IRAQ

Iraq


Centro de Documentación e Iniciativas Internacionales al-Amiriya, Madrid

Enlaces relacionados:

La situación humanitaria en Iraq, el programa humanitario 'Petróleo por Alimentos' y los derechos humanos

Página web de The Progressive

Versión original en inglés del artículo de Thomas J. Nagy: "How the U.S. Intentionally Distroyed Iraq's Water Supply"

Todos lo documentos mencionados en este artículo fueron encontrados por su autor en la página web del Departamento de Defensa de EEUU. Para leer o imprimir estos documentos:
1. Entrar en
http://www.gulflink.osd.mil
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7.Pulsar en search.
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9. Pulsar en AID (en inglés, la sigla de Agencia de Información Defensiva).
10. Pulsar en uno de los títulos.

Citizens Concerned for the People of Iraq
(con enlaces con las webs de las organizaciones estadounidenses opuestas a la intervención contra Iraq)

Durante más de diez años, EEUU ha seguido deliberadamente una política de destrucción del sistema de tratamiento de aguas de Iraq con perfecto conocimiento del coste de vidas iraquíes

El secreto oculto tras las sanciones: cómo EEUU destruyó intencionadamente el suministro de agua iraquí

Thomas J. Nagy (The Progressive)

Traducción para CSCAweb de Beatriz Morales, septiembre de 2001

Durante los dos últimos años, he descubierto documentos de la Agencia de Inteligencia Defensiva (AID) que demuestran sin dejar lugar a dudas que, en contra de la Convención de Ginebra, el gobierno de EEUU utilizó intencionadamente las sanciones contra Iraq para degradar el suministro de agua del país tras la Guerra del Golfo. EEUU conocía el coste que eso supondría para la población civil iraquí, niños en su mayoría y, a pesar de todo, siguió adelante.

El documento principal, "Vulnerabilidades del tratamiento del agua iraquí", está fechado el 22 de junio de 1991 y en él se explica como las sanciones van a impedir que Iraq suministre agua limpia a su población. "Iraq depende de la importación de equipamiento especializado y de algunos elementos químicos para purificar su suministro de agua, la mayor parte del cual está fuertemente mineralizado y es salino", afirma el documento. "Al no tener suministros propios ni de piezas de repuesto para el tratamiento del agua ni de productos químicos esenciales, Iraq seguirá tratando de burlar las sanciones de Naciones Unidas (NNUU) para poder importar esos productos vitales. De no conseguirse el suministro de esos productos, el resultado será que la mayoría de la población sufrirá la escasez de agua pura para beber. Esto puede llevar a que el índice de enfermedades aumente, por no decir el del riesgo de epidemias".

El documento continúa con muchos detalles técnicos acerca de las fuentes y la calidad del suministro de agua iraquí. La calidad del agua no tratada es "en general, pobre" y la consecuencia de beber ese agua "puede ser la diarrea", afirma el documento. Señala que los ríos iraquíes contienen materiales biológicos contaminantes, y que están cargados de bacterias. A menos que se purifique el agua con cloro, habrá epidemias de enfermedades como el cólera, la hepatitis y el tifus".
El documento señala que la importación de cloro "ha sido prohibida" por las sanciones: "Recientes informes indican que las provisiones de cloro son críticamente bajas"

El documento afirma que los alimentos y las medicinas también se verán afectados: "Las plantas de procesamiento de los alimentos, las eléctricas y, en especial, las farmacéuticas, necesitan agua extremadamente pura libre de contaminantes biológicos", afirma.

El documento trata posibles contramedidas iraquíes para obtener agua potable a pesar de las sanciones. "Cabe la posibilidad de que Iraq transporte agua en camiones desde los embalses de las montañas hasta las zonas urbanas. Pero la capacidad para obtener cantidades significativas es extremadamente limitada", indica el documento. "La cantidad de cañerías disponibles y la falta de estaciones de bombeo limitarán el establecimiento de acueductos hasta esos embalses. Por otra parte, si no se purifica con cloro, el agua seguirá conteniendo contaminantes biológicos. Algunos iraquíes acomodados podrán conseguir de los manantiales del norte del país su propio suministro, mínimamente adecuado, de agua de buena calidad. El agua puede ser apta para el consumo si se hierve. Los iraquíes pobres y las industrias que requieran grandes cantidades de agua pura no podrán satisfacer esas necesidades".

El documento descartaba también la posibilidad de que los iraquíes utilizaran el agua de lluvia: "En Iraq las precipitaciones caen durante el invierno y la primavera, pero caen fundamentalmente en las montañas del norte", afirma. " En las llanuras más bajas, a veces caen lluvias esporádicas, muy fuertes en ocasiones. Pero Iraq no puede contar con el agua de lluvia para proporcionar agua lo suficientemente pura"
Como alternativa, "Iraq podría tratar de convencer a NNUU o a países individuales de eximir de las sanciones, por razones humanitarias, los productos para el tratamiento de aguas", afirma el documento. "Posiblemente también estén tratando de adquirir suministros utilizando países amigos como fachada. Si fallan esas tentativas, las alternativas iraquíes no son adecuadas para las necesidades del país".

En un lenguaje frío, el documento explica detalladamente lo que le espera [al país]: "Iraq sufrirá cada vez más cortes de suministro de agua pura debido a la falta de productos químicos y de membranas de desalinización. La incidencia de las enfermedades, incluyendo posibles epidemias, será posible a menos que la población tenga la precaución de hervir el agua".

El documento ofrece un calendario para la [definitiva] destrucción de los suministros de agua iraquíes: "La capacidad global de tratamiento del agua de Iraq sufrirá un lento declive, más que un bloqueo repentino", afirma. "Aunque Iraq ya está experimentando una perdida de la capacidad de tratar el agua, es posible que transcurran seis meses (hacia junio de 1991) antes de que el sistema esté totalmente degradado".

Este documento, parcialmente desclasificado en 1995, aunque inédito, se puede consultar en la página web del Pentágono: www.gulflink.osd.mil. (El otoño pasado di a conocer este documento. Pero los medios de comunicación mostraron poco interés en él. Los únicos periodistas que conozco que escribieron noticias largas sobre ellos fueron Felicity Arbuthnot, en el Sunday Herald de Escocia, que lanzó la noticia, y Charlie Reese, del Orlando Sentinel, que hizo un seguimiento.)

Nuevos documentos

Recientemente he accedido a otros documentos de la AID que confirman el control que tiene el Pentágono sobre la degradación del suministro de agua iraquí. Hasta ahora esos documentos no han sido publicados.

El primero de esta serie se llama "Información sobre enfermedades", y también está fechado el 22 de junio de 1991. En su parte superior se indica: "Tema: efectos de los bombardeos sobre la incidencia de enfermedades en Bagdad". Y el análisis es rotundo: "El aumento de la incidencia de las enfermedades será atribuible a la degradación de la medicina preventiva normal, la destrucción de residuos, la purificación/distribución del agua, la electricidad y la decreciente capacidad para controlar los brotes de enfermedades. Cualquier zona urbana de Iraq que haya sufrido daños en su infraestructura tendrá problemas similares".

El documento continúa desglosando los posibles brotes. Menciona "diarrea aguda" producida por bacterias como la E. coli, shigella y salmonella, o por protozoos como giardia, que afectarán "en particular a los niños", o por rotavirus, que también afectarán "en particular a los niños", frase ésta escrita entre paréntesis. Y cita la posibilidad de brotes de cólera y tifus.

El documento advierte de que "es posible el gobierno iraquí culpe a EEUU de los problemas de salud pública ocasionados por el conflicto militar".

El segundo documento, titulado "Brotes de enfermedad en Iraq", está fechado el 21 de junio de 1990 (aunque evidentemente es una errata y debería decir 1991). El documento afirma que "Se dan condiciones favorables para que haya brotes de enfermedades contagiosas, particularmente en las principales zona urbanas afectadas por los bombardeos de la coalición"; y añade: "Es indudable que desde el inicio de la Operación Tormenta del Desierto [Guerra del Golfo de 1991] ha aumentado la preponderancia de enfermedades infecciosas en las principales zonas urbanas de Iraq que fueron objetivo de los bombardeos de la coalición (Bagdad, Basora). (...) Los actuales problemas de salud pública son atribuibles a la reducción de la medicina preventiva normal, la eliminación de residuos, la purificación y distribución del agua, la electricidad, y la decreciente capacidad para controlar los brotes de enfermedades".
Este documento hace una lista de "la enfermedades que tienen más posibilidades de aparecer durante los próximos 60 a 90 días, en orden decreciente: diarrea (en especial en niños); enfermedades respiratorias agudas (catarros y gripe); tifus; hepatitis A (es especial en niños); sarampión; difteria y pertusis (en especial en niños); meningitis, incluida meningococal (en especial en niños); cólera (posible, aunque menos probable)". Como los documentos anteriores, advierte de que el gobierno iraquí "podría utilizar como propaganda el aumento de las enfermedades endémicas".
El tercer documento de esta serie, "Problemas sanitarios en Iraq", está fechado el 15 de marzo de 1991. Señala: "En Iraq, las enfermedades contagiosas están más extendidas de lo normal en esta época del año y esto tiene relación con las deplorables condiciones sanitarias (suministro de agua contaminada e inadecuada eliminación de residuos) resultantes de la guerra. De acuerdo con el informe de UNICEF/OMS, la cantidad del agua potable es menor del 5% del suministro original, las plantas de tratamiento de agua y de residuos no funcionan, y se ha registrado una incidencia de la diarrea cuatro veces superior a los niveles normales. Además, las enfermedades infecciosas están aumentando. Los niños son los más afectados por tales enfermedades".

El documento afirma -quizá para disimular estos hechos- que "Hay indicios de que la situación está mejorando y de que la población está logrando hacer frente a las degradadas condiciones". Pero añade: "En Bagdad las condiciones siguen siendo favorables para que broten enfermedades contagiosas".

El cuarto documento, titulado "Situación de las enfermedades en los campos de refugiados", está fechado en mayo de 1991. En su resumen se afirma que "En los campos de refugiados ha aparecido el cólera y el sarampión. Otras enfermedades infecciosas se propagarán debido a un inadecuado tratamiento de aguas y a unos pobres servicios sanitarios". De nuevo se establecen claramente las razones de tales brotes. "La causa principal de las enfermedades infecciosas, en particular, diarrea, disentería y problemas respiratorios son las malas condiciones de los servicios sanitarios y el agua no limpia. Estas enfermedades afectan fundamentalmente a los ancianos y a los niños".

El quinto documento, "Condiciones sanitarias en Iraq (junio de 1991)" sigue estando fuertemente censurado. Todo lo que he podido saber es que la AID envió una fuente "para evaluar las condiciones sanitarias y determinar cuáles son las necesidades sanitarias más acuciantes de Iraq. La fuente observó que la situación del sistema sanitario iraquí es bastante caótica, que las instalaciones sanitarias habían sido ampliamente saqueadas y que había una crítica carencia de la mayoría de las medicinas". En uno de los campos de refugiados, afirma el documento, "al menos el 80% de la población" tiene diarrea. En ese mismo campo -llamado Cukurca- "ha habido brotes de cólera, hepatitis B y sarampión".

La enfermedad de deficiencia de proteínas, el kwashiorkor, ha sido detectada "por primera vez" en Iraq, añade el documento. "Los niños mueren de gastroenteritis. (...) En el sur el 80% de los muertos son niños (con excepción de al-Amarah, donde es el 60%)".

El último documento es "Iraq: informe sobre las amenazas y capacidades de la sanidad actual" y está fechado el 15 de noviembre de 1991. Tiene una actitud diferente respecto al control de los daños. Empieza de la siguiente manera: "La restauración de los servicios sanitarios de Iraq y la escasez de los principales materiales médicos sigue siendo una preocupación internacional dominante. Aparentemente, ambas cuestiones están siendo explotadas por Sadam Husein en un esfuerzo por mantener la firme oposición de la opinión publica frente a EEUU y su coalición, y liberar de responsabilidades directas al gobierno iraquí". Minimiza el alcance de los daños: "A pesar de que en Iraq la incidencia actual de enfermedades infecciosas en todo el país es mayor de lo que era antes de la Guerra del Golfo, no llega al catastrófico nivel que pronosticaron algunos grupos. El régimen iraquí continuará explotando los datos del los índices de enfermedades para sus propios propósitos políticos". Y [el documento] culpa directamente a Sadam Husein: "La escasez de los suministros médicos es el resultado del acaparamiento del gobierno central, de la distribución selectiva y de la explotación de los recursos de ayuda local e internacional", para añadir que "La reanudación de los programas de salud pública (...) depende completamente del gobierno iraquí".

Violación de la Convención de Ginebra

Como ponen de manifiesto estos documentos, EEUU sabía que las sanciones eran capaces de devastar el sistema de tratamiento de aguas de Iraq; sabía que las consecuencias de ello serían el aumento de los brotes de enfermedades y altos índices de mortandad infantil. Y le preocupaba más la pesadilla que suponen para Washington las relaciones públicas que la actual pesadilla que las sanciones han supuesto para el pueblo iraquí.

La Convención de Ginebra es [al respecto] perfectamente clara. En uno de sus Protocolos de 1979 referente a la "Protección de las víctimas de conflictos armados internacionales", el artículo 54 estipula: "Se prohíbe atacar, destruir, suprimir o inutilizar objetos indispensables para la supervivencia dela población civil, tales como alimentos, cosechas, ganado, instalaciones y suministros de agua potable, y obras de regadío, con el propósito específico de denegarlos, por su valor de sustento, a la población civil o al partido adversario, sea cual sea el motivo, ya sea para doblegar por hambre a la población civil, para obligarles a desplazarse o por cualquier otro motivo político".

Pero eso es precisamente lo que hizo el gobierno de EEUU con premeditada malicia. EEUU "destruyó, suprimió o inutilizó las instalaciones y suministros de agua potable" iraquíes. Las sanciones, mantenidas durante una década debido en gran medida al empeño de EEUU, constituyen una violación de la Convención de Ginebra. Equivalen a un esfuerzo sistemático, en propias palabras de la AID, por "degradar completamente" las fuentes de agua de Iraq.
En la sesión de la Cámara [norteamericana] del 7 de junio, la diputada demócrata por Georgia, Cynthia Mckinne, se refirió al [primer] documento -"Vulnerabilidades del tratamiento de agua de Iraq"- indicando que "Atacando el suministro público de agua potable se convierte de manera flagrante a los civiles en objetivos, lo cual constituye una violación de la Convención de Ginebra y el derecho fundamental de las naciones civilizadas".

Durante la última década, Washington prolongó los daños al negarse a permitir que Iraq importara los pocos productos químicos y el material de equipamiento que es preciso para limpiar sus suministros de agua.

El verano pasado, el diputado demócrata por Ohio, Tony Hall escribió a la entonces secretaria de Estado, Madeleine Albright, "(...) acerca de los profundos efectos del creciente deterioro del suministro de agua y del sistema sanitario sobre la salud infantil [en Iraq]". Hall escribió: "El principal asesino de niños menores de cinco años, las enfermedades diarreicas, ha alcanzado dimensiones epidémicas, y ahora golpean cuatro veces más de lo que lo hacían en 1990 [antes de la imposición de las sanciones] (...). La congelación [por el Comité de Sanciones del CS] de los contratos [para la adquisición por Iraq] de [piezas y productos para] los sectores del tratamiento de aguas y sanitario es la principal causa del incremento de las enfermedades y la mortalidad (1). De 18 contratos, todos menos uno fueron bloqueados [en su aprobación] por el gobierno de EEUU, contratos de productos químicos para la purificación del agua, de cloro, de bombas de dosificación de productos químicos, de tanques de agua y otros equipamientos (...). Le insto urgentemente a que pondere su decisión contra la enfermedad y la muerte, que son el ineludible resultado de no disponer de agua potable segura y de un nivel mínimo de servicios sanitarios".
Durante más de diez años, EEUU ha seguido deliberadamente una política de destrucción del sistema de tratamiento de aguas de Iraq, con perfecto conocimiento del coste de vidas iraquíes. NNUU ha calculado que más de 500.000 niños iraquíes han muerto a consecuencia de las sanciones, y que cada mes continúan muriendo 5.000 niños por la misma causa. Nadie puede decir que EEUU no sabía qué estaba haciendo.

(Thomas J. Nagy es profesor en la School of Business and Public Menagement de la Universidad George Washington, EEUU. Texto traducido y editado en CSCAweb con autorización de su autor y del Editor de The Progressive, Matthew Rothschild)

  1. La Administración Bush y las sucesivas de Clinton y Bush hijo han dificultado o impedido sistemáticamente en estos años la entrada en Iraq de piezas de recambio para los sistemas de depuración de aguas y eléctrico, de cuya recuperación depende la normalización sanitaria del país, lo que explica que las tasas de mortalidad infantil apenas hayan disminuido en estos años, incluso tras la entrada en vigor en 1997 del programa "petróleo por alimentos". El procedimiento ha sido impedir que se aprobaran este tipo de contratos en el Comité de Sanciones del Consejo de Seguridad, que EEUU y Gran Bretaña consideran de "doble uso", es decir, civil y militar. En la actualidad, más de tres mil millones y medio de dólares provenientes de la venta de petróleo iraquí están congelados en contratos no autorizados. [Nota de CSCAweb]

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