Iraq


El príncipe Hasan de Jordania (derecha) participa en la conferencia de grupos opositores iraquíes, celebrada en Londres el fin de semana del 12 al 14 de julio de 2002, acompañado del Sheik Mohammed Mohammed Ali / (AP Photo/Martyn Hayhow) Ampliar

EL ORIGEN DE LA MONARQUÍA IRAQUÍ

En 1919, en el marco de la Conferencia de París, donde se establecieron los arreglos definitivos tras la I Guerra Mundial y la descomposición del Imperio Otomano, el emir Faysal, delegado árabe del reino del Hiyaz exigió en nombre del derecho de autodeterminación de los árabes que se cumpliesen las promesas hechas por Gran Bretaña en los acuerdos alcanzados mediante documentos en forma de correspondencia secreta al jerife de la Meca Husain, padre de Faysal. En esos documentos Gran Bretaña se comprometía a garantizar la independencia de las provincias árabes de Oriente Medio sujetas hasta entonces al Imperio Otomano y a la creación en ellas de un Estado árabe o una confederación de Estados árabes independiente.

Gran Bretaña no solo incumplió dicho acuerdo, sino que formalizó junto a Francia el reparto de las áreas árabes del ex Imperio Otomano a través del sistema de 'mandatos'.

En este reparto, Iraq pasó a estar sujeto a Gran Bretaña. Bajo su influencia colonial, Gran Bretaña impulsó en 1921 la instauración de un régimen monárquico que fue adoptado por plebiscito con un 96% a favor de Faisal, hermano de Abdullah (rey de Transjordania, la actual Jordania, y abuelo del actual príncipe Hasan) e hijo de Husain, jerife de la Meca.

Tras un periodo de fuertes revueltas populares contra la dominación colonial en 1922 y 1925, el protectorado británico fue cediendo a la presión interna contra la ocupación británica hasta que en 1927 Iraq obtuvo la independencia. El rey Faisal I fue sucedido por su hijo Ghazi en 1933, quien fue asesinado como signo del rechazo de ciertos sectores del ejército iraquí al mantenimiento de un régimen monárquico que continuaba vinculado a la metrópoli británica. Su hijo Faisal II ascendió entonces al trono a la edad de 4 años, reinando en un periodo de regencia hasta su mayoría de edad en 1953. Considerado como un aliado pro-occidental, fue asesinado el 14 de julio de 1958 tras la revolución liderada por Abdel Karim Kassem, que suprimió el régimen monárquico e instauró la República de Iraq.


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EEUU promueve al príncipe Hasan de Jordania como posible candidato a encabezar un nuevo régimen monárquico en Iraq tras la ocupación del país

19 de julio de 2002. Nota Informativa del CSCA
CSCAweb (www.nodo50.org/csca)

La Administración de EEUU y los grupos de oposición iraquíes podrían estar promoviendo al príncipe Hasan de Jordania (hermano del fallecido rey jordano Husein y tío del actual rey Abdallah) como posible candidato a encabezar un nuevo régimen en Iraq después de que la guerra, invasión y ocupación del país hayan permitido acabar con su actual gobierno. Tras ser abolida por la revolución popular republicana de 1958, Iraq volvería a ser una monarquía bajo tutela occidental.

El diario británico The Guardian daba cuenta en su edición del sábado 19 de julio que la Administración de EEUU y los grupos de oposición iraquíes, en su determinación de acabar con el régimen político iraquí y con la figura de Sadam Husein, podrían estar promoviendo y avalando al príncipe Hasan de Jordania (hermano del fallecido rey jordano Husein y tío del actual rey Abdallah) como posible candidato a encabezar un nuevo régimen en Iraq impuesto por EEUU una vez que los planes de una nueva guerra, invasión y ocupación del país hayan permitido acabar con su actual gobierno.

Esta opción de Washington, promovida por influyentes estrategas y expertos de los sectores más conservadores de EEUU, se basa en el patrón seguido en Afganistán -que marcó el derrocamiento del régimen talibán tras la invasión estadounidense de aquel país y la implantación de un gobierno títere designado por EEUU con la aquiescencia de la comunidad internacional- y permitiría una salida formal que, como en el caso de Afganistán, serviría para designar desde el exterior una figura árabe reconocida, con cierta legitimación histórica árabe -aunque no directamente iraquí- y que, bajo el pretexto de aglutinar y superar un supuesto faccionalismo iraquí, sirviera cómodamente a los intereses estadounidenses tras la ocupación del país.

De llevarse a efecto, la habilitación política del príncipe Hasan de Jordania podría contemplar incluso la restauración de la monarquía en Iraq, el primer país árabe que llevó a cabo, en 1958, una revolución anticolonial republicana. Curiosamente, esta información ha sido desvelada apenas unos días después de la celebración del día nacional iraquí -el 17 de julio- que rememora precisamente la revolución republicana y anti-británica liderada por Abdel Karim Kassem [1].

La posibilidad de que EEUU esté considerando la elevación de Hasan como rey de una monarquía impuesta desde el exterior en Iraq, confirma la extrema debilidad y falta de dirección política reconocida de la oposición iraquí, la cual, pese a los denostados esfuerzos de las sucesivas Administraciones de EEUU por organizarla mediante ayudas económicas y formación militar, sigue adoleciendo de una profunda desarticulación y dispersión en los más de 80 grupúsculos que la componen. Ello constituye un serio obstáculo para la ejecución de los planes de la Administración Bush, habida cuenta que su proyecto de intervención en Iraq carece del soporte y la legitimidad de una figura principal "de consenso" que, como ha sido el caso de Afganistán, facilite la sustitución del actual régimen.

De acuerdo con la información de The Guardian, esta propuesta habría librado algunas de las tensiones existentes entre el Departamento de Estado y la CIA frente al Congreso y el Pentágono en relación con la controvertida figura de Ahmad Chalabi, dirigente del Congreso Nacional Iraquí, considerado el principal paraguas opositor iraquí por EEUU [2].

El hecho de que príncipe Hasan asistiera a la reunión mantenida por ex oficiales iraquíes, miembros de la oposición y diplomáticos estadounidenses y británicos el pasado fin de semana en Londres [3] -formalizando así públicamente y por vez primera el respaldo de un representante oficial árabe a la oposición iraquí- indica que Hasan podría contar ya con el aval de Washington. Igualmente, la buena acogida que los miembros de esta reunión dispensaron al príncipe Hasan ilustra, cuando menos, una buena disposición ante la iniciativa estadounidense de vincularlo al previsible nuevo ordenamiento político que haya de surgir tras la guerra contra Iraq y el fin del actual gobierno de Bagdad.

Hasan de Jordania: una trayectoria pro-estadounidense

Hasan de Jordania, de 55 años, es miembro de la casa real hachemí y tuvo en su virtud poderes de representación pública en el país y sobre todo en el exterior durante el reinado de su hermano Husein. Al contrario que éste, de educación militar, su esmerada formación académica británica y su dedicación le han valido una caracterización de intelectual con cierta influencia en sectores políticos jordanos, especialmente entre los islamistas Hermanos Musulmanes.

Igualmente, sus lazos con Inglaterra pero, sobre todo con ciertas instancias académicas oficiales de EEUU le permitieron actuar como correa de transmisión de opiniones (oficiales o no) en la escena pública en cuestiones regionales árabes y locales jordanas. Su influencia creciente alcanzó su cota en el periodo en que, por imperativo de la enfermedad de su hermano, el rey Husein de Jordania, accedió en 1998 al control efectivo de Jordania, lo que le permitió promover una mayor influencia política que, al amenazar algunos cimientos del sistema jordano -particularmente el de la línea dinástica hachemí- obligó al inmediato regreso del rey Husein desde EEUU (donde recibía tratamiento médico para su enfermedad terminal) y provocó su inmediata destitución en 1999, tras lo cual fue nombrado Abdallah heredero al trono de Jordania.

Pese al alejamiento sustancial de las tareas de representación oficial jordana tras el ascenso al trono de Abdallah, la Administración Bush podría estar haciéndose eco de la utilidad que algunos de sus asesores pretenden en una figura que, como la de Hasan, puede ajustarse a sus planes de intervención directa en Iraq, aprovechando el peregrino ascendente dinástico que le ligaría, a través de su tío abuelo Faisal I, con el periodo monárquico iraquí (1921-1958).

A este respecto, resulta significativo el hecho de que algunas instituciones dedicadas al análisis y a los estudios estratégicos vinculadas a la Administración de EEUU puedan estar impulsando la fabricación y difusión, en ciertos círculos políticos y en medios de comunicación, de una dimensión que, elaborada en los despachos de los estrategas estadounidenses, pretendería vincular artificiosamente a Hasan con la línea dinástica de la antigua monarquía depuesta en Iraq en 1958, haciendo de este personaje " [...] alguien que no ha sido envenenado por los 40 años de caos en Iraq (sic) y que es quizá la única persona que puede trascender las complejidades étnicas y políticas" [4]. En esta línea de habilitación de su figura, y como señala The Guardian, Hasan habría realizado una visita el pasado 8 de abril al Pentágono, donde fue recibido por el secretario de Defensa Wolfowitz, entrevista de cuyo contenido nada trascendió a los medios de comunicación.

¿Un rey jordano para Iraq?

Que la habilitación política de Hasan de la mano de EEUU se esté forjando en el marco del proyecto intervencionista de la Administración Bush contra Iraq -escenificado ante cámaras de TV y prensa internacional en la mencionada reunión del pasado fin de semana en Londres- causa, en primera instancia y cuando menos, sorpresa y desconcierto, habida cuenta de su nacionalidad jordana y de su nada trascendente vinculación política ni personal con Iraq [5]. Por ello, de una operación de este calado solo cabe deducir que, como ocurriera recientemente en Afganistán, el imperativo hegemónico de EEUU en Oriente Medio está requiriendo retomar las peores fórmulas que diseñó el colonialismo europeo cuando, a finales del siglo XIX y principios del XX, impuso su control político, económico y militar involucrando en sus planes a figuras regionales árabes que -como más tarde ocurriera con el propio abuelo de Hasan, Abdullah de Jordania- habrían de ser los instrumentos locales y regionales de la ordenación territorial y política diseñada por el colonialismo.

Pero lo verdaderamente indignante de esta nueva operación de ingeniería política -que será, en su momento, también mediática- tiene que ver con el impudor estadounidense (sin olvidar el silencio de Europa y de los restantes países árabes) de romper con el ordenamiento heredado de la época poscolonial -ya de por si suficientemente traumático para el conjunto de los países y pueblos árabes- que tras ser impuesto sin consulta en el espacio árabe legitimó sobre la base del principio de la soberanía nacional nuevas estructuras nacionales -Estados- reconocidos en el concierto internacional de las naciones y que, como en el caso de Iraq, se están viendo sometidas a su desestructuración y aniquilación a manos del intervencionismo imperialista.

En este retorno al pasado, ya no sorprende la información de The Telegraph [6] -citando fuentes de la inteligencia británica- de que, tras la invasión y ocupación de Iraq, sería un contingente británico de 15.000 soldados el que se instalaría en el país durante al menos cinco años para impedir su fragmentación en tres áreas -kurda al norte, la central sunita y la chiíta, bajo control de Irán, al sur.

Por ello, la opción estadounidense de habilitar a Hasan de Jordania cobra especial relieve ante la previsión de que el Estado de Iraq quede sometido -tras un ataque militar definitivo contra el país y contra el gobierno actual- a un proceso de división y reparto territorial diseñado por EEUU mediante la implantación de nuevas entidades dirigidas por figuras y gobiernos títeres supervisados desde Washington. De nuevo, la historia se repite y el signo del Imperio, -estadounidense esta vez- marcará un retroceso de 80 años en una zona del mundo expuesta desde los inicios del siglo XX a un proyecto de división territorial, política, económica, cultural y confesional que, como estamos viendo, todavía no se ha definido por completo, y del que sus poblaciones serán las principales víctimas al quedar nuevamente sometido su destino colectivo como pueblos al designio de las ambiciones ajenas y la connivencia de sus incalificables gobernantes con el poder del Imperio.


Notas:

1. Sobre el origen de la monarquía iraquí, véase en este artículo el texto de la columna izquierda.
2. Véase en CSCAweb:
La Administración Bush pone en marcha la primera fase para la invasión de Iraq: hacer 'inevitable' la guerra, fabricar una 'alternativa democrática' al actual régimen
3. Sobre esta reunión, véase la referencia en la nota anterior.
4. Michel Rubin, miembro del 'American Enterprise Institute', con sede en Washington, según reseña la información de The Guardian del día 19 de julio.
5. EEUU ha fracasado en encontrar una descendiente directo de Faysal II de origen iraquí.
6. Referido en The Washington Times, 17 de julio de 2002.



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