Iraq


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La Administración Bush recibe a los dirigentes opositores iraquíes mientras fija en seis meses el plazo para la invasión de Iraq, que obligará a estacionar en el país 75.000 soldados durante un década

Nota Informativa, 6 de agosto de 2002. CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

Bush anunciará antes de que concluya agosto su intención de intervenir contra Iraq para acabar con su actual gobierno en seis meses. Esta determinación se ha puesto de manifiesto una vez más con el categórico rechazo a la oferta efectuada por Iraq de recibir en Bagdad al jefe de la comisión de desarme de NNUU, Blix. Mientras la Administración Bush aprueba nuevas partidas financieras para la oposición y recibe en Washington a sus líderes, se estima que EEUU deberá mantener en Iraq tras la invasión del país una fuerza de 75.000 soldados durante una década.

Según informa el diario británico The Observer [1], el presidente Bush anunciará antes de que concluya el mes de agosto su intención de intervenir contra Iraq para acabar con su actual gobierno. La guerra se produciría dentro de los próximos seis meses, y nunca antes de noviembre, mes de elecciones legislativas en EEUU.

La certeza de que la Administración Bush está decidida a atacar a Iraq se ha puesto de manifiesto una vez más con el categórico rechazo (en primera instancia, por parte de Colin Powell, desde Manila) a la oferta efectuada por Iraq -en una carta enviada por su ministro de Exteriores, Naji Sabri, al secretario general de Naciones Unidas (NNUU), Kofi Annan el primero de agosto- de recibir en Bagdad "lo antes posible" al jefe de la comisión de desarme de NNUU para Iraq, la UNIMOVIC, Hans Blix. El gobierno británico ha rechazado igualmente la iniciativa iraquí [2].

Por su parte, Blix rechazó la invitación también de manera inmediata para "no crear falsas expectativas" [3], y aduciendo que el gobierno iraquí ha de aceptar antes incondicionalmente el retorno de los inspectores, y ello pese a que la carta del ministro de Exteriores iraquí explicitaba que tal visita tendría como objetivo "[...] establecer una base sólida para la próxima etapa de las actividades de inspección y vigilancia, así como para avanzar en [el inicio] de esta etapa" [4]. Con ello, Blix asume la grave responsabilidad de cerrar la única vía de resolución negociada de lo que se supone es la coartada de EEUU y Gran Bretaña para lanzar la guerra contra Iraq, el control armamentístico del país. Para extremo descrédito de NNUU, la decisión de Blix se produce apenas unos días después de que el organismo internacional emitiera su bochornoso informe sobre la masacre israelí de Jenín.

Objetivo: acabar con el régimen iraquí

Este rechazo inmediato de la oferta iraquí y las declaraciones de altos funcionarios de la Administración Bush confirman que no es posible mantener ya por más tiempo la consideración de que la condición de EEUU para no atacar Iraq es el retorno de los inspectores de desarme de NNUU al país, y que el objetivo estadounidense es impedir su rearme. Distanciándose abiertamente de la posición pública del gobierno británico, el vicesecretario estadounidense para el Control Armamentístico, John Bolton, señalaba el día 3 que el objetivo de EEUU es acabar con el gobierno iraquí: "Que nadie se lleve a engaño: al tiempo que insistimos en el regreso de los inspectores de desarme [a Iraq], nuestra política insiste en el cambio de régimen en bagdad; y tal política no se alterará vayan o no vayan los inspectores" [5].

Las declaraciones de Bolton -efectuadas a una emisora de radio británica- se unen a las informaciones que indican que EEUU estaría estableciendo ya su reserva estratégica de crudo a fin de proteger su economía ante el previsible incremento de los precios del petróleo una vez confirmada la guerra.

Cumbre en Washington de la oposición

Asimismo, fuentes oficiales indicaban el pasado 1 de agosto que el Departamento de Defensa había decidido conceder una ayuda financiera para actividades encubiertas y de inteligencia en el interior de Iraq al Congreso Nacional Iraquí (CNI) [6], plataforma opositora iraquí dirigida por Ahmad Chalabi y cuyos principales integrantes son las dos organizaciones kurdo-iraquíes mayoritarias, la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), que dirige Jalal Talabani, y el Partido Democrático del Kurdistán (PDK) de Mansud Barzani.

Esta decisión -que según los especialistas supone un cambio cualitativo en la implicación de la oposición iraquí en los planes estadounidenses para el derrocamiento de Sadam Husein [7]- se asocia a la invitación conjunta de los Departamentos de Defensa y de Estado para que seis máximos líderes de otras tantas organizaciones opositoras iraquíes visiten Washington esta semana: además de los mencionados Chalabi, Talabani y Barzani, viajan a EEUU Sharif Ali al-Husein, presidente del partido monárquico Movimiento Monárquico Constitucional (que avala la restauración en Iraq de una monarquía bajo el reinado del príncipe jordano Hasán [8]) y Mohammad Baqer al-Hakim, que preside el chiíta Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, que cuenta con el apoyo de Irán.

La cita pretende poner definitivamente fin a las rencillas entre las principales fuerzas opositoras iraquíes, en lo que es por primera vez (y esto es lo relevante) una iniciativa conjunta de ambos Departamentos, hasta ahora discrepantes en el papel que se debe otorgar a tan heterogéneos grupos, cuyo único nexo en común es, hoy por hoy, su sometimiento a los planes estadounidenses de invasión y ocupación del país, además de su voluntad de establecer un acuerdo entre ellas que les permita acceder a un espacio de poder político, económico y territorial en el nuevo Iraq pos-Sadam bajo tutela estadounidense y británica [9].

Mientas EEUU fuerza el acuerdo entre las organizaciones opositoras iraquíes y se diseña el futuro del país, la cita de Washington será presentada por el presidente Bush como un gesto demostrativo más de su determinación de imponer militarmente un nuevo régimen político en Iraq y, con ello, dotar al país de un nuevo papel geoestratégico en la región. Ello obligará a EEUU a mantener en Iraq -como mínimo- a 75.000 soldados como "fuerza de paz" durante una década, con un coste de 16 mil millones de dólares solo en el primer año, según estiman los analistas militares estadounidenses [10]. Entre las misiones de esta fuerza, "proteger los principales campos petrolíferos" de Iraq.


Notas:

1. The Observer, 4 de agosto, 2002.
2. The Observer, 3 de agosto, 2002.
3. The Observer, 5 de agosto, 2002.
4. Agencia EFE, 2 de agosto, 2002.
5. The Observer, 4 de agosto, 2002.
6. The Washington Post, 2 de agosto de 2002.
7. Idem.
8. Sobre la pretensión de restaurar la monarquía en Iraq, véase en CSCAweb:
EEUU promueve al príncipe Hasan de Jordania como posible candidato a encabezar un nuevo régimen monárquico en Iraq tras la ocupación del país y Mukul Devichand: Rebeldes improbables
9. Véase en CSCAweb:
La Administración Bush pone en marcha la primera fase para la invasión de Iraq: hacer 'inevitable' la guerra, fabricar una 'alternativa democrática' al actual régimen
10. Según testimonio ante el Senado del coronel Scott R.Fiel, coordinador de un equipo de asesoramiento presidencial sobre la situación en Iraq tras la guerra. En USA Today, 2 de agosto de 2002.



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