Los "Acuerdos de
Ginebra"
¿Por qué la
Autoridad Palestina no puede aprender de sus errores?
Hasan Abu Nimah *
CSCAweb (www.nodo50.org/csca),
3 de diciembre de 2003
'The Electronic Intifada', 30 de octubre de 2003
Traducción: Loles Oliván
"No
hay duda de que la AP apoya los Acuerdos y de que ha estado detrás
de él desde el principio. La historia palestina está
llena de ejemplos de apaciguamientos contraproducentes y costosos
que solo han producido pérdidas y desastres. El lamentable
estado actual de la AP y de su presidente [Arafat] es el resultado
directo del imprudente mal uso que se ha hecho de los derechos
palestinos en un vano intento de ganar los favores del enemigo
a corto plazo. El intento de ahora no conducirá más
que a un mayor desdén y a más pérdidas"
Resulta asombroso lo poco que
la dirección palestina aprende de sus propios errores.
Los denominados "Acuerdos de Ginebra" [1] -un
documento informal acordado entre antiguos representantes israelíes
y palestinos ligados a la Autoridad Palestina (AP)- es un nuevo
error garrafal que dañará enormemente a la posición
palestina sin que consiga sacar a la dirección palestina
de su estado de abatimiento.
El contenido de los Acuerdos
contradice los derechos fundamentales palestinos. El documento
prevé que Israel retenga la mayor parte de la tierra que
ha colonizado ilegalmente, en especial alrededor de Jerusalén,
y cancela los inalienables derechos de los refugiados palestinos.
Debería recordarse que
los palestinos se han comprometido reiteradamente con la paz
con Israel. Antes de que las negociaciones hubiesen siquiera
comenzado, estuvieron de acuerdo en aceptar solo un 22% de la
Palestina histórica, renunciando al 78% del que cerca
de un millón de palestinos fueron desalojados por la fuerza
entre 1947 y 1948, cuando se estableció Israel sobre las
ruinas de la nación palestina. Esta decisión ha
sido endorsada y respaldada por Estados árabes individuales
y por la Liga de Árabe que reafirmó su oferta colectiva
de paz global con Israel en su cumbre de marzo de 2002. Esta
posición moderada es absolutamente acorde con Naciones
Unidas (NNUU), con la posición oficial de EEUU así
como con la de la Unión Europea (UE) y de la mayor parte
de los gobiernos del mundo.
El mundo entero tiene claro
que Israel es el único que se opone a este consenso para
la paz y para el compromiso, y que persisten sus políticas
de destrucción calculadas para hacer de su ilegal usurpación
de territorio [un hecho] completamente irreversible. Pues bien,
lo que resulta pasmoso, es que haya personalidades palestinas
que estén de acuerdo en ofrecer a Israel una salida a
esta crisis a expensas de los derechos palestinos más
básicos. Analicemos una sola de las cuestiones clave a
que se refiere los Acuerdos: la tierra y los refugiados.
Negociar
el fin de la ocupación
La resolución 242 del
Consejo de Seguridad de NNUU, sobre la que se basa supuestamente
todo el proceso de paz, enfatiza el principio básico de
las relaciones internacionales acerca de que la adquisición
de territorio por la guerra es inadmisible. En términos
del conflicto israelo-palestino, ello significa que se debe poner
fin completamente a la ocupación de Israel y que todos
sus soldados y colonos deben retroceder a las fronteras del 4
de junio de 1967. Esto quiere decir que Israel está obligado
a evacuar toda [la Franja de] Gaza, toda Cisjordania, incluida
cada una de las partes de Jerusalén Oriental.
¿Quién ha dado
a los negociadores palestinos de los "Acuerdos de Ginebra"
el derecho a contradecir todo lo anterior, a acordar que la mayor
parte de los ilegales asentamientos de Israel deban permanecer
y que la mayor parte de Jerusalén Oriental debe quedar
bajo soberanía israelí?
Obviamente, en la velada y
engañosa terminología yace la pretensión
de que la tierra [palestina] que se pierda con los asentamientos
[que permanezcan] será compensada con tierras del interior
de Israel de la misma extensión. Pero eso es un fraude.
La tierra que los Acuerdos da a Israel es la de los alrededores
de Jerusalén o la de las partes centrales más habitadas
de Cisjordania, alrededor de Nablus, Ramala, Nerón y Belén,
donde se ubican los gigantescos bloques de asentamientos, desgarrando
y fragmentando la tierra y el tejido social y económico
palestino; esta tierra nunca podría ser compensada por
tierra yerma saturada de deshechos nucleares en el desierto del
Negev o en ninguna otra parte. Si la tierra que Israel quiere
ofrecer es "de igual valor", ¿por qué
hacer el cambio en primer lugar? Ni siquiera otorgando todo Tel
Aviv a los palestinos empezarían a compensarles por las
pérdidas que este documento sanciona. Los autores de estos
Acuerdos deben de creerse que su fórmula embaucará
a los medios de comunicación internacionales, a los diplomáticos
europeos o incluso a los votantes israelíes, pero la gente
a la que dañará más, los palestinos, no
lo aceptarán nunca.
¿Y sobre qué
base debe darse a Israel ninguna parte de Cisjordania y Jerusalén
Oriental?, ¿por qué el 78% de Palestina y la mitad
de Jerusalén no es suficiente para Israel?, ¿cuándo
va a pedirle el mundo a Israel que ponga un límite a su
apetito?
Jerusalén,
dividida
La fórmula para Jerusalén,
ratificada por el ex presidente Bill Clinton, está claramente
reflejada en el documento de Ginebra: "cada parte retiene
lo que tiene en la actualidad". Esta es una fórmula
ilegal e injusta que en realidad afirma que "los ladrones
se quedan con lo que roban y sus víctimas se quedan con
lo que les dejan si es que hay algo que les queda". Solo
desde una fórmula tan perversa puede surgir una solución
en la que la mayor parte de los colonos israelíes permanezcan
en los Territorios Ocupados (TTOO), mientras se dice a los palestinos
desalojados de sus tierras que se vayan al infierno.
Si la división de Jerusalén
debe basarse en el derecho internacional, no son necesarios los
complicados y coloreados mapas que codifican los Acuerdos. Nosotros
sabemos exactamente dónde estaba la Línea [Verde]
de demarcación el 4 de junio de 1967. Si, por el contrario,
Jerusalén va a ser dividida de acuerdo con quien ostenta
los títulos legales y reales de las propiedades, entonces,
también es fácil: los palestinos son propietarios
de la mayor parte de Jerusalén -Oriental y occidental.
Es ridículo aplicar criterios contradictorios con la descarada
intención de que solo se apliquen a lo que beneficia a
Israel. Los Santos Lugares deben ser [espacios] abiertos y accesibles
a todos, bajo cualquier circunstancia. Tienen que estar protegidos
y ser completamente respetados por las autoridades bajo cuya
soberanía estén. Esa es la norma que opera en todo
el mundo. No hay ninguna base ni precedentes de que un lugar
que sea sagrado para ciertos pueblos deba ser ocupado por otro
pueblo porque ello viola el principio básico de su santidad
y los requisitos elementales de la tolerancia religiosa.
El Derecho
al Retorno
El otro asunto esencial es
el Derecho al Retorno de los palestinos. La cuestión debe
de manejarse con justicia y de modo que tenga en cuenta las nuevas
realidades (con frecuencia referidas demasiado generosamente
a "las preocupaciones demográficas" de Israel)
pero sin comprometer los derechos legales individuales y políticos
de los propios refugiados.
Ningún plan serio prevé
el retorno de todos y cada uno de los entre cuatro y cinco millones
de refugiados palestinos a Israel; ni significa que cada palestino
elegirá retornar a Israel si se le ofrece tal oportunidad.
Al mismo tiempo, ningún plan prevé la completa
ratificación de la posición israelí que
niega a los refugiados palestinos ese derecho en su conjunto,
como el documento de Ginebra ahora acepta. A pesar de los vacilantes
e incluso indignos desmentidos por parte de algunos de los palestinos
"no oficiales" que aceptaron los "Acuerdos de
Ginebra", el Derecho al Retorno fue de hecho abolido con
su bendición.
El texto concede a Israel un
incontestable veto para [decidir si] se permite a cualquier palestino
el derecho a retornar a su casa y a sus tierras en lo que es
ahora Israel, y Yosi Beilin, el ex ministro de Justicia de Israel
quien puso en marcha la iniciativa de Ginebra, confirmó
a Radio Israel que "ningún palestino entrará
en Israel bajo el Derecho el Retorno". Beilin añadió:
"No habrá nada de eso, eso no existe en ningún
documento. No habrá Derecho al Retorno [...] quienquiera
que piense, por una cláusula u otra, que puede decir que
hay un derecho al retorno, no existe derecho a retornar aquí".
Lo único que hay, según Beilin es "esperanzas
en los corazones palestinos". "Si los palestinos mantiene
esa esperanza en sus corazones, la esperanza no se puede desenraizar",
dijo, "pero no hay derecho al retorno en este acuerdo y
no lo habrá".
El aval
de la AP
Ha'arezt, que informó sobre esas declaraciones
el 14 de octubre, citaba a representantes de la AP diciendo que
el dirigente Yaser Arafat había sido informado sobre los
contenidos de los "Acuerdos de Ginebra" antes de que
se hubiesen concluido. El periódico citaba igualmente
a Yaser Abed Rabbo, el representante informal de la AP
que negoció los Acuerdos diciendo que la OLP lo apoya.
No hay duda de que la AP apoya
los Acuerdos y de que ha estado detrás de él desde
el principio. La historia palestina está llena de ejemplos
de apaciguamientos contraproducentes y costosos que solo han
producido pérdidas y desastres. El lamentable estado actual
de la AP y de su presidente [Arafat] es el resultado directo
del imprudente mal uso que se ha hecho de los derechos palestinos
en un vano intento de ganar los favores del enemigo a corto plazo.
El intento de ahora no conducirá más que a un mayor
desdén y a más pérdidas.
Para Israel, sin embargo, los
Acuerdos solo tiene ventajas. Israel, en el futuro, remitirá
a los palestinos a sus nuevas exigencias rebajadas y simplemente
ignorará los compromisos aceptados por los israelíes,
pues ni siquiera son oficiales.
Desde una perspectiva palestina,
complacerse en negociaciones ficticias con el desacreditado partido
de la oposición israelí es un disparate. Confirma
que la AP no tiene una estrategia seria para negociar con Israel
tal cual [este Estado] es. Más bien distancia a la AP
-ya inexplicable- del pueblo y premia inmerecidamente a Israel
que, incluso mientras escribo, está devastando Rafah e
implantando nuevas colonias por todo el país.

Notas de
CSCAweb:
1. Sobre los
"Acuerdos de Ginebra" véase en CSCAweb: Roni Ben
Efrat: Los 'Acuerdos de Ginebra': más allá del
tiempo y del espacio y Los Acuerdos de Ginebra y el Derecho
al Retorno: la opinión de los refugiados palestinos. El texto del documento
puede verse en su versión inglesa en 'Electronic Intifada'
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