

     
  • Autorización de remesas y de tenencia legal de divisas
  • 1993

    X

       
  • Creación de casas de cambio y cuentas de ahorro en divisas para la población
  • 1995

    X

       
  • Creación nuevo mecanismo de control, circulación y asignación de divisas
  • 1990

    X

       


    SOCIALES

    1. Garantías de empleo y de ingresos a los trabajadores; reestructuración gradual del empleo estatal.

    1990

       

    X

  • Fortalecimiento de la asistencia social y creación de una red de alimentación pública a precios subsidiados para personas de bajos ingresos.
  • 1996

       

    X

  • Mantenimiento de la cobertura y beneficios de la seguridad social.
  • 1990

       

    X

  • Priorización de los servicios de salud y educación, a partir de las restricciones en divisas existentes; modificaciones para el logro de una mayor efectividad.
  • 1990

       

    X


    FINANZAS INTERNAS

    1. Elevación de precios y tarifas a productos y servicios no esenciales

    1994

    x

       
  • Eliminación de gratuidades
  • 1994

    x

       
  • Medidas para la reducción de las pérdidas en empresas estatales
  • 1994

    x

       
  • Creación de un sistema impositivo
  • 1994

    x

    X

     
  • Nueva ley Tributaria para las empresas
  • 1994

     

    x

     
  • Creación de una Oficina Nacional de Auditorías
  • 1994

     

    x

     
  • Mayor descentralización de ingresos y gastos del presupuesto
  • 1995

     

    x

     
  • Modernización del sistema de contabilidad
  • 1994

     

    X

     
  • Reestructuración del sistema bancario
  • 1997

     

    X

     

      

     

    Fecha

    de

    inicio

    Macro

    econó

    micas

    Micro

    econó

    micas

    Socia

    les

    SECTOR AGROPECUARIO

    1. Transformación de empresas estatales en cooperativas

    1993

     

    X

     
  • Entrega de tierras a familias, en usufructo
  • 1994

     

    X

    X

  • Entrega de tierra a organizaciones para su autoabastecimiento alimentario
  • 1992

     

    X

     
  • Desarrollo de huertos urbanos y organopónicos
  • 1993

     

    X

     
  • Desarrollo de la acuicultura
  • 1990

     

    X

     
  • Creación de mercados agropecuarios para la comercialización de excedentes a precios libres.
  • 1994

     

    X

     
  • Esquema de financiamiento integral en divisas del sector agropecuario, a partir de los cultivos de exportación
  • 1996

     

    X

     


    INDUSTRIA Y SERVICIOS

    1. Mayor espacio para el trabajo por cuenta propia

    1993

     

    X

     
  • Creación de un mercado de artículos industriales y artesanales
  • 1994

     

    X

     
  • Reorganización del sistema empresarial
  • 1992

     

    X

     
  • Redimensionamiento de capacidades existentes
  • 1994

     

    X

     
  • Transformación del sistema de gestión empresarial
  • 1998

     

    X

     


    LABORALES

    1. Disminución del empleo estatal y traslado de empleos al sector no estatal

    1993

     

    X

     
  • Ampliación de la protección a trabajadores sobrantes
  • 1992

       

    X

  • Aumentos salariales en las actividades que generan divisas y en salud, educación y orden interior
  • 1992

     

    X

     
  • Perfeccionamiento de los sistemas de pagos para mejorar la relación entre retribuciones y resultados productivos
  • 1992

     

    X

     
  • Programas de empleo para las provincias orientales
  • 1995

       

    X


    OTRAS

    1. Reducción de los Ministerios y otras entidades nacionales; descentralización de la toma de decisiones económicas hacia las empresas.

    1994

     

    X

     
  • Aplicación de nuevos enfoques e instrumentos de planificación
  • 1995

    X

    X

     

     


    NOTAS

    1- La clasificación del contenido de la reforma se realizó a partir de los trabajos de González, A.. Puede consultarse, por ejemplo, Economía y Sociedad. Los retos del modelo económico. Revista Temas No.11, 1997.
    2- Aunque Estados Unidos rechaza la denominación de bloqueo y prefiere el término de embargo, no pueden desconocerse las múltiples medidas implementadas para hacer participar de forma directa o indirecta a terceros países en dichas sanciones.
    3- Otras consecuencias del bloqueo son: gastos excesivos en fletes, minoración de precios a exportaciones cubanas respecto a los precios del mercado mundial, pérdidas por variaciones cambiarias de las monedas respecto al dólar y otras.
    4- Entre 1989 y 1995 las entidades cubanas que realizan comercio exterior se multiplicaron por 6 veces y adicionalmente realizan comercio exterior representaciones comerciales extranjeras y asociaciones con capital extranjero en un número que triplica la cantidad de entidades cubanas.
    5- En 1989 el 78% de la tierra estaba en manos del Estado. Al finalizar 1997 esa proporción era un 33%. Tomado de Cuba en cifras, 1997, Oficina Nacional de Estadísticas.
    6- Se designa como mercado segmentado a aquel que posee estratos que tienen definidas distintas formas de acceso para los compradores y los vendedores; distintas reglas de formación general de los precios (debido a la aplicación de tasas comerciales, márgenes, aranceles e impuestos); uso de distintas monedas, y en general, mecanismos para captar los excedentes que se forman en los distintos estratos. Existen, entre otros, el mercado agropecuario, de bienes industriales y artesanales, ventas minoristas estatales también a precios de oferta y demanda, tiendas de estimulación a trabajadores en moneda nacional, tiendas estatales en divisas, compraventa de dólares, servicios por cuenta propia, incluyendo los de alimentación, alquiler de viviendas, y un mercado informal no regulado al que también concurren productos de fuentes no autorizadas.
    7- La política laboral tuvo como objetivos, entre otros, el de lograr pleno empleo, garantizar los empleos por vía estatal, la desaparición del desempleo como problema social, garantizar igual pago por igual trabajo y mantener las diferencias en materia salarial en un rango adecuado, así como gestionar la formación de la fuerza de trabajo calificada necesaria y ubicar automáticamente a los graduados. Para cumplimentar esos ambiciosos objetivos, se concibió una legislación laboral centralizada y de aplicación uniforme en todo el país. Se gestionó con cierta descentralización en Oficinas Municipales de trabajo, pero siempre con la supervisión directa del Ministerio correspondiente.
    8- La legislación (Ley del Servicio Social No.1254 de 1973) contempla que los graduados de nivel superior al concluir sus estudios concertarán un contrato por tres años con una entidad asignada a ellos, donde recibirán adiestramiento para completar su formación y pondrán los conocimientos adquiridos (gratuitamente) al servicio de la sociedad.
    9- La escala salarial contempla un salario mínimo de 100 pesos y una diferencia de 4,5 veces entre el salario más alto y el más bajo.
    10- La remuneración en divisas puede ser en divisas directamente o a través de facilidades para realizar compras en tiendas en esta moneda. También en algunos casos consiste en la entrega de productos personales. Las modalidades de estimulación en divisas en todas sus formas abarcaron en 1997 al 37% de la fuerza laboral empleada por el Estado o que labora en Unidades Básicas de Producción Cooperativas. Tomado de Rodríguez, J.L.: Resultados económicos en 1997 y el Plan económico para 1998. Informe a la Asamblea Nacional. Diciembre de 1997.
    11- La apertura al capital extranjero y la descentralización comercial externa comenzaron antes de 1993, pero sólo comienzan a tener participación importante en la economía a partir de este año.
    12- Para una mejor aproximación al tratamiento de el sistema de cuentas nacionales a partir de la información de que se dispuso para este trabajo, se incluyeron en el concepto de sector privado, las empresas estatales, computándose las relaciones financieras entre el Estado y ésta,s como transferencias entre el gobierno y el sector privado.
    13- En 1989 el tejido industrial adolecía de elevados índices de consumo energético y material, y existía sobredimensionamiento de capacidades. Son varios los estudios realizados sobre el sector manufacturero de Cuba. Ver, por ejemplo, Colectivo de autores: Elementos para una reorganización del sistema empresarial cubano. Revista Cuba: Investigación Económica No.1, 1995.
    14- Se analizó la dinámica del volumen físico por productos, con una selección de 197 productos agrupados según la Clasificación industrial internacional uniforme de las Naciones Unidas, valorados a precios constantes de 1995.
    15- Estimados acerca de la participación que tienen los productos cubanos en los suministros al turismo y a la red de ventas en divisas del país la situaron en un 35% en 1996 y 41% en 1997. Tomado del Informe sobre los resultados económicos de 1997 y el Plan económico y social para 1998. Intervención del Ministro de Economía en la Asamblea Nacional del Poder Popular. Diciembre de 1998.
    16- Se analizó la información sobre Obras terminadas y volumen de inversiones por componentes del Anuario Estadístico de Cuba 1996.
    17- En 1996, el salario promedio anual de los asalariados en sectores transables fue 1,8 veces superior al salario promedio de los asalariados en el sector de no transables. El ingreso promedio anual del resto de los trabajadores fue 3,3 veces mayor que el salario promedio en no transables. Estas estimaciones se realizaron por la autora de este estudio a la tasa de cambio oficial.
    18- Un estudio comparativo interesante sobre desigualdad en Cuba, América Latina y Taiwain puede ser consultado en: Zimbalist, A. y Brundenius, C. Crecimiento con equidad: el desarrollo cubano en una perspectiva comparada. Revista Cuadernos de Nuestra América. Volumen VI, No. 13.
    19- Oficina Nacional de Estadísticas.
    20- Estimados del autor. Cifras preliminares. A tipo de cambio 10.
    21- Informaciones recientes del PNUD sitúan el índice Gini de los países latinoamericanos en un rango entre 0,42 y 0,60.
    22- El análisis se efectuó con información del año 1997 proveniente de la Encuesta socioeconómica de los hogares.
    23- Este financiamiento cubre el subsidio entre los precios de importación o producción de los alimentos y el precio al cual éstos se distribuyen a la población en el sistema de racionamiento. No contiene, por tanto el diferencial de precios respecto a los mercados internos de alimentos. Dicha consideración, mucho más cercana al nivel de beneficios que recibe la población elevaría mucho más el nivel de dichos gastos.
    24- Esto significa un valor agregado bruto por propiedad de la vivienda de un 8% de los ingresos de los hogares. Cálculos tomados de CEPAL: La Economía cubana: reformas estructurales y desempeño en los noventa. Segunda edición. 1999.
    25- Se encuentra en proceso un estudio de la autora de este trabajo, sobre la redistribución que produce el gasto social, para poder llegar a conclusiones más precisas sobre el efecto de la política social en el coeficiente Gini.


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    Angela Ferriol Muruaga,
    Licenciada en Matemática. Dra. en Ciencias Económicas
    Investigadora Auxiliar. Vicedirectora del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas.
    Miembro del Consejo científico del INIE.

         
       
       
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