EEUU promueve al príncipe
Hasan de Jordania como posible candidato a encabezar un nuevo
régimen monárquico en Iraq tras la ocupación
del país
19 de julio de 2002. Nota Informativa del
CSCA
CSCAweb (www.nodo50.org/csca)
La Administración
de EEUU y los grupos de oposición iraquíes podrían
estar promoviendo al príncipe Hasan de Jordania (hermano
del fallecido rey jordano Husein y tío del actual rey
Abdallah) como posible candidato a encabezar un nuevo régimen
en Iraq después de que la guerra, invasión y ocupación
del país hayan permitido acabar con su actual gobierno.
Tras ser abolida por la revolución popular republicana
de 1958, Iraq volvería a ser una monarquía bajo
tutela occidental.
El diario británico The Guardian daba cuenta
en su edición del sábado 19 de julio que la Administración
de EEUU y los grupos de oposición iraquíes, en
su determinación de acabar con el régimen político
iraquí y con la figura de Sadam Husein, podrían
estar promoviendo y avalando al príncipe Hasan de Jordania
(hermano del fallecido rey jordano Husein y tío del actual
rey Abdallah) como posible candidato a encabezar un nuevo régimen
en Iraq impuesto por EEUU una vez que los planes de una nueva
guerra, invasión y ocupación del país hayan
permitido acabar con su actual gobierno.
Esta opción de Washington, promovida por influyentes
estrategas y expertos de los sectores más conservadores
de EEUU, se basa en el patrón seguido en Afganistán
-que marcó el derrocamiento del régimen talibán
tras la invasión estadounidense de aquel país y
la implantación de un gobierno títere designado
por EEUU con la aquiescencia de la comunidad internacional- y
permitiría una salida formal que, como en el caso de Afganistán,
serviría para designar desde el exterior una figura árabe
reconocida, con cierta legitimación histórica
árabe -aunque no directamente iraquí- y que, bajo
el pretexto de aglutinar y superar un supuesto faccionalismo
iraquí, sirviera cómodamente a los intereses estadounidenses
tras la ocupación del país.
De llevarse a efecto, la habilitación política
del príncipe Hasan de Jordania podría contemplar
incluso la restauración de la monarquía en Iraq,
el primer país árabe que llevó a cabo, en
1958, una revolución anticolonial republicana. Curiosamente,
esta información ha sido desvelada apenas unos días
después de la celebración del día nacional
iraquí -el 17 de julio- que rememora precisamente la revolución
republicana y anti-británica liderada por Abdel Karim
Kassem [1].
La posibilidad de que EEUU esté considerando la elevación
de Hasan como rey de una monarquía impuesta desde el exterior
en Iraq, confirma la extrema debilidad y falta de dirección
política reconocida de la oposición iraquí,
la cual, pese a los denostados esfuerzos de las sucesivas Administraciones
de EEUU por organizarla mediante ayudas económicas y formación
militar, sigue adoleciendo de una profunda desarticulación
y dispersión en los más de 80 grupúsculos
que la componen. Ello constituye un serio obstáculo para
la ejecución de los planes de la Administración
Bush, habida cuenta que su proyecto de intervención en
Iraq carece del soporte y la legitimidad de una figura
principal "de consenso" que, como ha sido el caso de
Afganistán, facilite la sustitución del actual
régimen.
De acuerdo con la información de The Guardian,
esta propuesta habría librado algunas de las tensiones
existentes entre el Departamento de Estado y la CIA frente al
Congreso y el Pentágono en relación con la controvertida
figura de Ahmad Chalabi, dirigente del Congreso Nacional Iraquí,
considerado el principal paraguas opositor iraquí
por EEUU [2].
El hecho de que príncipe Hasan asistiera a la reunión
mantenida por ex oficiales iraquíes, miembros de la oposición
y diplomáticos estadounidenses y británicos el
pasado fin de semana en Londres [3] -formalizando así
públicamente y por vez primera el respaldo de un representante
oficial árabe a la oposición iraquí- indica
que Hasan podría contar ya con el aval de Washington.
Igualmente, la buena acogida que los miembros de esta reunión
dispensaron al príncipe Hasan ilustra, cuando menos, una
buena disposición ante la iniciativa estadounidense de
vincularlo al previsible nuevo ordenamiento político que
haya de surgir tras la guerra contra Iraq y el fin del actual
gobierno de Bagdad.
Hasan de Jordania: una trayectoria
pro-estadounidense
Hasan de Jordania, de 55 años, es miembro de la casa
real hachemí y tuvo en su virtud poderes de representación
pública en el país y sobre todo en el exterior
durante el reinado de su hermano Husein. Al contrario que éste,
de educación militar, su esmerada formación académica
británica y su dedicación le han valido una caracterización
de intelectual con cierta influencia en sectores políticos
jordanos, especialmente entre los islamistas Hermanos Musulmanes.
Igualmente, sus lazos con Inglaterra pero, sobre todo con
ciertas instancias académicas oficiales de EEUU le permitieron
actuar como correa de transmisión de opiniones (oficiales
o no) en la escena pública en cuestiones regionales árabes
y locales jordanas. Su influencia creciente alcanzó su
cota en el periodo en que, por imperativo de la enfermedad de
su hermano, el rey Husein de Jordania, accedió en 1998
al control efectivo de Jordania, lo que le permitió promover
una mayor influencia política que, al amenazar algunos
cimientos del sistema jordano -particularmente el de la línea
dinástica hachemí- obligó al inmediato regreso
del rey Husein desde EEUU (donde recibía tratamiento médico
para su enfermedad terminal) y provocó su inmediata destitución
en 1999, tras lo cual fue nombrado Abdallah heredero al trono
de Jordania.
Pese al alejamiento sustancial de las tareas de representación
oficial jordana tras el ascenso al trono de Abdallah, la Administración
Bush podría estar haciéndose eco de la utilidad
que algunos de sus asesores pretenden en una figura que, como
la de Hasan, puede ajustarse a sus planes de intervención
directa en Iraq, aprovechando el peregrino ascendente dinástico
que le ligaría, a través de su tío abuelo
Faisal I, con el periodo monárquico iraquí (1921-1958).
A este respecto, resulta significativo el hecho de que algunas
instituciones dedicadas al análisis y a los estudios estratégicos
vinculadas a la Administración de EEUU puedan estar impulsando
la fabricación y difusión, en ciertos círculos
políticos y en medios de comunicación, de una dimensión
que, elaborada en los despachos de los estrategas estadounidenses,
pretendería vincular artificiosamente a Hasan con la línea
dinástica de la antigua monarquía depuesta en Iraq
en 1958, haciendo de este personaje " [...] alguien que
no ha sido envenenado por los 40 años de caos en Iraq
(sic) y que es quizá la única persona que
puede trascender las complejidades étnicas y políticas"
[4]. En esta línea de habilitación de su figura,
y como señala The Guardian, Hasan habría
realizado una visita el pasado 8 de abril al Pentágono,
donde fue recibido por el secretario de Defensa Wolfowitz, entrevista
de cuyo contenido nada trascendió a los medios de comunicación.
¿Un rey jordano para Iraq?
Que la habilitación política de Hasan de la
mano de EEUU se esté forjando en el marco del proyecto
intervencionista de la Administración Bush contra Iraq
-escenificado ante cámaras de TV y prensa internacional
en la mencionada reunión del pasado fin de semana en Londres-
causa, en primera instancia y cuando menos, sorpresa y desconcierto,
habida cuenta de su nacionalidad jordana y de su nada trascendente
vinculación política ni personal con Iraq [5].
Por ello, de una operación de este calado solo cabe deducir
que, como ocurriera recientemente en Afganistán, el imperativo
hegemónico de EEUU en Oriente Medio está requiriendo
retomar las peores fórmulas que diseñó el
colonialismo europeo cuando, a finales del siglo XIX y principios
del XX, impuso su control político, económico y
militar involucrando en sus planes a figuras regionales árabes
que -como más tarde ocurriera con el propio abuelo de
Hasan, Abdullah de Jordania- habrían de ser los instrumentos
locales y regionales de la ordenación territorial y política
diseñada por el colonialismo.
Pero lo verdaderamente indignante de esta nueva operación
de ingeniería política -que será, en su
momento, también mediática- tiene que ver con el
impudor estadounidense (sin olvidar el silencio de Europa y de
los restantes países árabes) de romper con el ordenamiento
heredado de la época poscolonial -ya de por si suficientemente
traumático para el conjunto de los países y pueblos
árabes- que tras ser impuesto sin consulta en el espacio
árabe legitimó sobre la base del principio de la
soberanía nacional nuevas estructuras nacionales -Estados-
reconocidos en el concierto internacional de las naciones y que,
como en el caso de Iraq, se están viendo sometidas a su
desestructuración y aniquilación a manos del intervencionismo
imperialista.
En este retorno al pasado, ya no sorprende la información
de The Telegraph [6] -citando fuentes de la inteligencia
británica- de que, tras la invasión y ocupación
de Iraq, sería un contingente británico de 15.000
soldados el que se instalaría en el país durante
al menos cinco años para impedir su fragmentación
en tres áreas -kurda al norte, la central sunita y la
chiíta, bajo control de Irán, al sur.
Por ello, la opción estadounidense de habilitar a Hasan
de Jordania cobra especial relieve ante la previsión de
que el Estado de Iraq quede sometido -tras un ataque militar
definitivo contra el país y contra el gobierno actual-
a un proceso de división y reparto territorial diseñado
por EEUU mediante la implantación de nuevas entidades
dirigidas por figuras y gobiernos títeres supervisados
desde Washington. De nuevo, la historia se repite y el signo
del Imperio, -estadounidense esta vez- marcará un retroceso
de 80 años en una zona del mundo expuesta desde los inicios
del siglo XX a un proyecto de división territorial, política,
económica, cultural y confesional que, como estamos viendo,
todavía no se ha definido por completo, y del que sus
poblaciones serán las principales víctimas al quedar
nuevamente sometido su destino colectivo como pueblos al designio
de las ambiciones ajenas y la connivencia de sus incalificables
gobernantes con el poder del Imperio.
Notas:
1. Sobre el origen de la monarquía
iraquí, véase en este artículo el texto
de la columna izquierda.
2. Véase en CSCAweb: La
Administración Bush pone en marcha la primera fase para
la invasión de Iraq: hacer 'inevitable' la guerra, fabricar
una 'alternativa democrática' al actual régimen
3. Sobre esta reunión, véase la referencia en la
nota anterior.
4. Michel Rubin, miembro del 'American Enterprise Institute',
con sede en Washington, según reseña la información
de The Guardian del día 19 de julio.
5. EEUU ha fracasado en encontrar una descendiente directo de
Faysal II de origen iraquí.
6. Referido en The Washington Times, 17 de julio de 2002.
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